La historia de las tiritas, curitas o apósito adhesivo nos demuestra como algo tan sencillo puede ayudarnos tanto en nuestra vida y en nuestra salud. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos quién inventó las tiritas, cómo se inventaron, cuál es su origen y cómo ha evolucionado en el tiempo.
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Origen de las tiritas o curitas
El año 1876 es una fecha trascendental en el mundo de la Medicina: se celebró en la ciudad norteamericana de Filadelfia un congreso médico en el que el inglés Joseph Lister exponía la teoría de los gérmenes. Entre los asistentes se encontraba un joven boticario llamado Robert Johnson.
El joven farmacéutico escuchaba al profesor Lister despotricar contra los apósitos de serrín prensado e hilaturas de lana y decía que era necesario desinfectar todo el material utilizado en cirugía mediante su inmersión en una solución de anhídrido carbónico. También de la importancia que tenía desinfectar todo tipo de venda destinada a permanecer en contacto con las heridas abiertas.
Las indicaciones de Lister abrieron al farmacéutico Johnson los horizontes. Johnson, socio de la empresa sanitaria neoyorquina Seabury & Johnson, estaba atento a cuanto sucediera en el mundo del vendaje, conocía los apósitos de su tiempo y sabía que no estaban esterilizados.
Influido por las advertencias de Lister convenció a sus hermanos James y Edgard Johnson, ingeniero el uno y abogado el otro, para crear una firma que facilitara a los hospitales de su país un vendaje quirúrgico antiséptico.
Así nació Johnson & Johnson en la década de los 1880: la compañía de los tres hermanos. La fabricación de gasas y vendas de algodón fue un éxito; se vendían empaquetadas “a prueba de gérmenes”, garantizando sus fabricantes la esterilidad del producto.
La casa Johnson se convirtió entonces en la firma implicada en una lucha contra los gérmenes sin cuartel. En 1893 ponían al alcance de las madres americanas sus polvos como regalo incluido en los paquetes de maternidad vendidos a las comadronas, que a través de la publicidad pronto estuvieron en el botiquín de todas las casas americanas.
Quién inventó las tiritas
El inventor de las tiritas o curitas es el Norteamericano Earle Dickson en el año 1921. Era un empleado de la empresa Johnson & Johnson. Concretamente en el departamento de la compra de algodón para elaborar vendajes.
Cómo se inventaron las tiritas
La historia de cómo se inventaron las tiritas es realmente curiosa. Earle Dickson, que trabajaba en el departamento de compras era el encargado de recibir las partidas de algodón, pero esto no era lo importante. Lo importante era que acababa de casarse con una joven muy patosa a la que le sobrevenían todo tipo de accidentes: se cortaba, se quemaba, se caía tanto en el salón como en la cocina o la calle…, accidentes de poca monta a los que era necesario poner remedio.
Dickson se dio cuenta de que era un despilfarro utilizar los vendajes habituales para cosas de tan escasa entidad y se propuso buscar una solución razonable para salir del paso evitando a su vez la infección de la herida.
Al principio Dickson se valió de gasa estéril y de una pequeña porción de algodón que fijó a un trocito de cinta o tira adhesiva, que dejó en el cuarto de aseo de su casa para que su mujer recurriera a ello cuando fuera el caso. Como el caso era mucho más frecuente de lo que Dickson pensara, y cansado de andar con preparativos de esta índole cada dos por tres, tuvo la ocurrencia feliz de producirlos en grandes cantidades.
A ese fin se valió de una tela de corsé para cubrir la parte adhesiva. Un día, James Johnson sorprendió a su empleado separando dos trozos de tela que adhería con enorme facilidad el vendaje a su dedo y tuvo la genial idea de comercializarlo. Y de este modo nacieron las tiritas. Uno de los directores de fábrica que la empresa tenía en New Jersey sugirió el nombre por el que sería conocido el producto: Band-aid. Las ventas no fueron al principio lo que se esperaba.
Evolución de las tiritas
Fue la publicidad, como en tantos casos lo que convirtió a las tiritas en producto estrella. Como el boca a boca de los médicos no lograba resultados rápidos se recurrió a la distribución gratuita del producto entre los boy-scouts y carniceros del país. Tal fue el éxito de la campaña que en 1924 se fabricaban mecánicamente tiritas de tres pulgadas de longitud y cuatro de ancho.
En el año 1928 el producto, evolucionado, se podía comprar con orificios de ventilación para facilitar la circulación del aire y hacer más rápida la cicatrización de la herida. Al bueno de Dickson se le premió con una vicepresidencia en la Compañía. Con el paso de los años, la tirita siguió evolucionando más en el aspecto estético que en su composición básica. Surgieron tiritas de todas formas: redondas, cuadradas, rectangulares, ovaladas, triangulares.
Asimismo, también salieron al mercado tiritas de colores y con dibujos, algo que agradecieron mucho los padres. De este modo, los niños estaban contentos de llevar una tirita y lucían sus colores o dibujitos con orgullo. Una gran idea de Johnson & Johnson.
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