La historia de la pluma estilográfica es bastante controvertida, ya que existen diferentes versiones según los historiadores. En CurioSfera-Historia.com, te contamos la versión más aceptada de su historia, también cuándo y quién inventó la pluma estilográfica.
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Origen de la pluma estilográfica
El más antiguo útil de escritura fueron los dedos, entendiendo por escritura cualquier intento de comunicación no verbal confiado al futuro y al ausente. Los símbolos mágicos de finalidad religiosa que a lo largo de los milenios del Paleolítico aparecieron en cuevas, grutas y acantilados son escritura en sentido amplio del término. También existió la escritura de nudos; así escribían los antiguos persas, los aztecas y sobre todo los incas.
Todavía algunos pastores del Perú dominan este sistema de escritura: un nudo negro significa guerra y muerte; el blanco, paz; el amarillo, oro y el verde, los cereales. También servía para la numeración, todo dependía de un sistema complejo llamado quippu.
Pero aparte de lo mencionado, lo primero que utilizó el hombre para escribir fue el pincel. Lo emplearon los chinos hace más de seis mil años: ellos también habían descubierto la tinta, que elaboraban a partir de cola, sustancias aromáticas y humo.
Por su parte los antiguos egipcios escribieron sobre papiro con plumilla de caña de bambú utilizando tinta negra y tinta roja. Parece que en aquella civilización se dieron casos de plumas de caña tallada de cuyo interior, a modo de reservorio, la tinta afluía a la punta de la pluma de forma controlada mediante una leve presión gracias a un mecanismo que desconocemos y que data de hace cinco mil años.
También los chinos conocieron procedimiento similar. Es conocida la noticia alusiva a la pluma de plata que utilizaba Aristóteles, dotada de depósito de tinta. El mundo grecolatino supuso un cambio en los usos caligráficos al sustituir los rollos de papiro por el pergamino y la vitela, coincidiendo esto con la sustitución de la pluma de caña por la de cálamo.
Séneca, filósofo y escritor hispano romano del siglo I dice haber visto en su Córdoba natal plumas metálicas. De hecho, la pluma de bronce había sido utilizada en Roma y convivió con la pluma de ave. En el Museo Arqueológico de Nápoles puede verse una pluma de bronce hallada en Pompeya.
Pluma es una plabra latina que alude a la de ave: pluma endeble y de tan escasa duración que era necesario sacarle punta a menudo, lo que acababa pronto con ellas, ofreciendo además el inconveniente de que interrumpía la escritura cuando menos se lo esperaba el escribiente, lo mismo que sucede con los lápices.
El uso de la pluma de ave era el modo universal de escribir a finales del mundo antiguo, y duró hasta el XIX casi sin interrupción. Para fabricar estos cálamos se endurecía la pluma con calor o se la sometía a proceso de disecación. Una vez endurecido el cálamo se cortaba en bisel con un cortaplumas. Aunque la pluma metálica fue conocida por los romanos, la referencia cierta, bien documentada a este tipo de plumas es del siglo XV. No todas las plumas eran igualmente válidas; se buscaba especialmente:
- La pluma de cuervo para trazar líneas.
- La pluma de cisne tenía fama de hacer una excelente caligrafía.
- Pero la más común era la pluma de ganso: sólo las cinco plumas externas del ala izquierda eran utilizadas para aquel fin.
- También las plumas de aves menores, si se les sacaban las plumas en primavera y en vivo suministraban una excelente materia prima.
Antecedentes de la pluma estilográfica
Pero la pluma estilográfica no hubiera sido posible sin la pluma de acero, que se fabricaba en Francia hacia 1748. Casi medio siglo después el inglés Samuel Harrison confeccionó una pluma de acero por encargo, y a finales del siglo XVIII la zarina Catalina II la Grande utilizaba en la redacción de sus Memorias una pluma sinfín.
Seguramente se trata de un portaplumas, invento que proliferó a finales de aquel siglo. Cosa distinta fue la pluma del empresario británico Thomas Wise, de 1803, o plumilla de hierro de forma tubular con el extremo cortado al modo de las viejas plumas de ave. Pluma de interés fue también la patentada en Estados Unidos por Peregrino White. Aquel mismo año Joseph Bramah, inventor del retrete, diseñaba un excelente cortaplumas.
A pesar de algunos antecedentes sin importancia, la primera patente para una pluma con depósito de tinta es de 1809. Aquella pluma tenía un inconveniente, para que la tinta manara libremente era necesario apretar un émbolo, operación que debía repetir el escribiente para que la tinta llegara al plumín.
Años antes, en 1803, el ingeniero inglés Bryan Donkin patentó la primera pluma de acero. Poco después, en 1828, arrancaba la industria de la pluma estilográfica en la ciudad inglesa de Birmingham.
Quién inventó la pluma estilográfica
Tal y como la conocemos en la actualidad, el inventor de la pluma estilográfica con cartucho de tinta cambiable es el inventor rumano Petrache Poenaru en mayo del año 1827 en la ciudad de Paris, donde estaba cursando estudios.
Evolución de la pluma estilográfica
Tras el invento de la pluma estilográfica, los inventos se sucedieron: tres años después fue posible dar flexibilidad a la punta del plumín, logro trascendental en la historia de estos artilugios cuyo perfeccionamiento llegó en 1884 con la llamada alimentación capilar.
Nombres como los de William Joseph Gillot, William Mitchel o James Stephen Perry contribuyeron a arrinconar la pluma de cálamo, sobre todo tras la implantación de la enseñanza gratuita. El artífice de este logro fue el neoyorquino Lewis E.Waterman, agente de seguros que mediante cierto mecanismo insertó tinta con cuentagotas a la punta del plumín consiguiendo que fluyese mientras se escribía.
A principios del siglo XX llegó la pluma de carga automática: se aspiraba la tinta con un émbolo hasta el interior de un reservorio. El sistema de palanca se adoptaría en 1908; después, ya en 1952, vino el gran adelanto, el revolucionario schnorkel con su tubito sumergible en la tinta.
El lápiz, que es cosa del siglo XVI, no supuso un peligro serio ya que lo escrito se borraba al cabo de poco tiempo; además, aunque en Inglaterra se extendió el uso del grafito como útil de escritura, la naturaleza estratégica de este mineral no hizo viable su expansión a otros países.
Caso distinto fue el invento del bolígrafo en 1938 por el periodista húngaro Laszlo Biro, que amenazó el futuro de la estilográfica: ni siquiera inventos sofisticados como el de la pluma estilográfica-calculadora del francés Dominique Serina, de 1988, pudo condenar a la estilográfica a museos y desvanes.
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Fuentes y bibliografía
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– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: ABRIL DE 2020