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CurioSfera Historia

Historia del abanico: origen y lenguaje

El abanico es un utensilio manual que se utiliza para estar más frescos los días de calor mediante el movimiento del aire, pero no siempre ha sido esa su función. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia del abanico, los diferentes tipos, el lenguaje de los abanicos, sus partes y muchos datos interesantes.

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Origen del abanico

La historia del abanico es casi tan extensa y antigua como la existencia de la humanidad. Su origen no se conoce con exactitud, pero se cree que ya en la prehistoria existía. Seguramente en forma de grandes hojas de plantas. A lo largo de los siglos, multitud de países y civilizaciones lo han utilizado. Muchos de ellos los conocemos gracias a los restos arqueológicos, pinturas y grabados antiguos.

Historia del abanico en el Antiguo Egipto

En el antiguo Egipto, en el tiempo de los faraones, no se veía como un mero accesorio de la vestimenta tradicional. El abanico era considerado como un símbolo de alta posición social y sobre todo de las personas con un gran poder. Su empleo estaba restringido para casi todos, excepto el faraón. Y estaba permitido también a sus esposas, hijos y familia más directa solo en ocasiones especiales.

el abanico en el antiguo egipto

Historia del abanico en la Grecia clásica

En la antigua Grecia las sacerdotisas agitaban enormes abanicos sobre los alimentos sagrados para que se conservaran en condiciones más tiempo. Estaban elaborados con plumas, flabelos y penachos. Este proceder sería adoptado siglos más tarde por los romanos y del mismo modo, imitado por los cristianos.

Historia del abanico en el Imperio romano

César Augusto, emperador del impero romano contaba con un numeroso grupo de esclavos que siempre le precedían a dónde quiera que fuese equipados con grandes abanicos para sofocar el calor y espantar los insectos de su líder. Asimismo, las matronas romanas tenían a su disposición unos esclavos eunucos cuya función principal era abanicarlas en el gineceo. Según el gran poeta griego Eurípides, en su obra Helena, ya describe este hecho en la Grecia clásica.

Historia del abanico en el Japón antiguo

Los nipones empleaban el abanico para saludar, y sobre él colocaban regalos que hacían a sus familiares y conocidos. Los mejores alumnos de las escuelas eran recompensados con un bonito abanico decorado.

Si tenían que acudir a espectáculos, bailes o cualquier acontecimiento social, no acudían sin él. Tan importante era, que la mujer japonesa prácticamente se sentía desnuda si no llevaba consigo su abanico. Hasta los presos condenados a muerte, antes de su ejecución, recibían uno.

Historia del abanico en la China milenaria

Hace cientos de años, en China,, tanto las mujeres como los hombres empleaban el abanico. Era una sociedad muy refinada, y portar en la mano un pequeño estuche con su abanico en el interior, era signo de distinción y autoridad. Cuando realizaban visitas a las casas de familiares o amigos, siempre lo llevaban consigo. También era habitual que adornasen sus abanicos escribiendo en ellos pensamientos e ideas.

el abanico en japon

Historia del abanico en la Europa medieval

En la Europa de la edad media, en los círculos cortesanos,  existían grandes abanicos fabricados con mangos de oro y plumas de pavo real y faisán. Ya en el siglo XV los portugueses afianzaron una variante: el abanico plegable procedente de China. Pero este tipo de abanico no se empleó en exclusiva en las civilizaciones occidentales y chinas, también en Las Américas.

Historia del abanico en el Nuevo mundo

Cuando el conquistador Hernán Cortés arribó a México a principios del XVI, el emperador del Imperio Azteca Moctezuma le hizo un obsequio de gran valor. No era otra cosa que 6 abanicos decorados con plumas de abundante varillaje. Por otro lado, en Perú, los incas tenían los abanicos tan introducidos en su sociedad que formaban parte de muchas ofrendas que realizaban a sus dioses.

Historia del abanico en el Renacimiento

Los abanicos, durante el Renacimiento, no solo no cayeron en desuso, sino que se popularizaron todavía más. Durante los siglos XVI y XVII su empleo era habitual e indispensable. La reina Isabel I de Inglaterra adoctrinaba a sus doncellas. Mencionaba: “Una reina sólo puede aceptar un regalo: el abanico”. La denominada “Reina Virgen” siempre portaba un abanico colgando de una cadena de oro a la altura de su cintura.

el lenguaje de los abanicos

Historia del abanico en la Edad Moderna

Durante este periodo, Luis XIV de Francia y Catalina de Médicis, que fueron grandes aficionados de los abanicos dijeron: “No se concibe el cortejo ni el amor sin su presencia”. Tan grande era la afición de las casa reales a este artilugio, que la reina Luisa de Suecia creó en el año 1774 la Real Orden del Abanico. Distinción que, naturalmente, concedía a sus más distinguidas amistades.

Entre muchas de sus normas, se prohibía mantenerlo abierto en presencia de la reina excepto para ofrecerle regalos sobre sus varillas. El siglo XVIII fue, sin duda,  el momento que más presencia tuvo entre la burguesía. La cortesana Ninon de Lenclos era muy popular debido a que encargaba pintar y decorar sus abanicos de muy variadas formas.

La marquesa de Pompadour puso su nombre a una extensa variedad de abanicos que llevaban pintado son múltiples motivos su varillaje. Del mismo modo, la reina María Antonieta tenía costumbre de obsequiar a sus amistades más próximas, muy elaborados abanicos.

Historia del abanico en la Revolución Francesa

Por llegar a ser símbolo de la nobleza y alta burguesía, la Revolución Francesa pretendía ignorarlo y lo consideraba como algo decadente de un pasado lamentable. Pero el abanico estaba tan arraigado, que tuvieron que otorgarle un “empleo revolucionario”. Buscando este fin, se hicieron modelos que al plegarse adoptaban la forma de un fusil. Por supuesto, su decoración se realizaba con los colores de la bandera francesa (rojo, azul y blanco).

Partes del abanico

Con el paso del tiempo el abanico se “democratizó” y llegó a todas los estratos y capas sociales. Naturalmente eran abanicos muy sencillos, como por ejemplo, el abanico de Caleñas. Se componía de tres piezas: las varillas y el clavillo que formaban el armazón o esqueleto, y el país.

partes de un abanico

  • Las varillas estaban realizadas con bambú o caña en tiras rectangulares de la misma longitud, espesor y ancho.
  • El clavillo, era el alambre que unía las varillas y se aplastaba en las dos puntas para evitar que las varillas se saliesen.
  • El país o paisaje es un sector anular realizado con resistente papel que se pliega entre las varillas, y que, cuando era abierto el abanico, conformaban su superficie.

Tipos de abanicos

La diversidad de abanicos, históricamente, estuvo a expensas casi siempre de los antojos de la moda. Han existido de todo tipo y condición. También para infinidad de usos que hoy en día nos pueden parecer sorprendentes.

Abanicos de lujo

Los abanicos más caros y lujosos carecían de tela o papel (el país). Sus varillas eran muy amplias y se fabricaban íntegramente con maderas nobles, carey o marfil.

abanicos de lujo

Se les denominaban abanicos reversibles o de baraja, ya que se podían desplegar tanto desde la izquierda como desde la derecha. Eran abanicos muy elaborados, normalmente con 4 países y decorados con diferentes motivos que producían un peculiar efecto sobre las personas que lo miraban en movimiento.

Si se regalaban, se solían entregar con un gravado que hacía alusión al motivo de dicho presente. Por ejemplo, el nombre de los novios si era por una boda, o un escudo de armas de la familia. Las formas eran de lo más variadas en función del ingenio e inventiva de su diseñador.

Abanicos de violín

En el siglo XIX se crearon los abanicos de violín. Denominados de este modo porque al cerrarse recordaban la forma de los primeros violines de la historia. Por norma general, se trataban de abanicos de mucho prestigio, rematados y decorados con lentejuelas de plata y oro, algún que otro espejuelo, y plumas de cisne.

Abanicos para ver los toros

Aunque te resulte curioso, existían abanicos diseñados exclusivamente para ir a las plazas de toros. Eran muy grandes, de una vara y media de alto. Esto era así para que la gente que veía a este evento desde las gradas en las que daba el sol, pudieran hacerse sombra a modo de pequeño parasol.

Abanicos de olor

La Casa londinense Kimmel inventó los abanicos de olor. Con el movimiento del artilugio desprendían un agradable y rico olor. Esto se conseguía impregnando con una sofisticada técnica las varillas con un perfume. El objetivo era que el agradable olor fuese tan duradero como el abanico. Normalmente, se decoraba el varillaje con dibujos de las plantas o flores con las que se había elaborado el perfume que desprendía.

abanicos de olor

Abanicos españoles

Los abanicos españoles tradicionales se caracterizan por unir todo el varillaje con pergamino, vitela, cabritilla, o incluso con preciosas pieles impregnadas en agradables olores.

Abanicos de bolsillo

Respecto al abanico de bolsillo, decir que eran de diseño diferente al habitual. Las espigas de las varillas no se encontraban adheridas a los países.

Abanico anuncio

Dentro de los abanicos plegables, durante el siglo XIX destacó el denominado abanico mágico. Fue denominado de este modo ya que por un lado se podía observar dos imágenes diferentes, y solo una por el otro. A principios del siglo XX, se abarató tanto su fabricación que se empezaron a regalar como reclamo publicitario. También se empleaban para plasmar en ellos los programas del teatro, de danza, o del circo y obsequiarlo a sus asistentes.

abanico anuncio

Abanicos máscara

Durante el siglo XIX, en Venecia, se popularizaron los abanicos careta que se utilizaban para asistir a los números bailes de máscaras que se celebraban durante su famoso Carnaval. Uno de los modelos que más gustaban a la gente eran los de espejuelos, ya que con ellos se podía observar a alguien sin ser descubiertos. Pero su uso decayó por dejar de estar de moda y no por los comentarios de los moralistas.

Otros tipos de abanicos

Pero dentro de estos diferentes tipos de abanicos, existen muchas variedades. Según su diseño se empleaban para diferentes circunstancias u ocasiones, como por ejemplo:

  • Abanicos de doncella o de casada.
  • Abanicos para andar por casa o de visita.
  • Abanicos para caballeros.
  • Abanicos para la mañana y para la tarde.
  • Abanicos de invierno o verano.
  • Abanicos de paseo o de viaje.
  • Abanicos para bodas o para luto.

Lenguaje de los abanicos

Es muy posible que hayas oído alguna vez algo en referencia al lenguaje “secreto” de los abanicos. No es más que un lenguaje que empleaban las damas para poder comunicarse con un caballero de una manera discreta. Es un lenguaje muy amplio y varía en función del país y la época. Pero para que te puedas hacer una ligera idea, te damos algunos ejemplos:

  • Abanicarse despacio significa falta de interés o indiferencia hacia el galán.
  • Apoyar los labios en el borde del abanico se traduce como desconfianza o incredulidad.
  • Apartarse el pelo de la frente con él quiere decir “no me olvides”.
  • Pasar delicadamente el dedo índice por el borde de las varillas es lo mismo que decir “tenemos que hablar”.

En el siglo XVIII, Julio Janin, conocido escritor francés, pasmado ante la gran cantidad de posibilidades que tenía un abanico en las manos de una mujer, escribió:

“Las damas se sirven del abanico para todo. Esconden su sonrisa o rubor detrás de su varillaje. Acarician su delicado pecho para insinuar a su conquistador lo que atesoran. Se sirven de él para ocultar sus manos o su timidez. Son imprescindibles en el atuendo de una dama. Con él se puede empezar o acabar una historia de cortejo.”

Una dama que se tenga en consideración y que se precie, jamás llevaría el mismo abanico dos veces a una fiesta o baile. Como curiosidad, cuando falleció la reina Isabel de Farnesio se descubrió que tenía una colección de más de cinco mil abanicos.

Creencias y supersticiones del abanico

Debido al arraigo y empleo del abanico, se creó a su alrededor toda una serie de creencias y supersticiones. Se creía que si se dejaba abierto traía mala suerte: algo muy extendido en casi todos los países. También existe la antigua práctica adivinatoria del futuro mediante las varillas de un abanico. Para hacerlo, se hace coincidir las piezas de su armazón con las palabras “nada, cobre, plata y oro”.

La última varilla será la que responda a la pregunta que se formule. Por ejemplo: “Me casaré pronto, tendré salud, me quiere mi pareja, etc.”. Entre las mujeres casaderas, ansiosas por saber su futuro con detalle practicaban esta costumbre de consultar al abanico.

Apuntaban en las varillas “viuda, soltera o casada”. Como siempre, la última varilla era la que proporcionaba la respuesta correcta. Por otro lado, se tenía la creencia que un abanico pequeño de cobre debidamente colgado del cuello, aseguraba salud a su portador. En cambio si era de oro, se aseguraría disfrutar de una larga juventud.

Emplear y agitar la mano como si fuera un abanico, traería la desgracia y desdicha al que lo hacía. Mientras que soñar con abanicos era sinónimo de sufrir pronto una traición.

Etimología de la palabra abanico

Su nombre proviene del latín vannu. y del verbo portugués abanar (que significa aventar), es de donde surge el diminutivo abanico, término no utilizado en español hasta el siglo XVI.

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Fuentes y bibliografía

– COSGRAVE, B. (2005). Historia de la moda: Desde Egipto hasta nuestros días. Barcelona. Editorial GG.
– DELPIERRE, M. (1995). Historia de la Moda. Barcelona. Edicions Indesinenter.
– FRUGONI, C. (2008). Botones, bancos, brújulas y otros inventos de la Edad Media. Madrid. Ediciones Paidós.
– HOTTENROTH, F. (1917). Historia del traje desde tiempos primitivos hasta nuestros días. Barcelona. Montaner y Simón Editores.
– POSTREL, V. (2020). El tejido de la civilización: Cómo los textiles dieron forma al mundo. Madrid. Editorial Siruela.
– RACINET, A. (2016). Historia ilustrada del vestido. Madrid. Editorial LIBSA.
– REIFF, A. (2008). Historia del vestido. Barcelona. Editorial Blume.
– SPAN, M. (2017). El lenguaje del abanico. Madrid. Brave New Books.
AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
FECHA DE PUBLICACIÓN: MARZO DE 2020

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