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Atahualpa

Atahualpa (1500-1533), qué significa “el elegido o el señalado”, fue el último gobernante del Imperio Inca. Tras la muerte de su padre Huayna Cápac, se enfrentó a su hermano Huáscar en una sangrienta guerra civil por la sucesión al trono. A la llegada de los conquistadores españoles, Francisco Pizarro lo capturó e hizo prisionero. Tras un juicio, fue sentenciado a muerte y ejecutado. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la biografía de Atahualpa.

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Nacimiento, infancia y juventud

Atahualpa nació el año 1500 en Cuzco (Perú) o Quito (Ecuador). Los historiadores, a día de hoy, aún no se han puesto de acuerdo en el lugar exacto de su nacimiento. Pero lo que es seguro es que fue en una de las dos poblaciones que hemos mencionado. Su padre era Huayna Cápac, el sucesor de Túpac Yupanqui. Huayna Cápac había logrado consolidar el dominio inca sobre los territorios de la zona norte del imperio, el país de los indios caranquis.

Una de las consecuencias de estas campañas por la región quiteña fue que Huayna Cápac se casó a la princesa Paccha (Mama Palla Chimpu Tucto Ocllo Coca), hija del último shiri o soberano de Quito. La princesa Paccha fue la madre de Atahualpa.

dónde nació Atahualpa
El joven Atahualpa

Su infancia transcurrió rodeada de lujo y atenciones tal como exigía su rango. Se educó junto a los hijos de la más alta nobleza. Muy pronto aprendió el arte de la guerra, pues estaba destinado a mandar enormes ejércitos y a conducirlos por el camino de la victoria.

Su destreza y habilidad en los juegos de competición y en las pruebas de estrategia despertaron la admiración y el orgullo de su padre, que no tardó en convertirlo en su compañero de campañas. Mientras el chico crecía, Huayna Cápac había logrado que el Tahuantinsuyu alcanzase su mayor extensión, desde la región del Pasto, al norte, hasta el río Maulé, en la frontera meridional.

Convertido ya en joven guerrero, Atahualpa colaboró con su padre en mantener pacificada la zona septentrional, y pronto empezó a brillar con luz propia. Con la asidua presencia del Inca en el norte del imperio, la corte quedó dividida entre las dos capitales más importantes, a cual más esplendorosa, del reino: Cuzco y Quito.

La llegada de los conquistadores

Cuando Huayna Cápac era ya bastante mayor, le llegó una noticia inquietante. Algunos guerreros vieron como del mar salieron unas extrañas criaturas que viajaban en enormes cajas de madera flotantes. Unos seres fantásticos de cabellos brillantes y rostros blancos terminados en increíbles lanas rojas.

Se aseguraba también que poseían enormes cuchillos capaces de partir en dos a un hombre de un solo golpe. Hondas mágicas que lanzaban fuego en medio de un ruido como de trueno. Y, sobre todo, animales monstruosos que corrían a gran velocidad obedeciendo a la voluntad de los extranjeros subidos encima de ellos.

Aquellos insólitos seres no eran otros que los españoles o, para ser más exactos, la reducida hueste que a las órdenes de Francisco Pizarro había recorrido la costa norte del actual Perú en su primera exploración.

Luego, según decían los mensajeros, aquellos extraños hijos del mar se habían marchado como llegaron, en sus portentosas casas flotantes. Por ello, la visita de los extranjeros quedó pronto sumida en el recuerdo, más aún cuando una serie de importantes acontecimientos sacudieron el mismo centro del imperio.

Guerra civil

El soberano de los incas, que había permanecido una larga temporada en Quito, se disponía a regresar a Cuzco cuando una terrible epidemia se desató en las tierras andinas. Huayna Cápac falleció en 1525 presa de las fiebres y murió en pocos días de viruela. Se planteaba entonces el problema de su sucesión de Huayna Cápac.

Todo parecía indicar que entre sus hijos siempre había preferido a uno llamado Huáscar y al propio Atahualpa. Pero ese favoritismo nunca se había decantado claramente por ninguno de los dos. Así pues, la crisis sucesoria y la guerra civil entre ambos hermanos estaban servidas.

qué hizo Atahualpa
Los hermanos Atahualpa y Huáscar se enfrentaron por el trono del Imperio Inca

Tanto Huáscar como Atahualpa se consideraban los herederos legítimos de su padre. A la muerte de Huayna Cápac, Huáscar fue aclamado en Cuzco como emperador, mientras Atahualpa era apoyado por el pueblo y el ejército en Quito.

De esta forma se consolidaban en el imperio dos núcleos políticos: uno en el centro y el sur y otro en el norte, ahora separados y enemigos. En 1530 se iniciaron las hostilidades entre ambos bandos, pues los dos hermanos ambicionaban la posesión de todo el imperio del Tahuantinsuyu.

Con el apoyo de las tribus cañaris, Huáscar consiguió que los primeros encuentros le fueran favorables, pero posteriormente los soldados mejor entrenados de Atahualpa se impusieron en Riobamba, invadiendo el territorio cuzqueño.

La resistencia fue inútil y Huáscar fue definitivamente vencido en Cotobamba, donde cayó en poder de los generales de su hermano. Éste ordenó que fuese conducido a su presencia con una escolla armada que impidiera cualquier intento de sus fieles, aún activos, de ponerlo en libertad.

El regreso de los españoles

Entretanto Pizarro había regresado y, aprovechando aquellas luchas internas, había penetrado en el país y se había dirigido a marchas forzadas hacía Cajamarca, donde Atahualpa tenía su fortaleza y su centro de operaciones.

De nuevo los singulares forasteros, que se hacían llamar cristianos o españoles, aparecían en los aledaños del Imperio. Pero esta vez eran más numerosos, avanzaban con rapidez y no parecían tan pacíficos como en anterior visita. De hecho, los españoles empezaban a ser un problema mayor que la guerra con Huáscar, ya prácticamente resuelta.

Atahualpa proyectó someter a los audaces viajeros a una espera que pusiera a prueba el temple de sus nervios y optó por asumir ante ellos una actitud de franca superioridad. Dispuso que la ciudad quedara prácticamente desierta y situó su numeroso ejército en los alrededores, esperando desconcertar a los extranjeros.

Los españoles entraron en la gran plaza de Cajamarca el 14 de noviembre de 1532. Esa misma tarde tuvo lugar el primer contacto entre el soberano de los incas y los españoles, impresionados por el lugar y por la magnitud de la guarnición que habían visto al llegar.

Francisco Pizarro aceptó el reto de esta guerra de nervios y resolvió no entrevistarse en un primer momento con Atahualpa. En su lugar, envió una embajada encabezada por Hernando de Soto y otra al frente de la cual iba su hermano Hernando Pizarro. Fue un verdadero tanteo de fuerzas al fin del cual se concertó formalmente un encuentro entre los jefes de ambas huestes el 16 de noviembre de 1632.

El primer encuentro

Los conquistadores españoles observaban con angustia poco disimulada la movilización de las tropas incas en el exterior de la ciudad, seguros de que iban a ser víctimas de una emboscada. Al fin, el impresionante cortejo de Atahualpa se puso en marcha hacia el lugar donde se encontraban los extranjeros.

quién era Atahualpa
Encuentro entre Pizarro y Atahualpa

En medio de la plaza desierta el desfile se detuvo y el Inca bajó de su litera, creyendo que los recién llegados no se atreverían a asomarse ante la magnificencia desplegada por su nutrido séquito. El dominico fray Vicente de Valverde, acompañado por un intérprete, fue el único que salió enviado por Pizarro para invitar a Atahualpa a que se adelantase de su gente con objeto de hablar con él.

Intentó el fraile justificar su presencia en aquellas tierras disertando sobre la fe cristiana y la autoridad del emperador Carlos. Le mostró una Biblia, asegurando que las palabras de su Dios se hallaban allí contenidas.

Atahualpa tomó el libro sin comprender cómo aquel pequeño y extraño objeto, plagado de misteriosos signos, podía contener voz alguna. Incluso debió de acercarlo a su oído para comprobar si ciertamente se escuchaban aquellas palabras. Después lo arrojó lejos de sí con gesto airado.

Captura de Atahualpa

Algunos cronistas aseguran que en ese momento Atahualpa dio la orden de ataque. En todo caso, Pizarro fue más rápido: desde su puesto de observación se lanzó, blandiendo la espada y seguido de sus peones, al tiempo que hacía una señal convenida a los hombres de a caballo y a los artilleros, distribuidos previamente en lugares estratégicos.

quién capturó a Atahualpa
Atahualpa fue capturado por los españoles en 1533

En breves minutos Atahualpa fue capturado y sus acompañantes huyeron en desbandada, dejando en la plaza decenas de cadáveres. El ejército inca, que se encontraba fuera de las fortificaciones de la ciudad, no pudo hacer nada para liberar a su señor.

Prisión

Durante su cautiverio, Atahualpa demostró ser un hombre sagaz, inteligente y capaz de adaptarse a las más adversas circunstancias. Su perspicacia le hizo ver que, por encima de todo, los españoles codiciaban las riquezas de su reino. Por ello, el soberano inca propuso comprar su libertad llenando la enorme estancia donde se hallaba preso de piezas de oro y plata traídas de los más recónditos lugares de su imperio, con lo cual consiguió ganar tiempo.

A la par, Atahualpa continuó dando órdenes a sus tropas situadas en el exterior mediante mensajeros consentidos por sus captores: una de ellas fue que se ajusticiase inmediatamente a Huáscar, con objeto de que su rival no menoscabase ante los españoles su categoría de gran y único señor de los incas.

Día tras día, Atahualpa actuó de forma que no se despertase el enojo de los hombres de Pizarro. Uno de los escribanos consigna: «Era tan agudo que en veinte días supo la lengua de los cristianos.» Otro cuenta cómo «… aprendió a jugar diestramente al ajedrez y a varios juegos de naipes».

El propio Francisco Pizarro no podía ocultar su admiración por el prisionero, al que nunca dejó de considerar un caballero en el sentido hispánico. El comportamiento final de los españoles, sin embargo, no estuvo a la altura de estas consideraciones.

Asesinato de Huáscar

Aunque el enorme tesoro que debía servir para pagar su rescate fue reunido, Atahualpa no fue puesto en libertad. Pizarro creyó que no podía permitirse en momentos tan comprometidos renunciar a la baza de retener al caudillo de los incas en su poder.

Además, la inseguridad y el malestar creciente entre los españoles, que veían en él la fuente de todo peligro, hicieron pensar en su muerte. La ocasión se presentó con la noticia del asesinato de Huáscar, llevado a cabo por orden suya.

El hecho de que la cabeza del desdichado llegase a manos de Atahualpa convertida en botijo horrorizó a los cristianos. En efecto, la cabeza había sido vaciada, revestida de oro y provista de un caño entre los dientes. Atahualpa bebía de ella y la mantuvo muchos días ante su vista, regocijándose de ser ya el dueño total y absoluto, aunque cautivo, del Tahuantinsuyu.

Juicio y muerte

Atahualpa fue sometido a un juicio por parte de los españoles. Fue acusado de parricidio, idolatría, poligamia y conspiración contra los españoles y condenado a muerte. El tiempo apremiaba: habían llegado rumores de que se preparaba un levantamiento contra los españoles. Era sabido que, a pesar de encontrarse prisionero, ni siquiera las hojas de los árboles se movían en su imperio sin que él lo ordenase.

dónde murió Atahualpa
Atahualpa murió a los 33 años de edad.

La sentencia se cumplió y Atahualpa murió el 26 de julio de 1533 en Cajamarca. Curiosamente, fue ejecutado después de que consintiese ser bautizado para ahorrarse el tormento del fuego del infierno. A muchos repugnó el ahorcamiento de Atahualpa. Incluso Pizarro quiso resistirse a aceptar el resultado del proceso. Nunca había sido visto un indígena que pudiera ser comparado con el prisionero de Cajamarca.

Poco antes de su muerte, acaecida cuando sólo contaba treinta y tres años, Atahualpa fue descrito por los escribanos y cronistas españoles como un hombre apuesto, de anchas cejas y mirada penetrante. Su complexión era robusta y su persona irradiaba una majestuosidad que infundía respeto incluso a los rudos conquistadores, poco dados a tomar en consideración otra cosa que no fuese su emperador, su Dios y su ambición.

No en vano era Atahualpa hijo de Huayna Cápac, undécimo soberano de su pueblo y, por tanto, heredero de un antiguo linaje que durante cerca de un siglo había reinado sobre el fabuloso Tahuantinsuyu, el vasto Imperio inca, una de las más excepcionales y fascinantes civilizaciones de la América precolombina.

Cronología de la vida de Atahualpa

A continuación puedes encontrar un resumen de la biografía de Atahualpa en forma de cronología o línea del tiempo (timeline). Así no te perderás ningún acontecimiento o hito importante de la vida de Atahualpa.

  • Año 1500: Fecha probable del nacimiento de Atahualpa.
  • Año 1517: Acompaña a su padre Huayna Cápac en las guerras contra las tribus ecuatorianas.
  • Año 1524: Primeras noticias sobre la llegada de la expedición de Francisco Pizarro a la frontera norte del Imperio Inca.
  • Año 1525: Muerte de Huayna Cápac. Ruptura de las hostilidades entre sus hijos Huáscar y Atahualpa.
  • Año 1531: Pizarro sale de Panamá y llega por tercera y definitiva vez a Perú.
  • Año 1532: Pizarro se interna en tierras del Imperio Inca. Encuentro entre incas y españoles en Cajamarca. El 16 de noviembre Atahualpa es hecho prisionero.
  • Año 1533: Muerte de Huáscar. El 16 de julio Atahualpa es ahorcado en Cajamarca.

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