Temuyín, más conocido como Gengis Kan (1162 – 1227), fue un gran conquistador mongol. Con sus tropas consiguió unificar a todas las tribus nómadas y creó el primer imperio mongol. Posteriormente, ya como Gran kan, inició una serie de conquistas que amplió su territorio desde el océano Pacífico hasta Europa Oriental, y desde la India hasta Siberia. Por tanto, logro el imperio más grande que ha conocido la humanidad. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la biografía de Gengis Kan.
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Nacimiento
Gengis Kan nació el 16 de abril de 1162. Su verdadero nombre era Temuyín, que significa “herrero” o “de hierro”. Quien estaba llamado a forjar el imperio más grande que ha conocido la humanidad nació en las desoladas estepas de Mongolia. Allí, el frío y el viento hacen a los hombres duros como el diamante, insensibles como las piedras y tenaces como la hierba áspera que crece bajo la nieve helada.
Su padre era Yesugei, caudillo del clan Borjigin, y su madre se llamaba Ilun. Este matrimonio tuvo siete hijos. Hasta los trece años, Temuyín no tuvo oportunidad de demostrar su temple extraordinario. A esa edad parecía ya un hombre por su estatura y su vigor. Era capaz de cabalgar durante un día entero y de disparar un arco como el más diestro de los soldados.
Juventud
Muerto su padre Yesugei en extrañas circunstancias, el jovencísimo Temuyín se mostró dispuesto a sucederle como jefe de aquella tribu de nómadas feroces. Los lugartenientes de su padre se burlaron de aquel mozalbete, pero, temerosos de su constitución física, decidieron ponerle un pesado yugo de madera al cuello y le amarraron a él las muñecas para venderlo como esclavo.
Una noche, Temuyín derribó a su guardián, le aplastó el cráneo con el yugo y escapó, ocultándose en el cauce seco de un arroyo. Desde allí oía el galope de los jinetes que recorrían la llanura en su busca. Al amanecer, salió a rastras de su escondite y convenció a un cazador errante para que le librase del yugo y le ocultase. Unos días después, sano y salvo, se reunió con algunos leales y emprendió una lucha a muerte contra sus enemigos.
Unificación de los tártaros
Junto a Toghrul Kan, el más poderoso de los reyes mongoles de la época. Temuyín encontró el apoyo que necesitaba. A los diecisiete años se casó con Bordu, una de las hijas de Toghrul, y consiguió reunir una pequeña tropa de fieles y vigorosos seguidores, inmediatamente reemprendió la lucha.
Atraídos por su fama, muchos hombres acudían ahora de todos lados para alistarse bajo su mando y aceptar su disciplina, a la vez exigente y justa. Veinte años de continuas victorias hicieron realidad la gran reunificación de todas las tribus. Temuyín era el kan más temido del desierto, no sólo por el número y valor de sus guerreros, sino también por su prodigioso sentido de la organización.
Pero Temuyín era también inexorable despiadado como la estepa y su terrible clima. Invariablemente mataba a cuantos pretendía compartir con él el poder o simplemente le desobedecían. Tal fue el caso de Yamuga, su primo y compañero de juegos en la infancia, con quién había compartido el lecho en los días de adversidad y repartido fraternalmente los escasos alimentos de que disponían.
Disconforme con su papel de subordinado, Yamuga le plantó cara y, tras diversas escaramuzas, se refugió en las montañas seguido únicamente por cinco hombres. Un día, cansados de huir, sus compañeros se arrojaron sobre él, le ataron sólidamente a su caballo y le entregaron a Temuyín.
Cuando los dos primos se encontraron, Yamuga reprochó a Temuyín que tratara con aquellos cinco traidores que habían osado alzar la mano contra su señor. Reconociendo la justicia de tales críticas, Temuyín ordenó detener a los traidores y decapitarlos. Seguidamente, sin inmutarse, dio orden de que estrangularan a su querido primo.
Nombramiento como kan supremo
En el curso de una importante asamblea de jefes, Temuyín expuso su idea de que el interés general exigía nombrar un kan supremo, capaz de reunir toda la fuerza nómada. Así sería posible la conquista de ciudades fabulosas, de llanuras salpicadas de prósperas casas de labranza y de puertos riquísimos donde atracaban los navíos extranjeros.
Ante la enumeración de estas posibilidades, los mongoles se estremecieron de codicia. ¿Quién podía ser ese caudillo de caudillos? El nombre de Temuyín, que ya había sido aclamado jefe de una importante confederación de tribus y era a la vez respetado y temido, voló de boca en boca.
Oponerse a su idea podía ser peligroso, y apoyarla no era sino consagrar un estado de cosas y quizás conseguir grandes botines. Temuyín fue proclamado en 1206 jefe supremo con el nombre de Gengis Kan, que significa «rey universal».
Inmediatamente se rodeó de una insobornable guardia personal y comenzó a enseñar a sus antiguos camaradas lo que el entendía por disciplina. Gengis Kan organizó su reino de modo que sirviese exclusivamente para la guerra.
Inculcó a sus súbditos la idea de nación y les puso a trabajar en la producción de alimentos y material bélico para su ejército. Hizo reducir las necesidades al mínimo exigido por la vida diaria con objeto de que todos los esfuerzos y las riquezas sirviesen para sostener a los combatientes.
Antes de cumplir cuarenta y cuatro años, Gengis Kan tenía ya dispuesta su formidable máquina guerrera. No obstante, si en aquella época una flecha enemiga hubiera penetrado por una de las juntas de su armadura, la Historia no habría recogido ni siquiera su nombre, pues las mayores proezas de su vida iban a tener lugar a partir de aquel momento.
En Karakorum, llamada la ciudad de las arenas negras, donde estableció su cuartel general, Temuyín se paseaba meditando en las conquistas que había planificado. Caminaba con el paso torpe de quien se pasa la vida a caballo. Vestía una especie de larga zamarra forrada de cuero durísimo.
La piel de su cara, correosa y surcada de profundas arrugas, estaba revestida de una capa de grasa natural que lo protege contra el frío y el cortante azote del viento. Sus ojos, muy separados y enrojecidos por el polvo, brillaban con gran intensidad. Hablaba poco y estaba a punto de ordenar que el ejército se ponga en marcha. Un ejército que nunca será derrotado.
Expansión del imperio mongol
Al este de los dominios de Gengis Kan estaba China, con su antiquísima civilización. Al oeste, el Islam, o el conjunto de naciones que habían surgido tras la estela de Mahoma. Más a occidente se extendía Rusia, que era entonces un conglomerado de pequeños estados, y la Europa central.
Gengis Kan decidió atacar primero China. En 1211 atravesó el desierto de Gobi y cruzó la Gran Muralla China. En 1215 conquistó Pekín. Más tarde, en 1218 se dirigió hacia el oeste, arrasó la bella Samarkanda y la opulenta Bujara y envió varias unidades hasta el Reino de Delhi, en la India.
En 1222 invadió el norte de Irán, rodeó el mar Caspio por el sur y penetró en el Cáucaso y en Crimea, llegando hasta la actual Bulgaria. En poco más de diez años, el Imperio había crecido hasta abarcar desde las orillas del Pacífico hasta el mismo corazón de Europa, incluyendo casi todo el mundo conocido y más de la mitad de los hombres que lo poblaban.
Karakorum, la capital de Mongolia, era el centro del mundo oriental, y los mongoles amenazaban incluso con aniquilar las fuerzas del cristianismo. Gengis Kan no había perdido jamás una batalla, a pesar de enfrentarse a naciones que disponían de fuerzas muy superiores en número. Es probable que jamás lograra poner a más de doscientos mil hombres en pie de guerra; sin embargo, con estas huestes relativamente pequeñas, pulverizó imperios de muchos millones de habitantes.
Los ejércitos de Gengis Kan
¿Por qué los ejércitos eran indestructibles? La materia prima de Gengis Kan eran los jinetes y los caballos tártaros. Los primeros eran capaces de permanecer sobre sus cabalgaduras un día y una noche enteros, dormían sobre la nieve si era necesario y avanzaban con igual ímpetu tanto cuando comían como si no probaban bocado.
Los corceles podían pasar hasta tres días sin beber y sabían encontrar alimento en los lugares más inverosímiles. Además, Gengis Kan proveyó a sus soldados de una coraza de cuero endurecido y barnizado y de dos arcos, uno para disparar desde el caballo y otro arco pesado, que lanzaba flechas de acero, para combatir a corta distancia.
Llevaban también una ración de cuajada seca, cuerdas de repuesto para los arcos, cera y aguja para las reparaciones de urgencia. Todo este equipo lo guardaban en una bolsa de cuero que les servía, inflándola, para atravesar los ríos. La táctica desplegada por Gengis Kan era siempre un modelo de precisión. Colocaba a sus tropas en cinco órdenes, con las unidades separadas por anchos espacios. Delante, las tropas de choque, formidablemente armadas con sables, lanzas y mazas.
A retaguardia, los arqueros montados. Estos avanzaban al galope por los espacios que quedaban entre las unidades más adelantadas, disparando una lluvia de flechas. Cuando llegaban cerca del enemigo desmontaban, empuñaban los arcos más pesados y soltaban una granizada de dardos con punta de acero. Luego era el turno de las tropas de asalto. Tras la legión romana y la falange macedónica de Alejandro Magno, la caballería tártara se erigió en el máximo ejemplo de efectividad del arte militar.
Las tácticas militares
Pero Gengis Kan supo también ganar más de una batalla sin enviar ni un solo soldado al frente, valiéndose exclusivamente de la propaganda. Los mercaderes de las caravanas formaban su quinta columna, pues por medio de ellos contrataba los servicios de agentes en los territorios que proyectaba invadir.
Así llegaba a conocer al detalle la situación política del país enemigo, se enteraba de cuáles eran las facciones descontentas con los reyes y se las ingeniaba para provocar guerras internas. También se servía de la propaganda para sembrar el terror, recordando a sus enemigos los horrores que había desencadenado en las naciones que habían osado enfrentársele. Someterse o perecer; rezaban sus advertencias.
La práctica del terror era para él un eficaz procedimiento político. Si una ciudad le oponía resistencia, la arrasaba y daba muerte a todos sus habitantes. Al continuar la marcha sus huestes, dejaba a un puñado de sus soldados y a unos cuantos prisioneros ocultos entre las ruinas.
Aquéllos obligaban después a los cautivos a recorrer las calles voceando la retirada de los tártaros. Y así, cuando los contados supervivientes de la matanza se aventuraban a salir de sus escondites, hallaban la muerte. Por último, para evitar que ninguno se fingiese muerto, les cortaban la cabeza. Hubo ciudades en que asesinaron medio millón de personas.
Muerte
Aunque ninguna enfermedad se había manifestado en él, su instinto certero para la muerte le advirtió de que su fin estaba próximo. En 1227 Gengis Kan decidió dividir sus dominios entre sus cuatro hijos. Finalmente, Gengis kan murió el 18 de agosto de 1227 en Yinchuan (en la actual China), en el lecho de su tienda imperial. Algunos historiadores explican que su fallecimiento fue debido a las heridas sufridas por una grave caída de su caballo.
Antes de fallecer, explicó a su hijo Ogodei los planes de conquista para los próximos días. Tras su muerte, el enorme rodillo mongol siguió aplastando gentes y naciones. Sus sucesores dominaron toda Asia, penetraron aún más en Europa y derrotaron a húngaros, polacos y alemanes.
Después, el Imperio decayó hasta desaparecer. Los mongoles son hoy un ramillete insignificante de tribus nómadas, y Karakorum yace sepultada bajo las arenas movedizas del desierto de Gobi. Hasta su mismo nombre se ha borrado de la memoria de las gentes.
Cronología de la bibliografía de Gengis Kan
A continuación puedes encontrar un resumen de la biografía de Gengis Kan en forma de cronología o línea del tiempo (timeline). Así no te perderás ningún acontecimiento o hito importante de la vida de Gengis Kan:
- Año 1167: Nace en Mongolia Temuyín, futuro Gengis Kan.
- Año 1180: Tras la muerte de su padre es hecho cautivo, pero no tarda en liberarse.
- Año 1184: Se casa con la hija de un poderoso kan.
- Año 1184-1195: Mantiene incesantes y victoriosos combates tribales.
- Año 1206: Se impone a la nobleza mongol y le es otorgado el título de Gengis Kan (rey universal).
- Año 1207: Somete a las tribus norteñas de los ríos Selenga y Yenisey.
- Año 1211: Atraviesa el desierto de Gobi rumbo a China.
- Año 1215: Conquista Pekín.
- Año 1218: Destruye hasta los cimientos Samarcanda y Bujara.
- Año 1219: Penetra en el noroeste de la India.
- Año 1222: Llega a Crimea.
- Año 1226-1227: Se dispone a culminar la conquista de China. Destruye el reino Tangut.
- Año 1227: El 18 de agosto muere en Yinchuan (China).
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