La historia de la tarjeta de visita, también conocida como tarjeta personal o tarjeta de presentación es bien curiosa. Cómo muchas otras invenciones, se creó con una intención y, con el paso de los años, su utilidad ha ido cambiando. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos el origen e historia de la tarjeta de presentación.
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Origen de la tarjeta de visita o presentación
Una simple cartulina blanca de papel con forma cuadrangular y el nombre o título de la persona interesada escrito en ella, sin la dirección, y con un amplio espacio para la firma y alguna anotación o mensaje era llevada ya en el siglo XVIII por las personas de importancia social por su rango o profesión.
Solía gravarse en ellas motivos de la tradición clásica o escenas alegóricas, sin nombre alguno. Éste era escrito sobre la superficie por el interesado, con algún mensaje o nota si era el caso, o con la dirección y razón social si se trataba de un banquero, un comerciante, un médico o un abogado.
Eran tarjetas profesionales que podían incluir el nombre y dirección impreso de la persona o matrimonio, en cuyo caso se encarecía enormemente. Se dejaba como testigo de visita cuando la persona cuya casa se visitaba estaba ausente de su domicilio.
Solía añadirse a un ramo de flores o cualquier otro regalo si la persona a quien iba destinado el regalo no lo recibía personalmente. Era de uso casi obligado en el mundo de la diplomacia y de la vida social en altas esferas.
Evolución de la tarjeta de visita o presentación
Después de 1796 comenzaron a proliferar en el mundo anglosajón las llamadas calling cards, o visiting cards estampadas en relieve con rebordes alusivos al mundo clásico.
A lo largo del siglo XIX solía pintarse tenuemente a mano en su centro un dibujo o el escudo o distintivo familiar o personal. Su uso se disparaba durante las fiestas mayores, en cuyo caso se escribía en el generoso espacio dispuesto para ello algún mensaje alusivo a la ocasión festiva: eran las llamadas tarjetas de cumplido.
En 1849 era habitual su uso entre la gente de la pequeña burguesía, siendo indistinto su empleo entre hombres y mujeres, aunque normalmente eran de menor tamaño las tarjetas de visita de los caballeros que las de las damas. Desde entonces hasta los primeros años del siglo XX era costumbre doblar uno de los ángulos de la tarjeta para expresar cualquier tipo de sentimiento, tanto alegre como luctuoso. De este modo:
- Doblar el ángulo inferior derecho significaba el deseo de una visita personal.
- Doblar el lado inferior izquierdo de la tarjeta significaba enhorabuena.
- Doblar el ángulo derecho de la parte superior de la tarjeta significaba pésame o participación en el dolor de la persona a quien se enviaba.
Curiosidades de la tarjeta de visita o presentación
No tardó en surgir una especie de código secreto relacionado con la tarjeta de visita, código sólo descifrable por los interesados. Solía incluirse preguntas; apalabrarse encargos; establecer citas; preguntar acerca de los planes previstos.
En los lutos y duelos se dejaba una tarjeta negra con el nombre de la persona que la dejaba, escrito en blanco, costumbre que cambió a la actual: dejar sólo en negro uno de los ángulos de la tarjeta de visita. El uso profuso que ya se hacía de ellas originó el invento del tarjetero, especie de estuche o carterita donde se llevaban.
Uno de los últimos avances en este mundo cortés, entre elegante y práctico, fue la tarjeta para tímidos, inventada en 1987 por la norteamericana Diana Ámsterdam, pensada para gente que no se atreve a declarar o expresar sus sentimientos a la persona por la que siente interés o atracción.
Etimología de la palabra tarjeta
El término tarjeta es galicismo: del francés antiguo targette = escudo pequeño en el que solía pintarse la divisa de la casa, forma diminutiva de targe = escudo, aunque en el aragonés del 1402 se documenta “un escudo e dos tarchetas”.
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Fuentes y bibliografía
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– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: ABRIL DE 2020