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CurioSfera Historia

Batalla de Rossbach (1757)

La batalla de Rossbach se libró el 5 de noviembre de 1757 dentro del marco de la Guerra de los Siete Años. Tuvo lugar cerca del pueblo de Rossbach, en la antigua Sajonia prusiana; al oeste de la actual Leipzig (Alemania). Se enfrentaron el ejército prusiano contra el ejército aliado formado por Francia y el Sacro Imperio Romano Germánico. La victoria prusiana fue aplastante. En CurioSfera-Historia.com, te contamos la historia de la batalla de Rossbach.

Ver la batalla de Leipzig de 1813

Datos de la batalla de Rossbach

  • Fecha: 5 de noviembre de 1757.
  • Lugar: Oeste de Leipzig, Alemania.
  • Contendientes: Prusianos contra tropas aliadas franco-imperiales (Francia y el Sacro Imperio Romano Germánico).
  • Unidades: Por Prusia, 16.000 soldados de infantería, 5.400 de caballería, 79 cañones (incluidos 23 pesados). El bando franco-imperial, 34.000 soldados de infantería, 7.500 de caballería y 114 cañones.
  • Objetivo: Los aliados querían derrotar a los prusianos para recuperar la provincia de Silesia.
  • Resultado: Victoria contundente del ejército prusiano.
  • Personajes protagonistas: El rey prusiano Federico II el Grande, el príncipe francés Carlos de Soubise y el príncipe alemán José María Federico Guillermo de Sajonia-Hildburghausen.
  • Consecuencias: Por el bando prusiano 548 muertos y heridos. Francia, 600 muertos, 2.000 heridos y 5.000 prisioneros. Imperiales, 2.535 bajas, en su mayoría prisioneros. Ambas fuerzas perdieron 72 cañones. Austria abandonó sus planes de recuperar Silesia y firmó una paz al poco tiempo.

Antecedentes y contexto

Rossbach supuso la victoria más completa de Federico II el Grande de Prusia. Federico comenzó su reinado en 1740, con un ataque sorpresa sobre Austria y la toma de la valiosa provincia de Silesia. Austria se vio obligada a reconocer esta pér­dida cinco años más tarde, pero planificó su venganza. Un cambio radical en las alianzas europeas puso a Francia, Rusia y Suecia al lado de Austria en 1757. Los nuevos aliados decidieron desmembrar Prusia y destruir su magnífico potencial militar.

Preparativos para el conflicto

Temeroso de un ataque, en agosto de 1756 Federico comenzó inva­diendo Sajonia (hoy el noroeste de Alemania), con la esperanza de tomarla a modo de base avanzada para la guerra que se avecinaba. De este ataque se encargó Austria, que así pudo legitimar su propia guerra de venganza como defensa del Sacro Imperio Romano. En consonancia con su carácter de­fensivo, el Sacro Imperio Romano Germánico  confiaba en que sus territorios constituyentes apoyasen a sus propias tropas para formar el Reichsarmee, o ejército imperial.

Mediante los diez «círculos» (organizaciones regionales) de los territorios alemanes se obtuvo una coordinación limitada. No obstante, los príncipes más ambiciosos que gobernaban territorios más grandes se negaban a subordinar sus fuerzas a la organización de círculos y realizaban sus propios «arreglos», mientras que sus vecinos de menor tamaño tenían que crear sus con­tingentes de la nada.

antecedentes batalla de Rossbach
El rey prusiano Federico II el Grande, el príncipe francés Carlos de Soubise y el príncipe alemán José María Federico de Sajonia-Hildburghausen.

Estos defectos influyeron mucho en la suerte de Rossbach, pero las circunstancias políticas probable­mente fueron más significativas. La mayor parte de los territorios alemanes se mostraron reacios a seguir el camino abierto por Austria. Los miembros de los tres círculos septentrionales se aliaron con Prusia y Gran Bretaña y formaron su propio ejército para oponerse a los franceses.

Se esperaba que Austria aportase 36.200 hombres de los círculos austríacos y borgoñones. Sin embargo, necesitaba su propio ejército para invadir Silesia y envió sólo 8.200 hombres, en su mayoría húsares y panduros (infantería ligera de las provincias balcánicas de los Habsburgo).

Los otros cinco círculos presentaron 33.000 hombres, sólo 10.000 por debajo de sus cuotas oficiales. Desde el punto de vista militar, lo más lógico habría sido uti­lizar estas fuerzas como tropas de guarnición, pero po­líticamente el ejército imperial tenía que estar en la vanguardia de la campaña para liberar Sajonia.

El mando se adjudicó al príncipe de Sajonia-Hildburghausen, un administrador experimentado pero especialmente negado como general. Tuvo que cola­borar con un ejército francés al mando del príncipe de Soubise, un hombre que debía su poder a sus re­laciones con la corte.

Se acordó que la fuerza con­junta invadiría Sajonia desde Turingia, mientras el ejército principal austríaco tomaba Silesia. Federico tendría que dividir sus fuerzas para enfrentarse a es­tas dos amenazas. Sin embargo, no calcularon la rapidez de la res­puesta prusiana. Federico dejó que su ejército princi­pal protegiese Silesia mientras él se adelantaba con 27 batallones y 45 escuadrones para enfrentarse al ejército franco-imperial.

Confiaba en derrotarlo en pri­mer lugar y después regresar antes de que las operacio­nes austríacas estuviesen totalmente en marcha. Los prusianos cruzaron el río Saale en Sajonia occidental para acampar entre las poblaciones de Bedra y Ross­bach, frente a la posición enemiga a 4 kilómetros de distancia.

Los franceses formaron a 30.200 hombres en 49 batallones y 40 escuadrones con 32 armas de arti­llería pesada. La mayoría del ejército imperial quedó destacado cubriendo el flanco y la retaguardia. De este modo, en el campamento únicamente quedaron 10.900 hombres, divididos en 12 batallones y 39 escuadrones, 13 cañones pesados y 3.860 soldados de caballería austríacos y tropas ligeras.

La batalla

Hildburghausen convenció a un reticente Soubise para atacar a Federico el 5 de noviembre de 1757. Cinco brigadas francesas al mando del conde de St. Germain iban a inmovilizara los prusianos avanzan­do sobre las montañas Schortauer, mientras que el ejército principal giraría hacia el sur y después hacia el este para derrotar al flanco enemigo.

cronología batalla de Rossbach
Mapa de la batalla de Rossbach

Las tropas li­geras austríacas al mando de Loudon ocuparían el monte Gallows y actuarían como nexo de unión en­tre St. Germain y la fuerza principal. Soubise espera­ba que Federico se fuese a casa, pero Hildburghausen quería destruir a su ejército.

El plan tenía una base sólida, pero fracasó por la fal­ta de coordinación y por la desmoralización del ejér­cito aliado, que se había quedado sin comida. Soubise salió a las 09:00 horas sin llamar a filas a los grupos que andaban saqueando y sin sacar a los caballos a pas­tar, dejando a los artilleros que manipulasen sus piezas.

La comunicación entre los comandantes de bri­gada era casi inexistente y la caballería se colocó a 2 kilómetros de distancia por delante de la infantería, mientras que los soldados imperiales a pie quedaron todavía más rezagados porque sus colegas france­ses los adelantaron.

Poco después de las 13:30 horas, los aliados observaron la caída repentina de las tiendas prusia­nas. En cuestión de minutos, el ejército prusiano de­sapareció detrás del monte Janus. Los dos generales creían firmemente que Federico se había retirado y Soubise escribió a París para informar de la victoria.

Federico pareció despreocupado durante toda la mañana, pero el general Friedrich Wilhelm von Seydlitz ordenó a la caballería que ensillase los ca­ballos a fin de estar preparada cuando su rey se de­cidiese a actuar.

Algunas tropas se quedaron en el campamento para vigilar a St. Germain. Por su parte, la infantería formó filas detrás del monte Janus y la ca­ballería se reunió más al este. En la cima del monte se situó una batería de 18 cañones pesados que abrie­ron fuego a las 15:15 horas contra la caballería fran­co-imperial, que acababa de llegar al norte de Relchardtswerben.

Batalla de Rossbach vencedor

Al creer que Federico sólo estaba cubriendo su re­tirada, los aliados continuaron con su avance y su in­fantería se acercó a 750 metros de la caballería ene­miga, inmóvil, junto con ocho cañones para responder al fuego. De repente, la caballería de Seydlitz avanzó so­bre el monte y cayó sobre los jinetes franco-imperiales que todavía tenían que desplegarse de la columna.

Sólo había dos regimientos en el frente, pero lograron retrasar a los prusianos el tiempo suficiente para que pudiesen formar algunos más. La primera línea pru­siana retrocedió, pero la segunda avanzó y rompió los regimientos austríacos y franceses que iban delante.

Gran parte de la caballería imperial, que no estaba acos­tumbrada a maniobrar, se vio arrastrada, pero un contingente del sur de Alemania siguió luchando hasta que, en la confusión, fue atacado por los húsares austríacos. La caballería aliada no tardó en retirarse en ple­no a Reichardtswerben, donde fue presa del pánico y huyó. Seydlitz se detuvo al sudoeste para reagruparse. El enfrentamiento duró sólo media hora.

Las brigadas de infantería aliadas se detuvieron cuando comenzó el combate de la caballería, pero sus comandantes no se lo comunicaron a los que enca­bezaban las unidades de la retaguardia, que con­tinuaron avanzando y aumentar así la confusión.

La in­fantería prusiana subió la colina a toda prisa y se agrupó en una sola línea para aumentar la potencia de fuego. Los regimientos franceses a la cabeza de las columnas aliadas se desplegaron en columnas para llevar a cabo un ataque con bayonetas, pero se desanimaron ante la lluvia de disparos de armas de fuego, cada vez más numerosos, de los cañones del batallón prusiano.

Se retiraron y de­sordenaron las unidades que les seguían, mientras Seydlitz lanzó un segundo ataque de caballería. La in­fantería francesa se vino abajo y huyó entre los regi­mientos imperiales que iban detrás. Éstos también hu­yeron casi en su totalidad, aunque el regimiento de Hessen-Darmstadt se quedó para ayudar a cubrir la re­tirada junto a los hombres de St. Germain y Loudon.

En sólo dos horas, los prusianos mataron o captu­raron a una cuarta parte de los enemigos, mientras que ellos apenas perdieron hombres. Los franceses continuaron sufriendo durante su difícil huida, que se prolongó a lo largo de las dos semanas siguientes, mientras que el ejército imperial se desintegró por completo.

Consecuencias y repercusiones

Esta proporción de pérdidas de diez a uno resulta ex­cepcional en las batallas del siglo XVIII y ayuda a hacerse una idea de la escala del triunfo prusiano. La reputa­ción militar de Federico quedó restaurada después de las derrotas del año anterior, y el rey logró otra victoria frente a los austríacos en Leuthen (Silesia) aquel mis­mo mes de diciembre.

Estos dos éxitos convencieron a Gran Bretaña para seguir apoyando a Prusia, con­tribuyendo así a la supervivencia de Federico duran­te los cinco años más que duró la guerra. Austria abandonó sus planes de recuperar Silesia y firmó una paz basada en la situación anterior a la guerra en fe­brero de 1763.

Las consecuencias militares inmediatas no fueron tan espectaculares. Hildburghausen dimitió, pero el ejército imperial se reunió y volvió a luchar con algu­nos éxitos hasta finales de 1762. Los escritores pos­teriores ignoraron el impacto divisorio de la guerra de los Siete Años en la política alemana y utilizaron a Rossbach como símbolo de la supuesta superioridad en la organización política y militar de Prusia.

El ex­ceso de confianza y la falta de liderazgo convirtieron una simple derrota en un desastre. Si Rossbach se celebra por el movimiento disciplinado de los prusia­nos, por los ataques de la caballería y por la potencia de fuego de la infantería, fueron los franceses quienes señalaron al futuro con su mezcla de formaciones lineales y en columna. Todo se mejoraría con Napoleón y contribuiría al desastre de Prusia en Jena (1806).

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