Afeitarse la barba, es una costumbre mucho más antigua que la de cortarse el pelo. La peluquería es uno de los inventos más antiguos de la humanidad. Pero afeitarse es una actividad anterior a la del corte de pelo. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia del afeitado, su origen y evolución.
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Origen del afeitado
El hombre primitivo, se rasuraba con conchas hace veinte mil años. Las pinturas rupestres nos lo muestra unas veces barbado y otras afeitado. Operación que al ser realizada en seco, nos imaginamos que debió de resultar bastante dolorosa. En la Edad del Hierro europea los guerreros eran enterrados con su espada y su navaja de afeitar.
El afeitado en el Antiguo Egipto
La navaja de afeitar fue un instrumento que la civilización egipcia empleó hace ya más de seis mil años. Primero estaban fabricadas originariamente con oro y posteriormente de cobre. Con ellas la nobleza se rapaba la cabeza a fin de colocar sobre las calvas abrillantadas una elaborada peluca.
Los sacerdotes egipcios se afeitaban todo el cuerpo cada tres días, ya que el pelo era resto de un tabú primitivo relacionado con la impureza. Los egipcios llevaban a la tumba su colección de navajas de afeitar: una cara afeitada realzaba la categoría social de quien la lucía.
Siglos más tarde, tanto en la Grecia Clásica y la civilización romana, culturas afines a la nuestra, eran amigos del afeitado. Por ejemplo, para cualquier griego de clase alta era obligado el afeitado diario.
El afeitado en Grecia y Roma
En el combate la barba era un serio inconveniente, sobre todo en la lucha cuerpo a cuerpo, ya que el enemigo podía coger a su adversario por ella. Por esta razón, los romanos llevaban a la guerra, junto con la espada su navaja de afeitar. En tiempos de Tarquinio el Soberbio, los romanos acudían a la barbería para afeitarse hace dos mil quinientos años.
También lo hacían los pueblos bárbaros; el historiador Diodoro de Sicilia, del siglo II a.C., dice que los galos se rasuraban los carrillos y arreglaban sus enormes bigotes. Mientras que Tito Livio asegura que en Roma el afeitado era cosa corriente, a pesar de que entre algunos sectores de la sociedad se consideraba cosa propia de griegos y hombres afeminados.
Pero el afeitado se asentó de forma definitiva, e incluso se prestigió cuando el general Escipión el Africano decidió hacerlo todos los días. El acto de afeitarse por vez primera llegó a revestir importancia social y tuvo tintes de ceremonia de iniciación.
De hecho, la depositio barbae, como se denominaba aquella ceremonia, se celebraba con un banquete precedido por el acto de cortar el tonsoro barbero una porción de la primera barba del joven. Este vello era ofrecido a la divinidad y se guardaba en cajas pequeñas de oro, plata o cristal. A aquella ceremonia asistían amigos y familiares allegados y se alegraban con música.
Entre los romanos la barba no gozó de gran predicamento hasta que el emperador hispanorromano Adriano la puso de moda dejándola crecer para ocultar ciertas cicatrices de nacimiento que le afeaban.
El afeitado en la Edad Media
Durante el periodo de la Edad Media, los hombres no se afeitaban, y llevaban las barbas sin límite de crecimiento. No cambiarán las cosas hasta las Cruzadas, en que los viajeros que vuelven de Oriente aportan las delicadezas de aquellos lugares.
Las mujeres cristianas, completamente tapadas, tienen la obligación de afeitarse todo el cuerpo a diario con el fin de estar preparadas para el momento de la muerte.
Con el triunfo del cristianismo los clérigos dejaron crecer sus barbas como símbolo de sabiduría, pero tras el cisma de Oriente la Iglesia de Roma recomendó el afeitado para distinguirse de la iglesia bizantina, que siguió valorando la barba.
El papa León III (680 – 741), se afeitó públicamente para mostrar sus diferencias con el patriarca de Constantinopla. Comportamiento que hizo oficial el papa Gregorio VI, que amenazaba con la confiscación de bienes a los clérigos que no se mostrasen ante sus fieles bien afeitados. Tan importante fue el deber clerical de afeitarse que durante la Edad Media se perfeccionó la navaja de afeitar de hierro.
El afeitado en el Nuevo Mundo
Que el afeitado era asunto que interesó a todas las culturas lo prueba el hecho de que cuando los españoles llegaron a América constataron que los amerindios ya se afeitaban. Para aquel fin utilizaban conchas de molusco a modo de pinza con las que más que afeitarse se depilaban, quitándose uno a uno los pelos los unos a los otros mientras charlaban.
Evolución del afeitado
La navaja de afeitar de seguridad tardó en aparecer; lo hizo en el siglo XVIII. En 1772 el barbero profesional Juan Jacobo Perret escribió un curioso libro que tituló Arte de afeitarse y restañar la sangre, e inventó un aparato de forma plana que hacía casi imposible el cortarse. De hecho fue la primera navaja de seguridad, cosa que consiguió colocando a lo largo del filo una especie de guarda metálica que evitaba los cortes por deslizamiento accidental de la cuchilla.
Hasta mediados del XIX no apareció la navaja de acero, en la ciudad inglesa de Sheffield, y poco después, hacia 1880 se creó la navaja moderna o navaja en forma de ‘D’. Un invento norteamericano cuya única pega estribaba en la necesidad de afilarla periódicamente, ya que no era reemplazable.
La invención de la maquinilla
No obstante estos avances el verdadero apóstol del afeitado fue el norteamericano King Camp Gillette. Un día, su amigo William Painter, inventor del tapón desechable para botella le pidió que inventara un artículo de un solo uso: se llevaba entonces lo de “usar y tirar”.
Gillette, que se afeitaba con navaja como todo el mundo, se dio cuenta en medio del afeitado de que su navaja no cortaba, que era necesario llevarla a afilar, y entonces tuvo la siguiente idea: “Lo único que necesito para rasurarme es el filo de la navaja, y todo lo demás es prescindible”.
En aquel momento se le ocurrió una idea; cogió papel y pluma y escribió no la fórmula, sino una carta a su mujer que terminaba así: “Querida, ya lo tengo. La fortuna nos aguarda. Ven enseguida”. No dijo más por temor a que la carta se perdiera. La señora Gillette sabía que su marido trabajaba en algo importante, pero no podía imaginarse la naturaleza de su invento.
Tampoco Gillette era consciente de que aunque la idea era estupenda, llevarla a la práctica presentaba graves inconvenientes: hacía falta fabricar una cuchilla de tamaño muy reducido, delgada como el papel, y no había tecnología para ello; así se lo dijeron los ingenieros del Massachusetts Institute of Techonology.
Solo uno de ellos, William Nickerson le dio esperanzas, resolvió las dificultades técnicas y se asoció con Gillette, que patentó su maquinilla de afeitar en 1901. Por tanto, a la pregunta: ¿Quién inventó la maquinilla de afeitar? La respuesta es: King Camp Gillette y William Nickerson.
En 1903 lograron vender ciento cincuenta y una maquinillas y ciento sesenta y ocho hojas de afeitar, poca cosa. Pero al año siguiente las ventas subieron a noventa mil maquinillas y más de doce millones de hojas de afeitar. Pero el triunfo definitivo vino en 1906. Se vendieron trescientas mil unidades y quinientos millones de hojas de afeitar.
En 1914, durante la Primera Guerra Mundial el ejército norteamericano adquirió tres millones y medio de unidades y treinta y seis millones de hojas, lo suficiente para afeitar a todas las fuerzas armadas, y lo que fue más importante, la guerra propagó el invento por todo el mundo.
Gillette se retiró del negocio en 1931 archimillonario. A pesar del éxito tan fulminante Gillette estaba contrariado porque algunos utilizaban dos veces las hojas de afeitar que él recomendaba para un solo uso. Pero el verdadero peligro estaba ya en puertas: la máquina eléctrica.
La máquina eléctrica
La máquina de afeitar eléctrica fue invento de otro americano, el coronel Jacob Schick, que aunque se había afeitado mucho tiempo con la Gillette, estaba convencido de que era posible aplicar el motor eléctrico a la maquinilla de afeitar.
El primer problema estribó en cómo fabricar un motor lo suficientemente pequeño; lo consiguió en 1923, y lo patentó. El segundo problema era cómo financiar su producción. Nadie estaba dispuesto a hacerlo y tuvo que hipotecar su casa y endeudarse, pero fabricó su primer modelo que vendió a un precio demasiado alto para la época: 25 dólares.
El primer año consiguió vender tres mil unidades, y con los beneficios preparó una campaña publicitaria. Tuvo éxito, ya que vendió 2 millones de unidades en 1937.
Estaba claro que había mercado para el nuevo invento porque dos empresas importantes le hicieron la competencia. Remington, inventó la máquina afeitadora de dos cabezales para hombres y una maquinilla de afeitar para mujeres o depiladora.
Cronología historia del afeitado
A continuación puedes encontrar un resumen de la historia de afeitado en forma de cronología o línea del tiempo (time lapse). De este modo no te perderás ningún acontecimiento importante del origen de afeitarse.
- Prehistoria: El hombre se empieza a afeitar en la Edad de Piedra, con raspadores.
- Años 1500 a 1200 a. C.: Se encuentran en Dinamarca cuchillas de afeitar con escenas mitológicas grabadas en la hoja.
- Año 500 a. C.: Se populariza en Grecia llevar el pelo muy corto y la cara bien afeitada.
- Año 400 a. C.: En la India, los hombres llevan el pelo y la barba bien recortados. También, se afeitan el pecho y el pubis, y las mujeres se depilan las piernas.
- Año 50 a. C.: Julio César pone de moda en Roma las caras depiladas.
- Año 60: Popea, la esposa de Nerón, pondrá de moda la depilación corporal con cremas tan exóticas y pintorescas como para contener grasa de burro, vesícula de cabra, sangre de murciélago y serpiente pulverizada
- Año 100: El emperador Adriano pone de moda las barbas en todo el imperio.
- Años 500 a 1000: Las mujeres cristianas, completamente tapadas, tienen la obligación de afeitarse todo el cuerpo a diario con el fin de estar preparadas para el momento de la muerte.
- Año 1000: Durante este periodo de la Edad Media, los hombres no se afeitaban, y llevaban las barbas sin límite de crecimiento. No cambiarán las cosas hasta las Cruzadas, en que los viajeros que vuelven de Oriente aportan las delicadezas de aquellos lugares.
- Año 1500: Cuando los españoles llegan a América, descubren que los indios de mesoamérica se afeitan con navajas hechas de obsidiana de los volcanes.
- Año 1770: El barbero francés Jean-Jacques Perret escribe El arte de afeitarse bien uno mismo, y propone el uso de una afeitadora de seguridad que protege la afilada hoja con unas guardas de madera que evitan que el corte sea demasiado profundo en caso de producirse.
- Año 1800: George Bryan Beau Brummell pone de moda en Inglaterra el gentleman de la moda que se afeita varias veces al día y se depila los cabellos sobrantes con pinzas.
- Año 1830: Los hombres deben salir a la calle afeitados y con la cabeza cubierta, en Estados Unidos.
- Año 1880: En Estados Unidos, los hermanos Kampfe patentan la primera afeitadora de seguridad, con una protección de piel en uno de los lados de la hoja.
- Año 1895: El estadounidense King Camp Gillette idea la maquinilla de afeitar que protege la hoja con dos piezas metálicas que impiden que ésta se desplace hacia los lados y pueda cortar la cara.
- Año 1910: Willis G. Shockey patenta la predecesora de la afeitadora eléctrica, una máquina cuyas cuchillas se accionan mediante una rueda accionada a mano que dura un cierto tiempo.
- Año 1921: El coronel Jacob Schick del ejército americano, inventa la maquinilla repetidora, que almacena varias hojas y permite cambiarlas sin tenerlas que tocar.
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Fuentes y bibliografía
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– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: ABRIL DE 2020