La cesta se utiliza para poder transportar cómodamente casi cualquier cosa. Este ingenio, históricamente, ha acompañado a la civilización humana casi desde sus inicios, aunque no siempre ha sido como la conocemos hoy en día. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia del cesto.
Qué vas a encontrar aquí
Origen de la cesta y la cestería
Antes que a tejer aprendió el hombre a trenzar. El arte de la cestería de mimbre, esparto, caña o tiras de madera flexible es anterior al tejido. El cesto ya fue usado por el hombre del Neolítico en labores de recolección de frutos silvestres: cestos largos y estrechos; chatos y abombados; planos; grandes y pequeños.
El arte de la cestería alcanzó su perfección en el Antiguo Egipto, donde se empleaba el papiro, planta vivaz con caña de tres metros de altura. Un buen cestero hacía hasta cien unidades con distinto diseño. En alusión a la variedad, y no al número, se dijo ya antiguamente: “Quien hace un cesto, hace ciento”.
En la Antigüedad el cesto servía para todo. El sumo sacerdote de la ciudad babilónica de Lagash lo utilizaba como corona hace cinco mil años. En la Antigua Grecia servía de armario pequeño e incluso de banqueta; era imprescindible en el ajuar doméstico y uso del templo.
Atenea, diosa de amores trágicos, encerró en un cestillo de mimbre blanco el corazón palpitante del joven enamorado Zaegro. Y en la civilización mediterránea fue incluso objeto de culto. En las procesiones de cestos místicos en honor a Baco y Afrodita se celebraban el amor desenfrenado, las orgías y el vino, y en ellas los cestos eran portados por los cestóforos o sacerdotes que entendían en los secretos del amor desenfrenado.
La vivencia del amor como aventura que podía llevar incluso a la muerte fue en el mundo antiguo una constante: de ahí que el término morir equivaliera al orgasmo o pequeña muerte. En el interior de aquellos cestos se guardaban hojas de hiedra recién cortada, granadas, cañavera y una serpiente viva, una serpiente venenosa que más tarde se interpretó como el peligro mortal al que se exponía quien amaba locamente.
Las cestas estaban en el centro de la vida del hombre antiguo. En la Antigua Roma, y luego a lo largo de la Edad Media temprana, el cesto o cesta tuvo diversos usos y formas. Podían ser lisos y pintados, y se adornaba con colores y dibujos el cesto destinado a las vírgenes: de allí derivó la costumbre de regalar a las doncellas cestos pintados llenos de flores y en cuyo interior se escondían una prenda de amor, una carta o un mechón de pelo.
A finales de la Edad Media, la cesta era todavía objeto de obsequio a personas importantes, costumbre que también dio lugar a la actual cesta de Navidad. En pequeños cestos cilíndricos se guardaban los manuscritos en forma de rollo. Los niños guardaban sus juguetes en los “cestos de infancia”, y las mujeres sus objetos de tocador. Tenían tapadera plana y dada su consistencia podían servir de asiento y de mesa. Colgados del hombro como un bolso servían de equipaje, y para su transporte se anudaba un cordel en los extremos.
El arte y cultura de la cestería ha estado extendida por todo el mundo a lo largo de la Historia. En Oriente los campesinos no contaban el tiempo por años, sino por cestas. Decían: ”Tres años dura un cesto”; tres cestos es la vida del perro; nueve la del caballo; veintisiete cestos vive un hombre, y un elefante muere a los ochenta y un cestos. Se le preguntaba a alguien: “¿Cuántos cestos crees que habrás vivido ya, fulanito?”
Tuvo usos prácticos. Cuando la mujer medieval iba al mercado o a la feria comarcal sus criados portaban un cesto distinto para cada producto. En una relación mercantil de la Corona de Aragón, del siglo XIV se lee: “Diez cestos de varilla de sauce en figura redonda para la fruta; dos cestos de mimbre para ropa; cuatro cestillos de paja para huevos; un cesto de junco para vasijas más cinco cestas de cañaherla para lo que se quisiere mercar”.
Evolución del cesto
En cuanto a la actual cesta de la compra, surgió en el XVII con la aparición del capazo. En una miniatura sobre marfil de finales del XVIII, del Museo de la Revolución de la villa francesa de Vizille, su autor muestra un ama de casa que regresa de la compra y lleva al brazo una cesta de mimbre. Pero el carrito de la compra iba a ser su verdugo.
Cuando se crearon los primeros supermercados en América los clientes recorrían aquellas tiendas gigantes con grandes cestas y hacían largas colas en las cajas para pagar. Y, como llevar aquel peso era fatigoso, S.N. Goldman, presidente de la Standard Humpty Dumpty Food Market, cadena de tiendas de Oklahoma, acondicionó una simple cesta rígida y le puso un par de ruedas.
Como aquello no solucionaba el problema, Michel Cullen, creador del primer supermercado de que hay noticia, cogió una silla plegable y le puso ruedas en las patas, eliminó el asiento y colocó en la cavidad que quedaba libre una cesta de lona. Luego adaptó el respaldo para que el cliente pudiera empujar aquel artilugio a modo de carrito de compra o shopping trolley; con lo cual a gente podía comprar más y se dispararon las ventas.
Etimología de la palabra cesta
Es voz latina, de cista, de uso en el primer tercio del siglo XIV, como documenta en el Libro de Buen Amor, el arcipreste de Hita.
Otros artículos interesantes
Origen de la aguja de coser Origen del delantal o mandil Origen del acuario para peces
¿Quieres saber más sobre historia del hogar o utensilios?
Desde CurioSfera-Historia.com, esperamos que esta reseña histórica titulada Historia del cesto, te haya sido de utilidad. Si quieres acceder a más artículos históricos, visita la categoría hogar o historia. Y si te ha gustado, puedes dejarnos un comentario.
Fuentes y bibliografía
– COSGRAVE, B. (2005). Historia de la moda: Desde Egipto hasta nuestros días. Barcelona. Editorial GG.
– GONZÁLEZ-PALACIOS, S. (2017). Breve historia de los alimentos y la cocina. Málaga. Editorial ExLibric.
– LIFSHEY, E. (1973). The Housewares Story (en inglés). Chicago. NHMA.
– PÉREZ, M.A. (2019). Comer y beber: Una historia de la alimentación en España. Madrid. Editorial Cátedra.
– POSTREL, V. (2020). El tejido de la civilización: Cómo los textiles dieron forma al mundo. Madrid. Editorial Siruela.
– REIFF, A. (2008). Historia del vestido. Barcelona. Editorial Blume.
– SOLÍS, J.A. (2003). La verdadera historia de las cosas. La Coruña. El Arca de papel editores.
– WULFFSON, D. (1981). Extraordinary Stories Behind the Inventions od Ordinary Things (en inglés). Nueva York. Lothrop Lee & Shepard.
– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: FEBRERO DE 2020