Celebrar una fiesta de cumpleaños es algo que a todos nos gusta. Pero, probablemente no conoces el origen del cumpleaños ni cómo se celebraba en la Antigüedad. Se remonta mucho antes de lo que piensas. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia del cumpleaños y cómo ha sido su evolución en el tiempo.
Origen del cumpleaños
El origen de la celebración del cumpleaños se remonta al tercer milenio a. C. El primero del que hay noticia es el de Menes y los primeros faraones egipcios. Hay constancia de que Menes, fundador de Menfis, cuando unió el Alto y Bajo Imperio en el Egipto más antiguo organizó una fiesta para celebrar el hecho y al mismo tiempo su aniversario.
Debió de ser una fiesta sonadísima porque dejó memoria en los anales. A ella asistieron los esclavos, mezclados ese día con hombres libres y dignatarios, y se liberó a los presos de la cárcel del rey. Sabemos que tanto en Babilonia como en Egipto se mantenía un registro de los nacimientos de los hijos varones de la realeza y la nobleza. En tales ocasiones la celebración iba seguida de regalos y discursos, como cuando en el siglo II a. C.
En Egipto y Babilonia se celebraba el cumpleaños de los varones de la realeza y el de la reina, pero era tabú celebrar el de niños y mujeres. Cleopatra II, casada con su hermano Tolomeo, recibió de su marido uno de los regalos de cumpleaños más macabros de la Historia: los restos descuartizados de su hijo pequeño. Pero no todas las anécdotas son así de truculentas.
Historia del cumpleaños en la Antigua Grecia
También los griegos celebraban el cumpleaños: solo el del cabeza de familia, nunca el de mujeres y niños. Imitaban la costumbre egipcia de festejar el día del natalicio de la persona más importante de la casa e imitaban la pompa y boato de los persas, y como éstos elaboraban un pastel de harina de trigo y miel.
Filócoro, adivino griego del siglo III a. C., escribe que los devotos de Artemisa la honraban los días seis de cada mes con uno de estos pasteles en el que encendían velas de cera. Su luz representaba la de la luna, llama que apagaba la diosa misma a través de un soplo de aire que descendía desde una especie de ventanuco en la parte alta del templo.
En la Antigua Grecia se celebraba el cumpleaños de las divinidades, pero no cada año sino cada mes. Las fiestas de cumpleaños llenaban de bullicio calles y caminos entre el templo y el mercado, actividad frenética donde se mezclaban espectáculo y religión, fiesta y sexo.
En ellas participaban sacerdotes y sacerdotisas, devotos y autoridades, esclavos y esclavas del templo, o hieródulos al servicio de la divinidad, en cuyo honor se prostituían por amor a Apolo o a Afrodita danzando semidesnudos, coronados de rosas que el visitante pagaba con largueza para así engrosar las arcas del templo.
Historia del cumpleaños en la Antigua Roma
En Roma fueron notables las fastuosas fiestas con motivo del cumpleaños de Marco Antonio, organizadas por la más famosa de las reinas de Egipto de ese nombre, muerta en el año 30 a. C., Cleopatra VII. Acontecimiento recogido por el griego Plutarco en el siglo I. No todos celebraban el cumpleaños. Las clases inferiores conmemoraban solo el aniversario de la muerte del cabeza de familia.
No regía lo mismo para las criaturas mortales: el cumpleaños de mujeres y niños pasaban inadvertidos, ya que solo contaba el del padre de familia, celebrado con una comilona especial en la que se echaba la casa por la ventana: a este acontecimiento anual se llamaba Genethlia, y se celebraba incluso muerto el padre de familia en una fiesta de aniversario póstumo llamada Genesia.
Los romanos se hicieron eco de esta costumbre e institucionalizaron como fiesta nacional el cumpleaños de las autoridades importantes: de aquel uso derivan nuestras costumbres al respecto.
La costumbre se extendió a la conmemoración de otros sucesos importantes: en el año 44 a. C. el Senado romano instituyó la fiesta conmemorativa del asesinato de César como festividad anual con desfiles públicos, banquete vespertino, asistencia en el circo a la lucha de gladiadores en una sesión especial y representación de alguna obra teatral.
Se cuenta que Marco Tulio Cicerón, en el siglo I a. C. fue invitado al cumpleaños de una dama del patriciado o nobleza romana; en el transcurso del banquete le preguntaron cuántos años cumplía, y como la dama dijera una cifra increíble todos se echaron a reír.
La dama, por aprovechar la fama de sinceridad que tenía Cicerón dijo: “Si no lo creéis, preguntad a Cicerón”, a lo que el famoso abogado romano respondió: “Es cierto lo que la dama dice, pues no es la primera vez que lo hace: os aseguro que desde que la conozco siempre ha dicho la misma cifra”.
También en relación con los cumpleaños tenían lugar en los templos de Anna Perenna ritos y plegarias para honrar a la diosa de los años, a la que se invocaba para vivir mucho tiempo, es decir: perennare= ser perenne.
Por eso el día de esta diosa, el 15 de marzo, se celebraba el cumpleaños de quienes no sabían cuándo habían nacido, y se llamó a esa fiesta en honor a Ana Perenna, fiesta del banquete interminable o festín de la inmortalidad.
Historia del cumpleaños en la Edad Media
Durante la Edad Media y en auge del cristianismo, se acabó con aquella costumbre, o más bien se modificó. No veía motivos de alegría en haber venido a este lacrimarun valle, del que lo mejor era salir cuanto antes para alcanzar la vida perdurable, por lo que se conmemoró el día de la muerte como si de un nacimiento se tratara, es decir, como la vuelta a una vida de eterna bienaventuranza.
Se consideró el cumpleaños como un resto pagano enraizado en el mundo egipcio y griego. Así, cuando se quiso fijar la fecha del nacimiento de Cristo para celebrarlo, el papa san Fabián, que ocupó el solio pontificio entre el año 236 y 250, lo consideró acto sacrílego y dijo que no se podía comparar a Cristo con un faraón.
A esa convicción mística se debe que conmemoremos el día del Santo la fecha en que el personaje murió, según lo escrito por el apologista cristiano primitivo Pedro Crisólogo: “El aniversario de un santo no se celebra el día en que nació en la carne, sino aquel en que nacieron para el cielo tras el paso de la miseria de este mundo al descanso beatísimo en el cielo”.
La poca importancia concedida al hecho de nacer, y la gran importancia que se daba al hecho de morir, hizo que se olvidara la costumbre del registro de recién nacidos, costumbre que no se retomó hasta el siglo XII en las parroquias europeas.
Fue a partir de entonces cuando el pueblo empezó a celebrar el cumpleaños. Cuando empezó a celebrarse el nacimiento de Jesús, a partir del siglo IV, por imitación piadosa también comenzó a celebrarse el cumpleaños, que aunque muy tímidamente al principio, con el tiempo adquirió importancia.
Por entonces el cumpleaños constituyó un acontecimiento familiar y social; parte del ritual festivo era elaborar un pastel e incluso apagar las velas de un solo soplo con la habitación a oscuras. Lo de formular tres deseos vino más tarde; y todavía posterior es la creencia de que solo se cumplirán tras haber ingerido alguna bebida alcohólica.
Historia del cumpleaños en Oriente
En Oriente, donde fue un acontecimiento más cargado de simbolismo y ceremonia que en Occidente, el cumpleaños marcaba ciclos vitales, se convertía en aniversario de algo según la edad que se cumpliera. Se le daba el nombre de “año giratorio”, que a modo de bisagra abría la vida del hombre a experiencias nuevas y vicisitudes inéditas.
En Japón, por ejemplo, quien cumplía cuarenta años lo celebraba vistiendo un kimono rojo y un gorro de ese mismo color; a quien cumplía sesenta y uno se le cantaba una canción de cuna por suponerse que inauguraba una vida nueva.
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Fuentes y bibliografía
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– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: ABRIL DE 2020