La historia del extintor nos demuestra, que es un elemento que ha salvado millones de vidas. En la Antigüedad era muy difícil apagar los incendios, y habían muchas víctimas, algo que cambió con este ingenio. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos quién inventó el extintor, su origen y evolución con el paso de los años.
Origen del extintor
Antiguamente los incendios siempre se apagaron con agua acarreada con cubas, herradas o pozos que se echaba sobre las llamas. También hay indicios de que en la Antigüedad se utilizara tierra para sofocar el fuego. Incluso se sabe que se batía o golpeaba en el lugar del incendio con palos y ramas: era lo que dictaba el sentido común ayudado por la experiencia. No se recurrió a medios extraordinarios, a recursos científicos hasta relativamente tarde.
Quién inventó el extintor
El primer modelo práctico de extintor data del año 1816 gracias al capitán e inventor británico William George Manby (1775-1854). Dio a conocer su artilugio: un artefacto consistente en un depósito de cobre que podía lanzar doce litros de agua. Agua que estaba contenida en el recipiente cilíndrico cargado de tres partes del agua, y una de aire comprimido alojado en el mismo reservorio.
El extintor en cuestión estaba dotado de válvula y surtidor cuyo tubo llegaba casi hasta el fondo. En el depósito se introducía doce litros de agua y el resto, hasta los quince de capacidad, se llenaba de aire comprimido mediante una bomba. Tras esta operación se cerraba la válvula y se desconectaba la bomba: así, cuando se volvía a abrir el agua era forzada a salir a chorros por la acción del aire comprimido.
El primer extintor de la historia era bastante pesado y se llevaba a la espalda con tirantes. William G. Manby dispuso que hubiera también carretillas con seis de estos extintores siempre preparadas a fin de poder suministrar material suficiente en las emergencias.
Se logró vender algunos centenares de unidades del invento, pero Manby no consiguió el favor popular. Su flamante invento servía para hacer demostraciones y poco más, y sin embargo la filosofía de la extinción científica del fuego había comenzado. El mismo Manby había dicho: «Una pequeña cantidad de agua correctamente dirigida y aplicada a tiempo consigue acabar con lo que luego ninguna cantidad de agua podrá terminar».
El ingenioso militar británico había observado en 1813 cómo los bomberos de la escocesa ciudad de Edimburgo no habían conseguido extinguir un incendio porque no contaban con mangueras capaces de llegar a un quinto piso. Fue entonces cuando pensó en la conveniencia de un extintor portátil, aunque en su caso no fuera mucho más útil que un par de cubos de agua.
Evolución del extintor
El primer extintor portátil eficaz que funcionó mediante productos químicos (soda-ácido) y no con agua fue invento del médico francés François Carlier en el año 1865. Se le ocurrió mezclar bicarbonato sódico con agua, acoplándole cerca del cuello, en el interior del artilugio, una botella de cristal con ácido sulfúrico.
La botella se rompía mediante un punzón y la mezcla de los diversos productos producía el anhídrido carbónico que era lo que expelía la mezcla química del recipiente hacia el exterior. Pero estos eran remedios eficaces en situaciones normales, en pequeños incendios, pero no servían en caso de grandes siniestros ni en incendios en los que estuvieran en juego líquidos inflamables como gasolina, aceite, petróleo o pintura.
Para paliar eventualidades de esa naturaleza se utilizó el extintor de espuma en 1905 en Rusia. Invento de Alexander Laurent, que mezcló una solución de sulfato de aluminio y bicarbonato de sosa con un agente estabilizador. Aquello funcionó. Las burbujas de espuma de aquel complejo químico eran portadoras de anhídrido carbónico y flotaban sobre la superficie del líquido inflamado privándolo de su fuente principal para la combustión: el oxígeno.
Era natural que el ruso Laurent aguzara el ingenio, ya que a finales de la era zarista en Rusia se vio sacudida por una ola de pirómanos pertenecientes a una secta fanática de más de cinco mil individuos que seguían los dictados de los hermanos Rakotsky.
En 1909, el neoyorquino Edward M. Davidson patentó su extintor de tetracloruro de carbono, elemento químico que era expulsado hacia el exterior por anhídrido carbónico a presión, que se evaporaba al entrar en contacto con el oxígeno del aire formando un gas pesado incombustible que apagaba el fuego de manera fulminante.
Hoy, todos estamos habituados a ver en edificios públicos, hoteles, teatros o salas de cine extintores preventivos (aspersores) ubicados en el techo. Por lo general en los orificios de salida del aspersor hay una espita que se mantiene cerrada por un tope de metal. Se funde a cierta temperatura dejando entonces pasar el agua que inunda el recinto apagando así un incendio en cierne.
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Fuentes y bibliografía
– BALAGUER, E. (2008). Grandes personajes: inventos e ideas que cambiaron el mundo. Alcobendas. Editorial LIBSA.
– BLANCO, C. (2007). Mentes maravillosas que cambiaron la historia. Madrid. Ediciones Dauro.
– ENDACOFF, G. (1992). Inventos y descubrimientos. Madrid. Plaza & Janés.
– RIVAL, M. (2000). Los grandes inventos. Barcelona. Grupo Planeta.
– VARIOS AUTORES (1990). Inventos y descubrimientos más famosos. Madrid. Editorial América.
– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: FEBRERO DE 2020