La forja marca las división de las épocas antiguas, una de las más conocidas es la que hace referencia a la edad del cobre, la edad del bronce y la edad del hierro. No es una clasificación muy estricta, pero resulta comprensible por algunas cosas. La división no es arbitraria, ya que indica el estado de la tecnología disponible. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia de la forja y su origen.
Origen de la forja
En la Antigüedad se aprovechaban los materiales tal como se encontraban, o casi. Por eso, cuando se usó algo más que piedras, el material más fácil de trabajar fue el cobre, ya que le podemos dar forma a golpes sin necesidad de calentarlo. Era el nacimiento de la forja: dar forma a un metal a base de golpes.
El caso del bronce ya era más complicado. Esta aleación pide calentarlo antes de poder hacer cosas útiles, como darle la forma que queremos. El bronce requirió empezar a usar el fuego para poder trabajar, con lo cual comenzó la metalurgia.
Pero el reto era otro mineral mucho más duro, y más difícil de trabajar: el hierro. La calidad de las herramientas y las armas que se obtenían con hierro superaba de largo las de bronce. Pero trabajar el hierro ya resultaba mucho más complicado.
Había que llegar a temperaturas superiores en un horno donde se ponía carbón y mineral de hierro. De allí salía una pasta hecha de mineral de hierro mezclado con impurezas, con la escoria. Y para separar la parte útil de la escoria había que esforzarse mucho. Golpeando con un martillo bien pesado, el metal se iba compactando y los contaminantes salían. Y así, golpeando el metal al rojo vivo, se conseguía dar forma a la pieza.
El hierro se empezó a trabajar por separado en muchos lugares del planeta. Algunas de las piezas de hierro más antiguas se encontraron en la India y en Egipto y están fechadas en más de tres mil años de antigüedad.
Además, la sustitución del bronce por el hierro no fue inmediata. Las nuevas tecnologías tardaban tiempo a asentarse. Pero poco a poco la superioridad del hierro se fue imponiendo y durante el imperio romano ya había partes. Incluso tenía su propio dios, Vulcano, que se representaba trabajando en la forja.
Durante mucho tiempo las cosas se movieron despacio. Las herramientas mejoraban, pero no eran grandes innovaciones. Mejores martillos, herraduras, mejores hachas y mejores espadas y armaduras. Pero el proceso de fabricar el hierro seguía siendo similar: un horno, un yunque, un martillo y mucho sudor.
Curiosamente, fue durante la época medieval que sí se avanzó. Para trabajar el material se utilizaban martinetes accionados por ruedas hidráulicas. También se fabricaron sistemas para mover los fuelles que daban aire al horno con el fin de aumentar la temperatura.
Todo ello permitió hacer mucho más hierro y de mayores dimensiones. Los lugares donde había mineral de hierro pasaban a ser grandes productores de hierro, al tiempo que grandes consumidores de carbón para alimentar las forjas. La edad del hierro se acabó en Europa durante el imperio romano, pero si miramos a nuestro alrededor y pensamos en cuántas cosas todavía funcionan gracias al hierro quizás podemos considerar que todavía estamos en esa época.
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