El yacimiento arqueológico de Masada (Es-Sebbeh) está formado por fortificaciones y palacios ubicados en lo alto de una montaña. El rey Herodes mandó construir esta espectacular fortaleza y también su lujoso palacio interior. Después de un largo asedio, los romanos consiguieron conquistarla. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos el origen e historia de Masada.
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Introducción
Es-Sebbeh, la antigua Masada, es un soberbio promontorio rocoso desde el que se domina toda la orilla occidental del mar Muerto, y en cuya cima descansan los restos de una espectacular fortaleza de trágica historia para sus moradores.
Herodes el Grande (37-4 a C) hizo construir en este refugio casi inexpugnable un lujoso palacio que los romanos conseguirían conquistar alrededor de un siglo después de su construcción. Pero no sin antes levantar una rampa de enormes dimensiones y llevar a cabo un asedio sin cuartel. De hecho, Masada constituye uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar de toda la antigüedad.
La fortaleza de Herodes el Grande
No le faltaban motivos a Herodes para temer por su integridad. Por un lado, eran legión los aspirantes a alcanzar el trono que él ocupaba. Por otro, ya desde principios de su reinado había sufrido el acoso de Cleopatra. El plan de la reina de Egipto, bendecidos por el influyente Marco Antonio, era hacerse con su reino.
Ante tal panorama, Herodes decidió construirse una fortaleza en la que él y su familia pudieran refugiarse en caso de peligro. Y que otro mejor sitio que el imponente promontorio de Masada. De hecho, ya había sido fortificado con anterioridad, pero Herodes lo rodeó en su totalidad con una muralla.
En el interior había almacenes y edificios de amplios interiores, pero tenía un gran problema, la carencia de agua. Para solucionarlo, Herodes hubo de desplegar una vez más su desbordante energía e iniciativa arquitectónica.
En realidad, la solución que se llevó a cabo era muy sencilla, pero requería la participación de gran cantidad de mano de obra. Primero se construyeron unas presas en dos torrentes estacionales procedentes de las montañas situadas justo detrás de Masada. De ellas salían varios canales excavados en las mismas laderas.
Para salvar la distancia entre dichas colinas y la fortaleza se construyeron unos acueductos que canalizaban el agua hasta una serie de cisternas excavadas en la roca con una capacidad total de unos 5.000 m³.
De ese modo, bastaban tan sólo unas pocas horas de lluvia para llenar del todo dichas cisternas. Además, estaban comunicadas con otras a modo de refuerzo. Así, en caso de que los romanos destruyeran los acueductos, el interior de la fortaleza contaba con suficiente agua como para resistir largo tiempo.
El palacio de Masada
La fortaleza debía contar con un palacio que, más allá de su aire desafiante, permitiera al rey vivir de acuerdo con el estilo de vida que le era propio. En toda la cima tan sólo había un sitio en el que el soberano tenía privacidad, algo más de seguridad si cabe y un entorno sombreado y refrescante.
Este era la cara norte, en la que Herodes mandó construir, al borde del abismo, un palacio de tres plantas sobre diversas terrazas excavadas en parte directamente sobre la roca o bien asentadas sobre unos soportes que llegaban hasta un repecho inferior.
Los diferentes niveles de la construcción estaban comunicados entre sí por una escalera oculta de 120 peldaños. Una vez completadas las obras, se recubrió con todo lujo de mosaicos y pinturas murales, y se decoraron los diferentes accesorios arquitectónicos con yeso, pintura u oro.
El asedio
Tras la muerte de Herodes, Judea pasó a convertirse en una provincia romana, que en el año 66 d. C. se levantó en armas. Seis años más tarde, los romanos lograron sofocar los últimos conatos de revuelta, a excepción de Masada, donde se había refugiado un grupo de fervientes nacionalistas.
En un primer momento levantaron una muralla de 3,5 km de longitud para evitar que los rebeldes escaparan, pero dado que el asedio tenía visos de eternizarse, optaron al cabo de un año por construir una rampa hasta la fortaleza.
Dicha rampa arrancaba del punto más próximo con respecto a las murallas de una colina adyacente, y llegó a medir 200 m de largo y otros 100 de alto. En la actualidad, fuertemente erosionada, tiene una anchura total de 200 m. La tierra con que se construyó se depositó por medio de un armazón de madera. En lo alto se edificó una plataforma de piedra de 25 m de alto, sobre la que a su vez se levantó una torre revestida de hierro de otros 30 m de altura.
Todo ello, claro está, bajo la lluvia incansable de flechas y demás objetos lanzados por los sitiados. Según el historiador romano Flavio Josefo, fueron los mismos soldados los que construyeron la rampa. Pero no es difícil imaginar que para las obras emplearan a la fuerza a cientos y cientos de prisioneros, muchos de los cuales es probable que encontraran sepultura bajo la rampa.
Cuando tan magna obra hubo alcanzado la altura deseada, los romanos lograron acceder a la muralla por medio de flechas y catapultas, y una vez en ella abrieron una brecha. Esa misma noche, los sitiados optaron por autoinmolarse para no caer en manos de los soldados romanos. La rampa, desprovista de la plataforma de piedra original, ha llegado hasta nosotros como uno de los grandes monumentos a la perseverancia romana.
Ficha técnica de la fortaleza de Masada
- Época: siglos I a. C. al I d. C.
- Localización: Es-Sebbeh, Israel.
- Longitud: unos 650 m.
- Anchura: 250 m.
- Primera fortificación: hacia 150-50 a. C.
- Ampliaciones de Herodes el Grande: hacia 35 a. C.
- Ocupación de los romanos: hacia 6-66 d. C.
- Ocupación de los nacionalistas: 66-73 d. C.
- Reconquista de los romanos: 73 d. C.
- Ocupación de monjes cristianos: hacia 400-600 d. C.
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