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Origen de los pesos

Entre las primeras cosas inventadas por el hombre tras hacerse sedentario y habitar en ciudades, están el mercado para el intercambio de productos y los pesos. Era indispensable para poder pesar la mercancía y saber qué cantidad se estaba comprando. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos el origen e historia del peso.

Ver el origen de la balanza

Origen del peso

Los museos de arqueología de todo el mundo muestran, entre las más antiguas, pesas mesopotámicas de piedra pulimentada del 3800 a.C. Muchas de ellas tienen la forma de un animal, como el pato, con su valor labrado al costado.

En Mesopotamia la unidad de peso era la medida de trigo representada en los registros con un ideograma. Como el cereal era el bien más preciado, la unidad de peso era el signo representativo del recipiente escogido para servir a ese fin, yuxtapuesto al signo del centeno.

Los escribas sumerios ya detallaban con sumo cuidado las existencias restando de la mercancía entrada en los almacenes mermas y taras: todo quedaba registrado en las tablillas de barro cocido, a la par que redactaban el estado de los depósitos con sus comprobantes utilizando el peso.

La idea del peso era sencilla: establecía una relación comparativa que era posible hallar mediante un artilugio sensible que hiciera de balanza y un sistema de pesas. El peso siempre es relativo: se pesa más o menos que el segundo término de la comparación, en este caso las pesas.

Pesos en el Antiguo Egipto

En el 3500 a.C. los egipcios se servían de una balanza de dos platillos suspendidos en un astil para pesar dos cosas de gran valor a lo largo de todos los tiempos: el oro y el trigo.

Sin embargo, la primera ilustración conocida del acto de pesar, es una pintura egipcia que representa el juicio del alma ante Osiris donde los dioses Horus y Anubis pesan el alma en una balanza usando como peso el signo jeroglífico de la verdad, y sirviendo de fiel de esa balanza el símbolo del dios de la verdad Thot. Los platillos en este caso están suspendidos por cuerdas a los extremos de la cruz que forma el artilugio en sí.

La balanza empleada en el peso del oro difería de la descrita porque en lugar de platillos tenía dos brazos que formaban ángulo con la cruz y terminaban en ganchos de los que pendían los anillos o sacos de oro. El comercio y la necesidad de conocer con detalle las existencias de víveres en los almacenes del Estado hacía imprescindible el recuento y pesado continuo de lo almacenado como dejan ver documentos de hacia 2650 a. C.

Los pesos egipcios también podían tener forma de animales, aunque normalmente se reducían a un simple bloque de piedra. En Egipto la representación de la balanza se hacía mediante un signo constituido por una viga horizontal de madera que se sujeta con una mano, aunque es posible que no fuera invento egipcio sino sumerio.

Con algo tan sencillo se llevó la contabilidad de la Casa Real y se registraba el peso de mercancías y de cuanto se repartía o daba: para hacer las cuentas bastaba con restar. Los granos de trigo eran unidad de peso más que de cuenta, y gracias a la sensible balanza de brazo era posible pesar cantidades pequeñas y cantidades grandes. Lo que habla a favor de la precisión de aquellos instrumentos rudimentarios. Para el oro se hablaba de medio grano de trigo e incluso de un cuarto de grano.

Expansión y evolución de los pesos

Los antiguos chinos, deseosos de unificar el sinfín de pesos acumulado decidieron crear el “tubo de sonido”. Esto es, una especie de caña capaz de contener mil doscientos granos de mijo. Esta obsesión por el grano se encuentra también en las pesas griegas, cuya superficie solía mostrar una espiga de trigo junto a la leyenda: “peso público” y el año. La pesa de que hablamos equivalía a seiscientos noventa gramos.

Durante el reinado de Amenofis IV, hacia el 1350 a. C., se extendió el uso de una modalidad nueva de peso: la balanza rápida manual provista de brazos de diferente longitud, de uno de los cuales cuelga un plato que acoge la mercancía. Mientras del otro pende una tara o pesa móvil que recorre una escala hasta quedar horizontal. Momento en el que se consigue conocer el peso real de lo que se ha situado sobre el platillo.

Otra modalidad estribaba en que lo que se desplazaba era el plato con la carga. Por entonces la báscula de palanca determinaba los pesos mayores. La báscula de la tienda era visitada con frecuencia por oficiales del Estado para evitar fraudes, a cuyo fin eran ajustadas y controladas cada cuatro meses.

En cuanto a griegos y romanos hay que decir que la ciencia griega evolucionó a partir del año 500 a.C., de modo que requería un instrumental preciso en lo tocante a pesos y medidas. Esto fue más acuciante tras descubrirse que era posible aquilatar el oro midiendo su peso específico: se hacía pesar primero en el aire el objeto en cuestión, y luego se procedía a pesarlo sumergido en agua. Desde entonces en todas las culturas y civilizaciones, allá donde se emplee una balanza, se verán un grupo de pesos al lado.

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