La historia de la botella está plagada de curiosidades. Con el paso del tiempo, ha sufrido multitud de cambios, tanto en su forma, como en los materiales de este envase de vidrio o cristal. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos el origen de la botella y cómo ha sido su evolución.
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Origen de la botella
La vasija de cuello largo y angosto que en los tiempos modernos se ha llamado botella es muy antigua. Hace 3.500 años, ya las utilizaba el pueblo egipcio. De hecho, las primeras botellas de las que hay constancia fueron de calabaza.
Aunque también se fabricaban de piel de cabra: egipcios y griegos transportaban el vino en ellas, dejando como cuello la parte de la pata una vez desalojada la pezuña.
Quién inventó la botella
Al igual que en muchos otros inventos o descubrimientos de la humanidad, no existe un inventor. La botella ha sido producto de una evolución natural de diferentes recipientes utilizados desde hace miles de años.
Historia de la botella en el Antiguo Egipto
En el Antiguo Egipto existieron las botellas de barro: de ese material eran muchos de los bombylios, guttus, lekitos y alabastrones griegos. El uso de un material parecido al cristal comenzó en Egipto y Siria hacia el siglo XV a. C.
El procedimiento no era el soplado, sino que consistía en introducir una especie de núcleo de pasta de sílice en el interior de un recipiente con vidrio fundido que, tras endurecerse, daba forma a la botella, retirándose posteriormente la sílice para dar lugar a la cavidad formada.
En el siglo V a. C., se generalizaron las botellas de vidrio, hechas mediante la técnica ya definitiva del soplado. Las pequeñas botellitas estuvieron destinadas a contener perfume e incluso lágrimas vertidas por los seres queridos. Las grandes se utilizaron para envasar el vino egipcio, muy apreciado en la Antigua Roma.
Historia de la botella en la Antigua Grecia
En la Antigua Grecia llamaron a estos recipientes delicados y de tan diverso uso con la palabra ampolla o balsamario. Estos ejemplares griegos, al menos los que nos han llegado hasta nuestra época, eran algo diferentes a los egipcios: tenían pequeñas asas en forma de orejas. De hecho, terminarían por parecerse más al ánfora que a lo que hoy entendemos por botella.
Historia de la botella en la Antigua Roma
En la Antigua Roma el uso de la botella fue general. En una pintura pompeyana del siglo I, se ve claramente dibujada una botella de vidrio con un vaso que le sirve de tapadera. Es como las de hoy a pesar de los dos mil años que las separan.
Contrariamente a lo que pudiéramos pensar servían para contener agua, ya que el vino se envasaba y presentaba en vasijas de distinto material. Botellas de vino que por cierto se solía acompañar de buen queso.
Historia de la botella en la Edad Media
A lo largo de la Edad Media la botella conoció un fuerte declive. La rudeza de los tiempos y las dificultades sobrevenidas tras el hundimiento del Imperio Romano cambiaron las costumbres y dificultaron el comercio. Todo se tornó más tosco, incluido el transporte: una botella de vidrio no hubiera llegado muy lejos.
El vidrio era sumamente frágil, no era práctico, y en el siglo X, empezó a ser sustituida por la botella de cuero: la denominada “bota”. Esta industria nació en Inglaterra hacia el año 1000. El vidrio se reservó para confeccionar botellitas para licores raros y costosos perfumes y esencias.
Evolución de la botella Siglo XV
También la madera fue material con el que se confeccionó esta vasija en la Alemania del siglo XV. A partir de esa fecha este material entró a formar parte de la industria botellera, como también los metales. Pero nada podía compararse al vidrio, y volvió su uso. Mercaderes italianos y aragoneses lo importaban de Oriente como muestra la documentación renacentista española.
Las Casas reales castellana y aragonesa, de gusto muy refinado, mostraban su predilección por el recipiente de vidrio, e incluso se nombró a un oficial de palacio cuyo cometido era conservar los almacenes reales y sus bodegas: el “boteller del rey”, supervisor del aparador de su real Casa en Aragón, Castilla y Navarra.
Las propiedades del vidrio hicieron que fuera abandonándose la madera, los metales e incluso la arcilla como elementos que pudieran estar en contacto con los licores. No obstante, las botellas de cerámica tuvieron gran predicamento en Oriente Medio. Eran recipientes artísticos, muy hermosos, de gran panza esférica y cuello largo y cilíndrico que luego degeneraría en el botellón chato de cuello corto, padre de la garrafa y abuelos del botijo.
A aquel recipiente llamaron en Castilla la botella del campesino y del pastor. Desde finales del siglo XVIII, la botella tuvo que adaptarse tras sufrir algunas variaciones, a un nuevo uso: los ingleses consumían soda embotellada en sifones de cristal recubiertos de una malla protectora para los casos, no infrecuentes, de que el recipiente estallara por la presión del gas.
Evolución de la botella Siglos XIX y XX
Hasta principios del siglo XIX, la industria botellera había permanecido inalterable, anclada en técnicas del pasado. Fue entonces cuando un cristalero de Bristol, Henry Ricketts, patentó en el año 1821, un molde para fabricar botellas en serie.
Botellas de capacidad uniforme y evidentemente de la misma forma, lo que permitía estampar rótulos en relieve sobre el cristal que daba a los fabricantes la posibilidad de incorporar a la botella sus marcas comerciales. Fue uno de los hallazgos más revolucionarios dentro del mundo de la botella porque aseguraba, además, la producción en serie, cosa que sucedió en 1904.
Fue ese año cuando el norteamericano Michel Owens construyó una máquina capaz de fabricar botellas de forma automatizada en la ciudad norteamericana de Toledo, en el estado de Ohio. Con este sistema los tipos de botella que se podían fabricar eran muchísimos. Un gran avance dentro de la historia del envase de vidrio.
El tapón de corona y el decapsulado de hierro vinieron más tarde (inventos americanos también) de un ciudadano de Baltimore llamado William Panter, que se enriqueció con su invento a principios del siglo XX. Hoy en días las botellas de vidrio o cristal se emplean para envasar casi de todo: vino, cerveza, whisky, vinagre de Módena, licor, agua, aceite de oliva, perfumes, champagne o cava, azafrán, leche, aceite de argán, Coca-Cola, caramelos… de todo.
Desde entonces la botella ha permanecido inalterable en cuanto a su formato general. La aparición a mediados del XX, de nuevos materiales amenazó su destino. Nos referimos a la historia de la botella de plástico.
Historia de la botella de plástico
La botella de plástico comenzó a usarse en Francia por la Sociedad General de Aguas Minerales de Vichy, uno de cuyos ingenieros la inventó hacia 1969: era una idea sencilla, pero necesitó cuatro años de investigación. A aquella primera botella de plástico siguió la maxiredonda, del mismo material, llamada a revolucionar un problema: el del almacenamiento.
No lo resolvió, y se trabajó para crear la botella cuadrada, cosa que se consiguió en 1976 con la maxicuadrada. Su éxito fue tan fulminante que desbancó a todos los sistemas de envase del momento. Sin embargo, nada es perfecto, y la botella cuadrada sucumbió ante el brick. En la actualidad no podemos concebir el mercado sin la popular botella de agua o las botellas de plástico decoradas.
Algunos, los puristas, los románticos y amantes de la botella tradicional, se resisten a los avances de nuevas formas de envasado y luchan contra la innovación, pero nada ha podido impedir la aparición de la botella cuadrada, una de las modificaciones aceptables: todos han visto en este detalle la sombra de su enemigo principal: el tetrabrik. Incluso se ha popularizado en los últimos tiempos las botellas de plástico gracias al reto de la botella challenge.
En definitiva, la botella nos ha acompañado y servido desde hace miles de años, teniendo multitud de formas, materiales con las que se construían y multitud de usos. Tanto es así que existen por el mundo diferentes museos sobre la historia de la botella.
Etimología de la palabra botella
La palabra botella procede del latín butticula, forma diminutiva de buttis = odre, tonel, y al castellano llegó tardíamente procedente del francés bouteille, no documentándose antes del primer cuarto del XVIII, ocupando el espacio semántico y léxico del castizo frasco. No obstante esto, hay que recordar que Nebrija emplea a finales del XV el término “botilla”, acaso prestado del italiano bottiglia.
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Fuentes y bibliografía
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– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: MARZO DE 2020