La batalla de Qadesh tuvo lugar en 1274 a. C. cerca de la ciudad de Qadesh, actual Siria. Se enfrentaron las tropas del Imperio hitita, gobernadas por Muwatalli II, y las tropas del Imperio Nuevo de Egipto con Ramses II al mando. Es la primera gran batalla de la historia de la que existen registros. Los historiadores también afirman que fue la mayor batalla de carros de guerra, ya que participaron cerca de 5.000. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la batalla de Qadesh.
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Datos de la batalla de Qadesh
- Fecha: Finales de mayo del año 1274 a. C.
- Lugar: Valle del río Orontes, cerca de Qadesh (en la actual Siria).
- Combatientes: Egipcios contra hititas.
- Unidades: El ejército egipcio contaba con 20.000 soldados de infantería y 2.000 carros. Las tropas hititas estaban formadas por 17.000 soldados y entre 2.500 y 3.000 carros.
- Objetivo: El poder en la ciudad de Qadesh y el control de la región sirio-palestina.
- Resultado: La batalla acabó en tablas o empate, aunque ambos bandos reclamaron la victoria.
- Personajes protagonistas: El faraón egipcio Ramses II y el rey hitita Muwatalli
- Bajas: Se desconoce las bajas egipcias. En los hititas, 2.000 carros quedaron destruidos.
- Consecuencias: Después de este enfrentamiento se firmó el primer tratado de paz de la historia entre hititas y los egipcios. La ciudad de Qadesh permaneció bajo control hitita hasta 1190 a. C.
Antecedentes y contexto
En la segunda mitad del siglo XIV a. C, el Egipto de la XVIII dinastía atravesó una grave crisis política que provocó un golpe de estado militar con el fin de conseguir un poder central fuerte. El renacimiento egipcio llegó así con la XIX dinastía, fundada por Ramsés I (1305-1303 a. C).
Su hijo Seti I (1303- 1289 a. C.) reconquistó el sur de Siria y Palestina en el mismo periodo en que el Imperio hitita (que se extendía hasta Anatolia por el norte, y Líbano y Siria por el sur) sufría varios descalabros por los ataques de los mitanos, aliados de los asirios.
El sucesor de Seti I, su hijo Ramsés II (1289-1224 a. C), disputó a los hititas el control de la región sirio-palestina y organizó una expedición para conquistar la ciudad de Qadesh, entonces bajo control hitita.
Para lograr la finalidad de la campaña era preciso reforzar la presencia egipcia en los puertos de la costa palestina como apoyo logístico. Sin el control de estos puntos hubiera sido imposible para la expedición recorrer los casi 680 kilómetros hasta llegar a Qadesh
- 1318-1290 a. C.: El reino hitita incorpora los territorios de la Anatolia occidental
- 1315-1290 a. C.: Reinado de Muwatalli II.
- 1300 a. C.: Inicio de las hostilidades con Egipto por el dominio de Siria.
- 1289-1224 a. C.: Reinado de Ramsés II.
- 1285 a. C.: (finales de abril) La expedición egipcia abandona Egipto en dirección a Qadesh.
El preludio de la batalla
El cuerpo de expedición egipcio estaba compuesto por cerca de 20.000 hombres repartidos en cuatro divisiones: la Amón, que incluía a la guardia personal del faraón y estaba bajo su mando, la Ra, la Ptah y la Seth. También estaban los sardanos, grupos de mercenarios llegados por mar desde Siria tras la victoria de Ramsés II e incorporados al ejército
Los hititas tenían un ejército multiétnico bajo el mando del rey Muwatalli (1320- 1290 a C.) de unos 17.000 hombres y entre 2.500 y 3.000 carros, según refieren las fuentes egipcias, tal vez exageradas para ensalzar la gloria del faraón.
Una vez alcanzado el norte de Palestina, Ramsés dispuso el orden de batalla: la división Amón iba en cabeza, seguida por la Ra, la Ptah y la Seth. Por la costa avanzó un cuerpo expedicionario (los naharim). Luego el ejército egipcio se internó en el interior, atravesó el valle de Bekaa y prosiguió hacia Qadesh.
La batalla
La batalla de Qadesh tuvo lugar entre el octavo y el décimo día del tercer mes de Shemu (el año egipcio se dividía en tres estaciones; Shemu, verano, Akhet inundaciones, y Peret, invierno). El octavo día Ramsés y la división Amón llegaron a las inmediaciones de Qadesh y acamparon en las colinas cercanas; la Ptah y la Ra se quedaron al sur de la ciudad, la primera en el bosque de Rawavo y la segunda junto al Orantes.
El noveno día Ramsés y la Amón comenzaron a atravesar el río Orantes seguidos por las otras divisiones. En Shabtuna (la actual Tell Maa’yan) tuvo lugar la primera emboscada hitita: dos nómadas del lugar (en realidad, espías hititas) contaron que el ejército hitita estaba muy alejado Ramsés les creyó y prosiguió su avance sin saber que el enemigo estaba a tan sólo 3 kilómetros de Qadesh.
Al anochecer del noveno día, Ramsés y la Amón acamparon, mientras que la Ra debía aún vadear el río Orantes, seguida a considerable distancia por la división Ptah y por la división Seth, que todavía estaba más alejada.
En los días siguientes, la Ra se puso en marcha para apoyar al faraón, que iba unos 15 kilómetros por delante. Entre tanto, fueron capturados los dos falsos nómadas hititas, que fueran obligados a confesar la distancia real a la que se encontraba el campamento enemigo. Al saberlo, Ramsés obligó a la Ptah a apresurarse para que acudiera en su ayuda.
Mientras, los hititas apostaron al sur un fuerte contingente móvil de unos 2.500 carros bajo el mando de un hermano del rey hitita, dispuestos a atacar el ala derecha de la división Ra. Los naharim ya habían abandonado la costa y se dirigían por tierra firme hacia Qadesh.
El ataque hitita
De improviso, 250 carros hititas irrumpieron contra el ala derecha de la división Ra, que fue desarbolada. La infantería egipcia huyó. La mayor parte de los supervivientes escaparon hacia el sudoeste, mientras que los carros se movían rápidamente alrededor del campamento de Ramsés para protegerle. Su llegada al campamento fue tan caótica que provocó una confusión total entre la guarnición que estaba de guardia.
De inmediato los hititas atacaron el campamento por tres flancos diferentes. Los primeros carros que entraron fueron neutralizados por la guardia personal del faraón. Pero la presión de los asaltantes eran tan fuerte que la resistencia egipcia no aguantó y los carros de reserva huyeron hacia el norte, dejando a Ramsés solo con lo que quedaba de la Amón.
La táctica por sorpresa de Muwatalli había resultado, puesto que al implicar en la batalla sólo a los carros, preservaba a la infantería y a sus carros de reserva. Sin embargo, en esta primera fase cometió un terrible error estratégico: decidió mantenerse a la espera aguardando el desarrollo de los acontecimientos.
Un segundo gran error fue cargar demasiado los carros con el botín del saqueo de las tropas y pertrechos egipcios, del que fue responsable un regimiento de infantería cananita, armado con lanzas y adiestrado para marchar y pelear en escuadra.
La respuesta egipcia
Ramsés decidió emprender una última y desesperada carga contra el frente hitita que asediaba el campamento por el nordeste y, protegido por su guardia personal, atacó con éxito. Precisamente en ese momento llegaron las tropas supervivientes de la Ra, la Ptah y las de los naharim, que reforzaron la ofensiva.
Muwatalli envió cerca de 1.000 carros para volver a sorprender al faraón por la retaguardia, pero fracasó por la acción de la Ptah que, a su vez, atacó por la derecha y acabó con los refuerzos hititas. Ramsés completó después el asalto atacando a las fuerzas enemigas, desperdigadas en torno al Orantes y, gracias a que la infantería hitita permaneció inactiva tras las murallas de Qadesh, volvió a tomar posesión de su campamento.
Los dos ejércitos implicados
El combate ocurrido en la batalla de Qadesh se distinguió por el uso en ambos bandos del carro de guerra. Jugando con el efecto sorpresa, los hititas atacaron de improviso a las tropas egipcias, que estuvieron a punto de ser derrotadas. Pero la desesperada audacia de Ramsés II niveló las fuerzas de la «madre de todas las batallas», que acabó en tablas.
Ejército egipcio
El ejército egipcio se componía mayoritariamente de infantería armada de largas lanzas, espadas (como la característica khepesh), hachas de guerra fabricadas de bronce en forma de medialuna, arcos muy potentes y flechas. El armamento de defensa lo constituían armaduras de cuero o de láminas de bronce, escudos y yelmos.
Cada división egipcia estaba estructurada en 20 compañías de entre 200 y 250 hombres cada una, divididas a su vez en pelotones de 50 combatientes al mando del llamado “jefe de los cincuenta”. En la batalla, cada división se organizaba en tres líneas: los veteranos (menfyt), los reclutas (nefru) y la reserva como última baza. Los arqueros egipcios tenían la misión de abatir al enemigo a una distancia media para permitir que la infantería pesada interviniera una vez iniciado el combate.
Ejército hitita
En la infantería hitita los soldados se cubrían con túnicas o iban a pecho descubierto, sólo se protegían con un yelmo, mientras que su armamento era muy similar al de los egipcios. Pese a que Ramsés había definido a los hititas como «afeminados», los hombres de Muwatalli eran guerreros hábiles y valientes.
La fuerza del ejército hitita se basaba en permanecer compacto y en hacerse preceder por exploradores o recurrir al engaño del enemigo, mientras el grueso del ejército se movía con rapidez hasta encontrar una llanura donde los carros pudieran atacar.
A través de los siglos, los hititas aprendieron a utilizar caballos, a edificar sólidas fortificaciones y a conquistar las de los enemigos. Sus carros de guerra, más pesados que los egipcios, podían transportar tres hombres armados con arco, lanza y escudo La caballería tal como se entendió en siglos posteriores estuvo ausente en ambos ejércitos.
Empleo de carros de combate
El carro egipcio se concibió para poder penetrar en profundidad en las filas enemigas y después cambiar rápidamente de dirección. Por eso, durante la batalla, los carros egipcios evitaron los enfrentamientos a corta distancia con los hititas, superiores en este tipo de combates.
Robustez y ligereza eran las cualidades esenciales del carro egipcio, resultado de la evolución del carro de guerra cananeo y del cano de los hiscos. Quizás en Qadesh intervinieron unos 2000 carros de guerra (500 por cada una de las cuatro divisiones egipcias).
El carro hitita era un arma pensada para desarbolar las líneas de la infantería enemiga. Era muy pesado, lo que le permitía aplastar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. Poco manejable, el carro de guerra hitita fue un blanco fácil para los arqueros egipcios. Era fundamental que el auriga y el lancero estuviesen acompañados de un escudero que les protegiese de las flechas enemigas durante el combate.
Consecuencias y repercusiones
Muwatalli evitó implicar a su infantería en un combate sin esperanzas de victoria dada la fuerza de los arqueros enemigos, aun comprendiendo que Ramsés había perdido la posibilidad de someter a Qadesh mediante el asalto. Defendida por un importante ejército hitita capaz de resistir un asedio, la ciudad de Qadesh fue prácticamente inexpugnable para Ramsés II, de ahí el giro inicial de la batalla, que pareció anunciar la derrota egipcia.
La inicial eficacia del ataque hitita con carros se transformó en una rotunda derrota. Muchos guerreros se ahogaron, como por ejemplo Sipacilo, hermano del rey hitita y caudillo de la ciudad de Alepo. Dieciocho estados aliados o vasallos del Imperio hitita participaron en la batalla de Qadesh.
Por tanto, se puede decir que la primera gran batalla de la historia terminó sin vencedores ni vencidos. Ajusticiados los comandantes de la unidad que huyó durante el ataque al campamento, Ramsés llegó a un acuerdo con Muwatalli antes de regresar a Egipto.
Ambos bandos se atribuyeron la victoria. La propaganda de Ramsés en el poema épico «de Pentaur» y otras obras de arte figurativas celebró la victoria, con lo que ofreció la primera narración completa de una batalla. También existen alusiones en el gran templo de Abu Simbel.
En cuanto a los hititas, según las tablillas de Hatusa (capital del reino entonces, actual Bogazköy), proclamaron la victoria, asegurando que el faraón se retiró por el sur mientras ellos conquistaban Amurro, entre Qadesh y la costa mediterránea. En el 1259 a. C. se firma el primer tratado de paz de la historia entre el rey hitita Hattusil III (1265-1240) y Ramsés II. La ciudad de Qadesh permaneció bajo control hitita hasta 1190 a. C.
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