La Republica de Hungría (Magyar Népköztársaság) es uno de aquellos países que a lo largo de la historia ha tenido que luchar constantemente por su independencia. Desde la Antigüedad, ha sido invadida y ocupada por numerosos pueblos. Pero su perseverancia ha tenido éxito y su pueblo consiguió la libertad. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia y origen de Hungría.
Qué vas a encontrar aquí
- 1 Origen de Hungría
- 2 Creación del Estado magiar
- 3 Dinastía de los Anjou
- 4 Invasión otomana de Hungría
- 5 Soberanía de los Habsburgo
- 6 I Guerra Mundial y Período de entreguerras
- 7 Nazismo y II Guerra Mundial
- 8 La Hungría comunista y rebelión de 1956
- 9 Democracia parlamentaria
- 10 Historia de la bandera de Hungría
Origen de Hungría
Para conocer los orígenes de Hungría, primero es necesario conocer cómo es y su situación geográfica. Esto es así, ya que este hecho ha tenido una importancia en el devenir de los acontecimientos históricos por los que ha pasado esta nación.
Situada en la llanura Panónica, sus tierras limitan al oeste con Austria, al norte con Eslovaquia, al noreste con Ucrania, al este y sudoeste con Rumania, y al sur con Croacia y Serbia y Montenegro. El encanto del paisaje de Hungría, de suaves colinas y extensas llanuras matizadas de verde y amarillo, hace de él una entidad única en Europa.
Originalmente, Hungría estaba habitada por los getas y, desde el siglo III a.C., por los celtas. Ha conocido la presencia de dacios, sármatas, yacigos, romanos, vándalos, ostrogodos, eslavos y hunos hasta la llegada de las siete tribus húngaras, las que todo el mundo de la época llamaría magiares y que dieron el nombre a su joven nación hace más de mil años.
País atravesado por el río Danubio, Hungría fue un reino precoz y un imperio que supo negociar la igualdad con Austria, pero no se podía esperar otra cosa de un pueblo orgulloso y feroz defensor de su integridad y su independencia. Actualmente, su superficie es de 93.030 km² y una población de 9.775.215 habitantes. Su capital es Budapest, la lengua oficial es el húngaro y la moneda el florín.
Creación del Estado magiar
Los antepasados de los húngaros pertenecieron al grupo de tribus ugrofinesas del noreste asiático, y el primer territorio europeo que ocuparon corresponde al curso de los ríos Volga y Kama.
En la primera mitad del siglo I se trasladaron al oeste en busca de nuevos pastos y a fines del siglo IX fueron a parar al territorio de la Hungría actual. En el nuevo asentamiento, el miembro de la tribu magiar, el caudillo Arpad, fue elegido príncipe. Más tarde, todas las tribus quedaron sometidas a los magiares.
Estos se dedicaron luego a saquear los países vecinos, hasta que Otón I los derrotó en la batalla del río Lech (955). A partir de esta batalla, paulatinamente, se hicieron sedentarios y se mezclaron con los eslavos y alemanes que vivían en el país.
Géza, uno de los jefes magiares, unificó todas las tribus. Esteban (975-1038), hijo de Géza, se convirtió al cristianismo, conquistó Transilvania y en el año 1000 fue coronado rey de Hungría.
Los monarcas más ilustres de la dinastía de Arpád, fueron Ladislao el Santo (1077-95) y Kálmán (1095-1116), quienes consolidaron el Estado magiar en las llanuras del Danubio y del Tisza, con la Croacia como marca defensiva frente a los bizantinos y a los eslavos.
En el siglo XIII la nobleza latifundista se impuso al rey Andrés II, obligándole a firmar la Bula de Oro (1222), que delimitaba el poder real. Hacia la mitad del siglo XIII los mongoles devastaron el país. El Estado húngaro se debatió en un período de crisis, entre las querellas de la nobleza y los ataques de los checos, austríacos y venecianos.
Dinastía de los Anjou
Al extinguirse con Andrés III (1290- 1301) la casa de Arpad, ocupó el trono la dinastía francoitaliana de los Anjou. Esta dinastía intentó dominar a la nobleza húngara, favoreciendo la inmigración de alemanes, eslavos y rumanos. El angevino Luis el Grande (1342-82) orientó su política hacia el Este. En 1370 fue reconocido rey de Polonia, y su soberanía se extendió hasta el mar Negro.
A su muerte heredó la corona húngara su yerno el emperador Segismundo, y Hungría ingresó en la zona de influencia germánica. El avance turco sobre el Danubio fue detenido durante cierto tiempo por el magnate húngaro János Hunyadi.
Invasión otomana de Hungría
El hijo de Hunyadi, Matías Corvino, fue proclamado rey (1458-90). Durante su reinado mantuvo la independencia húngara frente a austriacos y turcos. A su muerte aumentó la presión otomana y Hungría tuvo que buscar la protección de Austria.
En 1526 los turcos derrotaron a los húngaros en la batalla de Móhacs. A consecuencia de esta derrota, la mayor parte de la Hungría central acabó conquistada por los turcos, la Transilvania se convirtió en un territorio vasallo del sultán y una estrecha zona, al Oeste, fue ocupada por los austríacos. Durante la dominación turca de Hungría hubo un fuerte descenso demográfico. A fines del siglo XVIII el emperador Leopoldo I expulsó a los turcos de Hungría.
Soberanía de los Habsburgo
En la dieta de Presburgo la nobleza húngara reconoció la soberanía de los Habsburgo. Por el tratado de Carlowitz (1699) Turquía renunció a este territorio, con excepción de la región de Tavesmar. Los emperadores desarrollaron una política antihúngara y germanizadora. Reagruparon a los húngaros en la llanura central y repoblaron con eslavos y rumanos las fronteras del reino, encomendándoles la misión de vigilar a los turcos y de reprimir cualquier levantamiento húngaro.
Esta política fomentó el descontento. A principios del siglo XVIII se produjo un levantamiento contra los austríacos en Transilvania, que fue sofocado. La política centralizadora se acentuó durante los reinados de María Teresa y José II. Socialmente, se mantuvieron las estructuras del latifundismo y la situación de los campesinos mejoró muy poco.
A lo largo del siglo XIX, al desarrollarse el nacionalismo entre los pueblos de Europa, los nacionalistas húngaros se enfrentaron contra los austríacos y, al mismo tiempo, intentaron magiarizar las minorías no húngaras que formaban parte del reino. Estas minorías, formadas por eslovacos, rutenos, rumanos, serbios y croatas, totalizaban más de la mitad de la población de Hungría y estaban sometidas a la nobleza húngara.
Al extenderse en diversos países europeos la Revolución de 1848, los liberales húngaros se hicieron con el poder. Dirigidos por Kossuth, limitaron los privilegios de la nobleza e intentaron separarse de Austria. Esta revolución fue aplastada por los rusos en 1849.
Los fracasos de la política exterior austríaca en Europa obligaron al emperador Francisco José a instaurar en 1867 el dualismo austrohúngaro. De acuerdo con este sistema, Austria y Hungría se convirtieron en dos Estados con iguales derechos, unidos por la misma dinastía y con dos ministerios comunes, el de Defensa y el de Asuntos Exteriores.
Este régimen concedió a Hungría una gran autonomía interna. El Gobierno húngaro fue controlado por la aristocracia latifundista, que se esforzó en mantener las estructuras tradicionales y en impedir el desarrollo de las minorías no húngaras.
I Guerra Mundial y Período de entreguerras
Durante la I Guerra Mundial (1914-18) Hungría siguió la suerte de Austria. En noviembre de 1918, después de la derrota de las potencias centrales, se separó de Viena. La crisis económica y la amputación de las fronteras tradicionales de Hungría favorecieron a Béla Kun, quien instauró un régimen comunista, la llamada República de los Consejos (marzo 1919).
Esta fue eliminada por la intervención del ejército rumano, apoyado por las clases conservadoras (agosto 1919). Los contrarrevolucionarios intentaron restaurar a los Habsburgo, pero los aliados no aceptaron, por lo que el almirante Horthy se hizo cargo del poder (1920-45).
En junio de 1920 se firmó el tratado de Trianón, por el cual Hungría cedió Eslovaquia a Checoslovaquia, Transilvania a Rumania y Croacia- Eslovenia a Yugoslavia. Por este tratado, tres millones de húngaros se convirtieron en súbditos de los Estados vecinos. En 1921 se produjeron dos intentos fracasados del ex emperador de Austria, Carlos I, para recuperar el trono. Entre las dos guerras mundiales la aristocracia terrateniente gobernó el país dictatorialmente.
Nazismo y II Guerra Mundial
El triunfo del nazismo en Alemania favoreció el desarrollo del partido nazi húngaro, dirigido por Szálasi, que paulatinamente fue aumentando su influencia en el país.
En política exterior, se buscó el apoyo de Italia y de Alemania para recuperar los territorios perdidos en el tratado de Trianón. Con su ayuda, en 1938 Hungría recuperó los distritos meridionales de Eslovaquia, en 1939 la Rutenia subcarpática y en 1940 una parte de Transilvania.
En 1941 Hungría declaró la guerra a la URSS. Al producirse la retirada alemana en el frente ruso, los alemanes ocuparon Hungría (marzo 1944). Horthy intentó firmar la paz por separado con los aliados, pero Hitler le detuvo. E impuso en Hungría un régimen nazi mediante el Gobierno presidido por Szálasi (octubre 1944).
En diciembre del mismo año el general Miklós, comandante en jefe del II Ejército húngaro, se pasó con éste a los rusos y formó un gobierno provisional en Debrecen.
La Hungría comunista y rebelión de 1956
Durante los primeros meses de 1945 se produjeron, como acontecimientos relevantes, la capitulación de los alemanes en Budapest, la firma de un armisticio por el gobierno provisional húngaro y la URSS. También, la promulgación de un decreto de reforma agraria de gran amplitud y la formación de un frente común político de todos los partidos democráticos, incluido el comunista.
En las elecciones de noviembre de 1945 se impuso el partido agrario y se afirmó, por otra parte, el creciente poder de los comunistas (casi el 20 % de los votos). En las elecciones legislativas del 31 de agosto de 1946 triunfó una coalición formada por comunistas, socialistas y agrarios, con predominio de los primeros, que pasaron a ocupar cinco carteras ministeriales.
Llegado 1948 se firmó un tratado de alianza y un acuerdo económico entre Hungría y la URSS y se produjo la fusión de socialistas de izquierda y comunistas en un partido único, que tomó el nombre de Partido de los Trabajadores de Hungría.
Se acentuó el dominio de los elementos más duros del sector de Stalin del régimen y en 1949 fue arrestado y condenado a cadena perpetua el cardenal Mindszenty, que no sería liberado hasta 1955. Ese mismo año se produjo también el proceso y la ejecución de L. Rajk, ministro de Asuntos Exteriores y prestigioso dirigente marxista, al que se acusó de simpatizar con la rebelde Yugoslavia de Tito.
En agosto del mismo año se aprobó una nueva Constitución que instauró en Hungría el modelo de democracia popular socialista. Figura máxima de todo este proceso político fue M. Rákosi, secretario general del partido comunista, quien en 1952 asumió también las funciones de presidente del Consejo.
Luego, aunque tímidamente, la desestalinización se dejó notar también en el país. Y, Rákosi se vio obligado a dejar la presidencia del Consejo (julio 1953), que pasó a manos de Imre Nagy, de tendencia más liberal. Sin embargo, amparado en su poder como secretario del partido, Rákosi volvió a la ofensiva en 1955. Y, provocó la destitución de Nagy y la reanudación de los procedimientos estalinistas.
Todo ello, junto con una degradación de la situación económica y el estímulo que representaban algunas medidas contemporizadoras del grupo dominante (p. ej., la rehabilitación de Rajk en marzo de 1956), provocó un progresivo aumento de la oposición.
Rákosi abandonó su cargo de secretario del partido (julio 1956), y fue reemplazado por Geró. Pero, la medida no surtió efectos prácticos y el 23 de octubre estalló una revolución popular. Ésta, de base obrera e intelectual, a la que se sumó I. Nagy, que volvió así a la jefatura del Gobierno. Mientras se designó a János Kádár como primer secretario del nuevo Partido Socialista Obrero Húngaro (PSOH).
La revolución, conocida como “Octubre húngaro”, respondía a los deseos de una gran parte del pueblo, rebelde a la presencia de tropas soviéticas en el país y partidaria de una liberalización y democratización del régimen socialista.
Por breves días, hasta su aplastamiento por las tropas soviéticas (4 noviembre) Hungría realizó el ensayo de una sociedad socialista de tipo autogestionario. Nagy se opuso al empleo de las tropas contra los insurgentes, apeló a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra la injerencia soviética y proclamó la retirada del pacto de Varsovia.
Pero Kádár salió secretamente de Budapest y anunció la creación de un gobierno paralelo bajo protección de las tropas soviéticas, que inmediatamente entraron en Budapest, se lanzaron a una violenta represión y detuvieron a Nagy después de haberlo hecho salir con engaño de la embajada de Yugoslavia, donde se había refugiado.
La insurrección no quedó aplastada hasta el 14 de noviembre, con un balance de 10.000 muertos y 200.000 exiliados. Nagy se envió a Rumania y estuvo preso hasta su devolución a Hungría en 1958.
Kádár combinó las medidas represivas (ejecución de I. Nagy y P. Maleter en 1958) con las concesiones: amnistías en 1960 y 1963, exclusión del partido de los estalinistas Rákosi y Gero (1962), mejoría de las relaciones con la Iglesia (acuerdo de 1964), reformas económicas en el plan quinquenal 1966-70 y una amnistía general (1975).
Por indicación del Vaticano, el cardenal Mindszenty se exilió en Viena (1971), donde permaneció hasta su muerte (1975). Por influencia de la perestroikci soviética, el primer ministro Gyórgy Lázár y el secretario general del partido, János Kádár, fueron sustituidos por Karoly Grosz (respectivamente, en junio de 1987 y en mayo de 1988).
Apremiado por la oposición democrática y las disputas internas, el PSOH reconoció el carácter popular de la insurrección de 1956, expulsó a Kádár del comité central, declaró ilegal la ejecución de Nagy y negoció la liquidación del régimen (junio 1989).
Democracia parlamentaria
Una reforma de la Constitución (1989) acabó con el papel dirigente del partido comunista e instauró una democracia de tipo parlamentario. Al suprimir las alambradas en la frontera con Austria y autorizar el tránsito de los alemanes orientales hacia Occidente, Hungría contribuyó a precipitar los acontecimientos. Éstos acabaron con la caída del muro de Berlín.
En las primeras elecciones democráticas de 1990 triunfó el Fórum Democrático Húngaro (MDF), de inspiración democristiana. Y su presidente, Jozsef Antall, formó un Gobierno de amplia coalición. Prosiguieron las reformas económicas, incluido el desmantelamiento de las cooperativas, la indemnización a los propietarios y un plan general de privatización de las empresas estatales, pero las medidas de austeridad y el aumento del paro desgastaron al Gobierno.
En las elecciones de 1994 triunfaron el Partido Socialista Húngaro (MSZP, ex comunista) y la Alianza de los Demócratas Libres (SZDSZ) de orientación socio-liberal, y el socialista Gyula Horn pasó a formar un Gobierno de coalición.
Bajo su mandato, Hungría Firmó un tratado de buena vecindad con Eslovaquia. Donde vive una importante minoría magiar, e ingresó en la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en 1996. Ese mismo año firmó con Rumania un tratado bilateral para resolver el litigio histórico de Transilvania, región rumana en la que viven casi dos millones de húngaros.
Por otra parte, el ingreso en la OTAN, aprobado por referéndum en 1997, se consumó en 1999. Desde las primeras elecciones democráticas se han sucedido en la presidencia de la República Arpad Goncz (1990-2000) y Ferenc Mádl (desde 2000).
Desde 1998 las dos fuerzas políticas mayoritarias son el Partido Cívico-Federación de Jóvenes Demócratas (FIDESZ-MPP), cuyo líder Viktor Orban impulsó las negociaciones para el ingreso en la Unión Europea (1998), cuya solicitud fue aceptada.
El Partido Socialista Húngaro (MSZP) que en coalición con los liberales forzó la caída de Orban en 2002, sustituyéndole en el cargo el socialista Peter Medgyessy. El país ingresó en la Unión Europea en mayo de 2004.
Historia de la bandera de Hungría
«¡Arriba húngaros!» Estas son las palabras del himno nacional que los patriotas cantaban brazo en alto ante la bandera húngara. La revolución de 1848, dirigida por Lajos Kossuth contra los austríacos (que llevaban más de tres siglos ocupando el país), se hallaba en pleno apogeo.
Pero al año siguiente, los insurgentes fueron derrotados por los rusos, que habían acudido en ayuda del emperador austríaco Francisco José I para sofocar la revuelta. A partir de entonces, el símbolo nacional húngaro, con tres franjas horizontales, roja, blanca y verde, inspirado en la bandera tricolor francesa, jugaría al escondite con la historia. Así, desapareció en 1849 para reaparecer a la caída del Imperio austrohúngaro, entre 1918 y 1919. Respecto al significado de los colores de la bandera húngara:
- El color rojo simboliza la valentía y el sacrificio en la lucha.
- El color blanco evoca la pureza y la honestidad.
- El verde, la esperanza que jamás ha abandonado al pueblo magiar.
A partir de 1949, bajo el régimen comunista, se le añadieron las insignias nacionales socialistas, que se suprimieron en beneficio de las de Kossuth durante la frustrada revuelta de 1956. No fue hasta el año siguiente que la bandera se restableció definitivamente.
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