Hay quién define a la ciudad de Petra como “una ciudad de un rojo rosáceo, casi tan antigua como el Tiempo”. Su árido entorno no le impide, sin embargo, albergar uno de los conjuntos arquitectónicos más elegantes y elaborados de toda la antigüedad. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos las tumbas reales de Petra, su origen e historia, características y construcción.
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Origen de Petra
El origen de la ciudad de Petra y la clave de su espectacular crecimiento, lo que en un principio, no era más que un remoto rincón en el sur del desierto jordano fue el comercio del incienso. Los nabateos controlaban la ruta norte, que seguían las caravanas de camellos cargados de tan valioso cargamento, muy apreciado en los templos de Persia y el mundo grecorromano, procedentes de las tierras de Yemen, a unos 1.600 km en dirección sur.
Petra, capital del imperio nabateo, era justo el lugar en el que se dividían las caravanas para dirigirse a Gaza, Egipto y el Mediterráneo, algunas continuaban hacia el norte, a Siria, o bien hacia el este. Por aquellas fechas, el incienso era un producto con una gran demanda, por lo que los mercaderes podían pedir por él lo que quisiesen.
Por otro lado, estaba gravado con impuestos muy elevados, lo que permitió a los soberanos de Petra amasar una inmensa fortuna entre finales del siglo V a. C. y principios del I d. C. Lo cual, en definitiva, serviría para sufragar la construcción de los magníficos monumentos y edificios que tanta celebridad habrían de darle.
Origen de las tumbas de Petra
Los nabateos solían enterrar a sus muertos en las paredes de arenisca que rodeaban la ciudad. Se han encontrado cientos de estas tumbas, la mayoría de ellas con la forma de una sencilla cámara excavada en la roca, si bien las hay algo más ambiciosas.
La roca era blanda y fácil de trabajar, con lo que no resultaba muy laborioso construir tumbas con un mínimo de elementos arquitectónicos. Pero no fue hasta finales del siglo I a. C., cuando el gusto por lo opulento y la ostentación acabó imponiéndose en detrimento de la austeridad inicial. En ese sentido, las tumbas reales de Petra (lo de “reales” viene de antiguo, aunque no se ha encontrado nombre alguno que las identifique) eran mucho más que una simple cámara funeraria.
Arquitectura de las tumbas de Petra
En la construcción de las tumbas reales de Petra, los albañiles nabateos recurrieron a todo su saber para imitar, adaptar y mejorar, si cabe, las últimas y más ambiciosas fantasías arquitectónicas de ciudades tan cosmopolitas como Alejandría. De hecho, el estilo resultante es, con sus urnas prominentes y frontones partidos, una ecléctica mezcla de elementos autóctonos e importados, una especie de versión antigua del estilo barroco del siglo XVII.
Se trata de una concepción de la arquitectura al revés, en la que el peso del trabajo no reside tanto en levantar muros y columnas, presentes ya en la roca por tallar, sino precisamente en excavar y abrir claros entre cada uno de dichos elementos.
Proceso de construcción tumbas reales de Petra
Lo primero que se hacía era desbastar la superficie de la pared rocosa elegida para, luego, acto seguido, tallar la fachada en sentido descendente, de arriba hacia abajo. Para evitar desviaciones, lo más probable es que se usaran plomos colgando en el vacío, y estrechos canalillos de agua que luego se retiraban. Los agujeros que hay junto a algunas tumbas pudieron servir para aguantar los andamios sobre los que se trabajaba.
En los espacios interiores era fundamental realizar cálculos precisos, ya que un desplome de la roca podía tener consecuencias trágicas. Ahora bien, si se acertaba, y son muchas las toneladas de roca que se extrajeron con el tiempo sin problemas, el resultado era un edificio mucho más duradero que cualquier otra estructura normal.
Características de las tumbas Nabateas de Petra
Las habitaciones que hay detrás de las fachadas de las tumbas son bastante pequeñas. Suele haber, además, una cámara exterior, a veces incluso con bancos labrados en la misma roca, en cuyo muro trasero acostumbra a hallarse la cámara funeraria, excavada también en la roca.
A salvo de cualquier riesgo de desmoronamiento, las fachadas de las tumbas de Petra dominan todavía hoy, con su soberbia presencia y el paisaje circundante, a pesar de los siglos de abandono, terremotos, erosión y actos de vandalismo que han soportado desde su construcción. De hecho, son el testimonio más auténtico y majestuoso de la arquitectura del siglo I que cualquier otro edificio coetáneo de Alejandría.
Decoración de las tumbas de Petra
Es más que probable que los acabados de las fachadas fueran obra de escultores de la zona y, según se desprende de las firmas encontradas en algunas tumbas de Madain Salih, otro yacimiento de época nabatea, la vida útil de cualquiera de esos escultores debía de rondar los 25 años.
Seguramente, el duro trabajo de cargar los restos de piedra se reservara a los esclavos. Antaño las tumbas estaban recubiertas con yeso (fabricado a partir de piedra caliza pulverizada y arena) y pintadas de vivos colores. La acción erosiva del viento y la arena ha acabado por dejar la roca al descubierto. Pero su rico abanico de intensos colores fruto del reflejo cambiante de los rayos del sol dota a las tumbas de una apariencia que nunca habrían imaginado los que las construyeron.
Ficha técnica de las tumbas reales de Petra
- Época: finales del siglo I a. C.- año 100 d. C.
- Localización: Petra, Jordania.
Tesoro del faraón (Knasna Faraun)
- Altura: 39,1 m.
- Anchura: 25.3 m.
- Abud u Obodas II (30-39 a. C.).
Tumba de la urna (al-Mahkama)
- Altura: 26 m.
- Anchura: 16.49 m.
- Hanth (Acetas) IV (hacia 9 a. C -40 d. C.).
Tumba corintia
- Altura: 23 m.
- Anchura: 27,55 m.
- Malik II (hacia 40-70 d C.).
Deir
- Altura: 48,3 m.
- Anchura: 46.77 m.
- Príncipe (hacia 70-90 d C.).
Tumba del palacio
- Altura: 46 m.
- Anchura: 49 m.
- Rabbel II (hacia 70-106 d. C.).
Ocaso de la ciudad de Petra
Petra dejó de ser independiente en el año 106 d. C. Fecha en que pasó a formar parte de la provincia imperial de Arabia. Curiosamente, una de las últimas grandes tumbas que se construyeron en Petra fue la de un gobernador romano. En el año 446 d. C., la Tumba de la urna se convirtió en una iglesia. Mientras, la ruta del incienso a través del desierto tenía sus días contados, a consecuencia de la consolidación de las rutas marítimas a través del Mar Rojo.
Por este motivo, la vida en Petra, situada en pleno desierto, se fue haciendo cada vez más precaria. Las tumbas fueron abandonadas, las estatuas, desposeídas de sus bustos y las cámaras talladas en la roca y destinadas a los muertos se convirtieron en refugios de lujo para los pastores.
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