Milenaria es la historia del cristal o vidrio. No tienes más que mirar a tu alrededor y te costará no ver algo que lleve este material. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos quién inventó el cristal o vidrio, cuál es su origen y cómo ha sido su evolución, expansión y mejoras a lo largo del tiempo.
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Quién inventó el vidrio
Parece probado que el cristal se descubrió por azar en Mesopotamia hacia el 2000 a.C. El hallazgo tendría lugar cuando se calentaba una mezcla de arena de sílice y un álcali como la sosa o potasa: la mezcla, fundida, se licuaba formando el vidrio tras solidificase.
A pesar de esto, un material parecido al vidrio era utilizado muchos siglos antes por los artesanos de Oriente Medio para hacer amuletos o vasijas pequeñas. Se trataba de una mezcla de arena y álcali calentados solo lo suficiente como para formar una pequeña capa vidriada.
A pesar de la aparente facilidad con que podía conseguirse y lo pobre de la materia prima empleada, los objetos de vidrio fueron muy caros y escasos con anterioridad al 1500 a.C., y eso que se conocía la fórmula para elaborarlo, ya que muchas tablillas cuneiformes la habían divulgado.
Origen del vidrio o cristal
El origen de la vitrificación es algo confuso y nebuloso. Parece que el vidrio fue hallado por casualidad, ya que a diferencia del cristal de roca no se encuentra en la Naturaleza sino que obedece a la intervención del hombre. Plinio el Joven, escritor del siglo I, dice que el vidrio fue descubierto de forma casual por unos mercaderes fenicios que transportaban natrón (una especie de sal).
Al apoyar el caldero sobre bloques de esta especie de sal blanca o carbonato sódico utilizado entonces para fabricar jabón, tinte y para conservación de momias, entraron en contacto el natrón y la arena. Como sobre aquella playa caía el sol, por los efectos del calor se fundieron dando lugar al vidrio.
Sea como fuere, del antiguo Egipto se conservan vasijas de vidrio del 1557 a.C., reinando en Egipto Amenofis I. Poco después se establecieron factorías de cristal en Siria y Oriente Medio en general, donde gozó de importancia comercial hacia el siglo IX a.C. Con el paso de los años, de allí pasó a Chipre y Rodas hasta llegar a ser, con la fundación de Alejandría en el 332 a. C., objeto de comercio masivo.
Evolución y expansión del vidrio
De ese mismo siglo IV a. C., data su uso en ventanas a partir de láminas de cristal que los romanos obtenían. Procedían de elementos minerales distintos al cristal o al vidrio, como la piedra especular extraída cerca de Segóbriga, en el término conquense de Saelices, de la que habla Plinio, y que hasta el siglo XIX servía para hacer vidrieras, claraboyas y ventanas.
La naturaleza del clima mediterráneo no exigía acristalar ventanas. Los antiguos romanos no consiguieron vidrio laminado perfecto, aunque tras el descubrimiento de buenos sistemas de soplado del vidrio a finales del siglo I a. C., hubieran podido hacerlo. Hubo distintas técnicas de fabricación de vidrio y vasijas de cristal antes de que los sirios inventaran el tubo soplador hacia el siglo II a.C., invento mejorado por los romanos a principios de nuestra era.
Roma propagó la fabricación del cristal desde la Colonia germana, donde se manufacturaba objetos de este material en el siglo I, hasta Egipto, donde siguió siendo como milenios antes industria de importancia. De este momento histórico procede la famosa Vasija de Portland de vidrio azul, hoy en el Museo Británico.
Como decíamos, el uso en ventanas, propio de climas fríos, fue uno de los destinos del cristal en las partes norteñas del Imperio. Hacia el año 600 su fabricación estaba radicada a orillas del río Rin, donde al maestro vidriero se le llamaba gaffer= anciano sabio.
Herederos de esa técnica y conocimientos fueron los cristaleros medievales, hacedores de las vidrieras catedralicias. Estas eran aquellas gigantescas e imponentes vidrieras coloreadas se llevaban casi la totalidad de la producción. Su fin era dar luz a los interiores sagrados.
Como resultado de aquella aplicación una parte del cristal se destinó a usos domésticos en las ventanas de las casas de los ricos, primero, y luego, abaratado poco a poco el producto, también llegó a las casas de los pobres.
En cuanto al cristal de roca, estuvo muy prestigiado y lo empleaban los egipcios para elaborar vasijas de lujo o incrustar pequeños trozos en las estatuas sagradas. Estaba considerado como piedra preciosa. En Europa, el cristal veneciano, aparecido en el siglo XI, se concentró en la isla de Murano.
Los artesanos fueron recluidos allí para evitar que los secretos industriales llegaran a ser conocidos en el exterior, y se castigó con la muerte a quien abandonara la isla. Desde luego, ése parece ser el caso en 1463 cuando el vidriero Beroverio inventó el cristalino. También gozaron de prestigio los cristaleros artesanos bohemios del siglo XVI. Consiguieron cristales tan puros y perfectos que las copas talladas por ellos no podían estar ausentes de las grandes mesas.
En el siglo XVI ya se empleaba el vidrio para construir lentes. De hecho en el año 1590, Zacharias Janssen inventó el microscopio juntando un conjunto de lentes de cristal que él mismo fabricó. Años más tarde, en 1608 el óptico holandés Hans Lippershey inventó el telescopio, también conjuntando unos cristales con forma especial. También requiere mención especial el invento de la bombilla en 1879, que utilizaba una envoltura de fino cristal.
También en el siglo XVII los vidrieros ingleses inventaron el cristal artificial que mediante procedimientos químicos imitaba al cristal de roca. Poco después la industria del cristal fino apareció en España. Se estableció la primera fábrica cerca de Segovia, en La Granja, por iniciativa de Isabel de Farnesio, esposa del primer rey de la Casa de Borbón, Felipe V.
Por entonces vasos y espejos seguían siendo artículos de lujo. A partir de 1874 el francés François Royer de la Bastie inventó el cristal templado que serviría para los parabrisas de los primeros coches. Después vinieron cristales como el de Léon Appert en 1893, que hizo posible la elaboración posterior de los cristales lisos blindados.
Historia del vidrio en el Siglo XX
A principios del siglo XX llegó una innovación sorprendente: el cristal en hojas o láminas, creado en 1909 por el químico galo Edouard Benedictus, comercializado en 1920 con el nombre de Tripolex, ideal para el acristalado de coches.
El cristal sigue teniendo protagonismo como artículo suntuoso. A esta práctica se ha añadido usos singulares como el de los fabricantes de la muñeca Barbie, que en uno de sus modelos insertaron pequeñas piedras de cristal de Swarovski, uno de los mejores del mundo. No han faltado tampoco excentricidades: el poeta chileno Pablo Neruda coleccionaba botellas de cristal de colores por corresponderse sus tonalidades, cambiantes a la luz de la tarde según él decía, con sus estados de ánimo.
Ya en nuestros días ha experimentado tal protagonismo que no sería fácil imaginar la vida sin la existencia del vidrio o cristal. Una construcción emblemática construida con este material es la pirámide del Louvre, en París. Esta obra fue del chino Leoh Ming Pei, para cuya proeza utilizó ochenta y seis toneladas de cristal blanco de Saint-Gobain.
Etimología de la palabra cristal
Los griegos aludieron a este objeto brillante, frío e incoloro con la palabra kristallos= hielo. Los latinos designaron igualmente a esta materia prima que a lo largo de los siglos ha pasado a ser desde pieza de gran precio a elemento imprescindible y básico, gracias la química para la elaboración de cientos de objetos de la vida material. En castellano, donde hacia el año 1000 ya existía el vocablo como prueban documentos donde se escribe cristallo, la palabra tuvo uso literario temprano.
Más información sobre la historia del vidrio
En el siguiente audio, tienes más datos acerca del origen del vidrio:
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Fuentes y bibliografía
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– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: MARZO DE 2020