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CurioSfera Historia

Batalla de Inkerman (1854)

La batalla de Inkerman tuvo lugar el 5 de noviembre de 1854 dentro del marco de la guerra de Crimea. Se enfrentó una fuerza aliada compuesta por Gran Bretaña y Francia, contra el poderoso ejército ruso. Pese a la superioridad numérica rusa, el ejército anglofrancés consiguió una gloriosa victoria. En CurioSfera-Historia.com, te contamos la historia de la batalla de Inkerman.

Ver la batalla de las llanuras de Abraham

Datos de la batalla de Inkerman

  • Fecha: 5 de noviembre de 1854.
  • Lugar: En Sebastopol, sudeste de Crimea, Ucrania.
  • Combatientes: fuerzas anglofrancesas (aliados) contra fuerzas rusas.
  • Unidades: 7.500 soldados británicos y 8.200 franceses. 35.000 soldados el ejército ruso.
  • Objetivo: La toma de ciudad de Sebastopol por parte de los aliados.
  • Resultado: El ejército inglés y francés logró la victoria en la batalla de Inkerman.
  • Personajes protagonistas: El general Lord Raglan (británico) y general François Certain de Canrobert (francés). Por parte de Rusia el ayudante de general y almirante príncipe Aleksandr Serguéyevich Ménshikov (comandante en jefe) y general P. A. Dannenberg.
  • Consecuencias: Los británicos tuvieron 635 muertos y 1.938 heridos.  Los franceses 175 muertos y 1.625 heridos. Los rusos 5.000 muertos y 7.000 heridos. La derrota rusa propició más tarde la conquista de Sebastopol por parte de los aliados y la guerra terminó con la victoria anglofrancesa.

Antecedentes y contexto

La guerra de Crimea (1854-1856) surgió de los intentos de Rusia de expandirse hacia el sur a costa del imperio otomano y de la determinación de Gran Bretaña y Francia de evitar dichos intentos. Rusia ocupó las provincias turcas del Danubio en julio de 1853. Turquía declaró la guerra en octubre y Gran Bretaña y Francia, el mes de marzo de 1854.

Cuando los rusos, amenazados por la intervención de Austria, se retiraron, los ejércitos aliados se centraron en la península de Crimea y en la destrucción de la base naval de Sebastopol (desde la cual Rusia controlaba el mar Negro y amenazaba a Constantinopla).

La campaña

Las fuerzas anglofrancesas tomaron tierra el 14 de septiembre, se desplazaron hacia el sur, a Sebastopol, y libraron una gran batalla en el río Alma. Aunque Sebastopol pasó a estar sitiada, gran parte del ejército ruso permaneció en el interior de la península y pudo comunicarse con la ciudad, sitiada de forma incompleta, y amenazar a los asediadores.

motivos batalla de Inkerman
El general Lord Raglan (británico), general François Certain de Canrobert (francés) y el general ruso Aleksandr Serguéyevich Ménshikov.

Los rusos intentaron atravesar el puerto de abastecimiento británico en Balaklava el 25 de octubre. Al día siguiente, una expedición rusa comprobó la verdadera extensión de la parte británica de la línea de asedio. Aunque reconocían la vulnerabilidad de este flan­co, los comandantes aliados Canrobert y Raglan decidieron concentrar sus recursos limitados en un asalto decisivo a la ciudad antes de la llegada del invierno.

Menshikov, el comandante ruso, se encontraba presionado por el zar para que atacase rápidamente, acabase con el asedio y expulsase a los invasores de Crimea. La llegada de refuerzos desde el escenario del Danubio aportó a los rusos una notable superioridad en hom­bres y en artillería.

Diseñó un golpe decisivo a través de un movimiento de tenazas dirigido a la débil derecha británica. Dos fuerzas convergentes reducirían y to­marían la apenas defendida cumbre de Inkerman, y ocuparían la llanura de Queroneso por detrás de las fuerzas de asedio, al tiempo que los ataques de diver­sión mantendrían ocupados a los franceses. Menshikov confió el mando de esta campaña al general Dannenberg, que acababa de llegar al lugar con las tropas danubianas.

La batalla

El ataque ruso comenzó en la madrugada del domin­go 5 de noviembre, cuando todavía no había luz. Los 19.000 efectivos de infantería, con artillería de apoyo, mandados por el teniente general Soimonov avan­zaron desde Sebastopol hacia el extremo derecho de las líneas británicas en Inkerman.

Una segunda fuerza de 16.000 hombres al mando del teniente general Pavlov, acompañados por Dannenberg, tenía previs­to realizar un avance simultáneo cruzando el río Tchernaya para unirse a las tropas de Soimonov y romper las líneas británicas. Sin embargo, las reparaciones del puente de Inkerman y los cambios introducidos por Dannenberg en el programa de Menshikov evitaron la unión de las dos fuerzas, que atacaron consecutiva­mente en lugar de hacerlo de forma simultánea.

fecha Batalla de Inkerman

Gracias a la oscuridad, la llovizna, la niebla y el terreno, Soimo­nov logró sorprender totalmente al adversario, pero el comandante de la Segunda División británica, el general de brigada Pennefather, decidió avanzar a los soldados de que iba disponiendo con el fin de refor­zar sus pelotones en lugar de retirarse a la llanura para esperar más refuerzos.

Esta táctica evitó que la supe­rioridad numérica y armamentística de los rusos (que habían instalado la artillería en Shell Hill, comple­mentada con dos cañoneros apostados en la bahía) tu­viese su efecto completo.

Ninguno de los bandos era completamente cons­ciente del número de efectivos y de las disposiciones del contrario, ni siquiera cuando la niebla se disipó parcialmente y tuvo lugar una serie de enfrentamien­tos encarnizados e inconexos en los montes y en los ba­rrancos flanqueados de arbustos al borde de la llanu­ra.

Aunque el rifle Minié utilizado por algunos británicos era claramente superior a los mosquetes rusos, el efec­to perjudicial de la lluvia nocturna en esos rifles, la es­casez de munición y el enfrentamiento de proximidad hicieron que se recurriese básicamente a la bayoneta en la lucha cuerpo a cuerpo.

La Guardia de Coldstream realizó 11 cargas de bayoneta. La resistencia frenética e improvisada de la división de 3.000 hombres de Pennefather rompió el avance de Soimonov. El pro­pio general ruso resultó muerto, de manera que la lí­nea británica en Home Ridge continuaba intacta cuan­do llegó la división de Pavlov.

Raglan, presente en el campo de batalla, dejó las respuestas locales en manos de comandantes de sector, pero tomó dos decisiones cruciales: pedir ayuda a Francia (declinada con anterioridad) y ordenar a dos cañones de asedio de 18 que se enfrentasen a la artillería enemiga

Más numerosas, las fuerzas francesas se enfren­taron a dos ataques de diversión. El primero, una dura salida de la ciudad a la izquierda de la línea de ase­dio. El segundo, un ataque fingido al sur de la llanura por parte de una fuerza de 22.000 efectivos coman­dados por el general Gorchakov.

La debilidad de la presión de Gorchakov dejó al general francés Bosquet la suficiente confianza para despachar a varios de sus regimientos al norte con el fin de ayudar a los britá­nicos. En esta segunda fase de la batalla, cuando los destacamentos que llegaban se lanzaban a la desesperada, la golpe­ada línea británica abrió un hueco. La confusión y a la indisciplina de los comandantes contribuyeron a agra­var el problema.

Sólo el impacto de los cañones de 18 que debilitó a la artillería enemiga y la llegada de los regimientos de Bosquet (principalmente zuavos) mejoraron las cosas. Después de registrar numerosas bajas, Dannenberg ordenó la retirada. El ejército ruso había sido derrotado.

La clara superioridad de los rusos, favorecida por la ventaja de la sorpresa, no les otorgó la victoria. Los fallos de coordinación entre los mandos rusos y el avance de las tropas británicas (que limitaron al ene­migo a un estrecho frente y un terreno difícil en el que no pudo desplegar todos sus recursos) permi­tieron mantener la línea hasta la llegada de los fran­ceses.

Inkerman fue una batalla totalmente defensiva y de reacción desde el punto de vista de los aliados. Podría calificarse como «una batalla de soldados» y un enfrentamiento muy sangriento. «Debemos nuestra existencia como ejército al valor de cada uno de los soldados», afirmó un oficial subalterno.

Consecuencias y Repercusiones

Las consecuencias iniciales de la batalla resultaron negativas para ambos bandos. Los británicos sufrie­ron un gran revés; el heroísmo de la infantería impi­dió un desastre y las bajas fueron muy numerosas (del 50 % en algunas unidades). Un general sufrió una crisis nerviosa y otro aconsejó abandonar toda la campaña. El asalto planificado sobre Sebastopol pasó a ser imposible y el asedio tuvo que prolongarse du­rante el invierno.

Una gran tormenta que destruyó los barcos de abastecimiento británicos en Balaklava (el 14 de noviembre) agravó las privaciones y las pér­didas durante todo el invierno de 1854-1855. Los re­fuerzos fueron llegando poco a poco a Crimea hasta que los aliados lograron ser superiores desde el pun­to de vista militar.

Las repercusiones en el bando ruso fueron toda­vía mayores. Una tercera batalla importante no lo­gró desalojar a los invasores, y cuando se produjo la concentración de aliados, quedo claro que Sebastopol iba a caer. Después de un último intento de liberar­se, la ciudad cayó en septiembre de 1855 y la guerra terminó con la victoria anglofrancesa. El Tratado de París (1856) desmilitarizó el mar Negro y detuvo la expansión rusa a costa de Turquía durante 20 años.

La pérdida del aura de invencibilidad militar por par­te de Rusia, mantenida desde 1815, tendría profun­das consecuencias nacionales e internacionales. En cambio, la posición internacional de la Gran Bretaña de Palmerston quedó confirmada y la de la Francia del emperador Luis Napoleón, afianzada.

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