Se les conoce como jeans, vaqueros o tejanos en diferentes partes del mundo. La historia de los jeans, es la de una prenda de vestir nacida para los trabajadores y que en la actualidad siempre está de moda. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos cuál es su origen, también quién inventó los jeans y cómo ha sido su evolución en el tiempo hasta nuestros días.
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Origen de los pantalones vaqueros (jeans)
El origen de los jeans o pantalones vaqueros es la historia de un tejido. Se sabe que en el siglo XVI, con este tejido de algodón cruzado muy similar a la sarga, se confeccionaban las prendas para marinero en la ciudad de Génova.
Aquel tejido hizo fortuna, y aunque los pantalones de entonces no eran todavía los vaqueros, sin embargo ya estaban pensados para una cosa: durar lo suficiente como para terminar una travesía; no había prenda de quita y pon, sino única.
Génova era la sede industrial de este tejido tosco y fuerte que se utilizaba en la confección de ropa destinada a trabajadores del mar y del campo. El origen de la palabra jeans proviene del nombre francés de “Génova”. Vendría luego el nombre de jeans, por el que también se conocería andando el tiempo a los famosos pantalones vaqueros.
Quién inventó los pantalones vaqueros (jeans)
El inventor de los jeans es Oscar Levi Strauss (1829-1902). Este empresario nacido en Alemania, emigró a estados unidos en el año 1847, en concreto, a la ciudad de Nueva York y en 1853, se muda a San Francisco.
Allí abrió una mercería, que en poco tiempo se convirtió en la empresa Levis Strauss & Co., la primera compañía en fabricar pantalones vaqueros. Levi Strauss falleció a los 73 años y sus sobrinos se encargaron de seguir con el negocio de la fabricación de jeans hasta la actualidad, bajo la famosa marca Levi’s.
Historia de los jeans Levi Strauss
No se puede hablar de la historia de los vaqueros sin hacerlo de un curioso personaje: Oscar Levi Strauss, un sastre judío que con tan solo 17 años llegó a la ciudad californiana de San Francisco en plena fiebre del oro, hacia 1850.
El negocio inicial de este muchacho, era la venta de tela de lona para tiendas de campaña y toldos de carretas. Levi Strauss, suministraba tejido de lona al ejército y en cierta ocasión este importante cliente suyo rechazó un pedido alegando su ínfima calidad. Levi Strauss se encontró de la noche a la mañana, con una enorme cantidad de material de difícil salida. Strauss observó que los vaqueros y buscadores de oro consumían gran cantidad de pantalones.
Indagó la causa y vio que todo se debía a la escasa resistencia que el tejido tradicional ofrecía, para la dura tarea de sus usuarios. Ni corto ni perezoso, Levi Strauss diseñó y confeccionó pantalones resistentes, con una partida de tela de lona sobrante.
Los primeros jeans o pantalones vaqueros de la historia eran unos pantalones ásperos, tan rígidos que se quedaban de pie en el suelo. Pero tenían una virtud, eran muy resistentes y contaban con muchos bolsillos, asunto nada baladí, ya que la gente a quien iban destinados necesitaba llevar consigo infinidad de pequeños útiles y muestras de mineral.
Los mineros comenzaron a adquirirlos, y pronto Levi Strauss empezó a no dar abasto, hiciera la cantidad que hiciera, se los quitaban de las manos. En vista de su inesperado éxito sustituyó en 1860, la lona por una tela algo más fina: la sarga de Nimes, que el inteligente sastre tiñó de azul índigo.
Había nacido el color típico de la prenda vaquera. A la gente le atraía aquel azulón añil que desteñía y dejaba calveros blancos o rodales, en una caprichosa distribución no buscada, sino surgida al azar. Para conseguir aquel efecto, Levi Strauss no recurría a ningún secreto, sino que se limitaba a dejarlos sumergidos en un abrevadero. El ganado se encargaba de remover una y otra vez el montón de prendas, y cuando ya habían pasado un par de días los tendía al sol para que encogieran.
Evolución de los pantalones vaqueros (jeans)
Los vaqueros o jeans no sufrieron demasiada evolución en aquella época. Pero a partir del año 1850, se comenzaron a confeccionar los primeros vaqueros duros y resistentes, perfectos para cumplir con el fin concebido, pero con un defecto: su excesivo peso, debido a lo cual se abrían las costuras de los bolsillos. Era un problema, pero no tardó en ser resuelto. Strauss aprovechó la idea de un colega y correligionario suyo, Jacob Davis, el inventor del remache de cobre.
Levi Strauss incorporó aquello en la base de la bragueta y en las costuras de cada bolsillo, para evitar que se abrieran las de la entrepierna, las más trabajadas por mineros y vaqueros. Sin embargo, la solución de este problema creó otro más gordo. Como los mineros no utilizaban ropa interior, al ponerse en cuclillas frente al fuego el calor calentaba los remaches, y con ello la región del cuerpo que cubrían alcanzaba altas temperaturas, llegando a quemar tan sensible parte del cuerpo.
Naturalmente hubo que abandonar el remache en aquella zona, y desplazarlo a otras menos peligrosas. De hecho, los remaches se conservaron hasta 1935. Aquel año comenzó a utilizarse el vaquero de forma masiva por la población infantil, y de nuevo los remaches fueron una fuente de problemas: su roce con bancos y pupitres estropeaban el mobiliario escolar.
En 1938, se suprimió el remache del bolsillo trasero, culpable de los desperfectos. Y aquel mismo año, el jean se convirtió en prenda de moda. La revista Vogue publicó un anuncio en el que dos mujeres de la alta sociedad vestían ceñidos vaqueros. Era la llamada moda chic del Oeste Salvaje, que todavía se comercializa.
Con el perfeccionamiento en 1912, de la cremallera, y sobre todo con los avances que suponían el zipper americano, el vaquero cobró nuevo impulso. Los jeans podían ahora ser cada vez más ajustados. Lo que al principio estaba pensado como prenda obrera, se convirtió poco a poco en objeto de moda apetecido por los modistas. Desde entonces el vaquero se ha visto sometido a todo tipo de usos y modificaciones, como el asignado a esta prenda por Kalvin Klein.
Los diseñadores lograron introducirlo en los círculos elitistas: los jeans pasearon por la pasarela, y sus precios se dispararon. Toda clase de experimentos se hicieron con ellos. La avispada americana Patty Ludwin, vendía en la década de los ochenta, a un alto precio sus modelos Calamity Jeans, numerados. La novedad consistía en que la dama en cuestión se dedicaba a disparar balas del calibre 22 sobre las perneras del pantalón. Así, dibujaba cualquier motivo. No sorprende que se dispararan los precios.
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Fuentes y bibliografía
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– AUTOR: CURIOSFERA-HISTORIA.COM
– FECHA DE PUBLICACIÓN: FEBRERO DE 2020