La batalla de Poitiers se produjo el 10 de octubre del año 732. Se enfrentaron las tropas francas (Cristianos) de Carlos Martel contra las fuerzas musulmanas comandadas por el gobernador de Al-Ándalus, Abd al-Rahman ibn Abd Allah al-Gadifi. Este combate tuvo lugar muy cerca de la ciudad de Tours, en el centro-oeste de la actual Francia. Los francos vencieron y Abd al-Rahman falleció en la lucha. En CurioSfera-Historia.com te explicamos la historia de la batalla de Poitiers.
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Datos de la batalla de Poitiers
- Fecha: 10 de octubre de 732.
- Lugar: centro-oeste de Francia.
- Combatientes: Francos (cristianos) contra musulmanes sarracenos (Califato Omeya y Bereberes).
- Unidades: Las tropas francas eran de entre 15.000 y 30.000 hombres entre infantería y caballería. El ejército árabe era de entre 40.000 y 60.000 unidades entre infantería y caballería.
- Objetivo: Los musulmanes querían ampliar su imperio en tierras de la actual Francia.
- Resultado: Los francos vencieron la batalla de Poitiers.
- Comandantes: Los francos estaban liderados por Carlos Martel y los musulmanes por Abd al-Rahman ibn Abd Allah al-Gadifi.
- Bajas: Entre 150 y 500 muertos en el bando franco. Cerca de 12.000 bajas en el bando árabe.
- Consecuencias: La batalla de Poitiers fue un momento crucial en que se puso freno al avance del Islam y se salvó la cristiandad de Occidente. Abd al-Rahman cayó muerto. Los musulmanes no volvieron a atacar tan al norte.
Introducción
En esta batalla, Carlos Martel, mayordomo de palacio (688-741) del reino franco, derrotó a un ejército musulmán y aniquiló a su jefe, Abd al-Rahman al Gafiqi, gobernador de la España musulmana o Al-Andalus.
Los francos eran un pueblo germano que llevaban asentados entre el Rin y el Loira desde el siglo V bajo los reinados de su casa real merovingia, y que dominaban las tierras de los alrededores.
Las guerras entre los gobernadores merovingios habían debilitado su poder, que fue usurpado por grandes nobles que se autodenominaron «mayordomos de palacio». Los sarracenos tomaron España en el año 711, durante la gran oleada de conquistas islámicas que se produjeron en el Mediterráneo tras la muerte del Profeta Mahoma en el año 632.
Las fuentes de ese período son escasas, y ni siquiera se sabe con total certeza el año de la batalla. Las fuentes musulmanas españolas escritas siglos más tarde indican el año 732, pero la Crónica de 754, cristiana, española y contemporánea, sugiere finales de 733 o 734, probablemente en octubre.
Campaña y contexto de la batalla
Carlos Martel fue el último de una serie de miembros del clan Arnulfo. Logró ocupar el puesto de mayordomo de palacio e imponerse como gobernador de facto de las tierras francas, relegando al merovingio Teodorico IV (721-737) a un papel honorífico.
Las encarnizadas luchas durante la toma de poder de la familia Arnulfo habían debilitado el dominio franco sobre las zonas periféricas que siempre habían gobernado. El duque Eudo poseía la próspera Aquitania y no estuvo en disposición de desafiar a Carlos hasta 720, año en que los musulmanes españoles empezaron sus incursiones al otro lado de los Pirineos.
En 720-721, Eudo derrotó a un gran ejército sarraceno en la batalla de Toulouse, pero no pudo evitar las incursiones musulmanas en Autun en el año 725 y la caída de Carcasona y Nimes al año siguiente. Eudo intentó sacar partido de las diferencias entre los bereberes y los conquistadores árabes de España.
Por ello, casó a su hija con Munnuza, un jefe bereber que lideró una rebelión fallida. En venganza, el líder sarraceno Abd al-Rahman encabezó un gran ataque sobre Aquitania, probablemente en el año 733, que obligó a Eudo a solicitar la ayuda de Carlos.
La batalla
Carlos Martel reunió a un numeroso ejército, en su mayoría franco (aunque también incluía borgoñones), y se enfrentó a Abd al-Rahman en su marcha al norte desde Poitiers hacia Tours.
Ambas partes establecieron campamentos fortificados. Por desgracia, no se dispone de información sobre el modo en que se enfrentaron por primera vez una fuerza musulmana y un gran ejército del norte de Europa. La cita de la continuación de Fredegario muestra el punto de vista occidental, mientras que la Crónica de 754 añade poco con la excepción de que los francos se mantuvieron firmes contra los invasores.
Parece ser que los ejércitos francos de esta época se concentraron en los séquitos bien armados de los señores, y que luchaban a caballo o a pie con lanza, espada y arco, con el apoyo de fuerzas más numerosas de infantería no tan equipada.
Brunner, escritor alemán de finales del siglo XIX, sugería que los árabes formaban un ejército principalmente de caballería y que Carlos debió su victoria a la introducción de la caballería pesada, de los caballeros y de las tácticas de «choque». Los historiadores modernos, en cambio, no creen que estos elementos apareciesen antes de principios del siglo X.
La la caballería ligera sarracena resultaba importante en los ejércitos de Al-Andalus. Pero la infantería también desempeñaba un papel clave, de manera que los dos ejércitos no eran radicalmente distintos.
Armados con lanzas y alfanjes, el 10 de octubre de 732 los árabes cargaron en masa contra los francos, que se defendieron formando un bloque defensivo “tan duro cómo el hielo”. Los francos iban equipados con espadas relativamente pesadas, jabalinas, hachas de guerra y otras más pequeñas que se lanzaban al oponente.
Los infructuosos ataques árabes encontraron respuesta en el momento en el que el Duque de Otón inició la contraofensiva franca. Según parece, en ese momento corrió la voz entre los musulmanes que el lugar donde escondían el botín conseguido en Burdeos iba a ser saqueado.
Gran parte de la caballería sarracena abandonó el campo de batalla para proteger su tesoro. Lo cual dejó a la infantería totalmente a merced de los francos, que prácticamente los aniquilaron.
Consecuencias y repercusiones
Fredegario sugiere que Carlos disfrutó de una victoria decisiva, pero aunque Abd al-Rahman cayó muerto, el ejército sarraceno arrasó sistemáticamente todo lo que encontró a su paso en su retirada a España.
Además, Carlos no logró someter a Aquitania o a los hijos de Eudo, y el gobierno de los Arnulfo sólo se afianzó por fin en la zona bajo el mandato de Carlomagno (742-814). Los musulmanes no volvieron a atacar tan al norte. No obstante, siguieron estableciéndose en la Provenza, donde su gobierno se afianzó con firmeza al tomar el control de Narbona y de las ciudades costeras. Carlos atacó la zona en 737 y volvió a intentarlo en 739, aunque sin éxito.
Las generaciones anteriores habían visto la batalla de Poitiers como el momento crucial en que se puso freno al Islam y se salvó la cristiandad de Occidente. Un punto reforzado por el fracaso del último ataque árabe sobre Constantinopla en 718.
La expedición árabe de 732-733 se consideró como una simple incursión que se retiró a la primera señal de oposición seria. La lucha decisiva tuvo lugar en guerras prolongadas y oscuras por el control de Provenza.
La marea de invasiones islámicas siempre se ha beneficiado de las divisiones y las debilidades de sus enemigos tanto como de su propia fuerza. En Provenza, los árabes disfrutaron del apoyo de Mauronto, duque de Marsella y enemigo de la casa Arnulfo, y una victoria árabe en Poitiers podría haber prolongado esta situación.
Conviene recordar que se trataba de un ejército musulmán fuerte, liderado por el propio gobernador en persona. Carlos no era más que un jefe militar belicoso, pero en 732 repelió un ataque musulmán cuya victoria podría haber tenido consecuencias muy serias.
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