La historia del pegamento tiene miles de años. Ya en la prehistoria el hombre buscaba la manera de unir elementos con productos naturales. Desde su origen, poco a poco se ha ido perfeccionando hasta llegar un punto que prácticamente todo se puede pegar de forma sólida y duradera. En CurioSfera-historia.com, te explicamos el origen del pegamento y su evolución.
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Origen e invención del pegamento
Han llegado hasta nuestros días, evidencias arqueológicas al respecto del uso por el hombre prehistórico de sustancias adhesivas utilizadas como pegamento. Se trataba de productos naturales como la cera de abeja, la resina, el caucho o la goma de laca producida por ciertos insectos parasitarios de los árboles.
Asimismo sabemos que los antiguos egipcios utilizaron la cola para confeccionar urnas. Las juntas de cajas, arcas, vasijas o cualquier otro recipiente de madera se pegaban con un amasijo hecho a partir de piel, huesos y tendones de animales. Aunque eran más comunes los adhesivos de naturaleza vegetal procedentes de la savia exudada por ciertas plantas y árboles, así como los almidones del arroz o del trigo.
La cola o pegamento que en el mundo antiguo se elaboraba a base de desperdicios procedentes de la piel animal, se conservaba en estado sólido hasta que se necesitaba. En cuyo caso y ocasión se licuaba al baño María.
Fue éste el pegamento más corriente entre carpinteros y gente de mar hasta hace poco tiempo. Asimismo, fue un pegamento lo primero que utilizó el hombre como repelente de insectos: la melaza, sobre un papel que luego se colgaba, y cuyas propiedades adhesivas hicieron de él el primer cazamoscas de la Historia.
Evolución del pegamento
Con el paso del tiempo el pegamento ha tenido poca evolución hasta hace pocas décadas. Los pegamentos sintéticos son de creación moderna e invención reciente. Sustituyeron al maloliente oficio de los fabricantes de cola o pegamento animal, con sus grandes calderas que había que remover una y cien veces hasta convertir la materia prima en una pasta gelatinosa nauseabunda.
Hasta la década de 1930 el hombre utilizó procedimientos de encolado y adhesión muy similares a los descritos más arriba, que se remontaban al Neolítico. Pero la invención del adhesivo químico, con el desarrollo de las materias sintéticas, no sólo hizo posible pegar cuerpos porosos como la madera, sino que podía unirse con ellos materiales como el vidrio, el metal e incluso los plásticos.
El uso industrial de adhesivos especiales ha hecho posible no sólo la unión de fibra de vidrio de los cascos de embarcación o motores de aviación, sino que ha supuesto una revolución en la vida doméstica al facilitar la acción del pegado en productos tan de todos los días como el engomado de los sobres o la pasta blanca de los escolares.
Resulta curioso observar que, como medio para unir cosas, los adhesivos experimentaron un desarrollo inesperado con el hallazgo de los productos sintéticos y epoxis en un momento en el cual la soldadura, los remaches o el estañado parecía que los iba a arrinconar para siempre.
El pegamento está llamado a revolucionar una enorme serie de operaciones y necesidades sofisticadas del mundo industrial. Esa tarea la desempeñan los llamados superpegamentos. Una muestra de ello es el creado en 1946 por la empresa suiza Ciba (actualmente Novartis) con su pegamento de dos componentes llamado Araldit. Resina epóxica de obtención química capaz de endurecer casi sin contracción.
Esto lo hace muy adecuado para su empleo en la industria aeronáutica, la astronáutica y todo tipo de unión adhesiva entre poliuretano y acrílicos. También es conocido el pegamento Loctite, muy similar.
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