La historia del cucurucho o cono de helado es más antigua de lo que puedas imaginar. En los meses de más calor, no hay nada que apetezca más para apaciguar el hambre y la sed. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos cuál es el origen del cucurucho, así como quién lo inventó y como ha sido su evolución y expansión a lo largo del tiempo.
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Origen y antecesores del cucurucho
Para conocer los orígenes del cucurucho, primero debemos conocer a su indivisible pareja, el helado. Por si no lo sabías, los chinos inventaron el helado hace más de 4.000 años. Originalmente se reducía a una leche pastosa y casi congelada y era postre propio de personas. Se servía en recipientes parecidos a una copa de barro.
Hacia los siglos XII y XIII se consiguió un helado que contenía pulpa de fruta, y tan sólido que podía prescindirse de recipiente si se consumía en el momento. De hecho, con ese fin lo pregonaba una flotilla de carritos de helados que recorrían las calles de Pekín según cuenta Marco Polo en su Libro de las maravillas del mundo.
A propósito de Marco Polo: ¿a quién se le ocurrió una idea tan genial? El polo era genial porque no requería recipiente; no se manchaba uno las manos y al mismo tiempo se podía meter en la boca y refrescarla. Hubo intentos para su fabricación, pero no se generalizaron demasiado.
Llegado el año 1920 un heladero del estado de Ohio, en la ciudad norteamericana de Youngstown, que había visto de niño a los vendedores ambulantes de helados con sus carritos, casi todos italianos, tuvo la idea de añadir un palito a un helado de vainilla recubierto de una carcasa dura de chocolate, y de aquella luminosa manera inventó el polo. Su éxito estribaba en que no requería recipiente.
Otro helado muy popular, que no necesitaba recipiente fue la copa de helado con chocolate o nata que se vendía con recipiente incluido: uno de los helados más populares en Estados Unidos desde el último cuarto del siglo XIX, llamado allí Ice Cream Sundae, porque solía consumirse en domingo.
Este helado dominguero tenía su razón de ser: no contenía alcohol, a diferencia de otros, como los helados de soda que hacían furor en América por entonces, y como en muchos lugares de aquel país no se podía consumir alcohol el día del Señor.
De este curioso modo, el Ice Cream Sundaese se convirtió en el helado de los días de fiesta: así nació esta modalidad de helado en el estado de Virginia, en la ciudad de Norfolk. Pero hasta ahora no hemos dicho nada sobre el cono o cucurucho que es hoy soporte ideal del helado. Las tazas, las copas, los platos, aunque siguen utilizándose no se emplean para el helado callejero, o el polo.
El cucurucho, que es una idea genial porque se basa en un recipiente comestible, daba autonomía tanto al helado como a quien se lo comía, que podía pasear, hablar, salir a la calle con su helado en la mano. Veamos cómo surgió el cucurucho de helado:
Quién invento el cucurucho
El inventor del cucurucho de helado es Ernest Hamwi y Arnold Fornachou Esta creación data del año 1904 en la ciudad de Sant Louis, estado de Missouri, en los Estados Unidos. Pero como muchos otros inventos, se produjo casi por casualidad.
Como hemos comentado anteriormente, este notable avance en el mundo de la heladería se produjo en 1904 en la ciudad norteamericana de Saint Louis, estado de Missouri. Aquel año se celebraba allí la Exposición Universal con motivo del primer centenario de la compra por Estados Unidos del territorio de Louisiana, por lo que hubo todo tipo de atracciones en aquella gigantesca feria.
Allí se mostró al público por primera vez la cocina eléctrica. Allí se hizo famosa la orquesta de John Philip Sousa y se popularizaron muchos platos. Por casualidad, el stand de un fabricante de galletas muy finas y maleables y la caseta de un heladero ocuparon espacios contiguos. El panadero sirio Ernest Hamwi y el heladero de origen francés Arnold Fornachou.
Los helados del joven Fornachou eran deliciosos, por lo que su caseta estaba muy solicitada. En un momento dado se quedó sin platitos ni tazas donde servir su mercancía y tuvo una genial ocurrencia.
Viendo que las galletas o barquillos de su vecino sirio, llamadas zalabia, no se vendían, tomó unas cuantas y comenzó a enrollarlas dándoles forma de cucurucho: introdujo en el interior una porción de helado y observó que se mantenía dentro sin problemas, por lo que empezó a vender los cucuruchos de helado. Y si antes vendía mucho, ahora agotaba las existencias en las primeras horas de feria: la suyas y las del sirio, que estaba encantado de colaborar con su vecino de stand. Y así es cómo se creó el cucurucho de helado.
Evolución y expansión del cucurucho
Un invento tan práctico tendría rápida difusión en un país, América, que rinde culto a lo práctico. La mayoría de los inventos de utilidad diaria de que gozamos son americanos. No sorprende que el cucurucho triunfara. La prensa se encargó de ello sin que Fornachou tuviera que gastarse un centavo en publicidad.
La Exposición Universal de Saint Louis le sirvió como caja de resonancia. Se extendió el cucurucho por todo el estado, y luego por el resto del país. Cuando llegó a Nueva Orleans los helados ya no conocían otro soporte que no fuera el comestible cucurucho abarquillado.
Para facilitar su comercialización y su producción masiva un fabricante de la ciudad de Portland, en Oregón, llamado Frederick Bruckman inventó en 1912 una máquina para enrollar mecánicamente los cucuruchos. De modo que hacia los felices años veinte el cono era la forma natural del helado en medio mundo.
Etimología de la palabra cucurucho
En cuanto al término, es voz latina: de cuculla= capuchón, llamado en la Edad Media cogulla o cugulla, que en alguna época convivió con el capullo a través del diminutivo /ullus/: cucullunculus= papel arrollado en forma de cono que antaño servía para poner dulces, higos secos, fruto de sartén o cualquier otra golosina; también para guardar dinero.
Otros inventos relacionados con los alimentos
Origen del chocolate Origen de la mona de pascua Origen del donut Origen del turrón Origen de la sacarina
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Fuentes y bibliografía
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– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: FEBRERO DE 2020