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Historia de Suecia

Suecia es un país con una historia centenaria e intensa. Es una nación con unas costumbres y una cultura que se remontan a muchos siglos en el tiempo. Es un territorio que ha protagonizado diversas guerras, etapas y períodos históricos a lo largo de los años que deben ser conocidos. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia de Suecia y su origen.

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Origen de Suecia

Para conocer el origen de Suecia, primero es necesario primero conocer su situación geográfica. Es el país de mayor extensión y el más compacto y variado de los que forman Escandinavia. Suecia (Sverige) ocupa la parte orien­tal de la península. Limita al oeste con Noruega y al noreste con Fin­landia. Sus costas se abren al mar del Norte, al Báltico y al gol­fo de Botnia.

cuál es el origen de Suecia

Con miles de ríos y lagos, costas recortadas en fiordos y montañas modeladas por los glaciares, Suecia es el país que gestaron los hielos, al igual que lo hicieran con sus hermanos escandinavos, con los que comparte buena parte de su historia. El agua y el bosque conforman indisociablemente el paisaje y la vida del pueblo sueco, cuyas ciudades parecen confundirse con la naturaleza.

Tras las dinámicas y aterradoras expediciones de los antiguos vikingos, y una turbulenta historia medieval y moderna, Suecia ha entrado en el mundo contem­poráneo como un caso raro, pues lleva más de un siglo sin tomar parte en guerra alguna. La neutralidad política y un moderno concepto de la gestión social le han convertido en uno de los países mejor organizados de la Tierra, y a sus ciu­dadanos, en uno de los grupos humanos más mimados por sus gobernantes.

  • Continente: Europa.
  • Superficie: 449.964 km2.
  • Capital: Estocolmo.
  • Población: 10.230.548 habitantes.
  • Moneda: Corona sueca.
  • Lengua oficial: Sueco.

Antigüedad, época vikinga y Edad Media

Antiguamente, Suecia estaba habitada por la tribu de los svear, que impuso su soberanía sobre sus vecinos meridionales, los godos. Desde el siglo VIII hasta el siglo XI los suecos parti­ciparon en la gran expansión de los pueblos escandinavos hacia Occidente (normandos) y hacia Oriente (varegos).

antigüedad de Suecia

En el siglo X empezó la unificación y delimitación de sus fronteras, y el cristianismo penetró tardíamente en el país (siglo XI).  En el siglo XII el centro de gravedad política se trasladó hacia el sur, de Uppsala a Gotland, donde se establecieron los primeros contactos con los mercaderes alemanes. Erik IX (1150-60) conquistó gran parte de Finlandia en 1157 y Canuto Eriksson (1167-96) concedió a los alemanes la explotación de las minas de Bergslagen.

Desde principios del siglo XIII apareció una cla­se feudal, que consolidó su poder e independencia a lo largo de la centuria. El rey Birger Jarl ocupó el sudeste de Finlandia (1249- 50), lo que motivó la réplica de Rusia (guerra de Carelia).

El conflicto terminó en 1323 con la repartición de Finlandia. El movimiento unitario comenzó en 1319 con la unión sueconoruega a favor de Magnus Eriksson, y en 1389, a consecuencia de la victoria de Falkopung, la reina Margarita de Dinamarca se convirtió en soberana de los tres reinos.

Unión de Kalmar

En 1397 se dio forma legal a la unión de los países escandi­navos en la llamada Unión de Kalmar. A pesar de esta unión, la economía de los países bálticos continuó dependiendo de Ale­mania, puesto que los mercaderes hanseáticos les proporciona­ban, con carácter monopolístico, el trigo y la sal y exportaban sus productos (pescado, madera, cobre y hierro).

Pronto, la política de la monarquía, dirigida por funcionarios daneses, fue contraria a los intereses suecos, especialmente a raíz de la pug­na entre daneses y germanos por el Schleswig-Holstein, que paralizó las exportaciones de hierro de Suecia.

Entre la nobleza surgió un partido autonomista, apoyado por la Hansa. Desde 1448 hasta 1520 los suecos, dirigidos por la familia de los Sture, lucharon para separarse de la Unión. Cristián II de Dina­marca se propuso hacer efectiva su soberanía sobre Suecia. Después de derrotar a los suecos en el lago Asunden (1520), ordenó una matanza que no hizo más que acentuar las diferen­cias.

Dinastía Vasa

Un pariente de Sten Sture, Gustavo Eriksson Vasa (Gustavo I), inició la sublevación y fue elegido rey de Suecia en 1523. Gustavo I (1523-1560), que dio a su país la independencia, fortaleció la autoridad central, estableció el principio de la monarquía here­ditaria, arrebató a los comerciantes alemanes sus privilegios y empezó la creación de un ejército y una escuadra de guerra.

Historia de Suecia siglo XVI
El rey Gustavo I de Suecia

Durante su reinado, la Reforma se extendió rápidamente, pues­to que las jerarquías católicas suecas, partidarias de la Unión, habían sufrido un serio revés con la victoria de los autonomis­tas. Los Vasa iniciaron una acertada política exterior que daría a Suecia la hegemonía en el Báltico. Erik XIV (1560-1568) tomó Tallin (1561) e intentó conquistar Estonia, amenazada por el avance moscovita, y obtener la libertad de tránsito por el Sund.

Estas pretensiones condujeron a una guerra (1563-70) contra Dinamarca, Lübeck y Polonia. Juan III (1568-1592) se alió con Polonia contra el común peligro ruso (Iván el Terrible), y los ejércitos confederados polaco-suecos frenaron el avance de Iván IV sobre Livonia (1582).

Conjurado el peligro moscovita, Juan III reanudó la expansión conquistando Estonia (1595), y Carlos IX (1607- 1611), que había arrebatado el trono sueco a Segismundo III de Polonia y Suecia, entró en guerra con Polonia por la posesión de Livonia (1611).

Su sucesor, Gustavo Adolfo II (1611-1632), acentuó el absolutismo y creó un poderoso ejército nacional. Las paces de Stolbova y Altmark (1629) sellaron la realización del viejo ideal sueco de excluir a Rusia y Polonia del Báltico.

La guerra de los Treinta Años dio a Suecia la oportunidad de intervenir para ampliar sus conquistas en el Báltico meridio­nal. Bajo el mando de Gustavo Adolfo, primero, y del canciller Axel Oxenstierna, después, obtuvo éxitos decisivos en Alema­nia.

Por la paz de Bromsebro (1645), Dinamarca renunció a cerrar los pasos del Sund y cedió a Suecia Halland, la región noruega de Jiimtland y las islas Gotland y Ocsel. Por la paz de Westfalia (1648) Suecia obtuvo la Pomerania occidental, las islas de Wollin y Rugen y los estuarios del Weser, el Elba y el Oder. Bromsebro y Westfalia determinaron la hegemonía sueca en el Báltico y dieron pie a Suecia para intervenir en los asun­tos de Alemania.

Carlos X (1654-60) intentó llevar a sus últi­mas consecuencias el imperialismo de sus predecesores, lo que dio lugar a la primera guerra del Norte, en el curso de la cual formaron un frente antisueco los Países Bajos, Dinamarca, Brandemburgo, Austria, Polonia y Rusia. Por la paz de Oliva (1660) los aliados reconocieron la hegemonía sueca en el Báltico.

La decadencia empezó durante la minoría de Carlos XI (1660-97), cuando la nobleza, reaccionando contra el auto­ritarismo real, usurpó el gobierno. Entre 1675 y 1679 los ejércitos daneses, pru­sianos y holandeses derrotaron a los sue­cos, y sólo el tratado de Saint-Germain- en-Laye (1679) salvó a Suecia de perder su posición hegemónica.

Su sucesor Carlos XII (1697-1718), en la segunda guerra del Norte, tuvo que hacer frente a una coalición formada por Dinamarca, Hannover, Prusia, Polonia y Rusia. Por los tratados de Estocolmo (1719-20) entregó a Dinamarca el Schleswig, a Prusia la Pomerania occidental hasta el Peene y a Hannover los obispados de Bremen y Verden.

Por el tratado de Nystad (1721) cedió a Rusia Ingria, Estonia, Livonia, parte de la Carelia y las islas Dago y Oesel. Estas paces redujeron a Suecia al papel de potencia de segundo orden y elevaron a Rusia al primer plano de la política europea.

La aristocracia volvió a asumir el poder en 1719. En 1741 los suecos, instigados por Francia, quisieron reconquistar las posiciones del Báltico oriental. Su empresa fracasó por completo, y por la paz de Turku (1743) tuvieron que ceder a los rusos el sudeste de Finlandia. Suecia quedó entonces a mer­ced de las potencias que parecían dis­puestas a repartirse su territorio.

No obs­tante, una reacción nacional, encabezada por Gustavo III (1771-92), acabó con el desgobierno de la oli­garquía nobiliaria y con el intervencionismo extranjero (golpe de Estado de 1772). Gustavo III se condujo como déspota ilus­trado, y fue asesinado por la nobleza. Gustavo IV (1792-1809) implicó a Suecia en la guerra contra Napoleón I y en 1808 tuvo que ceder Finlandia a Rusia.

Un golpe de Estado (1809) de carácter liberal llevó al poder a Carlos XIII (1809-18), quien hizo la paz con Rusia y Francia y aceptó una Constitución (1809).

Historia moderna y contemporánea

Sin descendencia directa, Carlos XIII designó sucesor al mariscal francés Bernadotte (1810), que adoptó el nombre de Carlos XIV, quien en 1813 participó en la campaña final contra Napoleón. El congreso de Viena (1814) compensó a Suecia por la pérdida de Finlandia con la cesión de Noruega.

Historia moderna de Suecia

Por el acta de Unión (1815), suecos y noruegos acordaron reconocer la soberanía de la dinastía sueca, pero manteniendo separadas la mayoría de las instituciones de sus propios gobiernos.

Bajo los reinados de Carlos XIV (1818-44), Oscar I (1844-59), Car­los XV (1859-72) y Oscar II (1872-1907), Suecia conoció una progresiva liberalización en el gobierno, un potente desarrollo industrial y un proceso reformista: libertad de prensa y obliga­toriedad de la enseñanza (1842), libertad económica (1846), tolerancia religiosa (1859), reforma de la administración (1862).

La política exterior se caracterizó por la neutralidad. Las reformas agrarias no pudieron frenar una fuerte corriente emigratoria, en especial hacia EE.UU. (unas 350.000 personas en medio siglo). A lo largo del siglo XIX los noruegos plantea­ron una serie de conflictos de tipo nacionalista que finalizaron en 1905 con el fin de la Unión de ambos reinos. Dos años des­pués fue coronado Gustavo V.

Historia reciente de Suecia: Siglo XX

En 1899 se constituyó el partido socialdemócrata. Suecia mantuvo la neutralidad en la I Guerra Mundial, pero ingresó en la Sociedad de Naciones (1920).

Historia política Sueca
Manifestación durante la Huelga General de 1909

En pugna con los conservado­res, los socialdemócratas consiguieron mejoras sociales y polí­ticas (sufragio universal, 1907; seguro de vejez, 1913; jornada de ocho horas, 1918; concesión de voto a la mujer, 1918). El Gobierno conservador (1926-32) no pudo remontar los efectos de la depresión y los socialdemócratas, apoyados por los sindicatos y el partido de los campesinos, obtuvieron la mayoría en la Dieta (1932).

Bajo la dirección del primer ministro P. A. Hanson (1932-1946), Suecia superó la crisis económica y abandonó el patrón oro, respaldado por los patronos y los sin­dicatos y a partir de la negociación colectiva. Suecia permane­ció neutral durante la II Guerra Mundial, ingresó en la Organi­zación de las Naciones Unidas (ONU) en 1945 y se mantuvo el dominio socialdemócrata.

En 1946 llegó al poder el socialdemócrata Tage Erlander, con el que culminó la creación del Estado del bienestar, aumentaron las rentas y los salarios y se estableció una elevada fiscalidad. Una ley de reforma política redujo el Riksdag a una sola cámara de 350 diputados elegidos cada tres años (1971).

En 1969, Olof Palme sustituyó a T. Erlander como pre­sidente del partido socialdemócrata y primer ministro. En 1973 murió el rey Gustavo VI y le sucedió su nieto Carlos XVI Gustavo. Una coalición de partidos “burgueses” triunfó en las elecciones de 1976, y Thorbjbm Falldin pasó a presidir el Go­bierno, que logró la aprobación en referéndum de un plan energético basado en la energía nuclear.

La victoria socialde­mócrata de 1982 llevó de nuevo a Palme al Gobierno, pero tras su asesinato en 1986 Ingvar Carlsson fue nombrado primer ministro hasta la formación de un Gobierno conservador en 1991 presidido por Cari Bildt.

No obstante Carlsson recuperó el poder al frente de un Gobierno sueco monocolor minoritario en 1994 y dos años más tarde fue sustituido por Goran Persson al frente del partido y del ejecutivo. El ingreso en la UE, solicita­do por el Gobierno en 1990, se hizo efectivo el 1 de enero de 1995, aunque Suecia se mantuvo al margen de la zona euro.

Historia de la bandera Sueca

En Suecia abundan las leyendas. Una de ellas narra la visión que tuvo el rey Erik IX de la bandera sueca. En el siglo XII el monarca conducía a los cruzados en su lucha contra los paganos finlandeses. En el cielo límpido, de un azul intenso, brillaba un sol de justicia. Mientras el soberano contemplaba el astro, vio cómo aparecía la cruz escandinava. Esta visión explica que la cruz amarilla en la bandera sueca represente el sol, y el fondo azul, el cielo.

quién creó la bandera sueca

Otra versión histórica traslada el origen del pabellón al siglo XIV, cuando las banderas representaron por primera vez las armas de Suecia: tres coronas de oro sobre un fondo azul. La cruz amarilla volvió a aparecer dos siglos más tarde en los estandartes de guerra suecos cuando el rey Juan III Vasa trató de restablecer el catolicismo. No fue hasta el reinado de Gustavo I, en 1663, cuando se estableció la actual bandera azul con la cruz amarilla. Fue oficializada en 1905, cuando se separaron las coronas de Suecia y Noruega.

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