Sir Winston Leonard Spencer Churchill (1874 – 1965) fue un político, escritor, militar y un gran estadista británico. Ejerció como primer ministro del Reino Unido entre 1940 y 1945, y de nuevo entre 1951 y 1955. Independientemente de su carrera política, obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1953. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la biografía de Winston Churchil.
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Qué vas a encontrar aquí
- 1 Nacimiento y juventud
- 2 Formación militar
- 3 Del periodismo a la política
- 4 Inicio de la carrera política
- 5 Canciller de Hacienda
- 6 Un descanso de la política
- 7 Regreso a la alta política y Segunda Guerra Mundial
- 8 Primer ministro de Inglaterra
- 9 Muerte de Churchill
- 10 Cronología de la vida de Winston Churchill
Nacimiento y juventud
Winston Churchill nació el 30 de noviembre de 1874 en el palacio de Blenheim, Oxfordshire, por aquel entonces propiedad de su abuelo, séptimo duque de Marlborough. Su padre era lord Randolph Churchill y su madre una joven norteamericana de deslumbrante belleza llamada Jennie Jerome.
No hay duda de que en sus primeros años conoció la felicidad. En su autobiografía evoca con ternura los días pasados bajo la sombra protectora de su madre, que además de hermosa era culta, inteligente y sensible. Quizás por ello, al ser internado por su padre en un costoso colegio de Ascot, el niño reaccionó con rebeldía. Estar lejos del hogar le resultaba insoportable, y Winston expresó su protesta oponiéndose a todo lo que fuese estudiar. Frecuentemente fue castigado y sus notas se contaron siempre entre las peores.
Formación militar
En 1888 ingresó en la famosa escuela de Harrow, el futuro primer ministro fue incluido en la clase de los alumnos más retrasados. Uno de sus maestros diría de él: «No era un muchacho fácil de manejar. Cierto que su inteligencia era brillante, pero sólo estudiaba cuando quería y con los profesores que merecían su aprobación.»
Churchill fracasó dos veces consecutivas en los exámenes de ingreso en la Academia Militar de Sandhurst. Sin embargo, una vez entró en la institución se operó en él un cambio radical. Su proverbial testarudez, su resolución y su espíritu indomable no lo abandonaron, pero la costumbre de disentir caprichosamente de todo comenzó a desaparecer.
Trabajaba con empeño, era aplicado y serio en las clases y muy pronto se destacó entre los alumnos de su nivel. Poco después se incorporó al Cuarto de Húsares, regimiento de caballería reputado como uno de los mejores del ejército.
Combatió en Cuba, la India y el Sudán, y en los campos de batalla aprendió sobre el arte de la guerra todo cuanto no había encontrado en los libros, especialmente cuestiones prácticas de estrategia que más tarde le servirían para hacer frente a los enemigos de Inglaterra.
Del periodismo a la política
No obstante, la vida militar no tardó en cansarlo. Renunció a ella para dedicarse a la política y se afilió al Partido Conservador en 1898, presentándose a las elecciones un año después. Al no obtener el acta de diputado por escaso margen, Churchill se trasladó a África del Sur como corresponsal del periódico Morning Post en la guerra de los bóers.
Allí fue hecho prisionero y trasladado a Pretoria, pero consiguió escapar y regresó a Londres convertido en un héroe popular. Por primera vez, su nombre saltó a las portadas de los periódicos, pues había recorrido en su huida más de cuatrocientos kilómetros, afrontando un sinfín de peligros con extraordinaria sangre fría.
Inicio de la carrera política
No es de extrañar, gracias su fama y popularidad, que consiguiese un escaño en las elecciones celebradas en 1900 con los veintiséis años recién cumplidos. En el Parlamento, sus discursos y su buen humor pronto se hicieron famosos.
Pero su espíritu independiente, reacio a someterse a disciplinas partidarias, le granjeó importantes enemigos en la cámara, incluso entre sus propios correligionarios. Así pues, no es de extrañar que cambiara varias veces de partido y que sus intervenciones, a la vez esperadas y temidas por todos, suscitaran siempre tremendas polémicas.
Tras ser designado subsecretario de Colonias y ministro de Comercio en un gobierno liberal, Churchill previo con extraordinaria exactitud los acontecimientos que desencadenaron la Primera Guerra Mundial y el curso que siguió la contienda en su primera etapa.
Consideradas disparatadas por los militares, sus profecías se convirtieron en realidad y sorprendieron a todos por la clarividencia con que habían sido formuladas. Churchill fue nombrado lord del Almirantazgo y se embarcó inmediatamente en una profunda reorganización del ejército de su país.
Primero se propuso hacer de la armada británica la primera del mundo, cambiando el carbón por petróleo como combustible de la flota y ordenando la instalación en todas las unidades de cañones de gran calibre. Luego puso en marcha la creación de un arma aérea y, por último, decidido a contrarrestar el temible poderío alemán. Impulsó la construcción de los primeros «acorazados terrestres», consiguiendo que el tanque empezase a ser considerado imprescindible como instrumento bélico.
Canciller de Hacienda
Finalizada la contienda, Churchill sufrió las consecuencias de la reacción de la posguerra y durante un tiempo fue relegado a un papel secundario dentro de la escena política. En 1924 se reconcilió con los conservadores y en 1925 fue puesto al frente del ministerio de Hacienda en el gobierno de Stanley Baldwin.
Era una época de decadencia económica, inquietud, descontento laboral y aparatosas huelgas, y el conservadurismo obstinado de que hacía gala no contentó ni siquiera a sus propios colegas. En una palabra, todo el mundo estaba cansado de él y su popularidad descendió a cotas inimaginables años antes.
Un descanso de la política
Entre 1929 y 1939, Churchill se apartó voluntariamente de la política y se dedicó principalmente a escribir y a cultivar su afición por la pintura bajo el seudónimo de Charles Morin. «Si este hombre fuese pintor de oficio —dijo en una ocasión Picasso—, podría ganarse muy bien la vida.» Churchill siguió perteneciendo al Parlamento, pero durante esos años careció prácticamente de influencia.
Regreso a la alta política y Segunda Guerra Mundial
Las cosas cambiaron cuando, al observar la creciente amenaza que Hitler constituía, proclamó la necesidad urgente de que Inglaterra se rearmase y emprendió una lucha solitaria contra el fascismo emergente.
En reiteradas ocasiones, tanto en la cámara como en sus artículos periodísticos, denunció vigorosamente el peligro nazi ante una nación que, una vez más, parecía aquejada de una ceguera que podía acabar en tragedia. Tras la firma del Acuerdo de Múnich en 1938, en el que Gran Bretaña y Francia cedieron ante el poderío alemán, la gente se dio cuenta nuevamente de que Churchill había tenido razón desde el principio.
Hubo una docena de ocasiones en las que hubiera sido posible detener a Hitler sin derramamiento de sangre, según afirmarían después los expertos. En cada una de ellas, Churchill abogó ardorosamente por la acción.
El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió con centelleante precisión en Polonia. Dos días después, Francia e Inglaterra declararon la guerra a Alemania y, por la noche, Churchill fue llamado a desempeñar su antiguo cargo en el Almirantazgo. Todas las unidades de la flota recibieron por radio el mismo mensaje: «Winston ha vuelto con nosotros.»
Los mismos diputados que una semana antes lo combatían con saña, lo aclamaron puestos en pie cuando hizo su entrada en el Parlamento. Pero aquella era una hora amarga para la historia del Reino Unido. La nación estaba mal preparada para la guerra, tanto material como psicológicamente.
Primer ministro de Inglaterra
Cuando fue nombrado primer ministro el 10 de mayo de 1940, Churchill pronunció una conmovedora arenga en la que afirmó no poder ofrecer más que «sangre, sudor y lágrimas» a sus conciudadanos. El pueblo británico aceptó el reto y convirtió tan terrible frase en un verdadero lema popular durante seis años; su contribución a la victoria iba a ser decisiva. Churchill consiguió mantener la moral en el interior y en el exterior mediante sus discursos, ejerciendo una influencia casi hipnótica en todos los británicos.
Formó un gobierno de concentración nacional, que le aseguró la colaboración de sus adversarios políticos, y creó el ministerio de Defensa para una mejor dirección del esfuerzo bélico. Cuando la Unión Soviética firmó un pacto de no agresión con Alemania, y mientras los Estados Unidos seguían proclamando su inamovible neutralidad, Churchill convocó una reunión de su gabinete y con excelente humor dijo: «Bien, señores, estamos solos. Por mi parte, encuentro la situación en extremo estimulante.»
Churchill hizo todo lo posible para que ambas potencias entrasen en la guerra, lo que consiguió en breve tiempo. Durante interminables jornadas, dirigió las operaciones trabajando entre dieciséis y dieciocho horas diarias, transmitiendo a todos su vigor y contagiándoles su energía y optimismo.
Por fin, el día de la victoria aliada, se dirigió de nuevo al Parlamento y al entrar fue objeto de la más tumultuosa ovación que registra la historia de la asamblea. Los diputados olvidaron todas las formalidades rituales y se subieron a los escaños, gritando y sacudiendo periódicos.
Churchill permaneció en pie a la cabecera del banco ministerial, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas y sus manos se aferraban temblorosas a su sombrero. A pesar de la enorme popularidad alcanzada durante la guerra, dos meses después el voto de los ingleses lo depuso de su cargo.
Churchill continuó en el Parlamento y se erigió en jefe de la oposición. En un discurso pronunciado en marzo de 1946 popularizó el término «telón de acero» y meses después hizo un llamamiento para la creación de los Estados Unidos de Europa.
Tras el triunfo de los conservadores en 1951 volvió a ser primer ministro por segunda vez. Curiosamente, en 1953 Churchill fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura por sus Memorias sobre la Segunda Guerra Mundial.
Alegando razones de edad, presentó la dimisión en abril de 1955, después de ser nombrado Caballero de la Jarretera por la reina Isabel II y de rechazar un título nobiliario a fin de permanecer como diputado en la Cámara de los Comunes. Reelegido en 1959, ya no se presentó a las elecciones de 1964. No obstante, su figura siguió pesando sobre la vida política y sus consejos continuaron orientando a quienes rigieron después de él los destinos del Reino Unido.
Muerte de Churchill
El 15 de enero de 1965 Churchil sufrió un segundo infarto que le produjo una grave trombosis cerebral. Su salud era crítica, y a los nueve días, Winston Churchill murió el 24 de enero de 1965 en Londres. El pueblo había visto en Churchill la personificación de lo más noble de su historia y de las más hermosas cualidades de su raza, por eso no cesó de aclamarlo como su héroe hasta su muerte.
A lo largo de su brillante carrera, sir Winston Leonard Spencer Churchill fue sucesivamente el hombre más popular y el más criticado de Inglaterra, y a veces ambas cosas al mismo tiempo. Considerado el último de los grandes estadistas, siempre será recordado por su rara habilidad para predecir los acontecimientos futuros, lo que en ocasiones se convirtió en una pesada carga para sus compatriotas.
Durante años, Churchill fue algo así como la voz de la conciencia de su país, una voz que sacudía los espíritus y les insuflaba grandes dosis de energía y valor. Su genio polifacético, además de llevarlo a conquistar la inmortalidad en el mundo de la política, lo hizo destacar como historiador, biógrafo, orador, corresponsal de guerra y bebedor de coñac. Y en un plano más modesto como pintor, albañil, novelista, aviador, jugador de polo, soldado y propietario de caballerías.
Cronología de la vida de Winston Churchill
A continuación puedes encontrar un resumen de la biografía de Winston Churchil en forma de cronología o línea del tiempo (timeline). Así no te perderás ningún acontecimiento o hito importante de la vida de Winston Churchil:
- Año 1874: El 30 de noviembre nace Winston Churchill en el palacio de Blenheim.
- Año 1888-1893: Estudios en la escuela de Harrow y en la Academia Militar de Sandhurst.
- Año 1895: Se incorpora al Cuarto Regimiento de Húsares, con el que combatirá en Cuba, la India y Sudán.
- Año 1898: Se afilia al Partido Conservador.
- Año 1899: Viaja a África del Sur como corresponsal del Morning Post. Es hecho prisionero, pero consigue escapar y regresa a Londres convertido en héroe.
- Año 1900: Es elegido diputado por Oldham.
- Año 1904: Abandona las filas conservadoras y se une a los liberales.
- Año 1910: Desempeña el cargo de ministro de Comercio.
- Año 1914: Es nombrado lord del Almirantazgo. Acomete la modernización del ejército británico al estallar la Primera Guerra Mundial.
- Año 1924: Se reconcilia con los conservadores. Es elegido ministro de Hacienda.
- Año 1939: El ejército nazi invade Polonia. Churchill es nombrado de nuevo lord del Almirantazgo.
- Año 1940: El 10 de mayo el rey Jorge lo nombra primer ministro.
- Año 1941: Firma con el presidente Franklin D. Roosevelt la Carta del Atlántico.
- Año 1945: Participa en las conferencias de Yalta junto a Stalin y Roosevelt. También acude a la conferencia de Potsdam. Pierde las elecciones ante los laboristas.
- Año 1951: Gana las elecciones y vuelve a ocupar el cargo de primer ministro.
- Año 1953: Recibe el Premio Nobel de Literatura.
- Año 1965: El 24 de enero muere en Londres Winston Churchill.
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