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Historia del tabaco: origen y expansión

Es un mal hábito para la salud, pero lamentablemente en el mundo hay millones de personas que fuman. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia del tabaco, cómo ha llegado a nosotros esta costumbre, cuál es el origen del tabaco, y cómo ha sido su evolución hasta nuestros días.

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Origen del tabaco

Según parece, la planta del tabaco, su cultivo y consumo fueron exclusivamente americanos. Se ignora el momento en que cultivo y consumo comenzaron en la América precolombina. Se tiene la creencia, con ciertas buenas razones para ello, que la palabra “ci­garro” y su diminutivo “cigarri­llo”, se deriva de la palabra maya “sik’ar”, con la que se designaban las hojas de tabaco liadas en hojas secas de maíz.

¿Dónde se descubrio el tabaco?

En efecto, los indios preco­lombinos fueron los que inventaron el tratamiento y la fermentación de las hojas de tabaco, para que perdieran acritud. En 1492, año del descubrimiento de América entre otras cosas dignas de mención, comenzó a hablarse de un producto nuevo: el tabaco.

La primera descripción de un fumador la hace Cristóbal Colón en su diario, un día 6 de noviembre de 1492. Dice: “Y hallamos a mucha gente que volvía a sus poblados, mujeres y hombres, con un tizón en la mano hecho de hierbas, con que tomaban sus sahumerios acostumbrados…”

¿Quién inventó el tabaco?

Colón había presenciado el espectáculo, al que dio poca importancia, en la isla de San Salvador. Los indios llamaban al tabaco cohivá y se consumía de tres modos diferentes:

  1. El tabaco se mascaba en una especie de pelota de hojas de tabaco que se escupía una vez extraída toda su sustancia.
  2. El tabaco se fumaba en tubos de barro o madera que llenaban con hierba picada.
  3. El tabaco se esnifaba una vez reducida la hierba a polvo o picadura que aspiraban por la nariz.

Al principio los  españoles no fueron muy conscientes de aquello y lo vieron como cosa propia de salvajes, pero hacia 1520 algunos lo probaron e incluso se hicieron adictos a la planta del tabaco en la península mexicana del Yucatán, cerca de Tabasco, de donde creen algunos, equivocadamente, que vendría el nombre.

Dos años antes, en 1518, un fraile hizo un sorprendente envío a Carlos I: semillas de tabaco. El padre Bartolomé de Las Casas, en su famosa Historia general de las Indias, escribe sobre el tabaco:

“Son unas hierbas secas metidas en cierta hoja a manera de mosquete encendido por una parte, mientras por la otra chupan con el resuello para adentro aquel humo, con lo cual se adormecen y casi se emborrachan y no sienten el cansancio. Y a esto llaman ellos tabaco.” Ya por entonces había en Haití españoles que no sabían dejar este vicio.

Evolución y expansión del tabaco

Parece que fue Sevilla la primera ciudad europea donde se fumó en público. El médico sevillano nacido en 1493, Nicolás Monardes, fue el primer escritor científico en atribuir al tabaco virtudes curativas, colocándolo entre las plantas beneficiosas para la salud.

historia del tabaco en españa

Esta alabanza del tabaco la hace el famoso doctor en su Segunda parte del libro de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven de medicina, do se trata del Tabaco, del cardo santo y de otras muchas yerbas que han venido de aquella parte.

Obra impresa en 1571, y en la que afirma que el tabaco tomado en un caldo producto de su cocimiento, alivia la artritis y cura el mal aliento; y asegura además que mascándolo hace desaparecer la jaqueca y el dolor de muelas. No mucho después, un poeta llamado Rafael Thorias escribía en latín un Himnus tabaci. En el siglo XVII se le consideraba remedio contra el dolor de estómago.

Incluso se llegaron a hacer píldoras de tabaco, y no faltó quien lo consideró panacea para todos aquellos males que a la sazón carecían de remedio conocido. No se conocía que la nicotina es perjudicial, al contrario: se creía que era beneficiosa.

Como se sabe, el término nicotina procede de su descubridor J. Nicot, que había adquirido el tabaco en Portugal de un holandés que regresaba de Florida. Este diplomático francés lo presentó en la corte de la reina Catalina de Médicis, quien fue la primera en aspirarlo en polvillo, y quien lo recomendaba vivamente.

Inicialmente, al tabaco se le llamó en Francia “planta de la reina”, y gozó de predicamento. La gente empezó a propalar la especie de que el tabaco era un prodigio médico…, y tanto entusiasmó que la reina de Francia lo administraba al rey Carlos IX durante su minoridad, para curarle “los humores’.

Toda la Corte imitó a la reina madre, y el tabaco conoció un lugar de prestigio. Curiosamente, fue también en Sevilla donde había comenzado su uso y donde se prohibió por primera vez. Sus detractores se apoyaron en bulas papales y ordenanzas reales y consiguieron su  objetivo: prohibir la práctica de fumar en público. Se alegaba que fumar aturdía los cuerpos, enflaquecía la voluntad, y entorpecía el alma.

Lo mismo pasó en Inglaterra, donde lo había dado a conocer el pirata Walter Raleigh a principios del siglo XVII. Jacobo I escribió en su contra un panfleto en 1604, Misocapnos, donde llamaba al tabaco “imagen viva del infierno, esta hierba que marea”.

Pero a pesar de aquella observación regia, el tabaco gozó de favor popular y cortesano. En las colonias inglesas de Norteamérica los puritanos de Massachussets y Connecticut lo prohibieron en 1644 por varias razones, entre otras por el peligro de incendio que suponía. Sólo se permitía fumar en casa una vez al día.

cuál es la evolución del tabaco

En Turquía el sultán Amurates IV, del primer tercio del XVII, mandaba desorejar en público a quien osara fumar. El zar de Rusia amputaba la nariz al infractor de su orden antitabaco. Pero los cronistas aseguran que nada surtía efecto: se veía gentes desnarigada y desorejada con el cigarro en la boca.

El vicio creaba tal hábito que la gente “enganchada” prefería perder los apéndices auriculares o la punta de la nariz antes que dejar el hábito. El papa Urbano VIII, del primer tercio del XVII, prohibió fumar en las iglesias, y sobre todo prohibió el uso del rapé o tabaco en polvo porque los estornudos que provocaba distraían a los fieles en el seguimiento del sermón.

Historia de los impuestos del tabaco

Un artículo tan placentero ¿Cómo no iba a pagar impuestos? Desde que los españoles lo introdujeron en sus colonias del lejano océano Pacífico, en Filipinas y Japón, de donde pasó al continente chino antes de 1600, el tabaco era ya un negocio. Como regalía del Estado llenaba las arcas públicas. En España, empezó a gravarse hacia 1611, y en 1632 nacían los estancos. De donde más beneficio se sacaba era de los cigarros puros, signo externo de riqueza.

Historia del cigarro, cigarrillo y puro

La industria del tabaco fue trasplantada a Haití por los conquistadores españoles, y en 1530 llegó a Europa, pero desde 1518 los españoles trajeron a Europa pequeños cigarros, llamados “cigarritos”. Los destinos del puro y del cigarrillo se separan mucho; el puro obtuvo un importante éxito en América, donde se fabricó en serie a partir de 1785, mientras que el cigarrillo no llegó al nuevo mundo hasta 1860. Por el contrario, el cigarrillo conoció un éxito inmediato en el viejo continente, desde donde se extendió a Tur­quía y a China.

historia del cigarro puro

El puro o cigarro es más antiguo y el cigarrillo fue posterior. El cigarro lo inventó un mendigo en Sevilla, que aprovechaba la colilla de los puros para alimentar su vicio. En torno a esta costumbre nació el “cigarrillo” o “papelillo” que la crisis económica de mediados del XIX, puso de moda. De España, el cigarrillo pasó a Portugal. Ingleses y franceses se aficionaron a estos “fumables”, como los llamaron en tiempos de las campañas napoleónicas en la península Ibérica, y en 1820 se hablaba en París de cigarettes.

historia de los cigarrillos de liar

En 1853 se creó en La Habana la primera fábrica de cigarrillos del mundo. Los primeros se liaron a mano, y no fue hasta 1860 cuando empezó el proceso de mecanización. Ni ingleses ni norteamericanos quisieron prestarle atención, por considerarlos cosa de mujeres, pero tras la guerra de Crimea las cosas cambiaron al entrar el mundo anglosajón en contacto con el tabaco rubio turco, más delicado que el tabaco negro europeo.

Al principio, los puros y los cigarrillos se liaban a mano. Las máquinas de liar puros no aparecen hasta 1919 en Estados Unidos, mientras que la primera máquina de liar cigarrillos fue patentada en 1880 por el americano James Bonsack. Hasta 1920, el consumo mundial de puros era igual al de cigarrillos; desde 1950 es cuatro veces menor.

Cuándo se descubrió que el tabaco es perjudicial

En cuanto a la primera víctima del tabaco se sabe que tuvo que ver con un sonado proceso judicial relacionado con la nicotina, sustancia descubierta a mediados del XIX. En 1851 el matrimonio belga Bocarmé había envenenado al hermano de la esposa.

El detective M. Stas, descubrió que el causante del envenenamiento había sido un alcaloide, la nicotina. Se averiguó que el asesino había trabajado en la extracción de esa sustancia, que era tan venenosa que los indios americanos la habían empleado para emponzoñar sus flechas.

Aquel mismo año, en 1851, la Academia de Medicina de Francia confirmó que el tabaco era un veneno. Han pasado ciento cincuenta años y todavía hay quien se pregunta si fumar es malo. Famosa es la frase de Humberto I de Italia, que afirmaba: “Amigos, una condecoración y un cigarrillo no se le niega a nadie”. Hoy podría decirse, al menos referido al cigarrillo, que es algo que no debe ofrecérsele a amigo alguno.

Más información sobre la historia del tabaco

En el siguiente audio, tienes más datos acerca del origen del tabaco:

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Fuentes y bibliografía

– BLANCO, C. (2007). Mentes maravillosas que cambiaron la historia. Madrid. Ediciones Dauro.
– COMÍN, F. (2016). El Negocio del Tabaco en la Historia. Salamanca. Fundación Empresa Pública.
– GATELY, I. (2003). La Divina Nicotina: Historia del Tabaco. Barcelona. Ediciones B.
– HERNÁNDEZ, J. (1990). Historia del Tabaco en España. Madrid. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
– MESSADIÉ, G. (1999). Los grandes inventos de la humanidad. Madrid. Alianza Editorial.
– MOLERO, N. (2008). El libro de las preguntas: Los inventos. Barcelona. Labor Editorial.
– PLATT, R. (2005). La enciclopedia de los inventos. Madrid. Ediciones SM.
– ROLDÁN, G. (1970). Descubrimientos, inventos y adelantos científicos del siglo I al XVIII. Madrid. Sociedad Española de Historia de la Farmacia.
– SOLÍS, J.A. (2003). La verdadera historia de las cosas. La Coruña. El Arca de papel editores.
AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
FECHA DE PUBLICACIÓN: ABRIL DE 2020

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Comentarios (2)

Y como llego a las Antillas Mayores si era del continente? Qué falta en la historia del Habano?

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Gracias por el aporte

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