Nuestra alimentación, tiene mucho que agradecer a la historia de las conservas. En la actualidad, es sencillo comer alimentos en perfecto estado de conservación, pero seguramente no conoces su origen ni tampoco quién inventó las conservas, ni su evolución con el paso del tiempo. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos todo sobre la historia de la comida enlatada.
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Origen de las conservas
El hombre se vio obligado desde muy antiguo, a buscar medios de conservación de los alimentos que producía, sobre todo tras dejar el nomadismo y hacerse sedentario. A ello se unía la necesidad de prevenir malos tiempos por sequías, inundaciones o guerras.
Sin un buen sistema de almacenaje de alimentos , y técnicas razonables de conservación, el futuro mostraba su peor rostro. Las primeras conservas de alimentos se debieron al azar, al comprobar el hombre antiguo que el secado de alimentos prolonga la vida de algunas sustancias alimenticias.
También la carne fue materia a conservar en edad temprana; en Jericó se consumía hace 4.000 años carne acecinada. Unos mil años antes, el trigo y la cebada secados al sol, fueron alimentos primeramente conservados. A estos conocimientos pudo deber José, hijo de Jacob, su poder como ministro del faraón egipcio. Por entonces ya se había aprendido a secar higos y uva para obtener productos duraderos.
También se había perfeccionado la técnica de amojamar carne mediante el oreo, y el secado controlado, y a conservar plantas medicinales secas que sólo requerían la adición de agua para recuperar su virtud curativa. Pero la conserva más próspera del mundo antiguo fue la del salazón, también la más extendida: fue conocido de los persas y otros pueblos medas así como pueblos tan alejados como Cartago o Iberia.
El pescado salado, secado o en escabeche fue alimento popular desde Cádiz a Asia Menor, desde Atenas a Alejandría y las ciudades del mar Negro. Las noticias al respecto son cuantiosas, así como las recetas para su preparación y consumo.
Muchas civilizaciones orientales, incluida la cultura china conocieron la salazón del pescado y el marisco hace cuatro mil años. Los chinos recomendaban que se dejara flotar un huevo o la semilla de loto sobre la salmuera, como para probar que estaba en su punto: al no hundirse se colegía que tenía la sal necesaria. Muchos autores clásicos, indican el procedimiento a seguir en el escabechado y salado del pescado.
En las regiones frías y lluviosas, donde el secado al sol presentaba dificultades, se descubrió la técnica del ahumado para conserva de carnes y pescados. Así se prolongaría su vida útil introduciendo a su vez sabores nuevos, ya que el ahumado descomponía las grasas y hacía innecesaria la adición de especias.
Las tribus bárbaras del norte de Europa llegaron a dominar este arte. Luego se iría extendiendo hacia el sur, aprendiéndolo de ellos los romanos en época temprana. En un documento de mediados del siglo VIII, del papa san Zacarías, este pontífice aconseja a su siervo Bonifacio consumir tocino hervido o tocino ahumado para sustentarse en los viajes, por ser alimento duradero.
Cada pueblo ha encontrado su solución propia. Los pueblos del desierto enterraban en la arena por falta de combustible para ahumarlos, carnes y pescados para prolongar su uso; cualquier medio era bueno.
En la antigua India, la conserva de la carne tenía profusión de especias que alargaban su consumo. También los amerindios conservaban la carne secándola al sol en tasajos que luego impregnaban en grasa fundida, sistema imitado por los colonos blancos.
Aunque hablar de aditamentos químicos nos parece cosa de nuestro tiempo, también los pueblos antiguos los conocieron. El ácido benzoico utilizado en bálsamos tenía propiedades germicidas, por lo que se extraía de las ciruelas y los arándanos para ayudar a la conserva del pescado; también el ácido tartárico, extraído del jugo del tamarindo fue utilizado con fines de conservación de alimentos.
Asimismo se recurría al vinagre, el ácido más fuerte de la Antigüedad, para prolongar el buen estado de algunas sustancias comestibles: con él preparaban el sauerkraut las tribus germánicas. Hace más de cuatro mil años se sabía cómo agriar la leche, hacer queso y yogur, conservas que están en los orígenes de la civilización. Las bebidas y licores no fueron al principio sino medios de conservar el zumo de fruta.
La conservación mediante el frío, fue poco utilizada en la Antigüedad, aunque conocían estas técnicas los chinos y lo indios precolombinos, que fabricaban el polvo de patata instantáneo. Aún hoy, los quechuas cultivan la patata por encima de los cuatro mil metros. Para disponer de tan importante alimento todo el año, la congelan y debidamente secada, la pulverizan para producir el chuño, fécula que se guarda indefinidamente.
Quién inventó las conservas
El inventor de las conservas es el francés Nicolás Appert (1749-1841), en el año 1809. Este inventor, cocinero y empresario de París tuvo la idea de calentar los alimentos dentro de un tarro de cristal, del que extrajo el aire para crear el vacío, tras lo cual lo cerró herméticamente con un corcho ajustado: así se inventó el tarro de conservas.
El tiempo le dio la razón, y en efecto, las comidas tratadas y conservadas de esta manera podían ser usadas semanas más tarde sin que hubieran perdido el sabor, vitaminas, sus propiedades, ni se hubieran estropeado. Las guerras han aguzado a menudo el ingenio, la necesidad hace a veces al sabio. Ejemplo de ello lo dio Napoleón Bonaparte, a quien gustaba prevenir los problemas más que hacerles frente. Por ese motivo, en cierta ocasión premió con doce mil francos a Nicolás Appert, por su brillante descubrimiento.
Quién inventó la lata de conservas
El comerciante inglés Peter Durand, inventó la lata de conservas el 25 de agosto del año 1810, con la patente número 3372.
Este hecho importante, al principio pasó desapercibido. Poco después, el norteamericano William Underwood, creó en Nueva Orleans la primera fábrica de alimentos en conserva enlatados. Sin embargo, todavía no se había inventado el abrelatas, cosa que ocurrió medio siglo después, por lo que la lata de conservas presentaba un grave inconveniente: abrirla cómodamente.
Evolución y expansión de las conservas
La lata de conservas comenzó a comercializarse en 1830, se vendían en las tiendas londinenses. No resultó fácil abrirlas hasta que a partir de 1866, el neoyorquino J. Osterhoudt, inventó la lata de conserva con llave incorporada para su apertura. Una llave fijada a la tapadera, con lo que bastaba despegarla y darle un ligero giro.
Logro importante en el mundo de las conservas, fue la invención en 1828, del cacao en polvo por el holandés Conrad J. van Houten, de Amsterdam. Unido al invento de la tableta de chocolate, en 1819 por el suizo F. L. Cailler, facilitó la tarea de preparar las tazas humeantes y calientes de estos manjares bebibles.
Estos avances causaron furor en el siglo XIX, siglo pródigo en inventos relacionados con las conservas, a finales del cual, en 1898, se perfeccionó la técnica de conservación de los copos de maíz o corn flakes por el norteamericano Will K.Kellogg. También del mismo siglo, el XIX, son los primeros alimentos sintéticos, como la margarina del químico francés Hipólito Mège-Mauriez. Como decíamos, los conflictos bélicos han servido para acelerar inventos útiles para el hombre.
Durante la Segunda Guerra Mundial, se empezó a elaborar leche en polvo y huevo en polvo. Formaron la base de la alimentación en las trincheras, junto con las latas de sardinas, las latas de atún, la carne enlatada y latas de ciruelas pasas, todo ello en excelente conserva.
Finalmente, ya en la década de 1950 a 1960, la industria Armour & Company empleó la técnica de secado de los alimentos congelados, con lo que se conseguía eliminar la humedad y al mismo tiempo retener las propiedades de las fibras naturales de ciertos alimentos. Era un logro excepcional.
Cronología del origen de las conservas
A continuación puedes ver la cronología de la historia de las conservas en forma de línea del tiempo o timeline. De este modo, nunca te vas a perder ningún hito o acontecimiento histórico:
- Año 1795: El ejército francés ofrece doce mil francos a quien encuentre una manera de conservar los alimentos y que puedan ser transportables.
- Año 1804: La Marina francesa comprueba que el método ideado por Nicolás Appert de conservación mediante el calor funciona.
- Año 1810: El método de Appert es aprobado, y ese mismo año, el francés nacionalizado inglés Peter Durand cambia los frascos de vidrio por las latas de conserva.
- Año 1812: Durand vende la patente de las latas de conserva a los ingleses Bryan Donkin y John Hall, quienes ponen en marcha la primera fábrica de conservas.
- Año 1830: Las primeras latas de conserva aparecen en las tiendas inglesas.
- Año 1852: Un sobrino de Appert, el físico Raymond-Chevallier inventa el autoclave, que permite calentar a presión y acelera y mejora la esterilización de los alimentos.
- Año 1855: El inglés Robert Yeates inventa el abrelatas. Hasta ese momento, las latas se abrían con un cincel y un martillo.
- Año 1860: La empresa Reckhow & Lame, de Nueva York, crea la primera etiqueta en color para que las latas sean más agradables, a la vista de las desnudas que se vendían al ejército. En la etiqueta había unos tomates verdes y rojo sobre un fondo azul.
Otros inventos relacionados con los alimentos
Origen de la patata Origen de la mermelada Origen de la hamburguesa Origen del restaurante selfservice
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Fuentes y bibliografía
– FERNÁNDEZ-ARMESTO, F. (2004). Historia de la comida: alimentos, cocina y civilización. Barcelona. Tusquets Editores.
– GARCÍA, A.J. (2016). Alimento de los Dioses: El Sacrificio y consumo de alimentos en las religiones antiguas. Sevilla. Editorial Universidad de Sevilla.
– GONZÁLEZ-PALACIOS, S. (2017). Breve historia de los alimentos y la cocina. Málaga. Editorial ExLibric.
– LAUDAN, R. (2005). Cuisine and Empire: Cooking in World History (en inglés). Los Ángeles. University of California Press.
– PÉREZ, M.A. (2019). Comer y beber: Una historia de la alimentación en España. Madrid. Editorial Cátedra.
– ROLDÁN. J.A. (2014). Alimentación y desarrollo Humano a través de la Historia: Importancia histórica de los alimentos en la evolución humana. Madrid. Editorial Académica Española.
– TOUSSAINT-SAMAT, M. (2008). A History of Food (en inglés). Nueva Jersey. Wiley-Blackwell.
– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: FEBRERO DE 2020