Se sabe qué tipo de asiento comenzó a usar el hombre, cuando decidió sentarse. Así de simple. Está históricamente probado que el asiento más antiguo es el taburete, muy anterior a la silla. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos cuál es su origen, también quién inventó el taburete y cómo ha sido su evolución.
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Quién inventó el taburete
El taburete nació en Mesopotamia en el año 5000 a. C. Tanto en el en el antiguo Egipto como en Mesopotamia los dioses, reyes y personas de importancia se sentaban sobre una taburete con patas en forma de garras de león o de pantera.
Para atenuar la dureza del material del que estaban hechos los taburetes, se recubrían de piel y se le sujetaba algún cojín. A menudo, éstos eran fijados a unas literas para que sentada en su taburete la persona de rango pudiera ser llevada por sus esclavos o súbditos a modo de taburete gestatorio.
Origen e historia del taburete
Se cree que el primer trono utilizado por el hombre fue un taburete de plata cubierto por alguna tela preciosa, como la tela de Damasco. La silla nació cuando al taburete se le puso respaldo; y el sillón nació de la silla cuándo a la silla se le puso reposabrazos.
El más antiguo ejemplar de taburete conocido fue hallado entre los objetos del ajuar funerario de la tumba real del faraón Tutankamon. Es de ébano con taracea de marfil y monturas doradas; la parte del asiento representa una piel de animal echada sobre los cuatro soportes, que terminan en cabeza de pato.
A pesar de sus más de tres mil cuatrocientos años, cuando el arqueólogo inglés Howard Carter lo halló en el Valle de los Reyes en 1922, exclamó: “Os aseguro que hubiera jurado, de haberlo visto en el gran bazar, que era una pieza preciosa recién elaborada”.
El taburete antiguo era pequeño, ligero, transportable y versátil. Se utilizó tanto para sentarse como para acceder a la montura del caballo o a la cima del camello. Todavía hoy el pufo, taburete bajo con asiento de tapicería, es uno de los asientos más populares en Oriente Próximo, como antaño lo fueron el camoncillo o taburetillo de estrado en toda Europa.
Los egipcios inventaron el taburete plegable para facilitar su transporte; el taburete de viaje en forma de “X”, o taburete tijera, es el asiento que más ha prolongado su uso: desde el 2000 a. C. a nuestros días.
En los bajorrelieves asirios y babilonios del primer milenio anterior a Cristo, el taburete y la banqueta aparecen por doquier. Muchos dioses de la mitología griega se muestran sentados en taburetes de piedra, madera o metal. Aunque los romanos se sentaban normalmente en el sellae o taburete bajo, o en banquetas o scanna, de donde procede el escaño, se sabe que Julio César llevaba consigo un taburete de oro plegable en forma de tijera.
Evolución del taburete
Es uno de los pocos muebles que apenas ha evolucionado. Los taburetes actuales son semejantes a los antiguos, aunque menos elaborados. Fueron asiento corriente en la Edad Media. Se distinguían por su solidez y elegancia, y su fabricante o ebanista solía firmarlo como obra propia en una hendidura del asiento con algún dibujo geométrico sencillo, signo de la casa.
Cuando en el siglo XV alguien insinuó que era un mueble imperfecto por carecer de respaldo todos rieron la ocurrencia: ¿para qué el respaldo? ¿No estaban para eso las paredes? El taburete se adosaba a los muros, y era asiento ideal para las damas, que evitaban arrugar sus amplios vestidos en una época en la que el planchado se mostraba problemático.
Evidentemente, se paliaba el rigor de la madera con algún cojín de los muchos que tenían las damas por el suelo de sus estrados, ya que las mujeres preferían sentarse en el suelo cuando estaban fuera del alcance de las miradas de los hombres.
Aunque no eran prácticos, tampoco eran demasiado incómodos. Cumplían diversos usos: alcanzar objetos cuando la mano sola no llegaba; como asiento supletorio cuando el número de invitados superaba el de sillas disponibles. Era fácil retirarlos cuando había que dejar la sala despejada para el baile, en cuyo se escondían bajo las mesas.
Asimismo, eran muy apreciados en conventos y abadías, ya que al carecer de respaldo mantenía a las personas despiertas e impedía que adoptasen posturas indecorosas, inconvenientes o inmodestas.
Se trataba del asiento más corriente en el siglo XVII. Estaban hechos de maderas finas y fuertes, de pies torneados y formas elegantes, adornados con chambranas o labores de relieve con que se solían adornar los vanos de puertas y ventanas. Los ebanistas de los siglos XVIII y XIX hicieron taburetes-escalera, en que el asiento está dividido en dos pedazos unidos.
Mediante una bisagra cada trozo de asiento lleva unida la mitad del resto de la armadura, y en una de las partes un respaldo, de modo que al doblar el asiento monta la parte del respaldo sobre la otra y el respaldo se apoya en el suelo. En el siglo XIX estuvo de moda el taburete con asiento de enea llamado sillero.
Mientras que en la Antigüedad fue asiento generalizado, sin distinción de clases, a lo largo de la Edad Moderna se vio en él un asiento propio de gente inferior, y el taburete fue destinado a siervos y esclavos. Resulta así llamativo que un tipo de asiento nacido para uso de los dioses fuera destinado, por el transcurso del tiempo, al sector social menos relevante.
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Fuentes y bibliografía
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– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: MARZO DE 2020