La batalla de Moscú tuvo lugar entre el dos de octubre de 1941 y el 7 de enero de 1942 dentro del marco de la Segunda Guerra Mundial. El ejército alemán de Hitler se enfrentó al ejército soviético de Stalin. El objetivo de los Nazis era la invasión de la Unión Soviética y la conquista de Moscú. El cruel invierno y la resistencia rusa provocaron la derrota alemana. En CurioSfera-Historia.com te contamos la historia de la batalla de Moscú.
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Datos de la batalla de Moscú
- Fecha: Del 2 de octubre de 1941 al 7 de enero de 1942.
- Lugar: Unión soviética occidental.
- Combatientes: Unión Soviética de Stalin contra la Alemania de Hitler.
- Unidades: Frentes soviético, de reserva y de Bryansk: 1.250.000 efectivos (30 de septiembre). Grupo Centro del Ejército alemán: 910.000 hombres (30 de septiembre).
- Objetivo: Invasión de la Unión Soviética. El ejército alemán quería hacerse con el control de Moscú, la capital rusa.
- Resultado: Los soviéticos consiguieron vencer y evitar la invasión alemana.
- Personajes protagonistas: El mariscal soviético Georgi Zhukov y el mariscal alemán de campo Fedor von Bock.
- Bajas: Entre los soviéticos 515.000 muertos y prisioneros, 144.000 heridos. Los alemanes unas 200.000 bajas.
- Consecuencias: Hitler tuvo que desistir en su deseo invadir y derrotar a la Unión Soviética.
Antecedentes y contexto
La invasión alemana de la Unión Soviética en junio de 1941 pilló al Ejército Rojo por sorpresa, sin preparar e incapaz de afrontar lo que se le venía encima. En cuestión de 24 horas, las vanguardias panzer (unidades acorazadas alemanas) penetraron hasta 80 kilómetros.
A principios de julio, los alemanes habían invadido Letonia y Lituania, cercaron a las tropas soviéticas en la zona de Bialystok (con el resultado de casi 300.000 prisioneros) y empezaron a penetrar en Ucrania por el sur.
Stalin, que permaneció en silencio durante las dos primeras semanas de la batalla, exhortó a los soviéticos a luchar hasta el final. Sin embargo, la mayoría de observadores externos creían que los alemanes no tardarían mucho en llegar a las puertas de Moscú.
La estrategia alemana
La capital soviética era inicialmente el principal objetivo alemán, y la idea era tomarla antes de la llegada del invierno. Con este fin, el Grupo de ejércitos del Centro de Fedor von Bock, ocupado en avanzar hacia Moscú, recibió el grueso de las tropas acorazadas con dos grupos panzer. Mientras, el Grupo Norte, cuyo objetivo era Leningrado (la ciudad en honor a Lenin y la actual San Petersburgo). El Grupo Sur (con la misión de invadir Ucrania) contaban con uno cada uno.
El 19 de julio, Hitler (cada vez más entrometido en la marcha de las operaciones) anunció una nueva orden: Moscú ya no era el objetivo principal. En su lugar, el Grupo Centro tenía que entregar gran parte de sus fuerzas acorazadas a los otros dos grupos para poder tomar Leningrado rápidamente y asegurar la principal zona agrícola soviética de Ucrania. La operación tendría lugar una vez que von Bock se encargase de otro gran cerco alrededor de Smolensk.
El cerco de Smolensk se redujo a su debido tiempo. Además, 310.000 soldados soviéticos más cayeron en manos alemanas. El Grupo Sur de Gerd von Rundstedt avanzó hacia Kiev, la antigua capital de Ucrania (Stalin ordenó que resistiese hasta el último hombre).
Cuando cruzó desde los estados bálticos hacia Rusia propiamente dicha, el Grupo Norte avanzó más lentamente debido al cansancio y al terreno densamente boscoso. El sitio de Leningrado no comenzó hasta principios de septiembre. Inmediatamente, Hitler volvió a cambiar de idea. Moscú volvió a ser el principal objetivo y los grupos Norte y Sur recibieron la orden de devolver las fuerzas acorazadas que habían obtenido del Grupo Centro.
Para el Grupo Norte, en un período relajado durante un largo asedio (que duraría hasta finales de enero de 1944), la transferencia fue razonablemente sencilla. Por el contrario, el Grupo Sur se encontraba enredado en la toma de Kiev, que no cayó hasta el 19 de septiembre (con un resultado de 600.000 prisioneros). Sólo entonces pudo von Rundstedt devolver el segundo ejército panzer de Heinz Guderian a von Bock.
El resultado fue que el avance de 320 kilómetros hacia Moscú, la operación Tifón, no pudo comenzar hasta el 30 de septiembre. Teniendo en cuenta que a mediados de octubre comenzaban las lluvias de otoño, seguidas del duro invierno ruso, el tiempo era escaso. En realidad, las lluvias comenzaron tres días antes de la puesta en marcha de la operación Tifón.
La estrategia defensiva soviética
En el bando soviético, Stalin y su alto mando siempre habían estado convencidos de que Moscú era el principal objetivo alemán. La idea se reforzó con los ataques aéreos de la Luftwaffe sobre la capital que comenzaron hacia finales de julio. Dichos ataques provocaron una reubicación de la industria armamentística soviética al este de los Urales para evitar que fuese alcanzada por los bombarderos.
Al oeste de Moscú se construyeron tres líneas de defensa, en gran parte con mano de obra local. Frente al Grupo Centro del Ejército había dos frentes soviéticos: el Frente Sudoeste de 55 divisiones de Semyon Timoshenko y el Frente Bryansk con 26 divisiones de Andrei Yeremenko. Stalin ordenó la transferencia de divisiones, acostumbradas al frío, desde Siberia hasta la zona de Moscú.
Operación Tifón
La renovada ofensiva alemana estaba encabezada por el Cuarto Ejército panzer de Erich Hoepner, el Tercer Ejército panzer de Hermann Hoth y el Segundo Ejército panzer de Guderian. Éste rodeó rápidamente el Frente de Bryansk, que quedó totalmente cercado el 6 de octubre.
Al día siguiente, Hoth y Hoepner rodearon Timoshenko. Aunque se tardó un tiempo en reducir a la resistencia, ambos frentes soviéticos quedaron totalmente destruidos y parecía que la ruta a Moscú ya estaba abierta.
Sin embargo, el clima hizo de las suyas. El 7 de octubre, el mismo día en que los alemanes atraparon al Frente Occidental en Vyazma, comenzaron las lluvias de otoño propiamente dichas. La tierra no tardó en convertirse en un pantano que dificultó los movimientos drásticamente. Para agravar los problemas de los alemanes, Hitler insistió en que los ejércitos panzer rodeasen Moscú en lugar de entrar directamente en la ciudad. Pero el avance continuó.
A mediados de octubre, los alemanes se encontraban a 160 kilómetros de su objetivo: Moscú. El pánico se apoderó de la capital. Muchos de los órganos de gobierno y las embajadas extranjeras abandonaron la ciudad. Incluso el propio Stalin se preparó para su marcha, pero cambió de opinión cuando su tren estaba a punto de partir.
El 8 de octubre, los alemanes avanzaron hasta encontrarse a 130 kilómetros de Moscú. Parecía que iban a llegar a su objetivo en cuestión de días, pero las cosas no salieron como los alemanes habían pensado.
En primer lugar, Stalin nombró a un nuevo comandante, Georgi Zhukov, cuyo recién formado Frente Occidental recibió la orden de detener la ofensiva alemana. En segundo lugar, las lluvias (que empezaron a mezclarse con nieve cuando el mes de octubre se convirtió en noviembre) seguían reduciendo la movilidad de las tropas.
Todo ello se agravó con las dificultades a que se vieron expuestas las líneas de abastecimiento alemanas. Numerosos soldados seguían llevando el uniforme de verano y empezaron a sufrir las consecuencias del frío. Las unidades se vieron reducidas a la mitad de sus efectivos debido a que el sistema de refuerzos ya no daba más de sí.
La situación llegó a un punto decisivo el 30 de octubre, cuando Guderian intentó tomar Orel, a 110 kilómetros al este de Bryansk. Entre los defensores estaba la primera división siberiana que logró llegar. Guderian, con sus tanques de combustible casi vacíos, quedó sorprendido ante la intensidad de la resistencia. Esta situación, junto a la imposibilidad de atravesar el terreno, obligó a hacer un alto.
Los alemanes son aniquilados
Con el mes de noviembre llegaron las heladas; el terreno empezó a endurecerse una vez más. Los alemanes hicieron acopio de suministros rápidamente para poder retomar el avance. Al mismo tiempo, los trenes cargados de soldados soviéticos se dirigían al oeste desde Siberia: un total de 40 divisiones para reforzar las defensas de Moscú.
Algunas de esas tropas participaron en el desfile anual del día de la Revolución, celebrado en la Plaza Roja el 7 de noviembre en presencia de Stalin, para desplegarse inmediatamente a continuación hacia el frente. El avance alemán sobre Moscú se reanudó el 15 de noviembre. Mientras que el terreno congelado volvía a permitir la movilidad, el frío cada vez más intenso ejerció un efecto debilitador en las tropas. Sumado a la resistencia soviética, cada vez mayor, el progreso se ralentizó considerablemente.
A finales del 4 de diciembre, el Grupo del Norte llegó al canal del Volga, a sólo 32 kilómetros al noroeste de Moscú. Algunas unidades de reconocimiento afirmaron que se veían las agujas del Kremlin.
En el sur, Guderian se acercaba al río Oka, al sudeste de la ciudad. Parecía que Moscú acabaría en manos alemanas con un esfuerzo final. Aquella noche, sin embargo, la temperatura descendió a -35 °C. Los motores de los tanques no arrancaron, las armas perdieron operatividad y la congelación hizo estragos entre los soldados alemanes, carentes de prendas de abrigo.
El 5 de diciembre, Zhukov contraatacó. Sus tropas y sus vehículos estaban mejor equipados para combatir el frío. Hitler se vio obligado a permitir algunas retiradas locales, pero cambió de opinión en 48 horas. En el norte, la retirada alemana se llevó a cabo de forma ordenada, aunque fue preciso abandonar gran parte del equipo.
Guderian, sin embargo, tuvo muchas más dificultades para sacar a sus tropas del estrecho saliente que habían ocupado. Los soldados se encontraron con el paso cortado en repetidas ocasiones y tuvieron que luchar para salir del envolvimiento.
La presión soviética fue tal que a finales del mes de diciembre, los alemanes se habían alejado 150 kilómetros de su objetivo principal. Por descontado, el Ejército Rojo continuó con sus ataques hasta finales de febrero del año 1942, hasta el agotamiento.
Consecuencias y repercusiones
El fracaso del Grupo Centro del Ejército frente a Moscú marcó el final de las esperanzas alemanas de acelerar la derrota de la Unión Soviética. Y es que los alemanes fracasaron porque comenzaron la invasión demasiado avanzado el año. Además del error de Hitler de no atenerse al plan original en el que Moscú era el objetivo principal supuso una pérdida de tiempo aún mayor.
En consecuencia, los alemanes se encontraron no sólo frente a un incansable Ejército Rojo que se recuperaba rápidamente, sino además ante la crudeza del invierno ruso, uno de los más devastadores del planeta, para el cual no estaban equipados en absoluto.
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