La historia de la cruz, no solo pertenece al mundo cristiano. A lo largo del tiempo, se ha utilizado de diferentes formas y ha tenido distintos usos. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos el origen de la cruz, cómo se empleaba, sus diferentes simbologías y mucho más.
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Origen de la cruz
La cruz aparece siglos antes de la era cristiana en Egipto entre los jeroglíficos alusivos a la vida, y estuvo considerada como un poderoso amuleto. También aparece como adorno en prendas orientales y griegas sin significado explícito. En cuanto a la crucifixión, como instrumento de ejecución, en latín clásico se llamó gabalus y patibulum. No era suplicio propio del mundo judío, que recurría a la horca o al degüello. Como suplicio se impuso en el siglo I a.C.
Con anterioridad recurrieron a este tormento varios pueblos antiguos. Diodoro de Sicilia cuenta que Nino, primer rey asirio, cuando entró en Media y derrotó a su rey Farno lo hizo crucificar junto con sus siete hijos. Por entonces la cruz era conocida de los persas, griegos, cartagineses, egipcios e indios.
En Roma durante la República se crucificaron a los esclavos, desertores y piratas. Estaban libres de este suplicio los ciudadanos romanos, por eso San Pedro y San Andrés fueron crucificados, mientras que San Pablo, murió degollado.
El filósofo hispano latino Séneca, coetáneo de Cristo, llamaba cruxa un madero afilado hincado en tierra en el que se empalaba al reo, que moría tras penetrarle la punta del palo por el recto; también se solía suspender de él cabeza abajo o atarlo para que las alimañas dieran cuenta del condenado.
Formas de la cruz en la historia
La cruz no tenía forma única. El emperador Tiberio, en tiempos de Cristo hizo morir a algunos sacerdotes de Saturno que habían crucificado a varios niños en cruces de madera sin desbastar. Pero lo normal era que la cruz tuviera forma de aspas: la crux decusata o cruz de san Andrés; forma de “T” o crux patibulata; o forma tradicional o crux immissa, la del Calvario.
También variaba el tamaño de la cruz: cuando se quería afrentar al reo la cruz era alta: la de Jesús aparece más alta que la de los ladrones Dimas y Gestas no para honrar a Jesús, sino para todo lo contrario. Y en cuanto a la manera de sujetar a la cruz, el cuerpo del reo era corriente amarrarlo con cuerdas, pero no era raro que se clavara al condenado e incluso que se le colgara de brazos o pies.
No se sabe con seguridad cómo era la cruz de Cristo; la tradición iconográfica ha consagrado la crux immissa, pero también la cruz en forma de tau tuvo entrada en la simbología cristiana antigua, sobre todo porque entre los egipcios esta cruz evocaba la vida espiritual y la vida eterna que se deriva de la muerte de Jesús.
En tumbas cristianas del siglo III, se ve este tipo de cruz, y a sus lados las letras alfa y omega, principio y fin. San Antonio el egipcio, que vivió antes de la conversión de Constantino, llevaba en su penula o capa la cruz tau. Se llegó de forma casual a la elección de la cruz actual o crux immissa que conocemos, y de la que sólo hay tradición oral y opinión patrística.
Significado de la cruz e iconografía
En lo que a la iconografía de la cruz cristiana se refiere, el documento más antiguo data del siglo III, y está inscrita en un entorno blasfemo: en vez del rostro de Cristo hay una cabeza de asno, y junto a ella un personaje que hace muecas y una leyenda en griego que dice: “Alejandro adora a su dios”.
Esta cruz muestra a un reo que apoya los pies en un travesaño; no se distingue si está clavado al madero o atado, y el reo viste túnica corta, contradiciendo la costumbre de la época que era despojarlo de toda vestidura.
La cruz era para los romanos suplicio afrentoso, por eso la reservaron para esclavos, salteadores de caminos, asesinos y sediciosos: Jesús fue reo de sedición, por eso fue crucificado. La fórmula del juicio ordinario era decir al reo una vez juzgado: Ibis in crucem= irás a la cruz. Eso debió decir Poncio Pilatos a Jesús cuando vio que ya no era posible salvarlo.
El reo era acompañado de cuatro soldados y un centurión llamado exactor mortis. La ejecución comenzaba con una flagelación en el Pretorio con varas de olmo o látigo de cuero cuyos extremos tenían nudos o esferillas de plomo.
El reo tenía que llevar la cruz hasta el patíbulo, que en las grandes ciudades estaba siempre fuera de las murallas; nadie podía ayudarle, por eso resulta especialmente piadosa la iniciativa de Simón Cirineo, uno de los muchos judíos que habían acudido a Jerusalén para la Pascua judía, y a quien la leyenda piadosa hace huevero de ocupación; lo mismo que algunos han escrito en el pasado que Poncio Pilatos estudió Derecho en Lérida, o que Judas había nacido en la villa barcelonesa de Esparraguera.
Historia de la cruz de cristo
Los testimonios históricos sobre la muerte de Jesús en la cruz son numerosos. Tres historiadores romanos se hicieron eco del hecho, dieron fe de la existencia de Cristo a finales del siglo I y principios del siglo II:
- Plinio el Joven en una carta a Trajano, pide al emperador, entre otras cosas, consejo sobre cómo tratar a los cristianos.
- Tácito, cuando describe las persecuciones ordenadas por Nerón (Annales, XV, 44).
- Suetonio, que dice que los seguidores de Cresto (sic) causan desórdenes y tumultos en Roma y otros lugares: se sabe que en Roma ya había comunidad de cristianos el año 52.
Por lo demás, la figura histórica de Cristo se inscribe en un marco reconocible. Nació en tiempos de Herodes entre el 745 y el 749 de la fundación de Roma; se hizo aquel año un censo ordenado por Augusto y llevado a cabo por Quirino.
Cuando tenía treinta años comenzó Jesús su vida pública. Era entonces emperador Tiberio, ejercía como tetrarca de Galilea. Herodes Antipas, era gobernador romano Poncio Pilatos y sumos sacerdotes, Caifás y su suegro Anás. Como fecha probable de su muerte se da la Pascua del año 29, 30 o 33. Sería crucificado en el 783 ab urbe condita. La edad de Jesús oscilaba entre los treinta y seis y treinta y siete años.
Aparte de los historiadores latinos de los siglos I y II, Plinio el Joven, Suetonio o Tácito, también Flavio Josefo, historiado judío nacido en Jerusalén el año 37 y muerto en Roma el año 100, escribe en el libro XVIII capítulo III, de sus Antigüedades judaicas(93) en griego:
Hubo en ese tiempo un hombre sabio llamado Jesús, si es que puede permitírseme llamarle hombre, ya que fue un hacedor de maravillas, un maestro de aquellos que reciben la verdad con placer.
Él atrajo a su alrededor un gran número de judíos y de gentiles. Era el Cristo, y cuando Pilatos ante la sugerencia de los hombres principales de entre nosotros lo condenó a la cruz, aquellos que le amaban al principio no le abandonaron, pues se les apareció vivo después de tres días pasados de su muerte, como los profetas habían predicho que haría… y la tribu de los cristianos, así llamados por su nombre, no se ha extinguido hasta nuestros días.
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Fuentes y bibliografía
– BAILEY, J. (1984). Small Inventions that make a big Difference (en inglés). Washington. National Geographic Society.
– BLANCO, C. (2007). Mentes maravillosas que cambiaron la historia. Madrid. Ediciones Dauro.
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– ROLDÁN, G. (1970). Descubrimientos, inventos y adelantos científicos del siglo I al XVIII. Madrid. Sociedad Española de Historia de la Farmacia.
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– WULFFSON, D. (1981). Extraordinary Stories Behind the Inventions od Ordinary Things (en inglés). Nueva York. Lothrop Lee & Shepard.
– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: ABRIL DE 2020