Moctezuma II Xocoyotzin (1466 – 1520) fue el noveno tlatoani o emperador de México-Tenochtitlán y del imperio mexica (imperio azteca). Durante su reinado guerreó y amplió su territorio hasta la llegada de los españoles. Esto supuso un auténtico choque de civilizaciones, cordial al principio, pero que acabó en matanzas y la muerte del emperador. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la biografía de Moctezuma.
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Nacimiento y juventud
Según cuentan los textos virreinales, Moctezuma nació en 1467 en Aticpac, uno de los barrios nobles de Tenochtitlán. Su padre era Axayácatl, sexto señor (tlatoani) de los aztecas. Su madre fue Xochicueyetl o Izelcoatzin, ambas esposas de Axayácatl. Sus tíos fueron Ahuízotl y Tízoc, dos de los gobernantes anteriores. Su bisabuelo fue Moctezuma I.
Recibió una educación acorde con su linaje, destacándose antes de ser coronado por sus aptitudes como militar. Debido a su gran religiosidad, llegó a convertirse en sacerdote del templo de Huitzilopochtli.
Ascenso al trono
En 1502, tras la muerte de su tío, el emperador Ahuítzotl, fue elegido entre sus hermanos para ocupar el trono. Fue aclamado rey con entusiasmo debido al prestigio que se había labrado tanto en los campos de batalla como en los lugares sagrados.
Según los cronistas españoles, nada más acceder al trono Moctezuma experimentó una transformación radical. Se convirtió en un gobernante despótico que conmocionó la vida del Imperio. Para empezar, ignoró la antigua relación de armonía entre los tres Estados que integraban la alianza azteca (Tenochtitlán, Tetzcoco y Tlacopán).
Del mismo modo, impuso su autoridad e intervino sin disimulo en los asuntos internos de los reinos confederados. Llegando a exigir que los señores de aquellas tierras que mantuvieran a sus hijos en la corte de Tenochtitlán, para así asegurarse la fidelidad de los padres.
Al mismo tiempo, y a pesar de haber presumido de humilde con anterioridad a su entronización, se mostró muy aficionado al lujo y a recibir el homenaje de sus súbditos. Para dar mayor lustre a su corte alejó de ella a cuantos no eran nobles de nacimiento.
Asimismo, destituyó de todas sus funciones y dignidades a los plebeyos, alegando que éstos no podían ser capaces de albergar elevados sentimientos. Incluso con los aristócratas se mostró soberbio y duro, obligándoles a ir descalzos cuando comparecían en su presencia y permitiéndoles ostentar sus adornos sólo en las grandes ceremonias, para no ver eclipsado su propio esplendor.
Campañas militares
Moctezuma emprendió diversas campañas militares para consolidar el imperio y conquistar nuevas tierras. Una de sus iniciativas guerreras le llevó en 1504 a enviar un ejército para terminar con la independencia de Tlaxcala, al frente del cual puso a su hijo Tlacahuepantzin.
Éste penetró en aquella república pero fue derrotado por los belicosos soldados tlaxcaltecas y pereció él mismo en una de las sangrientas escaramuzas. La pérdida de su hijo fue tan dolorosa para el monarca méxica que quiso vengarse a toda costa de sus enemigos.
Tras reunir todas las fuerzas de la confederación, rodeó con ellas la provincia de Tlaxcala para atacarla por varios lados al mismo tiempo. Pero tampoco en esta ocasión le fue propicia la suerte, pues, cuando traspasaban las fronteras, sus huestes fueron de nuevo aplastadas por los temibles tlaxcaltecas.
Moctezuma tuvo que renunciar para siempre a la conquista de aquel indomable país, cuyos bravos combatientes serían luego sometidos por Cortés en su marcha hacia la capital del Imperio Azteca: Tenochtitlán.
El punto álgido de su poder
Las campañas bélicas de Moctezuma quedaron aplazadas en 1505 a causa del hambre que se apoderó del país tras un largo período de sequía. El azote fue tan tremendo que muchas familias se vieron obligadas a vender a sus hijos y a trasladarse a otras zonas menos castigadas por la escasez de agua y alimentos.
Pero en cuanto aquella calamidad empezó a remitir, Moctezuma reanudó sus ataques, venciendo en los años siguientes a un buen número de tribus que o bien se habían sublevado o se negaban a pagar tributos al soberano azteca.
Por último, realizó la más atrevida de sus empresas en unión con sus aliados de Tetzcoco y Tlacopán: llevar sus ejércitos hasta las fronteras de América Central con América del Sur, pasando por Chiapas (actual México) y Guatemala y apoderándose de Honduras y Nicaragua. Así pues, puede decirse que Moctezuma se hallaba en la cúspide de su poder.
La llegada de los españoles
En 1517 comenzaron a llegar a Tenochtitlán extrañas noticias sobre la presencia en los confines del Imperio de unos extranjeros que procedían del mar y decían representar a un poderosísimo señor, mitad humano y mitad divino. Aquellos desconcertantes visitantes no eran otros que los marinos españoles encabezados por Francisco Fernández de Córdoba, que en esos días habían explorado el golfo de México y recorrido las costas de Yucatán.
A causa de su tiránico proceder, Moctezuma era un gobernante tan poderoso como impopular, recibió aquellos informes con cautela. Sus súbditos, sin embargo, pensaron que aquellos sorprendentes viajeros eran los hijos del bondadoso y justo dios Quetzalcoatl.
Pensaron que venían para acabar con el déspota de Tenochtitlán, quien desde su coronación había hecho con creces honor a su nombre, pues Moctezuma significa en lengua náhuatl, «el señor iracundo». Estos negros presagios para el soberano se acentuaron con la llegada de Hernán Cortés. Éste, a principios de 1519 desembarcó en el Yucatán navegando desde Cuba y se dispuso a llevar sus huestes hasta la capital azteca.
Quizás Moctezuma pensó también en un primer momento que aquellos extranjeros eran los legendarios hijos de Quetzalcoatl, y llevado por el temor decidió alejarlos enviándoles ricos presentes que, lejos de surtir el efecto deseado, no hicieron sino aumentar la codicia de los conquistadores españoles enviados por el Reino de Castilla.
Primer contacto con los españoles
Ni las numerosas embajadas cargadas de regalos ni la intervención de los hechiceros, cuya misión consistía en detener mediante conjuros a los invasores, lograron disuadir a Hernán Cortés. Éste, entró en Tenochtitlán el 8 de noviembre de 1519 precedido de una terrible fama: había sometido a los tlaxcaltecas, ahora aliados suyos, y asesinado sin miramientos en la ciudad sagrada de Cholula a más de mil indígenas, súbditos fieles de Moctezuma.
Además, traía consigo mortales armas que escupían fuego y monstruosos animales sobre los cuales sus hombres cabalgaban sembrando el pánico entre los aztecas. Ante estas noticias, el emperador consideró preferible dejar que los hombres barbudos penetraran en la ciudad, imaginando que si las cosas se torcían no iba a ser difícil cercarlos y derrotarlos en su propio feudo, por mucho que fuera su poder.
El encuentro entre el tlatoani azteca y Hernán Cortés, al que los indios llamaban Malinche por ser también éste el sobrenombre de su compañera Marina, tuvo lugar en medio de una espléndida ceremonia. Los españoles desfilaron en perfecta formación con los pendones desplegados, exhibiendo sus caballos y sus arcabuces y seguidos por los fieros guerreros tlaxcaltecas, a los que Moctezuma no había conseguido vencer.
En cuanto a Moctezuma, el soberano azteca se presentó sobre andas y bajo palio, acompañado por sus caciques, ataviado con sus mejores galas y haciendo ostentación de sus extraordinarias riquezas.
Nunca en la historia de México se había recibido a unos extranjeros con tanta pompa y lujo. Aquel magnífico recibimiento parecía sellar la amistad entre españoles y aztecas, pero la tensión enmascarada por los discursos respetuosos y el intercambio de presentes no iba a tardar en aflorar a la superficie.
Choque de culturas
El recelo contra los recién llegados se acentuó pocos días después, cuando los hombres de Cortés empezaron a buscar oro por todos los rincones de la ciudad. Además, el propio Cortés cometió la imprudencia de criticar severamente a los dioses aztecas, exigiendo a Moctezuma que cesaran los sacrificios humanos y se permitiera erigir un altar cristiano en Templo Mayor de Tenochtitlán.
El descontento de los indígenas alcanzó entonces su clímax. No estaban dispuestos a prestar acatamiento a un rey lejano llamado Carlos I, al que no conocían, ni a servir a unos dioses que negaban sus más antiguas tradiciones.
Los rumores sobre un ataque inminente comenzaron a llegar hasta las filas de los conquistadores, y Cortés decidió adelantarse a los acontecimientos tomando como rehén a Moctezuma, quien aceptó su suerte con una mezcla de resignación y entereza. El orgulloso monarca, el déspota semidivino, conseguía así salvar la vida y apaciguar momentáneamente los ánimos de sus súbditos, a quienes aseguró que se encontraba entre los soldados españoles por propia voluntad.
Enfrentamiento con los españoles
Como es sabido, este delicado equilibrio se rompió cuando Cortés tuvo de dirigirse sin demora a Veracruz para enfrentarse a Pánfilo de Narváez, enviado al frente de un gran ejército por el gobernador Diego de Velázquez.
El extremeño derrotó sin demasiadas dificultades a Narváez, pero no pudo evitar que el imprudente Pedro de Alvarado, jefe de la guarnición que había dejado custodiando a Moctezuma en Tenochtitlán. El 21 de mayo de 1520 Alvarado desencadenara una matanza entre los aztecas durante una de sus celebraciones religiosas, lo cual acabó provocando realmente una violenta sublevación.
Cortés regresó precipitadamente y consiguió reunirse con los suyos, que se encontraban asediados en uno de los barrios de la ciudad. Tanto el español como Moctezuma iban a pagar caro la irresponsable actuación de Alvarado: el primero, viendo cómo lo más granado de su ejército caía bajo el empuje azteca; el segundo, entregando su propia vida tras un último y desesperado intento por aplacar a los suyos.
En la mañana del día 27 de junio de 1520, las tropas aztecas atacaron de nuevo las posiciones españolas con renovada furia. Tratando de impedir la predecible derrota, Cortés pidió a Moctezuma que compareciese ante sus súbditos para tratar de calmarles una vez más. El soberano aceptó, sin sospechar que ya había sido elegido un nuevo tlatoani en su lugar.
Muerte
El 29 de junio de 1520 Moctezuma salió a la balconada para hablar a su pueblo. La muchedumbre vociferante, tras guardar silencio unos breves instantes ante el que había sido su soberano, le insultó llamándole bellaco y afeminado, lanzándole acto seguido una lluvia de flechas, piedras y jabalinas.
Moctezuma fue alcanzado mortalmente por varios proyectiles y cayó al suelo bañado en sangre. Los españoles retiraron al maltrecho monarca y se apresuraron a contener el ataque de los indígenas. No hubo nada que hacer, Moctezuma murió el 29 de junio de 1520 debido a las heridas provocadas por flechas y piedras lanzadas por su pueblo. Cortés y los suyos afirmaron que su muerte se debía a las heridas recibidas durante la algarada. Los aztecas la atribuyeron a una estocada asestada por los propios conquistadores.
Algunos historiadores han sostenido que Moctezuma se negó a tomar alimento durante sus últimos días de cautiverio y que falleció por esta causa. Sea como fuere, podemos asegurar que sus dolores postreros no emanaron tanto del cuerpo como del espíritu, pues debió de ser para él mayor infierno que las heridas verse preso, enfermo y despreciado cuando había sido el más grande emperador de los aztecas.
Pocas horas después de su muerte, los conquistadores, amparados por las sombras de la noche, se retiraban furtivamente de la ciudad, incapaces de enfrentarse a sus perseguidores aztecas, en la famosa Noche Triste. Aunque posteriormente regresarían para hacer un sitio a la ciudad de Tenochtitlán.
Epílogo
El gobierno y la vida del noveno tlatoani o emperador de México-Tenochtitlán, llamado Moctezuma II o Motecuhzoma, están marcados por un acontecimiento que no tiene parangón en la historia del planeta: el choque de dos civilizaciones que se encontraban por primera vez y cuya evolución cambiaría radicalmente a partir de ese contacto inaugural. Si Hernán Cortés no hubiera desembarcado en el Yucatán para adentrarse después en territorio azteca, la existencia de Moctezuma habría transcurrido sin duda por caminos muy distintos.
Cuando los barbudos extranjeros irrumpieron en su imperio, él se hallaba en el apogeo de su poder. Apenas un año después, la muerte encontró a un Moctezuma derrotado y escarnecido por sus propios súbditos. No fue la primera víctima de esa tremenda colisión histórica, pero seguramente fue una de las más ilustres y quizás la más emblemática.
Cronología de la vida de Moctezuma
A continuación puedes encontrar un resumen de la biografía de Moctezuma en forma de cronología o línea del tiempo (timeline). Así no te perderás ningún acontecimiento o hito importante de la vida de Moctezuma.
- Año 1467: Nacimiento de Moctezuma en Tenochtitlán.
- Año 1502: Sucede en el trono a su tío Ahuítzotl.
- Año 1504-1506: Campañas contra los tlaxcaltecas, itzecas, tecuhtepecas e itzcuintepecas. Años de sequía en el Imperio Azteca.
- Año 1507: Moctezuma asola las ciudades de Tzolán y Mictlán.
- Año 1508: Primer intento de penetrar en América Central.
- Año 1512: Somete a los xochitepecas y a los yopitzingas.
- Año 1515: Sus ejércitos se apoderan de Honduras y Nicaragua.
- Año 1517: Expedición de Fernández de Córdoba al golfo de México. Llegan a Tenochtitlán las primeras noticias sóbrelos españoles.
- Año 1518: En noviembre, Hernán Cortés zarpa de Cuba rumbo al Yucatán.
- Año 1519: Cortés funda Veracruz el 21 de abril. El 8 de noviembre los españoles entran en Tenochtitlán. Moctezuma es hecho prisionero.
- Año 1520: El 21 de mayo Pedro de Alvarado desencadena una matanza de indígenas en ausencia de Cortés. Tras el regreso de éste, Moctezuma intenta apaciguar a los suyos durante el ataque del 27 de junio. El 29 de junio, el emperador azteca muere por causas aún no aclaradas.
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Fuentes y bibliografía
– BELDARRAI, M. (2017). La Verdad de Moctezuma. San Sebastián. Publicación independiente.
– CARRASCO, D. (2003). Moctezuma’s Mexico: Visions of the Aztec (en inglés). Boulder. University Press of Colorado.
– CARRILLO, J. M. (2004). Moctezuma, el semidiós destronado. Madrid. Espasa Calpe S.A.
– CARRILLO, J. M. (2011). Isabel de Moctezuma: Memorias de la última emperatriz azteca. Madrid. La Esfera de Los Libros, S.L.
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– CRUZ, A. (2005). Moctezuma – Grandes Biografías. Madrid. Edimat Libros S.A.
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– SILVA, A. (2020). Cortés y Moctezuma; más allá del bien y del mal. Madrid. Publicación independiente.
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– VÁZQUEZ, G. (1981). Las reformas socio-económicas de Motecuhzoma II. Madrid. Revista española de antropología americana nº11.
– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: JULIO DE 2022