Hacia el nordeste de la ciudad de Kabul (Afganistán), hay una montaña que albergaba una estatua en piedra de Buda de 55 metros de altura. Sus tonos dorados relucían desde todos los lados, y su rica decoración deslumbraba los ojos con su resplandor. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos el origen e historia del buda gigante de Bamiyan.
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Origen del buda de Bamiyan
La estatua budista más grande jamás esculpida en el mundo antiguo se halla (o se hallaba, antes de la salvaje destrucción perpetrada por los talibanes afganos en el 2001) en el valle de Bamiyan, a unos 330 km de Kabul en dirección noroeste, junto a la cadena montañosa de Hindú Kush. Formaba parte del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Tenía 55 metros de altura y estaba situada en la parte más ancha del valle.
Donde había también otro buda algo menor, éste de 38 metros, así como cerca de mil cuevas santuario excavadas en una enorme pared rocosa vertical. El buda más grande databa del siglo VII y descansaba sobre un pedestal situado en el interior de un nicho trifolio.
Hasta la destrucción llevada a cabo por los talibanes, se conservaba el torso de la imagen en bastante buen estado. Incluso con el detalle de los pliegues del manto. Si bien faltaban ambos brazos a partir de los codos, gran parte de las dos piernas y, curiosamente, el rostro.
Junto a la escultura había dos deambulatorios excavados en la misma roca, uno compuesto de 11 cuevas situadas al nivel del suelo y otro a la altura de la cabeza. Todas las cuevas estaban iluminadas por medio de aberturas labradas en el mismo nicho.
Tanto este último como algunas de las cuevas de los deambulatorios estuvieron en su día decorados con murales de Bodhisattvas (seres iluminados), semidioses y figuras de la realeza. El estilo artístico tanto de los murales como de la propia arquitectura excavada en la roca era el resultado de una riquísima mezcla de tradiciones muy diversas entre sí. Procedentes del sur, el oeste, el centro y el este de Asia.
Situada en el centro mismo de la Ruta de la Seda, Bamiyan fue la capital de un pequeño reino. Perteneció a una peculiar confederación integrada por diversos principados turcomanes y heftalitas, y controlada por los yabghu del oeste de Turquía entre el año 557 y el siglo IX.
Diseminados desde los límites del imperio sasánida a oeste hasta el Punjab por el sur, los janatos alcanzaron su momento de mayor esplendor durante el reinado del ambicioso yabghu T’ung Shih-hu (618-630 d. C). Era un ardiente defensor del budismo, antes de pasar a formar parte e imperio chino de T’ang un siglo más tarde. Según parece, precisamente fue durante el reinado de T’ung Shih-hu cuando se esculpió el buda gigante de Bamiyan bajo iniciativa del rey vasallo de esta región.
Construcción y tallado de los budas de Bamiyan
El buda gigante de Bamiyan se esculpió labrando una inmensa escultura en relieve sobre la cara de un precipicio de conglomerado blando. Lo más probable es que primero se excavara el nicho. Sirviéndose para ello de andamios fijados a una serie de agujeros practicados en la misma pared rocosa. Y, más tarde se añadieran los deambulatorios.
Con el tiempo, ese primer andamiaje provisional se sustituyó por otro definitivo compuesto de escaleras de madera, descansos y fachadas. A continuación, se modelaron los rasgos básicos del torso. Para los pliegues del manto, se excavaron unos agujeros poco profundos en los que se introdujeron estacas de madera, de las que se colgaron unas cuerdas recubiertas de una gruesa capa de estuco.
En la pierna derecha se aplicó una técnica muy similar a ésta, no así en el caso de los brazos y el rostro, en los que primero se dispuso un armazón de madera sobre el que más tarde se ensamblaron láminas de latón o metal dorado.
Asimismo, es bastante probable que de las orejas de estuco colgasen unos imponentes pendientes de metal fijados por medio de unas acanaladuras bien profundas. Por otro lado, es posible que sobre los hombros descansara en su origen una galería exterior concebida para colgar y cambiar los gigantescos vestidos con que iba cubierta la estatua.
La superficie rugosa del nicho, las galerías y las cuevas estaban todas ellas recubiertas de una gruesa capa de arcilla mezclada con fibras vegetales. Sobre la que a su vez se había aplicado una segunda capa, esta vez más delgada, de yeso blanco quemado y pintado con pigmentos sobre una base de sebo animal. Lo más probable es que dichos pigmentos procedieran de la zona. A excepción del silicato de cobre para el verde y el lapislázuli para el azul.
Finalidad y simbolismo de los budas de Bamiyan
Durante mucho tiempo la fachada labrada en la misma roca de Bamiyan se consideró una réplica simbólica del viaje espiritual de Gautama Buda. Esto de acuerdo con la doctrina del Lokottaravadin-Mahasamghika, por la que aquél encarnaría el “Señor del Mundo”.
Según el relato de Hiuen Tsiang, un peregrino chino que visitó el valle en el año 632, el rey de Bamiyan acostumbraba a celebrar cada año una ceremonia en presencia de su pueblo en la que ofrecía todo su poder y riquezas al buda en señal de devoción. Acto seguido, unos monjes le devolvían la ofrenda confirmando de ese modo su condición de rey y protector de toda la comunidad budista.
Cabe la posibilidad de que la estatua se esculpiera de acuerdo con los criterios del mismo rey. En cambio, las cuevas de los alrededores, excavadas por cientos de peregrinos, mercaderes y residentes para congraciarse el favor del buda en sus viajes y negocios.
Durante más de mil años, el buda gigante de Bamiyan atrajo la atención de incontables viajeros y peregrinos. Sobreviviendo incluso a ejércitos tan temibles como el de Gengis Khan, no así a la sinrazón de los talibanes.
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