La historia de las vendas nos confirma que se han utilizado desde hace miles de años por diversas civilizaciones. Los vendajes siempre tenían el objetivo de proteger heridas, inmovilizar articulaciones e incluso para ayudar a soldar los huesos rotos. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos cuál es el origen de la venda y su evolución hasta la actualidad.
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Origen de las vendas
Entre los auxilios médicos más antiguos conocidos se encuentra la venda. Hace cinco mil años los egipcios utilizaban bandas de lino, empapadas en lodo del Nilo para tratar los huesos fracturados. Athotis, seguramente el primer cirujano de la historia o traumatólogo fue el primero en usarlas.
Del mismo modo, también los babilonios conocían las vendas. Prueba de ello es un escrito que ha llegado hasta nuestros días. Se trata de una maldición que dice: “Que Ninkarrak provoque una dolencia penosa y enfermedad maligna que nadie sepa curar, que ningún médico pueda diagnosticar ni puedan aliviar sus vendajes”.
Hace más de dos mil quinientos años, los asirios utilizaron apósitos. Se sabe que en la ciudad babilonia de Nínive un cirujano llamado Arad-Manai empleaba vendas para prevenir la infección de las heridas o evitar que un hueso dislocado se saliera de su sitio.
En la Antigua Roma, el médico y filósofo de origen griego Claudio Galeno, del siglo II, escribió un tratado sobre el arte de colocar, preparar y elaborar vendas y apósitos de todo tipo. A lo largo de la Edad Media las vendas se utilizaron, aparte de sus usos médicos, para atar pies y manos a los difuntos antes de enterrarlos. Una costumbre que perduró durante centenares de años.
En los siglos XV y XVI se utilizaban vendas o bandas de lino para coger el cabello o trenzarlo, y no fue hasta el siglo XVIII cuando el término se hizo de dominio público en su acepción moderna.
Durante los periodos de guerra, cualquier material tenía aplicación como apósito. Tejidos de hilo, de algodón, de lana; pieles o preparados de gutapercha; la dextrina, la goma arábiga, yeso, gelatina, el papel o la madera. Incluso finas láminas de metal y otra infinidad de materias eran buenas para convertir en vendaje. Pero las vendas antiguas tenían un grave defecto, no estaban esterilizadas y contribuían a agravar la naturaleza de la herida sobre la que se colocaban.
Evolución de la venda
Llegó un momento en que el hombre cayó en la cuenta de que podía ser peor el remedio de vendar que la herida abierta. El año 1825 el francés Antoine Labarraque inventó la desinfección química de las heridas y recomendó no contaminarlas con vendaje que no estuviera desinfectado; se empezó entonces a tomar precauciones:
- En 1840, los cirujanos y médicos ingleses crearon un vendaje de tejido de algodón empapado en agua, forrado de tafetán engomado.
- En 1860, el cirujano francés Alfred Velpeau propagó el uso de la venda elástica de su nombre, que se ajustaba perfectamente a la zona del cuerpo que la requería.
- En 1860, un médico inglés, Joseph Lister, impregnó las vendas de algodón con ácido fénico en solución acuosa: era el mejor antiséptico.
- En 1880, el ejército americano empezó a utilizar grandes vendas de algodón y gasa de esterilidad garantizada.
Fue precisamente el médico Joseph Lister, quien desencadenó la obsesión contra los gérmenes patógenos en el Congreso Médico de Filadelfia en 1876. Lister estaba alarmado ante el uso de apósitos de aserrín prensado y empezó a desinfectar en su práctica médica privada apósitos y vendas con una solución de anhídrido carbónico y contagió sus convicciones a otros especialistas de su tiempo para que emplearan vendas asépticas a prueba de gérmenes.
El siglo XIX fue el siglo del vendaje. El interés suscitado por la conveniencia de aislar adecuadamente la herida del medio externo sin impedir por ello el flujo adecuado de sangre ocupó a muchos especialistas. Cuando en 1921 Earle Dickson inventó las tiritas en el estado de New Jersey las vendas ya estaban desarrolladas. La investigación constante en el mundo del vendaje continuó.
De este modo, el médico norteamericano Jenkins creó el apósito soluble o pequeña esponja de gelatina. Absorbía treinta o cuarenta veces su propio volumen en sangre, mostrándose ideal para las intervenciones quirúrgicas o heridas muy sangrantes. Con la ventaja adicional de que no era necesario retirar la venda luego, ya que se autodisolvía en el cuerpo del enfermo sin que le resultara nocivo.
Etimología de la palabra venda
La palabra venda es un término germánico: de binda, a su vez del alto alemán binta= faja, tira, y en última instancia del gótico gabinda= atadura. Alonso de Palencia en su Universal vocabulario (1490) incluye así el término: “Vittae: vendas con que se atan o trenzan los cabellos”.
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