El hombre antiguo, no usó la bomba porque no la conocía. El ideal de la contienda humana, ha sido siempre acabar cuanto antes con el mayor número de enemigos, y a ser posible de una sentada, lo que es lo mismo de un bombazo. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia y el origen de la bomba, y quién la inventó.
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Origen de la bomba
Es cierto que a finales del mundo antiguo, en vísperas de la Edad Media, el mundo bizantino se conocía la llamada “bomba griega”: una especie de granada de hierro rellena de materia inflamable que se lanzaba contra los barcos en las luchas navales. Pero más que una bomba propiamente dicho eran una especie de cócteles Molotov.
Quién inventó la bomba
Fueron los chinos los primeros en emplear la bomba en el año 1232 (siglo XIII) durante el asedio de su capital por parte de los mongoles.
Fue entonces cuando el general Wei-Shing ordenó que se lanzase la bola de hierro llena de pólvora. El emperador del momento, T’ung-kian-kang-mu, escribió: «Por entonces teníamos el trueno que hace temblar el cielo, un recipiente de hierro repleto de salitre, nafta, resina, azufre y carbón, que al ser detonado hace salir el fuego en todas las direcciones posibles».
Era tal el estruendo que podía oírse a cincuenta kilómetros a la redonda. De esa manera podían incluso perforar las corazas de hierro. Los chinos además, lanzaban con potentes arcos flechas de fuego volador. No obstante lo dicho, la ilustración más antigua de una bomba de mano se encuentra en un manuscrito de 1405.
Otro de los padres de la bomba fue del italiano Segismundo Malatesta (1417-1468). Este señor feudal de Rímini (Italia), muerto a finales del siglo XV trabajó en la invención de una bomba que mantuviera a raya a sus enemigos en el mar Adriático.
Por otra parte, según escritos de la época que han conseguido llegar hasta nuestros días, podemos saber que el ejército turco empleó también este tipos de bombas en el ataque de la isla griega de Rodas en el año 1522. Otros apuntan, como origen de la bomba, a cierto ciudadano flamenco del siglo XV.
Las bombas jugaron un papel importante en el sitio de la ciudad belga de Ostende en 1602. Se trataba de unos modelos ensayados para la ocasión por el inventor de la bomba: el francés Renaud Ville. Del mismo modo, también se conoce que los ejércitos españoles de la antigüedad, con el Duque de Parma Alejandro Farnesio (1545-1592) al mando, obtuvieron buenos resultados en las batallas de Flandes empleando aquellas rudimentarias bombas.
Evolución de las bombas
Con el paso del tiempo las bombas fueron evolucionando, aumentando de dimensión y peso. A finales del siglo XVII en el sitio de la ciudad de Mons (Bélgica) cayeron las de mayor tamaño conocido hasta entonces. A partir del Renacimiento estas armas fueron perfeccionándose, y en el siglo XVII eran ya uno de los artefactos preferidos en el asalto a las defensas enemigas.
Las bombas del siglo XVIII eran esferas de hierro llenas de pólvora, activadas mediante espoleta de mecha lenta. Pero se trataba, en definitiva, de cacharros un tanto inocentes si se les compara con lo que vendría más tarde.
La primera bomba aérea cayó sobre Venecia en 1849, lanzada desde globos austriacos no tripulados, cuando la ciudad estaba en armas contra el imperio austro-húngaro, a quien entonces pertenecía. Más de medio siglo después, en octubre de 1911 las tropas italianas utilizaron en Libia aviones Blériot para llevar a cabo el primer ataque con bombas desde un avión: la dudosa gloria pertenece al teniente Giulio Gavotti que desde un monoplano Etrich-Taube arrojó la bomba a mano por encima de la borda tras liberarla de su clavija.
Un año más tarde, en 1912 los franceses André y Edouard Michelin organizaron el Aérocible, un concurso en el que se trataba de lanzar desde doscientos metros de altitud bombas de siete kilos sobre blancos de veinte metros de diámetro. Aquel mismo año durante la conquista italiana de Tripolitania, en Libia, se lanzaba desde un aeroplano latas de nitroglicerina.
La eficacia de estos intentos mostró su importancia el 3 de agosto de 1914: cinco horas después de la declaración de la Primera Guerra Mundial un Taube alemán lanzó tres bombas sobre Luneville. En aquellos inicios se lanzaba dardos de acero sobre las personas desde los incipientes aviones del momento.
Historia de la bomba moderna
¿Cuándo empezó a usarse la bomba tal como la conocemos hoy? Como el ingenio humano no descansa a la hora de hacer daño, y siendo así que la guerra aguza el ingenio, en 1915 se diseñó y llevó a cabo el prototipo de la bomba tal como hoy la conocemos, con su mecanismo detonador en el morro y su terrible carga en la panza.
Se trataba de un cuerpo esferiforme de hierro repleto de explosivos, con aletas posteriores para darle estabilidad y asegurar su caída de punta sobre el suelo. Este artefacto mortal cobró protagonismo en la Segunda Gran Guerra. Fue entonces cuando se llegó al colmo en el perfeccionamiento y sofisticación de estas armas terribles.
Ejemplo de lo que decimos fue la famosa Grand Slam, ocurrencia mortífera de las potencias aliadas, que la lanzaron sobre Alemania. Esta bomba, de algo más de siete metros de longitud y diez toneladas de peso caía sobre la tierra a la velocidad del sonido.
Era un armatoste brutal, diabólico; constaba de aleta estabilizadora para asegurar su caída en picado; una sección hueca junto a la cola con su portillo de acceso por donde cebarla con una mezcla aislante de serrín y cera, bajo la cual se alojaba la carga de trinitrotolueno.
Su morro de acero macizo en forma apuntada penetraba treinta metros en el interior de la tierra produciendo ondas que a modo de mina hacían que todo volara por los aires.
Pero hubo ingenios más diabólicos. Otra de las gracias que la inventiva humana hizo al hombre por aquellos tiempos —Segunda Guerra Mundial— fue la block buster: una bomba rompe-manzanas o bloques de viviendas que acababa con la vida y los edificios de barrios enteros, diseñadas para estallar en el aire y producir grandes sacudidas antes de llegar al suelo.
El ingenio humano concibió bombas contra todo: personas, casas, puertos, barcos e incluso las terribles bombas incendiarias de no más de dos kilogramos de peso, cargadas de un compuesto llamado thermite, que tras estallar escupía llamas y metralla incandescente. Estas bombas se lanzaban a millares originando tormentas de fuego que convertían a las ciudades en gigantescas hogueras.
Origen de la bomba atómica
Por si fuera poco, vino el arma definitiva: la bomba atómica y toda la satánica familia de bombas de este tipo. En el verano de 1945 los científicos que trabajaban en Los Álamos, en el estado norteamericano de Nuevo México, bajo las órdenes del físico nuclear J. Robert Oppenheimer, llevaron a cabo las primeras pruebas de la bomba atómica.
Durante las pruebas iniciales se hizo estallar una, y mientras la bola de fuego despedía su brillo infernal sobre el desierto, alguien recitó unos versos del poema hindú, del Bhagavad Gita: «Me he convertido en la muerte, aniquiladora de mundos». Aquella bomba sería lanzada por el Boeing Superfortress B29, el Enola Gay, para poner fin a la contienda. Aunque para ello tuvieran que ser aniquiladas las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
Hay una anécdota que cada uno puede interpretar como quiera: la bomba atómica destruyó Hiroshima, pero la caja fuerte de su banco central fue hallada a cien metros de su emplazamiento, y al ser abierta se pudo comprobar que el dinero estaba en perfecto estado. Y por supuesto: la caja no se abrió.
Parecía que la carrera hacia la locura había concluido allí, pero no fue así. Luego vinieron otras: la bomba de hidrógeno, que en 1952 se hizo estallar sobre el atolón de Eniwetok, en el Pacífico, y cuya lluvia de polvo radioactivo fue acusada por un pesquero japonés que se encontraba a cientos de kilómetros del lugar.
En 1958 nacía la bomba de rayos neutrónicos. La llamada bomba limpia porque mata a los seres vivos sin destruir el entorno, sin causar contaminaciones: ¡habrá que dar las gracias a sus inventores, por el detalle!. Matan al ciudadano y dejan intactos sus parques, sus oficinas y sus fábricas, sus cines y bibliotecas, sus teatros, sus fuentes, sus ríos, su historia.
En 1985 aparecieron las bombas inteligentes guiadas por láser. ¿Para qué hablar? No es fácil dormir tranquilos sabiendo que albergamos en nuestra mente designios y posibilidades espeluznantes.
Etimología de la palabra bomba
El término es latino, de bombus = zumbido, a su vez del griego bombos, palabra onomatopéyica, que imita el sonido de la cosa que nombra. Con este valor semántico es forma reducida de bombarda.
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