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Historia de la vaselina | Inventor de la vaselina

Quizás no sabes, quién es el inventor de la vaselina. Esta sustancia se obtiene de la parafina y de los aceites densos del petróleo para ser utilizada en farmacia y cosmética. Posee la virtud de que no se deteriora, a diferencia de muchos aceites y mantecas. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia de la vaselina, cuál es su origen y quién fue su creador.

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Quién inventó la vaselina

El inventor de la vaselina fue el químico Robert Chesebrough en el año 1870 en Pensilvania (Estados Unidos). Este derivado del petróleo fue invento casual. En los primeros años de la fiebre del petróleo en USA, en 1870 Chesebrough se trasladó a Pensilvania, y se fijó en cierta sustancia viscosa que se pegaba a las perforadoras y que empleaban para cicatrizar heridas.

cuándo se invento la vaselina 1870
Robert Chesebrough, el padre de la vaselina

Chesebrough se llevó varios tarros de aquella materia para experimentar con ella hasta conseguir una sustancia transparente y suave que llamó «gelatina de petróleo». Recordando el empleo que le habían dado los obreros, comprobó en su propio cuerpo cómo aceleraba realmente la curación de las heridas. Se inició así la fabricación en masa de lo que una vez patentado llamó Vaseline Petroleum Jelly, contra el dolor de quemaduras y como ayuda para cerrar con rapidez las heridas abiertas.

Origen de la vaselina

Tras su genial descubrimiento, Robert Chesebrough repartió el producto gratuitamente entre la gente conocida de Nueva York, y ante la favorable acogida no tardó en convertirse en un hombre rico. En un año ya tenía varias docenas de vendedores repartiendo vaselina por la costa este del país.

cuál es el origen de la vaselina

Todos hablaban maravillas del producto. Las amas de casa decían no conocer cosa mejor para proteger y abrillantar sus muebles de madera. Los granjeros mantenían libre de óxido sus aperos y herramientas, e incluso los pintores le habían encontrado un uso excelente, ya que impedían con ella que las manchas de pintura se pegaran al suelo.

Desde el principio su uso fue muy variado. Con vaselina untaban los pescadores el anzuelo, los actores la usaban para simular lágrimas, o el explorador del círculo polar ártico Robert Peary protegía su equipo mecánico contra el óxido y su propia piel con ella.

Cuando llegó a las selvas amazónicas llevada por los misioneros, los aborígenes cocinaban con vaselina y untaban con ella el pan, llegando a alcanzar un predicamento tal que se utilizaba como moneda de curso legal entre ellos.

Pero donde mayor acogida tuvo la vaselina fue entre los boticarios o farmacéuticos, que la utilizaban en la preparación de cremas, pomadas y cosméticos.

Cuando en 1912 se produjo un incendio en la sede de una famosa compañía de seguros neoyorquina, el producto probó su eficacia aliviando a los quemados, por lo que a partir de entonces fue indispensable en botiquines privados y hospitales y también lo usaban siempre los cuerpos de bomberos.

También la industria del automóvil echó mano de ella en los terminales de la batería del coche para impedir la corrosión. Incluso en el mundo del deporte probó sus bondades este artículo versátil: los nadadores daban una capa de vaselina al cuerpo; los esquiadores embadurnaban con ella la cara; los jugadores de béisbol frotaban con vaselina sus guantes para ablandar el cuero.

La vaselina se había convertido en un ungüento o remedio para todo. Su triunfo estaba asegurado. Hoy, cuando un comentarista deportivo, de cuyos labios cabe esperar cualquier metáfora descabellada dice que un jugador de fútbol dio una buena vaselina al balón, todos entendemos que le dio un toque maestro, decidido y sobre todo suave, suave, muy suave.

Etimología de la palabra vaselina

El término fue inventado por el norteamericano Robert Chesebrough, químico fabricante de este producto elaborado por él mismo por primera vez. Para la creación del vocablo tuvo en cuenta el término alemán wasser= agua, y el griego elaion= aceite. Al castellano llegó a principios del siglo XX, y el Diccionario oficial lo registró en su edición de 1925.

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