El yogur es uno de los alimentos más antiguos que se conocen. Este producto lácteo lo toman cada día más personas, debido a sus excelentes propiedades para la salud. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos el origen e historia del yogur y evolución.
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Origen del yogur
La leche y muchos de sus derivados han sido disfrutados por el hombre desde el periodo Paleolítico. Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos, que estos alimentos están entre los más importantes de la Historia de la Humanidad. Quesos, productos mantecosos y leche agria eran consumidos cuando el hombre era todavía cazador y nómada.
Como cualquier otro elemento que ha sido fundamental en la existencia del ser humano, el yogur y la leche están rodeados de mitos, leyendas y supersticiones. Se dice de Abraham que cuando en Hebrón, los tres ángeles se le aparecieron, él los convidó a beber leche agria.
En cambio, otras historias otorgan la “divina” receta del yogur a los propios ángeles que se la transmitieron al bíblico personaje. Lo que sí que es cierto, es que en el libro de la Biblia, podemos leer que Abraham era adicto al consumo de yogur, y que pensaba que le aportaba vigor y longevidad.
También podemos encontrar en la antigua tradición oriental india, entre las páginas de su Libro sagrado de los Vedas, se puede leer una lista de productos lácteos consumidos hace más de 3.500 años. Ni que decir tiene, que entre ellos, naturalmente se encuentra el yogur.
Curiosamente, ni los griegos de la Antigua Grecia, pese al famoso yogur Griego; ni tampoco los romanos del imperio lo consumían. Con la leche y sus derivados preferían elaborar pomadas y ungüentos. Recuerda, tal y como hemos comentado anteriormente, la leche tuvo en la Antigüedad una consideración entre terapéutica y mágica. Por ejemplo, el hollín producido por la leche quemada, se empleaba en el mundo antiguo como eficaz calmante contra el dolor de ojos.
Otro ejemplo, lo podemos encontrar en toda Europa, que antes del XVII, empleaba el suero de la leche como un elemento con propiedades. Estas capaces de sanar todas las enfermedades del espíritu y del cuerpo. Por tanto, no es extraño que considerasen a la leche como un bien divino, y todo cuanto resultaba de ella era tenido como una bendición.
Evolución del yogur
Tal y como lo conocemos hoy en día, el yogur no se conoció en Europa hasta mediados de 1542. Procedente del Imperio Otomano, se conocía que las hordas tártaras del guerrero y conquistador Genghis Khan se alimentaban de yogur en forma de pasta y carne cruda. Estos alimentos les bastaba para soportar largos días cabalgando con el caballo para desplazarse. Por tanto, les servía para adquirir fuerza, resistencia y revigorizar el cuerpo.
El embajador Ruy González de Clavijo, enviado por el rey español Enrique III, cuenta en su Historia del gran Tamorlán, que en un gran banquete que se les ofreció a su comitiva había: “Mucha carne, miel y huevos, natas acedas (yogur), escodillas de leche y todo esto eran considerados grandes manjares…”.
Del mismo modo, mediado el siglo XVI, el autor del Viaje de Turquía, Cristóbal de Villalón o acaso Andrés Laguna, se refiere a la “leche aceda”, es decir, el yogur. Del yogur se decía: «Al igual que un bebé alimentado con leche materna es más vigoroso, sano y fuerte, también un adulto que consuma diariamente el yogur será capaz de manejar una espada mucho más grande y pesada que la de su oponente».
A pesar de que el yogur contaba con fama de tener poderes excepcionales, y de ser un alimento reconstituyente y propiedades parecidas al del elixir de juventud, su acogida no fue exitosa. Esto se debe a que su aspecto y su sabor agrio, no colaboraban en esta misión. Pero pese a todo, finalmente se abrió camino. Todo tipo de leches agrias y yogures como el kéfir o la mantequilla búlgara, fueron alimento habitual entre los pueblos del mediterráneo oriental.
En el año 1903, el biólogo ruso L. Metcnikoff, tal y como describe en Ensayos sobre la naturaleza humana, describe y justifica las propiedades del yogur búlgaro para tratar los trastornos digestivos. Naturalmente, los yogures no se consumían azucarados, más bien como acompañamiento de otros platos, o bien se bebía mezclado con agua: el airan. Los primeros yogures se elaboraron con leche de yegua, al igual que el kéfir o bebida fermentada, algo ácida y gaseosa.
Hoy el yogur se hace con leche de vaca, oveja e incluso de búfala; lo mismo sucede con la mozzarella. El yogur, inventado por los pueblos asiáticos, en su origen era empleado como condimento. No así, como en la actualidad que se toma como parte de dietas y regímenes.
De los antiguos yogures tártaros y persas a los inventados por el nipón Yoshimi en 1979 hay un salto espectacular. Este japonés invento el denominado yogur en polvo. Podría decirse que es una especie de yogur instantáneo al que solo con añadir una cantidad de agua a unos polvos, se convierte en un yogurt.
Etimología de la palabra yogur
En el Diccionario de la Real Academia Española comprobarás que por definición: el yogur es “una variedad de leche fermentada, que se prepara reduciéndola por evaporación a la mitad de su volumen y sometiéndola después a la acción de un fermento denominado maya”.
Por cierto, debes saber que no es correcto decir yogurt, yoghourt, yoghurt, ni yogourt; ya que es como se escribe en otros idiomas. No obstante que este término no se introdujo en dicho Diccionario oficial hasta el año 1970, y en cuya descripción se indica la palabra procede de la voz turca yougourth, que significa “espesar”, en referencia a la leche con la que se elabora.
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Fuentes y bibliografía
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– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: FEBRERO DE 2020