De las siete maravillas del mundo antiguo, tan solo han llegado hasta nosotros las pirámides de Guiza. Unas inmensas moles de piedra que, si bien han perdido gran parte del recubrimiento original de piedra caliza blanca y de los templos que las rodeaban, todos ellos en ruinas, todavía hoy en día continúan asombrando a quien las contempla. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos el origen e historia de las pirámides de Guiza.
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Características Pirámides de Guiza
Las pirámides de Guiza constituyen uno de los logros arquitectónicos más impresionantes de la historia. Las técnicas de construcción que se emplearon para levantarlas continúan siendo en la actualidad tema de controversia.
En realidad, en Egipto hay más de ochenta pirámides, construidas todas ellas en una amplia franja cronológica de unos mil años. Pero son las de Guiza las pirámides de mayor tamaño, así como las mejor conservadas gracias a la solidez de sus cimientos.
Las mandaron erigir tres reyes de la Dinastía IV, Quéope (también llamado Keops o Khufu), Quefrén y Micerino, y de las tres la más grande es la pirámide de Keops o Quéope (hacia 2551-2528 a. C.), que durante cerca de cuatro mil años fue el monumento más grande jamás construido.
Al aproximarse a estos colosales monumentos, se reduce la sensación aparente de altura como consecuencia de sus formas angulosas e inclinadas, engañosas a simple vista. Tan pronto como se empiezan a comparar de acuerdo con una escala de medición conocida, estas gigantescas obras de arte recuperan toda su inmensidad.
Características de la pirámide de Keops
La Gran Pirámide de Guiza (de Keops o de Quéope) es la más impresionante, tanto visualmente como por su datos técnicos:
- Período de Construcción: unos 23 años.
- Longitud de la base: 230,33 metros.
- Altura: 146,59 metros.
- Inclinación de los lados: 51°50’40».
- Desviación media respecto al norte verdadero: 0°3’40».
- Volumen: 2.600.000 m³.
- Bloques de piedra empleados: 2.300.000.
- Peso medio de cada bloque: 2,5 toneladas.
- Peso de los bloques de granito del techo: entre 50 y 80 toneladas.
- Mano de obra empleada: entre 20.000 y 30.000 hombre.
Significado y utilidad
Las pirámides egipcias de los imperios Antiguo y Medio no eran sino tumbas reales a escala gigantesca. Gracias a su solidez y volumen, resultaban ideales para proteger el cuerpo del rey, si bien es más que probable que en la elección de la estructura piramidal influyesen consideraciones de carácter más bien simbólico.
Así, se creía que la pirámide debía facilitar la ascensión del rey al cielo, de ahí que su peculiar forma se concibiese como una enorme rampa hacia el mismo. Por otro lado, se asociaba también con el túmulo primigenio que emergió de entre las aguas del caos durante la creación del mundo. Asimismo, la pirámide constituía un símbolo solar, en tanto que concretaba en piedra el sentido oblicuo de los rayos del sol cuando atraviesan las nubes.
Sea cual sea la interpretación más pertinente de la estructura piramidal, de lo que no cabe duda es de que lo que pretendían los antiguos egipcios era levantar una estructura lo más grande posible. Y en ese sentido, una pirámide cimentada sobre sólidos bloques de piedra era la mejor de las opciones.
En sí misma, la pirámide era tan solo una parte de todo el complejo funerario real. Así, solía ir acompañada de un templo funerario en la cara este, que a su vez se comunicaba con un segundo templo situado en las proximidades del no por medio de una larga avenida decorada con relieves.
Precisamente cuando Heródoto visitó Guiza allá por el siglo V a. C., la avenida de Quéope, flanqueada por unos muros decorados con relieves casi tan impresionantes como las propias pirámides al decir del gran historiador griego, se encontraba todavía en un excelente estado de conservación.
Construcción de las pirámides de Guiza
Uno de los temas más controvertidos acerca de la construcción de las pirámides es el modo en que se elevaban los bloques hasta su emplazamiento definitivo. Te vamos a contar cómo se construyeron las pirámides de Guiza.
De los diferentes métodos de elevación, palanca y arrastre propuestos hasta la fecha, la mayoría de los egiptólogos coinciden en señalar que se utilizaba algún tipo de rampa que se desmantelaba al finalizar la construcción. En Guiza no se ha conservado indicio alguno de que existieran dichas rampas, si bien los cascotes y la gravilla con que se rellenaron las canteras de Quéope sugieren tal posibilidad. Por otro lado, existen evidencias en otros emplazamientos que permiten sugerir la existencia de diferentes tipos de rampas.
No obstante, hay ciertas hipótesis que se pueden descartar por razones puramente prácticas, como la que sostiene la existencia de una rampa recta hasta la misma cima de la gran pirámide (no había suficiente espacio), o bien la de una en forma de espiral, ya que habría acabado erosionando las aristas de la pirámide hasta desfigurarla por completo.
Lo más probable es que se llevasen a la práctica diferentes soluciones técnicas para elevarlos bloques a medida que progresaba la construcción. Debes recordar que en aquella época no existían las grúas. Aproximadamente el 96 % del volumen total de la pirámide lo ocupan los dos tercios inferiores de la misma, por lo que lo más seguro es que se dispusiera una gran cantidad de rampas de pequeñas dimensiones que permitiesen un cómodo acceso de los bloques hasta los niveles en que se trabajaba.
Lógicamente, a medida que se ganaba altura, el flujo de provisión de bloques disminuía por la mayor inclinación de las rampas, y en lo más alto de la pirámide habría de recurrirse a no pocas dosis de improvisación para elevar y colocar los bloques.
Cada uno de éstos se modelaba una vez colocado en el emplazamiento definitivo, de manera que coincidiese a la perfección con los bloques contiguos. De hecho, los bloques de la capa exterior de la gran pirámide están tan próximos unos de otros que resulta imposible pasar una simple hoja de cuchillo entre ellos.
Los huecos resultantes se rellenaban con mortero de yeso, material que tal vez se utilizara también como lubricante para encajar con mayor facilidad los bloques. Lo más probable es que primero se colocasen los bloques esquineros de cada uno de los niveles para de ese modo asegurarse de que el resto de bloques intermedios quedasen perfectamente alineados.
Por otro lado, se medían constantemente las diagonales para que la estructura tuviese una forma cuadrada perfecta, al tiempo que se comprobaba que no hubiera la más mínima desviación en las esquinas.
Preparativos antes de construir
La elección del emplazamiento definitivo respondió a una decisión perfectamente estudiada. El hecho de que se decantasen por la llanura de Guiza se debió probablemente a su privilegiada ubicación en la cara sur del valle del Nilo, y el que eligiesen la orilla occidental respondía a la asociación del oeste con la puesta del sol y la muerte.
Además, la piedra caliza del terreno constituía una sólida base capaz de soportar sin problemas el enorme peso de tamañas estructuras, al tiempo que proporcionaba abundante material para edificar el centro compacto de las mismas.
Una vez elegido el emplazamiento definitivo, éste se acondicionó para las obras. Lo primero que se hizo fue eliminar las irregularidades y nivelar el suelo para facilitar el paso de los obreros. Según parece, los antiguos egipcios utilizaban herramientas muy sencillas, como escuadras y plomadas, y sin embargo alcanzaban con ellas unas cotas de precisión realmente asombrosas, tal como lo demuestra el hecho de que en la base de la pirámide de Quéope haya tan solo un desnivel de unos 2 cm.
La superficie del terreno que había de ocupar la base de la pirámide se cavó para dotar a ésta de cimientos, si bien se dejaron intactas las formaciones rocosas que quedaban dentro del perímetro excavado para proporcionar una sólida base a los bloques de piedra de los niveles inferiores.
Después de acondicionar el emplazamiento, los supervisores trazaron en el suelo la forma perfecta de un cuadrado, delimitando así la base de la pirámide. Cada pirámide estaba cuidadosamente alineada con respecto a las otras, de modo que las diferentes caras mirasen a los cuatro puntos cardinales.
Primero se orientó la cara este o la oeste con respecto al norte, valiéndose para ello de las estrellas del círculo polar. Una vez más, los artesanos egipcios hicieron gala de una precisión sin igual, pues las caras de la gran pirámide de Keops se desvían del norte verdadero una media de tan solo tres minutos de grado. Una vez se hubo orientado la primera cara, se procedió a delimitar sobre el terreno las otras tres por extensión geométrica.
En los últimos años han proliferado las teorías acerca del significado de la disposición en diagonal de las tres grandes pirámides de Guiza, cuando lo más probable es que dicha disposición no respondiese en realidad a ninguna finalidad preestablecida.
Cada una de las tres pirámides mayores se construyeron en épocas diferentes y respondían a proyectos independientes entre sí. Además, el resto de los edificios anexos a cada una de ellas no guardan relación alguna entre sí, tal como cabría esperar según esas teorías.
En realidad, la disposición en diagonal de las pirámides no es más que la consecuencia lógica de un proceso de construcción por el que se tendía a orientar cada una de dichas pirámides al norte verdadero.
De ahí que se construyeran en sentido oblicuo en relación con las estribaciones de la llanura y se ubicasen algo por detrás con respecto a la pirámide inmediatamente anterior para de ese modo conservar la alineación y tener al mismo tiempo una perspectiva sin obstáculos de las estrellas del norte con el fin de lograr así la máxima precisión en la orientación.
Extracción y transporte de los bloques
Los bloques que se emplearon para edificar el centro de la gran pirámide de Quéope se extrajeron de unas canteras situadas justo al sur de la pirámide, valiéndose para ello de las mismas técnicas empleadas para excavar la zanja alrededor de la Esfinge.
No obstante, parece ser que los responsables de la obra estimaron que la piedra caliza de la zona no reuma la calidad suficiente. Así, que optaron por hacer traer bloques de piedra caliza blanca de gran calidad procedentes de las canteras de Tura, al otro lado del río, a un puerto situado en las estribaciones de la llanura.
Los bloques de piedra caliza que se emplearon pesan una media de 2,5 toneladas, si bien van disminuyendo ligeramente de tamaño a medida que se asciende hasta la cima. Por otro lado, se trajeron bloques de granito procedentes de Asuán, a 935 km en dirección sur, para las paredes de la cámara funeraria
También de granito eran empleados para bloquear los corredores interiores con el vano propósito de disuadir a los saqueadores de tumbas. El granito se empleó también en el corredor inferior del centro de la pirámide de Quefrén, así como en al menos los dieciséis corredores inferiores de la de Micerino.
Una vez en el puerto, los bloques se trasladaban hasta la base de la pirámide por medio de una especie de patines deslizantes de madera y cuerdas (el número total de personas que tiraban de dichas cuerdas dependía lógicamente del peso de cada bloque).
En las excavaciones realizadas junto a una de las vías de acceso a una pirámide del Imperio Medio, situada en Lisht, se descubrió que dicha vía se componía de una serie de vigas de madera pulida, incrustadas dentro de una base de adobe solidificado, con lo que, de ese modo, se reducía de forma más que considerable la fricción de los patines al deslizarse.
Al contrario de lo que sostiene la creencia popular, en la construcción de las pirámides no participaron esclavos, sino obreros reclutados a la fuerza. Una parte del contingente era de carácter permanente, pero lo más probable es que la mayoría trabajase solo durante algunas estaciones, en especial durante el verano, cuando la crecida anual del Nilo impedía cultivar las tierras.
Junto a todo este conjunto de obreros, que eran los que realmente construían las pirámides, había un extenso entramado logístico consagrado a alimentar a los trabajadores. Un reciente estudio calcula que en la construcción de la pirámide de Quéope (Keops) participaron entre 20.000 y 30.000 mil obreros, que se alojaban en las inmediaciones.
El interior de las pirámides
La pirámide de Keops (Quéope) es única en lo que respecta a la complejidad de sus espacios interiores, donde hay un total de tres cámaras: una excavada directamente en el lecho de piedra situado bajo la propia pirámide, y dos más ubicadas en un nivel superior, dentro ya de la estructura piramidal.
La cámara del rey está recubierta toda ella con bloques de granito rojo procedentes de Asuán, y contiene en su interior un sarcófago labrado en ese mismo material. Encima hay cinco cámaras anexas rematadas en la parte superior con enormes travesaños de granito concebidos para desviar el peso de la pirámide del techo de la cámara funeraria principal.
En el caso de la gran galería que conduce a dicha cámara, se consiguió el mismo efecto metiendo ligeramente los bloques de arriba hacia abajo. De las dos cámaras superiores salen unos túneles estrechos de forma cuadrangular de unos 20 cm de ancho que apuntan directamente a Orion y a las estrellas del círculo polar, de manera que el “alma” del rey ya fallecido pudiese viajar hasta ellas.
Por otro lado, los arquitectos egipcios idearon una serie de elaborados mecanismos de rastrillo y sellado con la intención de bloquear el paso de los corredores de entrada, si bien los saqueadores de tumbas lograrían evitarlos más tarde perforando túneles a su alrededor.
Las cámaras interiores de las pirámides de Quefrén y Micerino se encuentran por debajo del nivel del suelo y se excavaron directamente sobre la roca de la base. La primera de estas dos pirámides cuenta tan solo con dos cámaras sencillas provistas de techos no comunicados entre sí, mientras que la de Micerino posee un entramado más complejo de cámaras (más pequeñas que las de Quefrén) y pasadizos, uno de los cuales está decorado.
Terminación y acabado
Si bien las aristas de los bloques de la capa exterior se modelaban una vez colocados éstos en el emplazamiento definitivo, la parte de piedra que quedaba hacia fuera no se trabajaba hasta haber concluido del todo la pirámide entera, ya que de ese modo el exceso de piedra protegía el interior mientras se concluían los niveles superiores.
El acabado final se hacía en sentido descendente, de arriba hacia abajo. Obviamente, a medida que se iba descendiendo por las caras de la pirámide, las rampas se iban desmantelando de forma gradual. En el caso de la pirámide de Micerino, como consecuencia del abandono de las obras, muchos de los bloques de la capa exterior no se llegaron a trabajar del todo, con lo que todavía es posible ver en muchos de ellos los tachones que servían para transportarlos.
Aparte de la acción vandálica de los saqueadores en los túneles, las pirámides de Guiza permanecieron más o menos intactas hasta la Edad Media, cuando se utilizaron de forma sistemática como cantera.
Los primeros bloques que se extrajeron fueron los de piedra caliza de mejor calidad, en especial los de la capa exterior, que se utilizaron para edificar construcciones en El Cairo. Por suerte, en la parte más alta de la pirámide de Quefrén se han conservado restos del recubrimiento original, lo suficiente como para hacerse una idea de su aspecto primigenio.
La meseta de Guiza ha sido fuente de interés y estudio desde el siglo XVIII, y hoy en día todavía es objeto de concienzudas investigaciones y excavaciones, gracias a las cuales sabemos más acerca de las técnicas de construcción de que se valieron los antiguos egipcios para levantar estos extraordinarios monumentos.
En el Cairo, La capital de Egipto, se puede visitar el museo egipcio donde se exponen multitud de objetos y hallazgos encontrados en su interior. Del mismo modo, si tienes la suerte de poder viajar a esta ciudad, existe la posibilidad de visitar el interior de las pirámides. También debes saber que estos monumentos están declarados Patrimonio de la humanidad desde el año 1959.
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