La historia del cortacésped es una de las más curiosas que existen. Quizás no sepas, que la hierba supone la cuarta parte de la vegetación terrestre, y existen más de siete mil especies distintas. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos su origen, también quién inventó el cortacésped y cómo ha sido su evolución en el tiempo.
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Origen del cortacésped
Para conocer los orígenes del cortacésped, debes saber que desde la Antigüedad las casas nobles se han rodeado de un césped bien cuidado. No hay paisaje como el de la hierba que crece igual y salvaje, con su tono verde oscuro. Aquello inspiraba mucho a los enamorados, y a los poetas.
De la lectura atenta de la literatura clásica se desprende que el césped en torno a la casa o al templo era signo de prestigio y buen gusto, a la par que mostraba al visitante la condición de terrateniente de quien habitaba tal vivienda.
El antecedente más antiguo del cortacésped se remonta a la Antigua Grecia del siglo V a. de C. Ya entonces su cuidado ofrecía dificultades, pero no era tarea que se pusiera en manos de esclavos, era un quehacer noble, propio del señor de la casa.
Cuenta Homero que cuando Ulises llegó a casa de su padre tras su peripecia y aventura lo encontró en el jardín arrancando las malas hierbas y cuidando el césped, y cómo para no lastimarse protegía las manos con unos guantes. El césped y las macetas de césped se remontan al siglo V a. de C. Ya entonces cuidar el césped ofrecía dificultades. La llamada de la Naturaleza ha sido una constante en las culturas desarrolladas, y su evocación y recuerdo alegraba la vida.
Homero describe en la Odisea los jardines de Alcinoo y de Laertes, con sus setos de flores. Y como los persas, también los griegos conocieron las macetas, a las que llamaban “retales del Paraíso y recuerdos de toda belleza”. No obstante lo dicho, la tarea rutinaria de mantener la hierba verde, cortada y cuidada alrededor de la casa es fenómeno relativamente moderno.
Cuando a mediados del siglo XVIII, visitó Europa el novelista norteamericano Nathaniel Hawthorne escribió en sus apuntes cuánto le había decepcionado lo bien cuidado que estaba el césped, ya que a él lo que le gustaba y añoraba del mismo era que brotase sin control.
Ese aspecto descontrolado del crecimiento de la hierba era el que había predominado siempre. Durante siglos, antes de que se inventara el cortacésped, la hierba se dejaba crecer hasta que resultaba ingrato caminar sobre ella. A esta exuberancia se refería el poeta Walt Whitman cuando cantaba “la hermosa cabellera sin cortar de las tumbas…” en los cementerios norteamericanos.
A principios del XIX, ante la creciente popularidad del golf, se impuso la necesidad de cortar el césped. Para para aquella actividad se utilizaba un cortacésped muy particular: un rebaño de ovejas.
Quién inventó el cortacésped
El inventor del cortacésped es Edwin Beard Budding en el año 1830. Este ingeniero inglés que nació en la localidad de Stroud en el año 1795 y murió en 1845, también inventó la llave de tuercas ajustable.
Budding patentó su segadora de césped: un rodillo de medio metro de diámetro que utilizaba cuchillas rotatorias y que resultaba más práctico que la guadaña, a la vez que cundía mucho más. No tardó Edwin Budding en comercializar su invento, para lo cual recurrió a cierta publicidad, elaborada por él mismo, que decía: “Los caballeros rurales encontrarán en el uso de mi máquina un divertido ejercicio que a la vez será útil y grato”.
Mezclaba dos actividades muy propias del gentleman: cuidar el jardín y hacer ejercicio, actividades evocadoras del landlord o señor terrateniente y del sportman.
La fabricación en serie del cortacésped se intentó en 1832, en la fábrica inglesa de máquinas Ransome, de Ipswich. Hacia 1860, se experimentó con distintas versiones del cortacésped de Budding en fincas inglesas y llegó a convertirse en el medio ideal para crear praderas artificiales donde la hierba no alcanzaba altura superior a los dos centímetros.
Pero aquellas máquinas adolecían del inconveniente y servidumbre de tener que ser arrastradas por caballos o mulas debido a su peso y tamaño. El problema era que las patas de los animales estropeaban el espacio a la vez que lo cubrían de estiércol. Para eliminiar el problema se recurrió a calzar a los animales, pero el problema del estiércol no era de fácil solución. Además, su precio era muy elevado.
El cortacésped se impuso cuando se hizo manual y económico. Se intentó en 1880 en Francia, quisieron aplicar a este artilugio la energía de la máquina de vapor. Pero debido al gran tamaño que necesitaba este tipo de ingeniería, el proyecto fracasó.
El triunfo definitivo del cortacésped vendría de la mano de Edwin George, coronel norteamericano que en 1919 instaló en una segadora mecánica manual, un rodillo y cuchillas que se accionaban mediante motor de gasolina, motor que cogió de la máquina de lavar de su esposa con gran enojo de ésta.
Así nació el cortacésped de motor de explosión, y desde entonces ha experimentado el auge y la evolución hasta el cortacésped eléctrico que todos conocemos. En la actualidad nadie se imagina, por ejemplo, un campo de fútbol sin un césped perfectamente cortado y listo para jugar a la pelota en buenas condiciones.
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