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CurioSfera Historia

Batalla de Breitenfeld (1631)

La batalla de Breitenfeld se libró el 17 de septiembre del año 1631 cerca de Leipzig, Alemania. Este enfrentamiento fue uno de los más grandes dentro de la guerra de los Treinta Años. Vencieron los protestantes (ejército sueco-sajón) sobre las tropas imperiales de Fernando II (católicos). En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia de la batalla de Breitenfeld.

Ver la batalla de Azincourt

Datos de la batalla de Breitenfeld

  • Fecha: 17 de septiembre de 1631.
  • Lugar: norte de Leipzig, Alemania.
  • Contendientes: Suecos y sajones contra las tropas imperiales de Fernando II.
  • Quién ganó: El ejército sueco-sajón (protestantes) venció la batalla de Breitenfeld.
  • Personajes protagonistas: por parte sueca el comandante en jefe, rey Gustavo II Adolfo; el conde Gustav Hom y el general Johann Baner. En los sajones el teniente general Georg von Arnim, bajo el mando general del elector Johann Georg I. Por parte imperial el comandante en jefe Jean Tzerclaes (conde de Tilly); el conde Pappenheim, el conde Fürstenberg (conde Isolano) y el coronel Erwitte.
  • Armas: Aparte de la infantería y la caballería, en esta batalla jugaron un papel protagonista los cañones. Los suecos disponían de 54 cañones, 12 los sajones y 26 los imperiales.
  • Consecuencias: 3.000 bajas en el ejército sueco y 2.100 en el sajón. Las tropas imperiales sufrieron 7.600 bajas, 6.000 capturados, 3.000 más apresados durante la huida del campo de batalla. La derrota provocó 4 años más tarde la disolución de la Liga Católica.

Contexto

La batalla de Breitenfeld forma parte de la guerra de los Treinta Años (1618-1648). Esta guerra fue en esencia una lucha por la correcta interpretación de la constitución política y religiosa del Sacro Imperio Romano. La dinastía Habsburgo gobernaba simultáneamente el Imperio y una monarquía, Aus­tria, que incluía Hungría.

Las disputas de finales del si­glo XVI animaron al imperio y a la monarquía a buscar una mayor autonomía política y religiosa. Enfrentado a rebeliones en ambos ámbitos a finales del siglo XVI, el emperador Fernando II intentó reafirmar su auto­ridad. Y para ello impulsó una violenta reacción que comenzó en Bohemia y se extendió a Alemania des­pués de 1618.

Antecedentes del conflicto

El emperador Fernando II estaba decidido a imponer su interpreta­ción de la constitución imperial que otorgaba una to­lerancia limitada hacia los luteranos, pero no a los cal­vinistas. Fernando II no tenía ningún deseo de enfrascarse en la prolongada lucha de sus parientes españoles contra los rebeldes holandeses protestan­tes, y era reacio a aceptar la ayuda militar de España.

preliminares Batalla de Breitenfeld
El emperador Fernando II

Así, pasó a depender de la Sajonia luterana y de la Bavaria católica. Ésta recibió permiso, en 1619, para recomponer la Liga Católica. Una organización que los Habsburgo habían suprimido por considerarla de­masiado sectaria, pero que ahora proporcionaba una ayuda inestimable para acabar con los oponentes de Fernando.

La intervención danesa amplió la guerra en 1625, lo que animó a Fernando a reclutar su propio ejército al mando de Albrecht Wenzel von Wallenstein (1583-1634), un enigmático noble de Bohemia.

Temerosa del inmenso poder que estaba acumu­lando el emperador, la Liga se alió con otros príncipes para forzar la destitución de Wallenstein. Los dos ejércitos permanecieron separados, pero el mando de ambos pasó al general de la Liga, Jean Tzerclaes, conde de Tilly (1559-1632).

Tilly era un soldado experimentado y respetado, pero también era un herido de guerra y no estaba precisamente en la flor de la vida. Además, sus hom­bres se sintieron desmoralizados por la destitución de Wallenstein y por la reducción de sus efectivos.

En este punto, el rey Gustavo II Adolfo de Suecia in­tervino con el fin de mantener su propio imperio bál­tico. Evadió con destreza la superioridad de fuerzas de Tilly al tiempo que consiguió el apoyo de los prínci­pes alemanes protestantes. Con la llegada del elector Johann Georg de Sajonia, el rey Gustavo Adolfo sin­tió que contaba con las fuerzas suficientes para entrar en batalla en el norte de Leipzig.

Ver la batalla de Leipzig

Los dos ejércitos

No existe acuerdo sobre la decisión de Tilly de luchar contra el ejército sueco-sajón, mucho más numero­so. Muchos la atribuyen al conde de Pappenheim, un impetuoso general de caballería que consideraba que Tilly se encontraba en estado senil.

Al parecer, el conde guió a la vanguardia imperial a un punto tan próximo al ejército sueco que Tilly se vio obliga­do a acudir en su rescate. Tilly era partidario de lu­char, ya que buscaba el enfrentamiento desde el ve­rano. Sabía que la mayoría de los sajones eran levas sin curtir que confiaban en sus veteranos para de­rrotar al enemigo.

El ejército imperial

Tilly se desplegó al norte de la población de Breitenbach, en terreno abierto y ligeramente descen­dente hacia el río Loderbach. El centro constaba de 18.700 soldados a pie, imperiales y de la Liga, agru­pados en cuatro brigadas de tres tercios o grandes regimientos de infantería con dos baterías al frente.

La brigada de la derecha ocupaba el monte Galgenberg, el único punto elevado del campo de batalla. El ala derecha estaba mandada por el conde Fürstenberg, que disponía de los mejores regimientos de caballería con un total de 3.150 soldados (apoyados por el conde Isolano con 950 soldados croatas de caballería ligera, además de los 1.200 hombres del regimiento de infantería de Wangler).

La izquierda, al mando de Pappenheim, se compo­nía de 3.800 soldados de caballería pesada, además de los 1.500 soldados que formaban el regimiento de infantería de Holstein. Cinco regimientos de ca­ballería poco entusiastas, un total de 2.000 soldados desanimados, quedaron en reserva al mando del co­ronel Erwitte.

No se conocen las intenciones exactas de Tilly, pero el grueso de sus mejores tropas en la derecha sugiere que intentaba aplastar primero a los sajones y después seguir con los suecos.

El ejército sueco-sajón

Pese a que su objetivo era el mismo, el ejército sueco-sajón actuó unido, pero no mezclado. Cada uno con sus tropas, comandantes y tácticas propias.

Ejército sajón

Los sajones se desplegaron por separado al man­do nominal de su elector (aunque en la práctica es­taban liderados por el general Arnim). Sus diez ba­tallones, con aproximadamente 12.100 soldados de infantería, se desplegaron de forma muy similar a la infantería imperial, en formaciones relativamente grandes. Iban flanqueados por dos grupos de seis escuadrones, con un total de 5.200 soldados de ca­ballería, y contaban con una batería de 12 cañones para el frente.

Ejército sueco

Los suecos se desplegaron en formaciones no tan numerosas a fin de maximizar la potencia de fuego. Sus siete brigadas de infantería sumaban un total de 11.930 hombres, y cada una estaba subdividida en tres batallones que se desplegaron con un batallón al frente y dos por detrás como refuerzo.

fecha Batalla de Breitenfeld
Gustavo II Alfredo de Suecia

Cuatro bri­gadas formaron la primera línea, con otros 1.010 mosqueteros y 500 soldados de caballería inmediatamente detrás. Las otras tres brigadas ocuparon la segunda lí­nea, con sólo 700 soldados de caballería como apoyo.

Dos alas de caballería permanecieron a cada lado de este centro de infantería, cada una con su prime­ra línea entremezclada con destacamentos de mos­queteros (cuyo fin era brindar un apoyo de armas de fuego a las pistolas de los soldados de caballería). Se suponía que toda la línea dispararía de forma simul­tánea cuando la caballería enemiga estuviese a la dis­tancia de tiro. Los caballos suecos atacarían en ese momento.

Muchos estudiosos mantienen que esta táctica era superior a la de caracoleo de la caballería imperial (una unidad se acerca al enemigo y después cada fila dispara y regresa a la retaguardia para recar­gar). Aunque copiado por otros ejércitos en la déca­da de 1650, el sistema sueco no fue un éxito total.

El conde Gustav Horn mandó la izquierda, con 1.250 soldados de caballería y 940 mosqueteros en pri­mera línea y 1.050 caballeros más en la segunda. Un destacamento de 460 dragones apoyaba la reta­guardia.

La derecha estaba al mando del general Johann Baner, aunque en la práctica fue Gustavo II Adolfo quien estuvo directamente al mando duran­te casi todo el día. El rey pretendía realizar aquí su principal ataque, y para ello agrupó a sus hombres (2.450 caballos suecos y finlandeses) en primera lí­nea, apoyados por 860 mosqueteros. Otros 950 sol­dados de caballería componían la segunda línea.

La batalla

Los suecos y los sajones avanzaron desde Düben a pri­mera hora del 17 de septiembre de 1631. Así forzaban el cruce del Loderbach después de una lucha con la caballe­ría croata que había incendiado el pueblo de Podelwitz cuando se retiraba para unirse a Tilly.

La artille­ría de éste abrió fuego a mediodía, cuando los aliados se pusieron a tiro, pero los suecos y los sajones se acercaron a 600 metros antes de devolver el fuego. El intercambio de disparos de cañón se prolongó durante dos horas, tiempo en el que los imperiales perdieron el doble de hombres.

quién lucho en la batalla de Breitenfeld
Disposición táctica de los ejércitos en la batalla de Breitenfeld

Algunos historiado­res afirman que eso puso en marcha a la caballería imperial; otros sugieren que fue Tilly quien ordenó el ataque. En cualquier caso, tanto Fürstenberg como Pappenheim avanzaron poco después de las 14:00 horas.

Pappenheim se encontró con un gran ataque del ala izquierda sueca y se replegó para unirse a la infantería de Holstein, que acudía en su ayuda. No obstante, la carga sueca no logró romper la línea de la caballería imperial que lanzó otros seis ataques du­rante las dos horas siguientes.

Fürstenberg tuvo más suerte. La caballería sajona presentó poca resistencia, ya que los 1.500 soldados de leva que formaban el grupo derecho huyeron antes del enfrenta­miento. De este modo que­dó expuesto el flanco de la in­fantería que fue arrollado por los coraceros imperiales (que enton­ces atacaron al otro grupo de caba­llería sajona, a la izquierda).

La mayoría de los sajones huyeron, pero alrededor de 1.000 soldados de caballería de Arnim se quedaron y se unieron a los suecos, mientras que algunos de infantería resis­tieron algún tiempo más. Fürstenberg fue incapaz de aprovechar su éxito. Algunos de sus hombres salieron en persecución de los sajones; otros se perdie­ron entre las inmensas nubes de polvo que se levantaban a cada movimiento en la llanu­ra reseca.

El ataque también dejó atrás a la infantería imperial que salió alrededor de las 14:30 horas formando un arco a la dere­cha con la intención de golpear a los suecos por el flan­co. Las brigadas de Goess y de Pappenheim, junto con la reserva de caballería de Erwitte, marcharon en círculo para atacar desde el este, mientras que la bri­gada Alt-Tilly se aproximó desde el sur.

ejércitos Batalla de Breitenfeld

Horn tuvo tiempo para improvisar una nueva línea a lo largo de la carretera Leipzig-Duben desplazando la segunda línea de infantería desde el centro. Las unidades imperiales llegaron de forma escalonada y realizaron una serie de ataques descoordinados que terminaron con grandes pérdidas por su parte.

Mientras tanto, los imperiales se habían dispersado hasta el punto de abrir grandes huecos en su centro. Tanto Horn como Gustavo contraatacaron poco des­pués de las 16:00 horas. Derrotaron a la caballería de Pappenheim y de Erwitte. La infantería imperial in­tentó abandonar el campo de batalla, pero muchas unidades vieron cómo se les cerraba el paso. Pap­penheim volvió a formar a 1.400 soldados de caballería de su ala para cubrir la retirada.

Consecuencias y repercusiones

El ejército de la Liga fue derrotado y su organización po­lítica se desintegró cuatro años más tarde. Tilly murió poco después; Wallenstein fue convocado para re­componer el ejército imperial.

En Breintenfeld nació la fama militar de Gustavo Adolfo, aunque la suerte desempeñó un papel considerable en su victoria. Las tácticas suecas resultaron superiores. Gustavo derro­tó a Wallenstein en Lutzen en noviembre de 1632, pero pagó con su propia vida. Fue el momento álgido de la influencia sueca en el imperio. Suecia conservó el te­rritorio del norte de Alemania hasta 1815.

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