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Historia de la escafandra autónoma

La invención de la escafandra autónoma supuso toda una revolución en la exploración del fondo marino. Con este sistema, el submarinista podía pasar mucho tiempo bajo el agua, respirando con normalidad. Lo más importante es que tenía completa libertad de movimiento. En CurioSfera-Historia.com, te explicamos quién inventó la escafandra autónoma y su historia.

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Origen y predecesores de la escafandra autónoma

Del mismo modo que los humanos soñamos con volar, el mar también ha representado un nuevo mundo por descubrir, al que sólo podíamos hacer miradas ocasionales. El problema es simplemente que no podemos respirar dentro del agua, por lo que las incursiones que hacíamos al principio se limitaban a los pocos minutos que podíamos estar sin respirar.

El tiempo justo para mirar un poco y quedar enamorados de todo lo que se podía intuir a unos pocos metros de la superficie bajo el agua. La solución fue proveer de oxígeno a los aventureros que se adentraban en el fondo del mar.

Con la invención de la escafandra hermética, un buzo podía estar unas cuantas horas caminando bajo el mar gracias al aire que le suministraban desde la superficie. Aquello fue un comienzo, pero los inconvenientes aún eran muy grandes. Había un equipo de apoyo relativamente importante en la superficie, el hombre no podía nadar con su equipamiento y se limitaba a caminar por la superficie del fondo marino, el equipo era extremadamente pesado.

Quién inventó la escafandra autónoma

La escafandra autónoma fue inventada en el año 1943 por los franceses Jacques Cousteau y Émile Gagnan. Las puertas del fondo del mar se abrieron para los humanos. Estos dos apasionados del mar crearon un sistema que permitía respirar autónomamente bajo el agua.

cuándo se inventó la escafandra autónoma

Colgadas a la espalda como una mochila, era necesario llevar unas bombonas o botellas metálicas con aire a presión en el interior, pero ya no se estaba ligado a nada de la superficie. El submarinista podía moverse y nadar libremente.

La clave era el sistema que hacía que el aire a presión, a doscientas atmósferas, llegara a la boca del submarinista con una presión que le permitiera respirar. Esto no era sencillo, ya que, a medida que cambia la profundidad donde nos encontramos, la presión que nos rodea es diferente.

Y para poder respirar era necesario que el aire llegara a la boca exactamente a la presión ambiente. Una presión que, a diez metros de profundidad, es de dos atmósferas, y en cincuenta metros es de seis atmósferas. La respuesta la había encontrado Émile Gagnan con otro invento, un regulador para los motores de los automóviles de gasógeno.

A partir de ese regulador y haciendo unas cuantas modificaciones, consiguieron un regulador aplicable a las botellas de aire comprimido que ofrecía a los submarinistas un flujo regular de aire sin ningún problema y de forma autónoma. Con este invento, el aire perdía presión en dos etapas, de modo que los pulmones tenían exactamente lo que necesitaban para poder respirar con comodidad y sin peligro.

Primeros modelos de escafandra autónoma

Aquellos antiguos sistemas tenían dos tubos, uno de entrada hasta la boca y uno de salida, y el regulador estaba detrás, justo encima de las botellas. Los de ahora son más compactos y sólo tienen un tubo que lleva el aire a media presión hasta la boca, y allí un segundo mecanismo lo deja en condiciones óptimas para ser inhalado.

El problema son las burbujas, que salen justo por delante de las narices del submarinista. Antes las burbujas salían por la espalda y no molestaban la visión. Pero, con burbujas o sin ellas, aquel invento de Jacques Cousteau permitió que nos adentráramos bajo la superficie del mar y experimentásemos algunas de las sensaciones más fantásticas que se pueden imaginar.

De paso, la patente de la escafandra autónoma le permitió ganar un puñado de dinero con los que se pudo dedicar a explorar y divulgar las maravillas de los fondos marinos. Además, propició a que el submarinismo se convirtiera en una actividad o deporte practicado por miles de personas en todo el mundo.

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