La historia de las banderas va unida a la de los símbolos, signos y distintivos usados por el hombre para señalar su presencia, tanto en el campo de batalla como en tiempos de paz. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia de las banderas y estandartes, su origen, evolución y cómo fueron las primeras.
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Origen de las banderas y estandartes
La palabra bandera tiene origen germánico: esta voz proviene de bandwo, que se traduce por distintivo o estandarte. En castellano se documenta ya así en el siglo XIII. Normalmente reproducía el escudo de armas o blasón de una familia poderosa, por lo que las banderas son tan antiguas como la guerra, que es tanto como decir tan vieja como el hombre.
Cuando los hijos de Noé abandonaron el Arca tras el Diluvio, emplearon para distinguirse una serie de signos con diversas figuras. Creen algunos que el primer uso bélico de la bandera lo formalizó Nemrod, a quien se le llama en la Biblia “robusto cazador ante los ojos de Dios”, rey legendario de Babilonia identificado por algunos con Gilgamés, protagonista de la epopeya más antigua conocida.
Al parecer fue Nemrod quien levantó una bandera por primera vez en la guerra contra sus hermanos: enarboló su camisa sobre un palo de lanza.
Parece ser que la primera insignia o distintivo de uso bélico fue el estandarte: un pedazo de tela cuadrado pendiente de un asta. Los más antiguos consistían en un objeto, a veces sólido, fijado a un soporte en lo alto de un palo o pértiga con el acompañamiento de flámulas o gallardetes. El objeto mostrado podía ser de naturaleza religiosa: un ídolo, o de otra índole.
El faraón de Egipto tenía siempre ante sí cuatro estandartes, uno de los cuales representaba la placenta donde había nacido; y en los monumentos dedicados a Ramsés II el Grande hacia el siglo XIII a.C. se despliegan los estandartes reales como signo de desgracia para los enemigos del faraón.
Los egipcios fueron los primeros en incluir animales en sus banderas: el buey sagrado Apis, símbolo de Osiris, dios que enseñó a los hombres el arte de la agricultura.
Los estandartes hebreos que luego llevaron las tribus de Israel, se inspiran en la costumbre egipcia citada. El autor del siglo I a.C. Diodoro Sículo escribe en su Biblioteca histórica: “Los egipcios decidieron llevar estandartes al frente de sus batallones. Construyeron imágenes de animales que ahora veneran y los llevaban fijos sobre jabalinas. Todos podían saber su lugar en la formación».
También en Ur de Caldea, Irak actual, se hizo uso de estandartes; también los asirios en el siglo IX a.C., cuyas tropas reales lo desplegaban: Sargon, Senaquerib y Asurbanipal llevaban estandartes desplegados cuando iban a la caza del león. El uso de estandartes y banderas era más frecuente y visible durante las batallas. Una estatua asiria de 671 a.C. muestra a un soldado desplegando la bandera de regimiento.
La cerámica egipcia documenta el uso de banderas en los barcos: un estandarte con los signos del pescado o lanzas con penachos eran formas menores de señalar la presencia de un batallón o de un cuerpo de gente armada, según muestra la escultura asiria del siglo IX a.C.
Creta y las islas del Egeo conocieron el estandarte y la bandera: sobre la punta del asta era frecuente ver la cabeza de algún enemigo relevante muerto en campaña, como hacían los antiguos chinos. La caballería romana utilizaba una banderola llamada vexillum, que Tito Livio describe como una pieza cuadrada de tela sobre marco cruzado.
El lábaro o estandarte imperial era algo mayor, hecho de seda púrpura bordada en oro, estandarte real que se convirtió luego en la primera bandera de la Cristiandad tras la conversión del emperador Constantino I el Grande en el siglo IV.
Primeras banderas
La bandera como hoy la conocemos fue un invento oriental. El fundador de la dinastía Chou, en el siglo XII a.C. iba siempre precedido por una bandera blanca. Las banderas chinas mostraban dibujos bordados en el centro, como pájaros rojos, tigres blancos, dragones azules, y eran portadas en carruajes, enarboladas, clavadas en el suelo o sobre las murallas de la ciudad conquistada
A la bandera se le tributaba el mismo acatamiento y honor que al soberano. Era un crimen tocar al abanderado o acercarse demasiado a la bandera. Si la bandera caía al suelo era barrunto de derrota. El emperador no iba junto a ella porque si ambos eran tomados por el enemigo todo estaría perdido, pero si la bandera estaba libre, aunque el emperador hubiera sido capturado, la batalla proseguía.
También en la India gozaba de parecida preeminencia y era llevada sobre elefantes y carruajes constituyendo el primer objetivo del enemigo. Las banderas indias eran triangulares y de color escarlata o verde con una figura bordada en oro.
En la Antigüedad, todo Oriente usaba la bandera. A Occidente fue traída por los árabes. Se habla del uso en los primeros tiempos del Islam de banderas debido a la influencia india.
Eran sencillas: negras, blancas o rojas. El pendón o estandarte de Mahoma era negro, el color de la venganza. Los primeros califas lo utilizaron, aunque más tarde la dinastía fatimita adoptó el verde, que quedó consagrado como color del Islam. El creciente blanco, como símbolo mahometano no es anterior al siglo XIII. En cuanto a los griegos, llevaron banderas a Troya; también las llevaba Jasón cuando buscaba el vellocino de oro.
Insignias de las banderas
Desde sus inicios prácticamente todas las civilizaciones o pueblos antiguos, optaron por incluir insignias en sus banderas. He aquí tan solo algunos ejemplos, ya que la lista sería interminable:
- Los asirios incorporaron en su bandera, la ballena.
- Los babilonios, la paloma.
- Los egipcios, el buey.
- Los hebreos tenían en su bandera, la letra tau.
- Los medos, tres coronas.
- Los partos, una cimitarra.
- Los galos, la imagen de un gallo.
- Los cartagineses, una cabeza de caballo.
Todos querían hacerla visible y la estampaban sobre un trozo de lienzo o de tela que hacían enarbolar en lugar alto para que todos supieran quiénes eran, dónde estaban y qué se proponían hacer.
Evolución de las banderas
La bandera comenzó a reglamentarse en Roma, a seguir ciertas normas fijas, a rodearse de algún protocolo. La bandera de la legión romana tenía cinco enseñas: el águila, el minotauro, el lobo, el jabalí, y el caballo, hasta que el general y político romano Cayo Mario suprimió, en el siglo II a.C. todo símbolo militar o político que no fuera el águila, que pasó a ser insignia única.
De ese hecho arranca el que los imperios cristianos posteriores adoptaran el águila para dar a entender que se consideraban herederos del Imperio Romano, fuente de autoridad, prestigio y nobleza para Occidente. Ya entonces se prestaba juramento a la bandera. La bandera o insignia guerrera se llamó en Roma signumo vexillum.
Las hubo de diversas formas, hasta que el emperador Constantino I, tras su conversión al cristianismo, suprimió toda bandera que no fuera el lábaro con una cruz: estandarte de tela preciosa de un pie cuadrado en el que estaba bordado el monograma de Cristo, que todavía figura en el centro de la bandera de Italia.
De hecho, la cruz figuró en muchas banderas medievales y renacentistas y aún se conserva en la de muchos estados. La cruz de los estandartes y banderas francesas y españolas era roja; la de los alemanes, negra; la italiana, amarilla. El Papa bendecía las banderas de los cruzados y de cuantos defendían la causa de la Cristiandad.
Los reyes godos de España tuvieron como signo más usado el león: en la adarga del rey Rodrigo figuraba. Don Pelayo, que quería conservar la tradición, tras conquistar León en el 722 puso por armas un león de gules en escudo de plata, que luego cambió por una cruz.
El emperador Alfonso VII, para celebrar la unión de Castilla, León y Galicia tomó por armas el castillo y el león. Al final de la Edad Media la bandera fue aceptada como representación de un país, y por ello objeto de respeto y pleitesía.
Hubo entonces gran proliferación de banderas debido al fraccionamiento del poder político: cada noble, cada señor, cada baronía levantaba la suya; a veces sólo representaba a un grupúsculo o mesnada, como la que levantó el Cid Campeador (Rodrigo Díaz de Vivar) cuando salió desterrado de Castilla.
En España, Alfonso X el Sabio reglamentó el uso de pendones, sobre todo en lo relacionado al pendón real o bandera del rey.
En el ámbito de la representación gremial, así como en el de las cofradías y hermandades tanto de carácter religioso como de adscripción a sociedades más o menos herméticas, la bandera y el escudo comenzaron a ser símbolo parlante de las finalidades de dichas agrupaciones.
De modo que incluyeron en ella de forma esquematizada los ideales y metas hacia los que propendían siempre que fueran confesables, ya que en caso contrario se elaboraba una especie de signo críptico sólo conocido por los iniciados.
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