Habitualmente, no solemos preguntarnos por la historia de cosas tan útiles como la taza del váter. Pero sin duda, desde su origen ha sido un elemento fundamental en la higiene de la humanidad. Aunque te parezca increíble, ha salvado más vidas que algunos medicamentos. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos la historia del inodoro, quién inventó el wáter, y muchas curiosidades más.
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Origen del inodoro o retrete
Para buscar el origen del retrete debemos viajar unos 4.000 años hacia el pasado, en concreto, a la isla de Creta. Entre las instalaciones con que contaba el palacio real de Cnosos, en aquella talasocracia o civilización minóica que fue la cultura cretense, figuraba hace cuatro mil años un retrete parecido al que utilizamos hoy, con canal de desagüe, cisterna y taza.
Un artilugio semejante fue hallado en la ciudad helenizada de Sephoris, en Galilea. En concreto, en la casa de un judío rico de aquella ciudad en el siglo I. Es el ejemplar de inodoro más antiguo conocido y que se conserva en la actualidad. De hecho, en un escrito de la época se puede leer: “Puede llamarse hombre rico aquel que tiene un inodoro cerca de la mesa, ése es un hombre acomodado”.
En la Roma del siglo I se dotó a la ciudad de instalaciones para descargar la vejiga: se trataba de urinarios públicos llamados “columnas mingitorias” o vespasianas, por ser Vespasiano el emperador de la época. También existían columnas de esa naturaleza en los salones donde se celebraban banquetes y comidas.
El historiador toledano del siglo XVI, padre Juan de Mariana, cuenta que en las ciudades importantes del imperio romano hubo orificios practicados en muros o paredes a modo de caños con el fin de que los ciudadanos pudieran orinar.
Pero aún no había nada similar en relación con las aguas mayores. Las ordenanzas romanas de aquella época prohibían “ensuciar en las escaleras, los pasillos o los armarios; orinar en las paredes o muros de palacios, iglesias o casas de uso público”.
Quién inventó el retrete moderno
No puede hablarse del retrete moderno hasta 1597, año en que John Harington, inventor del inodoro, escribió un artículo describiendo el funcionamiento de un water closet de válvula. Con este nuevo ingenio de su invención quería obsequiar con ello a la reina Isabel I de Inglaterra, que según sus biógrafos tenía un olfato muy delicado. Tanto, que aseguran que nada le atormentaba tanto como el momento de descargar el vientre, cosa que demoraba cuanto podía porque sufría mal los olores.
El inodoro, que significa, que no tiene olor, parecía un invento apropiado, por lo que John Harington instaló en el palacio de Richmond el primer váter con taza y agua corriente de que hay noticia en Occidente.
Las sirvientas de la reina estaban entusiasmadas, y una de ellas, la camarera privada de Su Majestad encargada de la intimidad de la soberana, decía: “Vuestro ahijado ha tenido una idea tentadora, la taza del baño hará de vuestros retiros un asunto ligero”. Este curioso retrete «real», debía estar a la altura de su Majestad. Por este motivo se construyó como si fuera un trono. Puedes verlo en la siguiente imagen.
Todos querían comprobar su funcionamiento, todos menos la nobleza, que seguía prefiriendo el bacín (orinal alto y cilíndrico), que al grito de “¡agua va!” era vaciado en la calle. No fue sin embargo Isabel I quien inauguró aquella comodidad sino el propio John Harington, hombre lenguaraz, autor de poemas hirientes y satíricos con los que se ganó enemistades.
Muchos le tenían por adulador y vieron en su invento una especie de broma porque a todos chocaba que el inventor del wáter fuera un poeta. Pero fue así, un poeta de vena satírica y tendencias hacia lo jocoso es el padre del retrete moderno.
Este hecho no impidió que John Harington tuviera problemas con todos y terminara desterrado por escribir una pieza con el título de La metamorfosis de Ajax, donde aludía con desparpajo al retrete de la reina, lo que le valió nuevos castigos que cumplió en la ciudad de Bath: curiosa coincidencia que nada tiene que ver con el nombre que posteriormente se dio al cuartito donde se alojaba el retrete: bathroom.
Fue en Bath donde instaló su inodoro, al que puso un nombre de resonancias clásicas: Ajax. El propio inventor definía el retrete así: el inodoro es un artilugio con un orificio que no necesita pozo ciego. Ya que una corriente de agua controlada mediante una válvula y un sistema de palancas, pesos y manivela abren y cierran la cisterna, sobre el cual ha sido colocado una a modo de asiento en forma de vaso de noche u orinal grande.
Pero, lamentablemente, durante más de un siglo pasó desapercibido; a nadie interesaba ocuparse de ciertas cosas. Jonatan Swift, autor de los Viajes de Gulliver escribió un escrito satírico que tituló Directions to Servants (1731), en el que dirigiéndose a las criadas de servicio encargadas de vaciar los vasos de noche u orinales, recomienda:
«Trasladar el utensilio ostentosamente por la gran escalinata en presencia de los otros sirvientes, y si alguien llama, abrir la puerta de la casa sosteniendo la vasija llena en la mano. Si hay algo que pueda conseguirlo, esto hará que vuestra señora se tome el trabajo de hacer sus necesidades en el sitio adecuado, es decir, en el retrete».
Quería decir que ya existía un lugar apropiado para ciertas urgencias fisiológicas, pero que por inercia o fuerza de la costumbre esas operaciones se llevaban a cabo donde el diablo les daba a entender. Por lo general, la nobleza era reacia a innovaciones sanitarias de aquella índole, mientras que la burguesía las recibió con gustó.
Todos sabemos que en los inmensos recintos palaciegos de Versalles no había servicios. Entonces, ¿cuándo empezó a difundirse el inodoro?
Evolución del inodoro o retrete
En 1775 el inglés Alexander Cummings patentó un W.C. de cisterna, aunque con malos resultados: goteaba. Tres años después retomó la idea Samuel Prosse, introduciendo una solución definitiva: la válvula esférica. De esa época es el famoso retrete de Bramah.
En 1884 el hojalatero inglés Thomas Crapper utilizó por primera vez el término water closet= armario del agua, que simplificó con las iniciales W.C. El nuevo modelo incluía por vez primera un sistema que retenía el agua y evitaba los malos olores. A la vez que incorporaba el invento del sifón.
Era una taza de váter muy similar a la actual. De hecho, en 1890 la taza del váter ya había triunfado en Europa, donde alcanzó fama un modelo publicado en el catálogo de ventas de los grandes almacenes frecuentados por las personas de alto nivel económico. El modelo Crisantemos, llamado así porque la taza de cerámica estaba decorada con motivos alusivos a la planta de ese nombre. Era una taza con reborde y tapa de madera pulimentada.
Aunque el alcantarillado construido en Londres por Joseph Bazalgette empezó a funcionar en 1860. Ya en 1848 el parlamento había aprobado un Acta de Salud que obligaba a instalar en las casas que se construyesen a partir de aquella fecha un inodoro.
Por lo conveniente de aquel servicio, y desde entonces se le llamó Service al wáter en los círculos de cierto refinamiento, mientras que en el campo se le seguía llamando water closet o armario del agua, por la cisterna. Aunque, como anécdota o curiosidad, debes saber que los campesinos del mundo anglosajón seguían llamando al retrete con un monosílabo, john, en recuerdo de John Harington, el noble inglés que lo inventó.
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Fuentes y bibliografía
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– WULFFSON, D. (1981). Extraordinary Stories Behind the Inventions od Ordinary Things (en inglés). Nueva York. Lothrop Lee & Shepard.
– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: MARZO DE 2020