Uno de los monumentos del Antiguo Egipto más visitado y sorprendente, es el Gran Templo de Ramsés II, en Abu Simbel. Y no es para menos, ya que sus dimensiones son espectaculares. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos su origen e historia. También quién, cuándo y cómo se construyó, y más información sobre esta maravilla de la antigüedad.
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Historia del Gran Templo Abu Simbel
El gran templo de Ramsés II, en Abu Simbel, es uno de los monumentos egipcios más impresionantes y mejor estudiados del Antiguo Egipto. A excepción de los muros del atrio exterior y una pequeña capilla solar, todo él está excavado en la roca.
Gracias a su aislamiento y solidez, nos ha llegado en un estupendo estado de conservación, ello a pesar del espectacular rescate de que fue objeto con motivo de la construcción de la presa de Asuán. La fachada está presidida por cuatro estatuas sedentes de tamaño colosal, de unos 22 metros de alto, con los rasgos del rey, y dan paso a una serie de cámaras interiores que se adentran en las entrañas de la montaña.
Este monumento está consagrado al propio Ramsés II, deificado y adorado en vida y también a los tres grandes dioses oficiales del antiguo Egipto:
- Amón-Re.
- Ptah.
- Re Haractes.
La mayoría de los relieves decorativos se inspiran en episodios históricos, como las victorias del faraón en Siria (batalla de Qadesh), Libia y Nubia, aunque también hay otras escenas en la que muestra su devoción ante los dioses.
Dimensiones del Gran Templo Abu Simbel
Pero, ¿Cuánto mide el templo de Ramsés II? Pues en cuanto al tamaño del templo de Abu Simbel, para que te hagas una ligera idea de sus colosales dimensiones, debes saber:
- Altura de la fachada: 30 metros.
- Anchura de la fachada: 35 metros.
- Altura de cada coloso: 22 metros.
- Volumen de piedra excavado: 11.000 metros cúbicos.
Cuándo y quién construyó el Gran Templo Abu Simbel
A primera vista, se plantean varias preguntas sobre el Templo de Abu Simbel: ¿Quién lo construyó?, ¿en qué año se hizo?, y tal vez la más importante, ¿Cómo construyeron el gran templo de Ramsés II? Vamos a verlo a continuación:
Las obras de construcción se iniciaron a principios del largo reinado del faraón egipcio Rameses II (en el año 1285 a. C.), y no se completaron hasta el año 24 del mismo (hacia el año 1265 a. C.). Por tanto solo se tardó en construir 20 años. El templo se encuentra en Nubia (región al sur de Egipto y norte de Sudán), más allá de los límites tradicionales de la mitad meridional de Egipto, pero dentro de la zona controlada y administrada por los egípcios.
La elección de tal emplazamiento, tal vez se deba al hecho de que la pared de la montaña carecía de fisuras y era de piedra arenisca de buena calidad, ideal por tanto para excavar en ella un monumento de estas características.
El templo está orientado hacia el este y dos veces al año, en febrero y octubre, los rayos del sol penetran hasta el interior del santuario e iluminan las estatuas de culto situadas en el muro posterior. No acaba de quedar claro, si esta iluminación fue intencionada o no, pero en caso de que si lo fuese, no cabe duda de que la orientación de la cara rocosa original fue determinante a la hora de elegir el emplazamiento definitivo.
El interior del templo de Abu Simbel, está excavado directamente en la roca. Tanto los colosos como los relieves murales representan a Ramsés II. A 120 metros de distancia en dirección noreste hay otro templo también excavado en la roca, si bien de menores dimensiones, coetáneo al gran templo y consagrado a la diosa Hathor y Nefertari, la esposa principal de Ramsés.
Cómo se construyó el Gran Templo Abu Simbel
No hay apenas texto alguno, relativo a la construcción del templo de Ramsés II en Abu Simbel, pero este mismo aporta por sí solo no poca información al respecto.
A la hora de iniciar el diseño del templo, los arquitectos procedieron con extrema cautela, ya que un error en el cálculo de las dimensiones de las cámaras o la ubicación de los pilares hubiese sido difícil de rectificar con posterioridad. Los picapedreros tallaron los colosos a grandes rasgos de acuerdo con las indicaciones de los escultores y horadaron el interior del templo de modo similar al de las tumbas del Valle de los Reyes.
Para esculpir la fachada y dar a los colosos su aspecto definitivo, debió de intervenir un gran número de escultores altamente cualificados. Mientras, en el interior del templo trabajaba otro equipo de artesanos puliendo y enyesando los muros para eliminar las irregularidades y las grietas de la superficie.
Acto seguido, llegó el turno de los escultores, que esculpían los relieves sobre los que se aplicaba pintura de vivos colores. De hecho, la mayoría de los relieves son bastantes toscos, pero la viveza de las escenas lo compensa con creces.
Gran parte de los desperfectos visibles, se ocasionaron poco después de la construcción del templo. Así, la mitad superior del segundo coloso se desmoronó durante un terremoto ocurrido unos diez años después de finalizar las obras, pero nunca se llegó a restaurar.
No fue el caso de otros muchos daños menores, causados durante ese mismo terremoto y que los funcionarios del rey restauraron, tal como se puede apreciar en algunos casos, como debajo de uno de los brazos del tercer coloso o en el interior del templo.
Traslado del Gran Templo Abu Simbel
Durante los años sesenta del siglo XX, Abu Simbel se convirtió en el buque insignia de la campaña lanzada por la UNESCO con el objetivo de salvar los monumentos de Nubia ante la inminente construcción de la presa de Asuán.
Entre 1964 y 1968, se desmantelaron los dos templos de Abu Simbel y se reconstruyeron 65 metros por encima de su ubicación original. Sin duda, una obra colosal incluso para nuestra época. Dado que ambos templos estaban excavados en la roca, se tuvieron que dividir en bloques manejables (807 bloques en el caso del gran templo, con una media de 20 toneladas cada uno de ellos), que se ensamblaron sobre un armazón de cemento reforzado insertado en el interior de una montaña artificial.
El coste de la operación ascendió a unos 40 millones de dólares de la época. Pero gracias a esto, no quedó sumergido bajo las aguas de la presa de Asuán. Por ello, hoy tenemos la gran suerte de poder visitarlo y contemplar la gran maravilla que es.
El pintor David Roberts, que ha inmortalizado este templo en numerosos cuadros dijo de él en el año 1838: “Esta mañana por fin llegué a Abu Simbel. Talladas en la misma ladera de la montaña, hay cuatro estatuas sedentes con rasgos humanos de tamaño colosal. No hay ningún otro monumento egipcio que supere en belleza y tamaño a este templo, tan siquiera los santuarios de Tebas”.
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