


Sitio y caída de Tenochtitlán



Batalla de Poitiers (732)



Batalla de Stalingrado



Batalla de Trafalgar



Batalla de Lepanto



Batalla de Adrianópolis



Batalla de Maratón



Batalla de Verdún



Batalla de Hastings



Batalla de Saratoga



Caída de Constantinopla



Batalla de Blenheim



Batalla de Gaugamela



Batalla de Salamina



Batalla de Kahlenberg o segundo asedio de Viena



Batalla de Jutlandia



Batalla de Yorktown



Batalla de Pavía



Batalla de Tsushima



Batalla de Lechfeld



Batalla de Antietam



Batalla de los Cuernos de Hattin



Batalla de Cannas



Batalla de Zama



Batalla de las Horcas Caudinas



Batalla de Malplaquet



Batalla de Accio o Actium



Batalla de Dien Bien Phu



Campaña de Huaihai



Batalla de la Ciudad de México



Operación Bagration



Batalla de Liegnitz



Batalla de Manzikert



Batalla de Bosworth



Batalla de Moscú



Batalla de Ankara o Angora



Batalla de Tannenberg (1914)



Batalla de Sadowa o Königgrätz



Batalla de Inkerman



Batalla de Leipzig



Batalla de Jemappes



Batalla de Mohács



Batalla de Panipat (1526)



Batalla de las Llanuras de Abraham



Batalla de Rossbach



Sitio y batalla de Belgrado (1717)



Batalla del paso Shanhai



Batalla de Sekigahara



Batalla de Poltava



Batalla de Flodden Field o batalla de Branxton



Batalla de Omdurmán



Batalla de Plassey



Batalla de Nördlingen



Batalla de Naseby



Batalla de Bunker Hill



Batalla de Breitenfeld



Batalla de Azincourt



Batalla de Crécy



Batalla de Ayacucho



La rebelión de Nika



Batalla naval de las Malvinas (Islas Falkland)



Batalla de Coronel



Historia del paracaídas: inventor y evolución



Historia de los satélites artificiales



Historia de la tienda de campaña



Historia de las banderas



Historia del arco y las flechas



Historia de la bomba: origen e inventor



Historia de la bomba H: origen e inventor



Historia de la guerra química



Historia de las armas de fuego: origen e inventor



Historia del encendedor: inventor y evolución



Historia del radar: inventor y evolución



Historia de los mapas



Historia de la pólvora: inventor y evolución



Historia de la dinamita



Historia del aerodeslizador u Hovercraft



Origen e historia del dirigible



Historia del batiscafo – Origen e inventor



Historia del vehículo blindado



Historia de la aviación y del avión



Historia del revólver y su inventor



Historia y evolución del cañón de protones



Historia de los cohetes – Origen y evolución



Historia del hacha – Origen y evolución



Historia del fusil y sus antecesores



Quién inventó el tanque – Origen y evolución



Historia y evolución de la ametralladora



Quién inventó el submarino – Origen e Historia



Origen e historia del bombardeo aéreo



Historia de la silla de montar
Historia del arte militar
Si los técnicos e ingenieros militares hubiesen puesto su genio inventivo al servicio de otros dominios, el destino de la humanidad habría sido sin duda mucho mejor. Aparte de la locomoción mecánica y de la bomba atómica, no hay prácticamente nada que no haya sido inventado en los primeros siglos de nuestra era, o incluso antes.
Bombas incendiarias, guerras de gas, lanzallamas, guerras bacteriológicas e incluso biológicas estuvieron de moda en China en tiempos muy remotos.
Los escandinavos tuvieron, en el siglo X, barcos acorazados con los que espoloneaban a los pobres navíos desarmados de sus enemigos. En el siglo XV, el fusil ya estaba listo. En este terreno, el progreso técnico es incesante; el deseo de matar más y más deprisa hace prodigios.
La fiebre bélica comporta capítulos históricos pintorescos. Uno de ellos fue la invención del submarino, que en su juventud resultaba ser tan peligroso para el submarinista como para sus enemigos y que, en cualquier caso, era agotador, pues había que hacer girar la hélice a mano con un cigüeñal.
Otro capítulo curioso lo constituye la invención del blindaje de navíos de guerra. Los barcos militares se construían en madera muy gruesa, en la cual las balas de cañón sólo hacían agujeros puntuales, lo que, unánimemente, era suficiente para el almirantazgo y para los marineros.
Pero los rusos mostraron los destrozos que podían hacer sus nuevos obuses explosivos, y Dupuy de Lôme, pionero de los acorazados, fue convocado con urgencia en 1858 para que construyera esas fortalezas flotantes que anunciaba desde hacía diez años.
Ya nadie se encontrará en la situación, tan ventajosa, de los conquistadores españoles cara a los indios americanos, a quienes las armas de fuego y los caballos de sus invasores sumieron en una total confusión. Sin embargo, el progreso técnico militar se extendió rápidamente en pocos años, y la muerte también.