La historia del yunque es fiel reflejo de la evolución de las civilizaciones. Esta indispensable herramienta para los herreros, ha ayudado a la forja de espadas, herraduras y un sinfín de elementos. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos su origen, también quién inventó el yunque y cómo ha sido su difusión y expansión.
Qué vas a encontrar aquí
Historia del yunque
El yunque remonta sus orígenes al quinto milenio a. de C. Se sabe que en el 4200 a. de C. Se utilizaban como yunque bloques planos de piedra sobre los que se forjaban los metales blandos como el cobre. Más tarde se empleó el hierro para trabajar metales más duros. Como el mismo hierro, a cuyo fin se daba al yunque una capa de acero.
En Asia Menor, cuna del pueblo hitita y de tantas culturas importantes, se fabricaban armas y herramientas de acero hace tres mil años empleando yunques para su creación. De hecho el desarrollo del acero, se relaciona casi desde el principio con la fundición del hierro.
Mineral que empezaron a utilizar y tener en gran secreto los hititas o heteos. Pueblo a quien sirvió para convertirse en poder dominante de la zona, e incluso para que esta antes humilde nación adentrara el temor en el corazón del poderoso faraón de Egipto. Y había razones para ello, la espada de hierro cortaba a la de cobre como si de mantequilla se tratara, y sus lanzas atravesaban escudos que el cobre no podía penetrar.
Quién inventó el yunque
Se cree que los inventores del yunque fue la civilización hitita sobre el año 4200 a. de C. Naturalmente, es complejo poder precisar más, pero los hallazgos arqueológicos que disponemos apuntan en esta dirección. Hace tres mil años forjas y yunques de Oriente Medio estaban a pleno rendimiento, y el de herrero era oficio estratégico, importante, mirado y tenido como actividad propia de magos, brujos o encantadores.
El hierro, producido desde el año 1000 a. C., a gran escala, se obtenía mediante un proceso de forja. La mena del mineral se calentaba en la fragua u hornaza a 1100 ºC. De este modo se eliminaba la sílice en forma de escoria líquida quedando en el horno una masa esponjosa, llamada “lupia”, que era el hierro.
Luego, en una segunda fase, se recalentaba ese hierro que era forjado hasta convertirlo en una pieza maleable de hierro dulce. Los objetos con él elaborados eran poco resistentes, pero desde luego eran mucho más duros que el cobre utilizado hasta entonces.
Expansión y difusión del yunque
Julio César cuenta en el siglo I a. C. que él había visto cómo los bárbaros de Britannia abandonaban de vez en cuando el campo de batalla para volver a poner rectas las hojas de hierro dulce de sus espadas y hachas, dobladas por los golpes. Esta circunstancia hizo que los romanos, buscando un hierro más duro, pusieran la forja en contacto el hierro dulce con el carbón de leña durante un tiempo más largo de lo corriente.
Observaron que el metal resultante se endurecía y perdía la flexibilidad tan inconveniente en las armas blancas. Se trataba del proceso del templado, mediante el cual el hierro absorbía una cantidad de carbono limitada. Era un procedimiento lento, y para obtener los mejores resultados era necesario templar la barra de hierro repetidas veces y forjarlas de nuevo una y otra vez. Pero valía la pena, dada la calidad de las armas fabricadas entonces. El hierro antiguo era de calidad.
Diocleciano, emperador del siglo III, mandó montar en Damasco una gran fragua de armas para tratar de reproducir la excelencia del acero hindú. Los aceros de aquella fábrica gozaron de gran reputación con el nombre de “damasquinado”, que es el mismo producto cuya tecnología trajeron los árabes a Toledo cuando ese pueblo extendió sus dominios a esta parte de Europa en el siglo VIII.
Los árabes habían entrado en contacto con la civilización india y conocieron sus logros metalúrgicos, sus forjas y su elaboración del hierro y del acero en enormes yunques que mantenían siempre acerados y brillantes. El secreto estaba en su acero de crisol, que a finales del mundo antiguo se exportaba a las regiones del Mediterráneo en caravanas árabes.
Un pilar o columna de hierro indio de algo más de siete metros de altura, con un grosor de cuarenta y dos centímetros en la base se encuentra en tan buen estado que no se observa en toda ella síntoma alguno de oxidación o herrumbre, a pesar de los quince siglos transcurridos.
Evolución del yunque
La forma del yunque ha experimentado pocos cambios. En la Edad Media se le dio el aspecto que hoy tiene, picudo por los extremos a fin de aprovechar esa punta para forjar objetos redondos o más chicos. El trabajo de herrería fue capital en la vida hasta el siglo XVIII. En el yunque y la forja se hacían herraduras para las caballerías y bestias de tiro, armas, aperos de labranza y mil objetos menudos de la vida material.
Lo primero en establecerse, cuando se fundaba un pueblo o se trataba de civilizar u ordenar la vida en un lugar, era una herrería. El yunque fue el adelantado de la civilización. A la entrada o salida del pueblo el maestro herrero tenía su forja y fragua donde el yunque maestro, de gran masa, estaba a la vista. Junto a él, junto al viejo yunque de hierro encastrado en un bloque de madera de roble se alineaba otra serie de yunques menores, como por ejemplo:
- El pequeño tas.
- La bigornia con su tajadera y trancha a la cintura del herrero, para que los golpes que éste asestase con la maza, el macho o el martillo dieran de lleno y se tradujeran en corpulenta descarga.
- Las colas de pestaña, de extremo cónico en la superficie, yunques altos y estrechos.
- El pequeño yunque de mesa, cuadrado, llamado tiquetás, acanalado, útil de hojalateros y plomeros.
Cómo puedes comprobar hubo tantos yunques como necesidades a cubrir por el herrero.
Revolución Industrial y el yunque
A partir de 1856, la historia de la fundición y trabajo del hierro cambió por completo. Aquel año, Henry Bessemer leyó ante la British Association, en Cheltenham, su famosa comunicación titulada Manufactura de hierro maleable y acero, sin combustión. Lectura que entusiasmó a todos y que vino en su momento justo, ya que la llamada Revolución Industrial necesitaba cantidades ingentes de hierro. Materia prima ésta, que se convirtió en el pilar y soporte de la actividad fabril del momento.
Se empezó a trabajar en el yunque de manera masiva un hierro nuevo: el acero dulce, más resistente, más duro y dúctil que el acero anterior tan quebradizo y trabajado según antiguos métodos indios de acero al crisol. Todo aquello se abandonaba, ahora las herraduras duraban más, como también las rejas de arado o los mismos cuchillos, puñales, hoces y guadañas.
Pero la Revolución Industrial del siglo XIX fue poco a poco arrinconando a los del oficio, ya que la actividad decreció, perdiendo la importancia que antaño tuvieron. En 1860 el ingeniero inglés Edward A. Cowper, inventó un aparato que permitía precalentar el aire inyectado en los altos hornos.
Etimología e historia de la palabra yunque
Para conocer el origen del yunque lo primero que debes saber que la fragua es el fogón en que se caldean los metales para forjarlos. Tanto forja como fragua y herrería remiten a la misma realidad: lugar donde se utiliza el hierro para hacer utensilios de la vida material.
La palabra forja, participa de la misma etimología latina que la voz fragua. Ambas proceden del vocablo fabrica= arte del herrero, término que a su vez procede del sustantivo latino faber= herrero, artesano. El término aparece en castellano hacia finales del siglo XII, ya que el Cronicón villarense del año 1210 habla de “fraugas”, forma de escribir el vocablo hasta finales del XIV en que ya se decía y escribía como hoy. La palabra forja es posterior, de hacia el siglo XV.
El término yunque, muy antiguo en castellano, deriva por metátesis de la voz “íncue”, que es como antes del siglo XIII se llamaba a esta importante pieza del herrero en Castilla. Es vocablo latino: de incus, incude, del verbo incudere= tundir. En tiempos de Alfonso X el Sabio, mediado el siglo XIII se lee en los Libros de astronomía de este rey a la hora de explicar el término árabe az-zobra: “(Es)yunc o enclum sobre el que majan el fierro”.
La palabra, tal como hoy la conocemos, aparece en un glosario de 1400 de la biblioteca del monasterio de El Escorial. Alfonso de Palencia, en su Universal vocabulario (1490) traduce así el latino incus: “El yunque que es instrumento fabril en que el platero o ferrero labra dando sobre él con el martillo”.
Hoy al yunque de platero llamamos “tas”, palabra que cuantos hemos hecho algún crucigrama nos hemos encontrado indefectiblemente por ser una de las más socorridas y a mano de quien confecciona estos pasatiempos.
Durante los Siglos de Oro, de finales del XVI a mediados del XVII, el término admitía tanto el masculino como el género femenino. Era escrito con /a-/:‘ayunque’. Así lo emplea Cervantes en su inmortal novela “Tomar aquel diamante y ponerle entre un ayunque y un martillo”. Coetáneamente, Sebastián de Covarrubias dice en su Tesoro de la lengua castellana:
“El instrumento de hierro sobre el cual el herrero labra el hierro con el martillo. (…) Ser yunque vale sufrir y callar. También es símbolo de fortaleza y ánimo infracto, porque siempre se queda en su ser”.
Otros inventos relacionados con herramientas y materiales
Origen de la palanca Origen del gato elevador Origen de la balanza Origen del ventilador industrial
¿Quieres saber más sobre historia de materiales y herramientas?
Desde CurioSfera-Historia.com, esperamos que esta reseña histórica titulada Origen del yunque, te haya sido de utilidad. Si quieres acceder a más artículos históricos, visita la categoría herramientas o historia. Y si te ha gustado, puedes dejarnos un comentario.