La historia de la tienda de campaña es mucho más antigua de lo que te puedes imaginar, tiene miles de años. Es posible, que hayas pasado alguna noche en ella. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos su origen, quién inventó la tienda de campaña y cómo ha sido su evolución con el paso del tiempo.
Origen de la tienda de campaña
La tienda es más antigua que la casa de ladrillo y que la residencia fija, que no apareció hasta el octavo milenio antes de la era cristiana. Eso es así, porque el nomadismo es más antiguo que el sedentarismo, y no sorprende pues que la tienda sea un tipo de hábitat anterior incluso a la cueva. En las llanuras o grandes mesetas del Paleolítico hace cuarenta mil años se vivía en tiendas.
Como muestran los hallazgos en la Moldavia rusa de restos arqueológicos de lo que parece ser la tienda más antigua conocida. Se sostenía con un enorme hueso de mamut, que daba soporte a un tinglado de pieles sujetas al suelo mediante huesos puntiagudos, que actuaban como clavos y daba cobertura a un espacio de cinco metros de diámetro.
En España hay evidencia arqueológica del uso de tiendas, cientos de años antes de la ocupación romana. Un pueblo de Asia central, entre China y Mongolia, del siglo V a.C., dedicado a la cría del caballo, construía sus tiendas sobre carromatos, y son los antecedentes más antiguos del moderno caravaning o casa móvil.
Las hacían cosiendo láminas de abedul y alerce previamente hervidas, que disponían a modo de lona o entoldado. En la misma época, el historiador griego Herodoto, al describir los modos de vida de la tribu oriental de los enigmáticos argipeos, dice:
“Vivían bajo un árbol grande que en invierno cubrían con un espeso manto de fieltro blanco, que descorrían en verano, como si de un gigantesco cortinón se tratara. Era una tienda natural en la que el tronco del árbol hacía de mástil”.
Muchos pueblos antiguos conocieron la tienda. De hecho, los asirios la utilizaban en sus campañas guerreras, como muestran los bajorrelieves del palacio de Nínive, del siglo VII a.C., similares a las que aún vemos en el actual Oriente Próximo.
Eran tiendas de cuero de fácil montaje, casi iguales a las que hoy utilizamos en las acampadas. Cada pareja de soldados utilizaba una. Ni griegos ni romanos, aunque la conocieron, le dieron importancia ni la usaron de manera relevante; en la guerra de Troya, Aquiles utilizaba una tienda de campaña a la que se retiraba en los momentos de tristeza, una tienda de cuero a cuya entrada se veía un recinto para colgar las armas.
Fue a lo largo de la Edad Media un elemento imprescindible en la vida civil o militar. En la España de los Siglos de Oro se empleaba como refugio en los viajes cuando era preciso dormir en despoblado.
También se utilizó en América, donde se la llamó toldo, por diferir de la tienda tradicional que se montaba mediante estiramiento de las cuerdas, sobre las que se armaba el pabellón. En el siglo XVIII, y primeros lustros del siglo XIX, durante las campañas napoleónicas realizadas por Francia, la tienda cobró protagonismo e importancia.
Surgieron nuevas formas de tiendas de uso militar, como la tienda cónica, cuyo armazón, de una sola pieza, se fijaba verticalmente en el suelo para luego recubrirlo todo de lona. En el siglo XIX, fueron muy populares las tiendas-libro, las marquesinas de sección cuadrada y la tienda de campaña canadiense. Como elemento primordial de la vida nómada, los pueblos de todo el mundo han empleado la tienda de campaña:
- Los saharianos, las utilizan y las hacen de tiras de tela tejida con pelo de cabra y camello.
- Los indígenas de Níger, llevan en sus expediciones de caza tiendas circulares de carrizo entrelazado y esterillas de palma.
- Las tribus de Somalia, se refugian en tiendas de alfombra de cañavera.
- Los pueblos tibetanos, los Drupa, tejen pelo de yak, cuya tela es luego estirada sobre una estructura de pértigas muy flexibles con lo que resisten los embates del viento.
- Los Pies Negros de Montana, en Estados Unidos, son capaces de montar en un santiamén sus vistosos y coloridas tiendas o tee-pees de piel decorada alrededor de un trípode.
Tras la política ecologista de los últimos lustros del siglo XIX, la posibilidad de gozar de los grandes espacios abiertos llevó a la naturaleza a millones de familias. Sobre todo a partir de 1872, en que se creó el Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, o 1916, cuando en España se aprobó una ley similar de protección de espacios naturales para los Picos de Europa, Ordesa, Teide, Doñana…
La tienda de campaña se convirtió en artículo necesario, y conoció su momento dorado y de mayor prestigio. La tienda, primer habitáculo del hombre, aún tiene sus ventajas sobre el hábitat fijo. Ninguna otra razón alienta tras el auge del mundo del camping o el caravaning, nomadismo de lujo de nuestro tiempo. Algunos sociólogos americanos dicen que es el futuro de las formas de vida del siglo XXI.
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