El uso del perfume es algo totalmente cotidiano. Utilizamos fragancias o colonia para oler bien, para agradar a los otros, por sentirnos bien, pero desde el inicio de nuestros tiempos, no era así. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia y origen del perfume, su evolución, tradiciones y mitos.
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Origen del perfume
Los primeros indicios que tenemos de que el hombre ya empleaba los aromas olorosos o perfumes datan del sexto milenio a.C., en Oriente Medio, hace 8.000 años. Quemar mirra, casia o nardo suponía obediencia y respeto, con lo que el perfume, que al principio funcionó también como desodorante, era un elemento de lujo.
En el año 3.500 a.C., los sumerios untaban su cuerpo con aceites y alcohol de jazmín, madreselva, lirio y jacinto. Pero no era algo que se dejase al azar o al criterio de cada individuo, cada parte del cuerpo requería un aroma distinto. Sumeria era en ese tiempo la civilización más compleja y avanzada del mundo y se considera a los sumerios los primeros en crear y desarrollar perfumes y ungüentos.
1.500 años antes de Cristo, en la Antigua India, en los milenarios libros religiosos de los Vedas, se puede encontrar la palabra atar que significa olor, pero también soplo, humo y esencia. Tuvo además usos cosméticos y embellecedores.
Los fenicios, fueron los primeros en comerciar con perfumes hace casi 4.000 años. Frascos y pomos de esencia de flores y plantas eran transportados de Oriente a Occidente por el Mediterráneo. Se trataba de un producto versátil, utilizado en distintos ámbitos de la vida social y religiosa, pero también como sustancia médica.
De las primitivas ceremonias religiosas, donde el olfato era muy importante, han sobrevivido hasta nuestros días algunos de aquellos perfumes, como el del incienso y el botafumeiro. Se hablaba del olor de la divinidad como todavía hoy hablamos del olor de santidad. A partir de este punto, las civilizaciones y pueblos más importantes utilizaron el perfume y lo fueron perfeccionando, tanto en calidad como en variedad. Existían tanto perfumes para mujer como perfumes para hombres.
Historia del perfume en Egipto
En el Antiguo Egipto la base de los primeros perfumes y de las primeras medicinas fue una misma cosa: zumos, pulpa de frutas, jugo de la parte suculenta de las plantas, la fécula de las semillas oleaginosas, la miel, los aceites. Un bajorrelieve conservado en el Museo del Louvre, del siglo VII a.C., describe cómo se cosechaba y prensaba la flor del lirio para obtener su perfume.
En el Antiguo Egipto era básico el uso religioso de sustancias aromáticas. Cosa que no te ha de extrañar ya que el origen del perfume es litúrgico: las aguas empleadas en el ritual y manejo del templo eran aguas de olor; y con agua perfumada se limpiaban las imágenes sagradas.
Por lo general, el uso de perfumes exigía un quemador porque, como la etimología del término explica la fragancia se esparcía o difundía a través del humo: per fume (recuerda lo que hemos explicado anteriormente en origen y significado de la palabra perfume). Los fieles recibían así su aroma y dejaban de percibir olores menos gratos.
Cleopatra, fue autora ella misma de un tratado de cosmética desgraciadamente perdido, untaba sus manos con aceite de rosas, azafrán y violetas: el kiafi, y perfumaba sus pies con una loción hecha de extracto de almendra, miel, canela, azahar y alheña.
Historia del perfume en Grecia
Los griegos dominaron el arte de la espagiria= extraer y luego unir las esencias de plantas medicinales para crear lociones y medicinas a partir de ellas. La curación era obrada por el simple hecho de aspirarlas profundamente, así curaban la bronquitis o la melancolía, males físicos y males del espíritu.
En la Antigua Grecia, Hipócrates (460 a.C. – 370 a.C.) trataba ciertas enfermedades mediante fumigaciones perfumadas y aspiración de olores. Todavía hoy, la osmoterapia se basa en los olores que curan y los olores que enferman.
En la Grecia Clásica los hombres se aromatizaban el cabello, la piel, la ropa e incluso el vino. Y es que, aunque eran amigos de la naturalidad, se interesaron por el perfume. Hace dos mil cuatrocientos años se recomendaba frotar con hierbabuena brazos y axilas, canela para el pecho, aceite de almendra para manos y pies, y extracto de mejorana para cabello y cejas.
Hasta tal extremo se llevó el uso del perfume en el país heleno por parte de los jóvenes que el sabio y gobernador Solón (638 a. C – 558 a. C), llegó a prohibir por un tiempo la venta de aceites fragantes y ciertos tipos de sustancias perfumantes.
Historia del perfume en Roma
En la Antigua Roma, el soldado se ungía con perfumes antes de entrar en combate. Como pueblo conquistador que era, asimiló no solo nuevos territorios sino también nuevas creencias, técnicas y costumbres. Los antiguos romanos eran entusiastas del perfume. Introdujeron en Roma, provenientes de sus campañas en lejanas y exóticas tierras, perfumes desconocidos hasta entonces como la glicina, la vainilla, la lila o el clavel.
Por influencia de culturas orientales adquirieron importancia aromas entonces insospechados como el cedro, el pino, el jengibre y la mimosa. En la Antigua Roma se constituyó el primer gremio de perfumistas, los influyentes ungüentarii, que fabricaban tres tipos de ungüento:
- Sólido, cuyo aroma contaba con un solo ingrediente a la vez, como la almendra o el membrillo.
- Ungüento líquido elaborado con flores, especias y gomas trituradas en un soporte aceitoso.
- Perfume en polvo hecho con pétalos de flores pulverizados a los que se añadían ciertas especias.
Al igual que los griegos, de quienes seguramente tomaron en buena medida su afición, los romanos abusaron del perfume. Impregnaban sus pertenencias, perfumaban lugares públicos como el teatro. Nerón (37 d. C.- 68 d. C), que creó en el siglo I la moda del agua de rosas, gastó más de 30.000 € de hoy (unos 30.000 $ aproximadamente) en aceites para sí y para los invitados a una fiesta nocturna. En el entierro de su esposa Popea (30-65) gastó el perfume que los perfumistas de Arabia eran capaces de fabricar en un año, llegando al extremo de perfumar incluso a sus mulas.
Cuenta el naturalista latino Plinio el Viejo (23-75), del siglo I, que sus compatriotas se echaban encima tal cantidad de perfume que era posible advertir su presencia a gran distancia, y por supuesto, no solo las mujeres, oler a canela era la moda masculina de su tiempo. Tanto exceso alarmó a la naciente Iglesia cristiana, que condenó el despilfarro.
La llegada del Cristianismo y sus mensajes referentes al pudor y la humildad, provocaron que el empleo de perfumes por parte de la mujer (la mayor consumidora de fragancias) prácticamente desapareciera. Este hecho que acabamos de comentar, junto con la caída del Imperio Romano, hicieron que en occidente el perfume entrase en un gran declive.
Historia del perfume en Oriente
El siguiente paso dentro de la historia y evolución del perfume lo encontramos en Oriente, en concreto en el imperio Bizantino del siglo V, heredero natural de Roma. En cuanto a las fragancias, Bizancio tomó el relevo en cuanto el arte de la perfumería se refiere y desplegó una floreciente industria. Incluso mucho más grande que la del Imperio Romano, ya que tenía más proximidad con las materias primas para la fabricación de perfumes.
También ayudó a ello que contaban con la colaboración de la población aborigen de sus vecinos orientales, que contaba con una gran tradición perfumista. Todo lo contrario que sucedía con la Antigua Roma, que era sobre todo importador. Pero no pasarían muchos años para que surgiese una nueva potencia perfumera: los árabes.
Historia del perfume y los árabes
Aunque actualmente el territorio de Arabia del sur es prácticamente todo desierto, en la antigüedad era completamente diferente. Abundaban la vegetación, jardines y frondosos bosques en los que crecían una gran variedad de árboles y plantas aromáticas.
La lejana Arabia fue denominada por los viejos clásicos como «la tierra de los perfumes«. Y es que no era para menos, ya que tras atravesar el desierto, a las costas del mediterráneo continuamente llegaban grandes caravanas de camellos que transportaban esencias e inciensos. Existían múltiples rutas comerciales del perfume desde Oriente hasta Occidente.
Pero con la llegada del siglo VII, en Arabia iba a surgir una nueva cultura, una nueva civilización con un nuevo dogma religioso. Se funda el Islam y el profeta Mahoma enseña su doctrina, que rápidamente se expandiría desde el Oriente medio hasta la Península Ibérica (España y Portugal).
Mahoma, el fundador profeta de esta nueva religión, era un gran amante de los perfumes. De hecho en el libro sagrado del Islam, el Corán, se puede leer que al alcanzar el paraíso, éste estará formado por grandes jardines y árboles, grandes ríos y con gran olor a perfume de almizcle.
Fue la civilización árabe la que experimentó con nuevos perfumes gracias a una nueva ciencia: la alquimia. Aplicada a la industria del perfume, la alquimia intentaba conseguir “la quinta esencia” de las plantas, extrayendo la esencia de sus propiedades. La forma de proceder era destilar muchísimas veces una planta hasta conseguir que sus cualidades pasaban a encontrarse en otro estado.
Los árabes perfeccionaron el alambique para destilar el alcohol, que emplearon para obtener la base de perfume. De este modo trabajaban sin dificultad estas materias, lo que comportó que elaboraban esencias rápidamente.
Ello supuso la rápida expansión, comercio y popularidad en la Edad Media y una revolución en la manera de cómo hacer perfumes. Poco tiempo después, los que volvían de las cruzadas junto a los numerosos mercaderes que retornaban de Oriente se encargaron también de introducir los perfumes en todo el Occidente.
Los intercambios comerciales entre Occidente y Oriente, tuvieron un punto de inflexión en las Cruzadas (1096-1291). Los soldados que regresaban a Europa de sus campañas militares en las Cruzadas, traían consigo perfumes y esencias desconocidas en sus países.
Del mismo modo, los mercaderes orientales no paraban de traer y ofrecer nuevas fragancias, nuevos olores y especias a los occidentales. Tanto fue así, que regresó de nuevo la olvidada costumbre de perfumarse como complemento del aseo corporal.
Historia del perfume en la Edad Media
Como hemos comentado antes, la historia de los perfumes en la Edad Media sufre un fuerte retroceso. El inicio de esta época está fuertemente influenciada por dos hechos históricos: la caída del Imperio Romano y el surgimiento de la religión Cristiana.
La Iglesia, con sus mandatos de recato y austeridad, hizo que los aromas y fragancias personales cayeran en desuso. El componente superficial y sensual que evocaban los perfumes no estaba bien visto por las altas esferas eclesiásticas. Pero solo fue durante un periodo de tiempo, el perfume regresó y esta vez iba a ser para siempre.
Los cada vez más numerosos y fuertes intercambios comerciales entre Occidente y Oriente, junto con los intercambios culturales por las Cruzadas, hicieron que la actitud y la sensibilidad respecto al aseo personal, el uso del baño y el perfumado del cuerpo se fueran arraigando poco a poco.
Esto fue todo un hito para el mundo de los aromas. Debes tener en cuenta que al principio, los perfumes eran empleados para disimular los malos olores. Era un periodo en que muchas enfermedades, como la peste o el escorbuto, eran muy comunes, las calles de las ciudades no contaban con alcantarillado y despedían unos olores horribles.
Por ese motivo nacieron las pomas o pomanders que eran empleados básicamente por la nobleza. Y te preguntarás ¿Qué son las pomas?. Pues bien, una poma es un tipo de joya elaborado normalmente con piedras preciosas, oro o plata, con forma de minúscula cajita, barrilete o recipiente cerrado con agujeritos.
Y, ¿para qué sirven las pomas? Dentro de ellos se introducían esencias, hierbas o perfumes. Cosas que desprendieran buen olor o suave fragancia. Cuando la persona que lo portaba se encontraba con un mal olor, la aproximaba a su nariz y de este modo, podía respirar aire perfumado durante un tiempo.
Normalmente se portaban colgados del cuello o de la cintura, o adornados con elegantes cadenitas los sostenían con las manos como si de un rosario se tratara. De este modo con el movimiento se fuera desprendiéndose la fragancia de la esencia que había en su interior.
En este periodo, los vestidos y ropajes de las damas de la nobleza estaban elaborados con telas delicadas y muy pesadas. Por este motivo, no se lavaban ni se limpiaban con agua para no estropearlos. Para que siempre olieran bien, también se empleaban las pomas.
Las esencias más empleados en esta época para introducir en las pomas eran la rosa, la agalia, el almizcle, la lavanda, la violeta, el sándalo y el ámbar. Cosa curiosa es que en la actualidad todos estos aromas siguen siendo de los más utilizados.
En el medievo se produjo un hecho concreto que marcaría la historia del perfume para siempre. Y es que en el año 1190 el rey Felipe II de Francia (1165 – 1223) concedió un estatuto y reconocimiento de la profesión especial a todos los perfumistas. Un punto fundamental en la historia del perfume en Francia y en todo el mundo.
Esto sorprendió gratamente al gremio de perfumistas ya que hasta ese año no eran considerados como profesionales o artesanos. A partir de ahora se les reconocería como verdaderos profesionales y podían vender a todos os ciudadanos sus fragancias en los puntos de venta que el rey había establecido.
Del mismo modo, surgieron las primeras escuelas de perfumistas donde jóvenes muchachos aprendían la profesión. Si un aprendiz conseguía terminar los estudios de cuatro años de duración se le consideraba Maestro perfumista.
Un Maestro Artesano perfumero es el responsable de obtener la fórmula precisa para obtener el aroma deseado y sabedor de cómo se hace el perfume. Es el encargado de revisar las labores de mezclado de ingredientes, maceración de flores o el prensado de pétalos.
Con todo esto, Francia fue considerada en la Edad media como el país del perfume. Los países vecinos copiaron las acciones tomadas por el monarca francés y siguieron su ejemplo. Hasta tal punto que incluso alguno comenzó a realizar perfumes, como la reina Isabel Piast de Hungría (1305 – 1380), que en el año 1370 fabricó el primer perfume con base de alcohol de la historia: El Agua de Hungría o L’eau hongroise.
Historia del perfume en el Renacimiento
Llegada el periodo del Renacimiento (siglos XV y XVI) se inició un redescubrimiento de las costumbres greco-romanas. Además, la invención de la imprenta supuso la posibilidad de poder imprimir y hacer copias fácilmente de antiguos tratados de perfumería.
También se tradujeron y se publicaron en italiano y francés, con lo que se consiguió que el pueblo pudiera conocer todas las posibilidades que las fragancias y perfumes antiguos tenían. Incluso pudieron conocer cómo hacer perfume casero.
Sorprendentemente, en esta época se empieza de nuevo a “olvidar” la higiene personal. Esto hace que se recurra mucho más a la perfumería para disimular el hedor corporal. Por ejemplo, en lugar de bañarse asiduamente, las damas se colocaban entre las piernas y en las axilas esponjas perfumadas.
Como anécdota de la época tenemos la del rey Enrique IV de Francia (1553 – 1610), que ni se lavaba ni se perfumaba. Su esposa, en la noche de bodas, casi se desmaya. Y en algunas cartas de sus amantes se puede leer las náuseas que padecieron al compartir cama con el monarca.
En Italia, las ciudades de Venecia y Florencia tomaron el relevo a París y fueron las nuevas capitales del perfume. Al desaparecer la alquimia a favor de la química, el arte perfumero se desarrolló notablemente. Se mejoraron la calidad de los perfumes y los procesos de destilado de las esencias.
Inspirados en antiguas técnicas orientales, en Venecia se elaboraron los primeros frascos de perfume de vidrio soplado. Más adelante, algunos artesanos del vidrio de esa zona se desplazaron a emigraron a Bohemia (parte de la actual República Checa) y Alemania. Allí encontraron materiales más adecuados que le permitieron realizar envases para esencias y perfumes que eran auténticas obras de arte.
En la moda renacentista se imponía el uso de guantes. Por supuesto, esta prenda que estaba en contacto con casi todo, debía estar perfumada. Un diminuto pueblo situado en el sur de Francia era famoso por la cantidad y calidad de los guantes que fabricaba. Al decidir que salieran ya perfumados de fábrica iniciaron el cultivo de mimosa, jazmín, lavanda, rosas y sus famosos naranjos. Actualmente, en esta población francesa trabajan más de 3.000 técnicos perfumistas.
Historia del perfume en el Barroco
Durante la época del Barroco (siglo XVII y principios del XVIII), al igual que sucedería con las costumbres, la ciencia, la filosofía, la música barroca, la arquitectura y la cultura y arte barroco, el mundo del perfume seguía explorando nuevos conceptos y posibilidades.
La lista de ingredientes empleados en la elaboración de perfumes cada vez más iba en aumento. Fragancias, aromas y perfumes nunca antes “olidos” veían la luz por primera vez en la historia. Lo mismo sucedía con los envases o frascos de perfume. Nuevos materiales, formas y conceptos se empleaban en su fabricación. Botellitas en forma de pera, de cristal de colores, tallados, con metales incrustados, con ilustraciones y grabados, etc.
Las aguas de olor arraigaron en todos los estratos de la sociedad y en más naciones. Naturalmente mucho más en la nobleza y aristocracia, ya que contaban con más poder económico. Por ejemplo, el rey francés Luis XIV (1638 – 1715) que fue un enamorado de los perfumes.
Lo mismo que Luis XV (1715 – 1774), es conocida como “la corte perfumada”. Una época tan peculiar que incluso existe una película del año 2006 ambientada en la Francia del XVII titulada El perfume: historia de un asesino. Basada en la novela de Patrik Süskind, su personaje principal tiene un sentido del olfato excepcional, lo que le sirve para adentrarse y trabajar en el mundo de los perfumes y colonias.
Historia del perfume y la Revolución francesa
En el año 1789, se inicia la Revolución francesa. Periodo de gran confusión y violencia que comportaría grandes cambios en Francia y en muchos otros países europeos. Como es de esperar, durante este periodo el mercado de la perfumería sufre un estancamiento, pero solo temporalmente.
El pueblo se sublevó contra la monarquía y parte de la nobleza y acababa con la vida de éstos pasándolos por la Guillotina, que cortaba las perfumadas cabezas de estos aristócratas. Como curiosidad, apareció en este tiempo un nuevo aroma con el nombre de “Guillotine”.
La Revolución francesa llegaba a su fin en 1799, mediante el golpe de estado de Napoleón Bonaparte, dando paso a nuevos y esperanzadores tiempos para el pueblo. Como era de esperar, con la llegada al trono de Napoleón los perfumistas nuevamente impulsarían una gran industria creando nuevos puestos de trabajo.
A partir de este punto, todo pasaba a un nivel superior. Ya no solo era importante el agradable olor de una fragancia, lo era tanto o más el envoltorio, el frasco y la publicidad que se hacía del perfume. Esto te empieza a resultar familiar, ¿verdad?
Etimología de la palabra perfume
Para comenzar te queremos informar de dónde procede la palabra perfume. Pues bien, proviene de la unión de dos palabras del latín: “per” y “fumare”, cuyo significado es “producir humo”.
Esto es así ya que en sus orígenes, la única manera de obtener olores agradable era quemando ciertas sustancias cuyo humo tenía un agradable aroma. Ya en nuestros tiempos, el término “perfume”, por definición, hace referencia a un líquido aromático que utilizan tanto mujeres como hombres.
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Fuentes y bibliografía
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– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: MARZO DE 2020