Desde hace miles de años, el caballo y el hombre han estado juntos en multitud de tareas, pero la gran revolución surgió con el invento de la silla de montar. Con ella, se podían hacer cosas antes inimaginables. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos el origen de la silla de montar, quién la inventó y cómo ha sido su evolución.
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Origen de la silla de montar
El caballo es un animal que acompaña al hombre desde hace milenios. La fuerza del caballo se ha utilizado para arrastrar pesos, estirar carros y, sobre todo, como sistema de transporte. Y también en la guerra, claro. La caballería ha decidido muchas batallas a lo largo de los tiempos, y casi siempre se ha considerado la unidad de élite de los ejércitos. Esto es porque mantener un caballo es mucho más caro que un simple soldado.
Montar un caballo no es algo fácil. El animal se mueve y hay que mantener el equilibrio y hacerlo ir allí donde quieres. Si imaginamos como lo hacían al principio de la domesticación del caballo, montando a pelo sobre el animal, entendemos la dificultad.
Y en el caso de la caballería militar la cosa aún era más difícil. Bastante complicado es mantenerte sobre el animal como para, además, intentar clavar lanzas, disparar flechas con el arco o defenderse. Por ello, durante mucho tiempo la caballería tuvo una utilidad relativa a las batallas.
Por este motivo, los grandes ejércitos de la antigüedad tenían pocas tropas de caballería y las utilizaban sobre todo para explorar o para ayudar a la infantería. También eran útiles para llevar a los soldados en el campo de batalla, pero una vez allí podían descabalgar y seguir luchando a pie. Incluso los romanos mantenían una caballería muy desaprovechada.
Quién inventó la silla de montar
La silla de montar fue inventada hace más de 2000 años por las tribus que vivían en las estepas asiáticas. Allí, donde el caballo era el medio de transporte habitual debido a las grandes distancias que debían recorrer las tribus, se las ingeniaron para hacer las cosas más fáciles.
El primer paso fue buscar la manera que tanto el caballo como el jinete estuvieran más cómodos. Al principio serían simples tiras de tejido que rodeaban el caballo, pero pronto evolucionaron en sillas de montar de cuero cada vez más elaboradas. Con una silla de montar, el peso del jinete queda mejor repartido encima del caballo, el animal se cansa menos, sufre menos y su vida útil se alarga. El jinete también está más cómodo y puede cabalgar durante más tiempo.
De todos modos, el gran invento que impulsó la silla de montar fueron los estribos. Primero eran tiras de tela con una anilla que permitían subir con más facilidad. Pero enseguida se hizo evidente que, con los estribos, el jinete podía controlar mejor su postura, podía liberar de trabajo las manos y podía controlar el animal con los pies.
El estribo dejaba las manos libres para hacer otras cosas, tales como disparar un arco, usar la espada, empuñar un hacha o clavar una lanza con una eficacia que los jinetes nunca habían tenido. Hasta ese momento, era relativamente fácil hacer caer un jinete, pero con aquellas sillas de montar la cosa ya resultaba demasiado difícil.
Esta fue una de las claves que hicieron tan eficaces los ejércitos provenientes de Asia, como los hunos, por ejemplo. Mientras que los romanos se basaban en la infantería, los bárbaros disponían de una caballería que podía hacer unas cosas que no habían visto nunca. Incluso la infantería más disciplinada cedía ante una carga de caballería en la que los jinetes y los animales actuaban como una unidad. Y esto era posible gracias a la silla de montar estribos.
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