En la actualidad, es habitual ver a los tractores como aran el campo preparándolo para la próxima cosecha. Este trabajo no era tan sencillo en la antigüedad. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia del arado, cuál es su origen, quién es su inventor y cómo ha sido su evolución con el paso del tiempo.
Qué vas a encontrar aquí
Origen del arado
Cada vez que nos sentamos a la mesa a comer, podemos notar un hecho curioso. La alimentación de los humanos se basa muy mayoritariamente en unas pocas especies vegetales. Generalizando, podemos decir que las civilizaciones europeas han crecido gracias al trigo, las asiáticas gracias al arroz, y las americanas gracias al maíz. Esto ha sido posible gracias a una fantástica capacidad de producir por parte de la agricultura.
Hemos ido mejorando las plantas, hemos hecho que cada espiga haga muchos grandes y muy nutritivos y, sobre todo, hemos conseguido obtener un altísimo rendimiento por parte de la suelo. Esta carrera de mejoras comentó hace muchos siglos con un utensilio simple, pero revolucionario: el arado.
Quién inventó el arado
De nuevo, es de Mesopotamia de donde tenemos las primeras noticias de arados, hace más de cinco mil años: una madera a la que había fijada otra madera vertical y que era arrastrada por algún animal de carga.
Acoplar aquel mecanismo a un animal, permitía hacer mucho más trabajo que si lo hacía un hombre con la fuerza de los brazos. En la Mesopotamia del IV milenio a.C., se encuentra la primera representación de un arado primitivo sin juego delantero.
Algunos sellos cilíndricos y pictogramas sumerios, muestran un instrumento de dos manceras sostenidas por una barra transversal, cuyas extremidades terminan en una reja o cuchilla, que posee un timón complementado con un depósito de semillas, y es tirado por bueyes o cebúes.
Evolución del arado
El arado fue una evolución de otra herramienta aún más sencilla: la azada. La idea es sencillamente remover el terreno. Tan simple como eso. Pero, al hacerlo, el suelo se airea, se hace más poroso y capta mejor el agua de la lluvia, y se facilita así el trabajo a las raíces de las plantas que haremos crecer.
Aquel utensilio rudimentario enseguida se mejoró. Se puso mango para guiarlo y la madera se curvó para que entrara mejor en la suelo. Pero el gran avance lo hicieron en el Mediterráneo: el arado romano es la base de todas las que se han inventado desde entonces.
En realidad el nombre es engañoso y los griegos ya la usaban antes de que los romanos, pero fue durante el imperio romano que se generalizó su uso en toda Europa. Durante mucho tiempo se mantuvo la estructura básica de arado, hasta que en el siglo IX, pusieron una punta metálica para mejorar la resistencia. Hasta entonces los humanos, siempre tan prácticos, preferíamos usar los metales sobre todo para fabricar armas y no para dedicarlos a la agricultura.
Con la llegada de los normandos el arado tuvo otra mejora importante: pusieron ruedas. Esto facilitó las cosas, ya que no es lo mismo arrastrar algo que hacer rodar algo. Otra mejora, fue poner la hoja ligeramente inclinada de lado, por lo que el suelo que se removía quedaba girado a volver a caer.
Y finalmente, comenzaron a poner diferentes arados unidos para labrar unas cuantas líneas en el suelo en cada pasada. Esto parece muy evidente, pero, si únicamente dispones de bueyes para arrastrar, la fuerza es reducida. Cuando la cosa se mecanizó con los tractores, todo se convirtió en algo mucho más fácil. En realidad fue tan sencillo y la capacidad de labrar fue tan potente que, como siempre, los humanos nos pasamos de la raya.
Labrar el terreno es genial y mejora mucho el rendimiento, pero también tiene inconvenientes: los nutrientes se pierden arrastrados con más facilidad por la lluvia, y la erosión de la suelo también es muy importante. Por eso, ahora existe la tendencia de tratar de controlar la fuerza que usamos a la hora de preparar el terreno.
Sea como sea, si actualmente el planeta puede generar alimentos, ciertamente mal repartidos, para más de siete mil millones de humanos es gracias a que, un día hace cinco milenios, un labrador de Mesopotamia tuvo la idea de unir dos bastones y hacer que un toro los arrastrara.
Expansión del arado
La introducción del arado fue probablemente precedida por un estadio anterior en el Próximo Oriente, durante el cual se utilizaron diversos instrumentos de labranza (laya y azadón).
Desgraciadamente, estos instrumentos fabricados en madera quedaron sin protección y no pudieron ser preservados en el clima seco del Oriente mediterráneo (en cambio, se descubrieron arados prehistóricos en las turberas de Dinamarca y, excepcionalmente, en las tumbas egipcias. Su uso se deduce de observaciones etnológicas contemporáneas.
El modo de difusión del arado mesopotámico permanece desconocido. No obstante, el uso de un arado a dos manceras es atestiguado, más o menos en la misma época. En Egipto, su presencia se destaca en escenas de la vida agrícola pintadas en las paredes de numerosas mastabas e hipogeos. Y, sobre todo, cuantiosos jeroglíficos son testimonio de su temprana existencia en el valle del Nilo.
Historia del arado en Egipto
El arado egipcio, posee una pieza donde se embute la reja o cuchilla llamada dental. Sin embargo, no parece ser que la reja haya estado dotada de una pieza de metal o de piedra, ya que no existe ninguna representación gráfica de ella.
En el Antiguo Egipto, el campesino utiliza su arado tirado por vacas para voltear la tierra sobre el grano. La labranza se hace esencialmente con el azadón, lo que se explica por el hecho de que las tierras aluviales fueron preparadas por la crecida anual del Nilo. Y que la labranza como tal no es absolutamente necesaria.
Historia del arado en la Grecia antigua
Hesíodo, el gran poeta griego del siglo VIII a.C., nos dejó en su obra Los trabajos y los Días una descripción poético-realista de la vida del campesino en la Crecía antigua. En un pasaje del libro II ordena al campesino preparar la labranza: “Cuando el bosque, cortado por el fierro, se vuelve incorruptible; cuando las hojas caen y la savia se detiene en las ramas, entonces, acuérdate de que es tiempo de cortar tu madera…”.
“Lleva a tu hogar, si lo encuentras en la montaña o en los campos, un mango de arado en madera de enema; es el mango más sólido para hacer trabajar a los bueyes. Un alumno del Ateneo le adaptará un timón y lo fijará al dental con clavos. Entonces, cuando trabajes en tu hogar, dispón de dos arados, uno ensamblado y el otro compacto. Esto es lo mejor”.
“En efecto, si rompes uno, amarrarás el otro a los bueyes. Los timones más fuertes son de madera de laurel o de olmo; el cuerpo del arado es de roble y el mango en madera de encina. Compra dos bueyes machos de nueve años. Cuando están al término de su juventud, su fuerza es máxima y son excelentes para el trabajo. No se pelearán para nada, quebrando el arado o dejando la labor inacabada”.
“Que un hombre de cuarenta años los siga, habiendo comido ocho bocados de pan cortado en cuatro. Preocupándose de su labor, trazará un surco derecho, no se distraerá con sus compañeros y estará completamente abocado al trabajo”.
Historia del arado en Europa
La Europa de la edad del bronce, utiliza el arado para la labranza. En los grabados rupestres descubiertos en Francia y en Suecia y que representan arados (hacia el 3500 a.C.), éstos no tienen dos manceras sino una sola.
Los especialistas juzgan esta transformación muy importante, y ven la adquisición de una habilidad técnica suplementaria. Posteriormente, se expanden desde Europa occidental hasta la India distintas variantes de arados. Estos difieren por su estructura y por el tipo de trabajo para el que están adaptados.
Los arados permiten roturar simétricamente la tierra. Este tipo de labor hace que los granos de tierra, se viertan siempre del mismo lado del surco, mientras que la labranza asimétrica lleva a los granos a verterse a la derecha y a la izquierda alternativamente en cada pasada del arado, formando así pequeños caballones de tierra.
Aparición del arado con juego delantero
La práctica de la roturación asimétrica, se revela preferible en los suelos húmedos, en los que favorece el escurrimiento. Los romanos son los primeros en adoptarla después de que la conquista de las Galias, de Bélgica y de Bretaña los pusiera en contacto con las tierras pesadas y húmedas de Europa septentrional. Sin embargo, el arado a dental que utilizan, no conviene a este tipo de terreno. En efecto, la roturación asimétrica exige una inclinación constante del instrumento, muy difícil de lograr sin juego delantero.
Eso explica el paso gradual del arado primitivo al arado con juego delantero, en el norte de Italia y en Rethia, a partir del siglo I d.C. Gracias al juego delantero con ruedas del que empieza a dotar a los arados, se puede agregar una cuchilla para separar la tierra verticalmente y preparar el trabajo de la reja.
Luego, hacia el siglo VIII, se dota a los arados de una reja asimétrica para la labranza a caballones como tal, y de una vertedera para voltear la tierra sobre el costado. El arado moderno ha nacido.
La siguiente gran mutación se produce durante los siglos XI y XII, con la invención del arado pesado a vertedera, un artefacto particularmente poderoso, que permite la labranza de aquellas zonas hasta entonces yermas. El paso del arado primitivo, al arado con juego delantero tiene asimismo consecuencias que repercuten tanto en la evolución del paisaje rural como en el trabajo del agricultor.
Con él, en los diferentes tipos de granjas, los campos labrados a lo ancho ceden su lugar a los campos roturados a lo largo, típicos del trabajo con arado con juego delantero. No obstante, no hay que olvidar que el arado primitivo sigue siendo el instrumento privilegiado para la explotación de pequeñas parcelas diseminadas por los campos.
Otros artículos interesantes
Origen de la ganadería Origen de las conservas Origen del arroz Origen de las bebidas gaseosas
¿Quieres saber más sobre historia de alimentos y bebidas?
Desde CurioSfera-Historia.com, esperamos que esta reseña histórica titulada Historia del arado, te haya sido de utilidad. Si quieres acceder a más artículos históricos, visita la categoría alimentos o historia. Y si te ha gustado, puedes dejarnos un comentario.
Fuentes y bibliografía
– CUBERO, J.I. (2018). Historia General de la Agricultura. Córdoba. Almuzara Libros.
– GARCÍA, A.J. (2016). Alimento de los Dioses: El Sacrificio y consumo de alimentos en las religiones antiguas. Sevilla. Editorial Universidad de Sevilla.
– GONZÁLEZ-PALACIOS, S. (2017). Breve historia de los alimentos y la cocina. Málaga. Editorial ExLibric.
– LAUDAN, R. (2005). Cuisine and Empire: Cooking in World History (en inglés). Los Ángeles. University of California Press
– MONTENEGRO, C. (1997). La agricultura en la Edad Media. Madrid. Arco Libros – La Muralla.
– PÉREZ, M.A. (2019). Comer y beber: Una historia de la alimentación en España. Madrid. Editorial Cátedra.
– ROLDÁN. J.A. (2014). Alimentación y desarrollo Humano a través de la Historia: Importancia histórica de los alimentos en la evolución humana. Madrid. Editorial Académica Española.
– ROWLEY, T. (2020). The Origins of Open Field Agriculture (en inglés). Londres. Routledge.
– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: MARZO DE 2020